En la República Centroafricana, donde la religión siempre se ha utilizado como herramienta para dividir y manipular a la población, varios líderes religiosos se han unido para promover la tolerancia y el perdón como fundamento para la reconstrucción de una convivencia pacífica.
La amistad y el acompañamiento compasivo para con los más vulnerables es un tipo de servicio humanitario importante que prioriza el acompañamiento personal.
Los líderes religiosos, las organizaciones confesionales y las comunidades religiosas locales desempeñan un importante papel en la protección de las personas afectadas por conflictos, desastres y desplazamiento. Sin embargo, los actores humanitarios sólo recientemente han comenzado a apreciar plenamente la profundidad, el alcance y la variedad de las actividades de protección realizadas por actores religiosos y las complejas interrelaciones entre la religión y la protección.
La vida espiritual es una prioridad para muchas comunidades afectadas por conflictos, tal vez de forma especial en situaciones de desplazamiento. Los organismos de ayuda rara vez la priorizan a pesar de que pueda resultar primordial para crear y mantener sólidas y productivas relaciones entre las comunidades.
Las comunidades religiosas locales pueden ofrecer asistencia humanitaria a los solicitantes de asilo de formas en que las organizaciones basadas en la fe, limitadas por sus criterios de idoneidad, no pueden.
Las organizaciones confesionales extraen de sus tradiciones religiosas tanto sus fuertes motivaciones como el acceso a un largo historial de reflexión acerca de los intereses sociales y de cuestiones políticas. Esto puede situarles en un lugar ideal para llenar los vacíos de la implementación de los derechos humanos.
La capacidad de la Agencia Católica para el Desarrollo de Ultramar (CAFOD, por sus siglas en inglés) de asociarse con otras organizaciones confesionales y comunidades religiosas les supone importantes ventajas en su trabajo con personas desplazadas y con otras comunidades afectadas por el conflicto. Sin embargo, el humanitarismo actual no siempre está cómodo con algunas de las prácticas y enfoques de las principales religiones.
Hay una buena razón para que las organizaciones confesionales y las comunidades religiosas locales se unan a la hora de dar respuesta humanitaria, pero esto supone ciertos conflictos acerca de la interpretación de los principios humanitarios en lo que algunos consideran una época postseglar.
El énfasis de la enseñanza social católica sobre la dignidad del ser humano es una lente que emplean las instituciones católicas para evaluar de qué manera nosotros, como sociedad global, promovemos o amenazamos la dignidad del ser humano, en especial la de las personas más vulnerables y, entre ellas, las que se están desplazando.
Las experiencias de una ONG laica en el sur del Líbano demuestran que las organizaciones aconfesionales pueden desarrollar relaciones productivas con actores religiosos sin comprometer su identidad laica.
Una organización que parte de la fe va a escuchar y a entender al solicitante de refugio cuando huye de leyes injustas, de tradiciones, culturas o ideologías.
Trabajar con los líderes religiosos es esencial cuando se proporciona ayuda a las comunidades autóctonas, así como comprender su vida religiosa y cómo las creencias influyen en su toma de decisiones
Un nuevo movimiento de activistas cristianos en Australia está utilizando la acción directa radical para desafiar la política de su país sobre la detención obligatoria de niños solicitantes de asilo.
El trabajo de Cáritas Luxemburgo con los refugiados, desplazados internos y migrantes en Colombia, Líbano y Luxemburgo ofrece algunos ejemplos de cómo una organización confesional se puede ver favorecida o desfavorecida por su carácter religioso y de cómo debe adherirse a los estándares humanitarios.
Aunque es flexible a la hora de asociarse con las agencias mejor posicionadas para asistir a poblaciones afectadas, Luxemburgo exige a sus asociados la adherencia a los principios humanitarios.
Cuando las organizaciones laicas están respondiendo a las necesidades de las personas desplazadas, es posible que las prácticas y las necesidades religiosas de las comunidades no estén en lo alto de la lista de cosas a tomar en consideración. De hecho las organizaciones laicas pueden tener dificultades para reconocer la importancia de la religión en la vida y en la muerte.
Hace siete años se formalizó en Sri Lanka una alianza estratégica entre el Comité Metodista Unido de Auxilio y la organización Muslim Aid en un acuerdo de asociación mundial. La alianza ofrecía un modelo para la provisión de asistencia humanitaria basada en la comunidad, culturalmente apropiada y sostenible. Entonces, ¿por qué no consiguieron sus objetivos?
El asilo eclesiástico o “santuario” consiste en apoyar, aconsejar y ofrecer refugio a los refugiados que viven bajo la amenaza de ser deportados a un lugar donde se exponen a vivir en condiciones inhumanas, a la tortura o incluso a la muerte. Su práctica puede estar a medio camino entre la benevolencia y la política.
A pesar del sentimiento hostil hacia los refugiados que se ha evidenciado en las recientes reformas legislativas de Canadá y la actitud cada vez más dura del Gobierno con aquellos que viven en santuario, el espíritu de resistencia y compromiso comunitario en Canadá sigue más que vivo.
La experiencia de la Federación Luterana Mundial es que una cooperación más cercana entre las organizaciones confesionales de diferentes religiones es posible y beneficiosa.
