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El reasentamiento de refugiados húngaros en 1956

Durante la represión del levantamiento que tuvo lugar en Hungría en octubre de 1956, unos 180 000 húngaros huyeron a Austria y otros 20 000 a Yugoslavia. La respuesta a las personas que huyeron se considera una de las manifestaciones de solidaridad internacional más exitosas para encontrar soluciones a la migración forzada: casi 180 000 húngaros fueron reasentados en 37 países en un período de 3 años.

Hungría había erigido un muro denominado Telón de Acero a lo largo de la frontera con Austria a finales de 1949: un sistema mortal de alambradas, torres de vigilancia y minas terrestres destinadas, al inicio de la Guerra Fría, a evitar que los ciudadanos húngaros huyeran hacia el oeste. Entre mayo y octubre de 1956, Hungría desmanteló en gran parte la frontera física y el campo minado. El levantamiento húngaro y la huida de los húngaros a Austria comenzaron en los siguientes días.

Austria demostró cierta apertura y voluntad para recibir a los refugiados, y se tuvo en cuenta su condición prima facie en el marco de la Convención de 1951. Preocupado por la capacidad de su gobierno para manejar la gran cantidad de personas que llegaban de forma tan repentina a Austria, el ministro del Interior Oskar Helmer rápidamente apeló a las Naciones Unidas y ciertos países para pedir asistencia.

El 5 de noviembre, Helmer envió un telegrama a la nueva Agencia de refugiados de la ONU, ACNUR, y al Comité Intergubernamental de Migración Europea (ahora denominada Organización Internacional para las Migraciones) para solicitar de forma específica apoyo financiero para Austria y expresar su esperanza de que la mayoría de los refugiados pronto pudiera reubicarse en terceros países:

"SE SOLICITA CON URGENCIA ADMISIÓN TEMPORAL Y TEMPRANA ADICIONAL DE LA MAYOR CANTIDAD POSIBLE DE ESTOS REFUGIADOS POR ESTADOS EUROPEOS STOP[1] EL GOBIERNO FEDERAL APELA A LOS SENTIMIENTOS DE SOLIDARIDAD PARA AYUDAR A LOS REFUGIADOS QUE TANTAS VECES SE HA EVIDENCIADO EN EL PASADO"

Ese mismo día ACNUR envió una petición a los 20 estados miembros del Comité Ejecutivo de Fondos para Refugiados de la ONU en el que se destacaba la importancia de mostrar su solidaridad a los refugiados y a Austria:

"SEGÚN NUESTRA OPINIÓN Y LA DE LOS GOBIERNOS AUSTRIACOS TAMBIÉN SE BRINDARÍA AYUDA EXTREMADAMENTE EFECTIVA SI LOS GOBIERNOS QUE SE COMPADECEN DE LAS DIFICULTADES DEL PUEBLO HÚNGARO ACEPTARAN AL MENOS DARLE ASILO TEMPORAL A LA MAYOR CANTIDAD POSIBLE DE REFUGIADOS STOP POR TANTO SE LE SOLICITA CON URGENCIA A SU GOBIERNO QUE CONSIDERE ESTA POSIBILIDAD ADEMÁS DE AYUDA FINANCIERA PARA ESTOS REFUGIADOS STOP LOS SERVICIOS DE ESTA OFICINA ESTÁN DISPONIBLES PARA AYUDAR EN LA SELECCIÓN"

La Asamblea General de la ONU —que se encargaba de la crisis del Canal de Suez, que ocurría al mismo tiempo— también pidió ayuda, pero no mencionó el reasentamiento de los refugiados específicamente hasta el 21 de noviembre. Las apelaciones para recibir asistencia continuaron durante noviembre por parte del representante austriaco ante la ONU, mediante apelaciones directas adicionales a través de telegramas del Secretario General de la ONU y ACNUR y a través de resoluciones de la Asamblea General de la ONU.

El 7 de noviembre, la Cruz Roja francesa hizo volar un avión cargado de suministros médicos a la capital austriaca, Viena, y trasladó a algunos refugiados en el vuelo de regreso. El 8 de noviembre, el primero de muchos trenes llevó a más de 400 refugiados a Suiza. Algunos autobuses de Suecia y trenes adicionales de Bélgica y los Países Bajos transportaron a refugiados el 9 de noviembre. Para el 28 de noviembre, un total de nueve países europeos ya había reasentado a 21 669 refugiados; para el 31 de diciembre, se había transportado a 92 950 refugiados fuera de Austria. En total, 37 países alrededor del mundo reasentaron a casi 180 000 húngaros.

Suecia fue uno de los primeros países en responder al llamado de solidaridad, ya que reasentó a los refugiados húngaros de Austria a los pocos días de que comenzara el levantamiento. Suecia también tenía políticos nacionales que hacían campaña en el sistema de la ONU, e instaban a otros estados a recibir a más refugiados, incluidos los casos "más difíciles". Noruega, por el contrario, optó por observar, esperar y ver cómo evolucionaba la situación en el terreno antes de comprometerse con algo más que ayudar económicamente a Austria.