Un estudio de caso de Ghana evalúa la importancia de una respuesta religiosa a los desplazamientos en África occidental, mientras que un ejemplo de Kenia pone de relieve los problemas que pueden surgir en la colaboración entre organizaciones seculares y religiosas.
La interacción religiosa ha desempeñado un papel clave garantizando que la cohesión social y la mediación entre religiones se mantienen en la agenda internacional en cuanto a la respuesta en la República Centroafricana, en donde la confesión de las personas forma parte integral de su identidad pero también donde se ha manipulado de forma terrible.
Tanto las organizaciones confesionales como las laicas deben ser conscientes de hasta qué punto la religión puede ofrecer sanación y apoyo pero también puede perjudicar a los refugiados y solicitantes de asilo.
La Iglesia Protestante oficial de Marruecos se encuentra en el dilema entre ser una organización religiosa y ser - en su trabajo con los refugiados y los migrantes - algo más parecido a una organización no gubernamental.
La respuesta de las organizaciones confesionales ante el desplazamiento en el norte de Myanmar ha sido notable; pero siempre será complicado mantener una relación abierta y colaborativa con la comunidad internacional.
Las organizaciones confesionales locales desempeñan un papel central a la hora de satisfacer las necesidades básicas de la creciente población de refugiados urbanos en Bangkok. Esto supone retos para todos los implicados.
Quienes trabajan con solicitantes de asilo y refugiados en Turquía se han dado cuenta de que un creciente número de solicitantes de asilo chiitas iraníes se convierten al cristianismo durante su paso migratorio por Turquía. Dado que la apostasía es castigada en Irán con la muerte, los argumentos de las solicitudes de asilo y las peticiones de reasentamiento pueden basarse en esta conversión o verse reforzados por ella.
Las organizaciones confesionales deben asegurarse de que cuando dan asistencia humanitaria básica no explotan la vulnerabilidad de las personas mediante prácticas proselitistas, ya sea de manera abierta o encubierta.
El acto de ayudar es un acto de confianza y respeto por la humanidad del otro y no es patrimonio exclusivo de ninguna religión.
La comunidad religiosa en el estado de Mizoram en la India ha desempeñado un papel fundamental proporcionando servicios sociales, cambiando las actitudes y percepciones del público respecto a los refugiados y facilitando el acceso y la asistencia, llegando a los más vulnerables allí donde no existe presencia internacional.
Una ONG budista de Sri Lanka nos ofrece un ejemplo de cómo las sociedades civiles endógenas confesionales pueden ayudar a movilizar a los desplazados internos a la hora de crear y definir estrategias para su propia protección.
Una organización ecuménica brinda asistencia sociopastoral a los solicitantes de asilo mientras empiezan las cruciales primeras etapas del procedimiento de asilo.
Muchas Iglesias disponen de los medios físicos y sociales necesarios para asistir a los refugiados de la comunidad tanto a nivel individual como reuniéndolos.
Debido a que Soka Gakkai es una organización confesional local, reunía varios aspectos que le permitieron contribuir eficazmente a los esfuerzos de socorro tras el terremoto y el tsunami ocurridos en Japón en marzo de 2011, respondiendo a las necesidades físicas y psicológicas.
Desde su creación en 1950, ACNUR ha colaborado con organizaciones confesionales y líderes de comunidades religiosas para llevar a cabo su labor. Últimamente, ACNUR ha estado analizando más detenidamente el papel de la religión en las respuestas humanitarias.
El uso de etiquetas confesionales exige ser aún más claro para no perder coherencia ni dar lugar a implicaciones políticas adversas de forma que se deje fuera a actores motivados por la religión en la tan necesitada asistencia a las comunidades desplazadas, en especial, a las que se encuentran ahora en Siria.
Se sigue retrasando el decidir jurídicamente si los refugiados en Uganda podrán convertirse en ciudadanos.
Cuarenta años después de que la Convención de la OUA sobre los Refugiados entrara en vigor, el lamentable estado en el que se encuentran actualmente los refugiados en África plantea la cuestión de si la Convención ha estado a la altura de las expectativas.
Muchos migrantes centroamericanos huyen de sus países producto de la violencia y las amenazas por parte de las pandillas. Una gran cantidad de ellos encuentran en la ruta migratoria de México el mismo tipo de violencia del que están huyendo.
Uno de los principales desafíos a los que se enfrentan los refugiados cuando intentan integrarse en su país de acogida es encontrar un trabajo digno. Suecia reconoce este problema y está invirtiendo para que la inclusión en el mercado laboral se convierta en el motor de la integración de los refugiados.
En la década de 1990 casi 250.000 personas, la mayoría de la comunidad pandit de Cachemira, fueron desplazadas por la violencia en el estado de Jammu y Cachemira en la India. Más de 20 años después, la cuestión para ellas es si las respuestas a su desplazamiento hasta ahora pueden formar la base para las soluciones a largo plazo para su desplazamiento prolongado.
Durante las audiencias de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de noviembre de 2013 sobre la situación de los derechos humanos en México llamó especialmente mi atención el tema de los desplazados internos, tanto por su grave nivel actual como por su potencial impacto en un futuro no muy lejano.
Los grupos de la sociedad civil han acogido una reciente victoria ante la Corte Suprema de Kenia como un recordatorio del importante papel que el litigio estratégico puede desempeñar en la aplicación y promoción de los derechos de los refugiados.