Suecia

Para el 6 de noviembre, la ministra de Ayuda e Inmigración Ulla Lindström de Suecia tomó la decisión de reasentar a los refugiados húngaros. Al día siguiente, se contactó a campamentos en Austria para coordinar la selección, y se envió una delegación sueca. La Junta Laboral comenzó a planear el proceso de selección, así como el proceso para la recepción de los reasentados. El 12 de noviembre, 73 niños y 30 madres se trasladaron en tren desde Viena hasta Malmö; al día siguiente, algunos autobuses con hombres húngaros partieron a Suecia.

El 15 de noviembre, ACNUR emitió una nueva solicitud para ampliar el cupo de refugiados. El apoyo del público y de los periódicos también pidió que una mayor cantidad de refugiados fueran a Suecia y el 21 de noviembre, se decidió que otros 2000 debían reasentarse. Los cupos aumentaron aún más el 7 de diciembre y el 8 de febrero de 1957.

Algo muy interesante es que el 23 de noviembre, la ministra Lindström habló ante la ONU acerca de la política de refugiados sueca que se implementó con los húngaros, y observó cómo puede ser especialmente beneficioso recibir a los ancianos y a los enfermos. Señaló que debía existir una motivación por parte de todos los estados de ayudar con los casos más difíciles, así como la necesidad de Suecia de aceptar a aquellas personas que pudieran integrarse fácilmente en el mercado laboral. "Lo mejor que se le puede dar a un refugiado reasentado", argumentó, "es una oportunidad, y un empleo". Para finales de 1958, más de 7300 húngaros se habían reasentado en Suecia.

Noruega

A Noruega le tomó más tiempo permitir el reasentamiento en comparación con otros países, y optó por esperar y ver si la situación evolucionaba. Tres días después de la invasión soviética, el 27 de octubre, se asignaron 70 000 coronas noruegas destinadas a ayuda de emergencia para los refugiados húngaros que habían comenzado a aparecer en Austria. Durante la primera semana de noviembre, algunos informes que solicitó el gobierno de su representante permanente en Ginebra sostuvieron que la situación sobre el terreno aún no estaba clara; se pensaba que la mayoría de los refugiados quería permanecer cerca de Hungría porque tenían la esperanza volver en algún momento. A pesar de reconocer las peticiones de ACNUR y del gobierno austriaco de reasentar directamente a los refugiados —y a pesar de la creciente opinión pública en Noruega que apoyaba la causa de los refugiados—se aconsejó al gobierno que solo ofreciera ayuda financiera para los refugiados en el lugar en el que estaban, en Austria.

Los debates en el Parlamento noruego el 16 y el 26 de noviembre giraron en torno a cuántos fondos se asignarían a la situación de los refugiados. Todos, a excepción de un miembro del Parlamento, instaron a la precaución y moderación mientras esperaban a ver cómo se desarrollaba la situación. Después de otra apelación directa de ACNUR para el reasentamiento, en un debate que tuvo lugar el 30 de noviembre se reconoció la necesidad de lograr un equilibrio entre ayudar a las personas en Austria y reasentarlas en Noruega.

Durante una reunión el 6 de diciembre entre el Ministerio de Asuntos Sociales y la nueva Junta para el Reasentamiento de Refugiados Húngaros en Noruega, se observó que Suecia aceptaría a 100-130 refugiados al día, y se esperaba llevar a 100 refugiados a Noruega a finales de diciembre. El 13 de diciembre de 1956, llegó el primer transporte de húngaros a Noruega. A finales de 1957, casi 1500 húngaros se habían reasentado en Noruega, entre los que se encontraban pacientes con tuberculosis y sus familias.

Los debates internos en Suecia y Noruega en 1956 se asemejan mucho a los de 2015, cuando los países de Europa intentaban responder a una afluencia repentina de refugiados y solicitantes de asilo. La reacción de Suecia en el año 2015 se hizo eco de la velocidad de su respuesta en 1956: junto con Alemania, fue uno de los primeros y únicos países europeos que permitió el ingreso de refugiados y solicitantes de asilo antes de pararse a pensar si finalmente tenían la capacidad para hacerlo. Noruega, por el contrario, en primera instancia mantuvo un gran debate nacional en el que se compararon las ventajas de aumentar el cupo anual con sitios específicos asignados para los refugiados sirios con el hecho de solo donar dinero a países vecinos de Siria que albergaban grandes campamentos, antes de decidir aumentar su cupo de reasentamiento y donar dinero a la región.

Como lo demuestran las experiencias de Suecia y Noruega, pueden pasar los años, pero los debates nacionales sobre la solidaridad y cómo responder de una mejor manera a los flujos de refugiados y solicitantes de asilo parece ser algo constante.

 

Amanda Cellini amandacellini@gmail.com

Asistente de investigación, Peace Research Institute Oslo www.prio.org



[1] La palabra "STOP" se utilizaba con frecuencia en los telegramas al final de las oraciones (en lugar de un punto, que se cobraba como una palabra completa) para evitar que se malinterpretaran los mensajes. Los telegramas siempre se redactaban e imprimían en letras MAYÚSCULAS.

 

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