La detención migratoria suele ser trivializada en el discurso gubernamental. En 2012, por ejemplo, el Ministro de Inmigración de Canadá, Jason Kenney, describió el centro de detención migratoria más grande de Canadá como “básicamente un hotel de dos estrellas con una pequeña valla a su alrededor” donde “las personas tienen habitaciones de hotel, con comidas frescas cocinadas allí todos los días”.[1] También afirmó que en todos los centros de detención migratoria “las condiciones son totalmente apropiadas para las familias.”
Sin embargo, en Canadá, como en muchos otros países, los centros de detención migratoria son prisiones en todo sentido menos en el nombre. Los detenidos están bajo constante vigilancia mediante cámaras y guardias uniformados, sometidos a repetidas inspecciones, en una instalación con un sistema de cierre central de puertas, rodeada de cercas con alambre de púas. Los hombres y las mujeres se encuentran en alas separadas, y existe una sección especial para menores detenidos con sus madres. No existe una sección familiar, por lo que los padres están separados de sus hijos, aunque pueden verlos todos los días. Los efectos personales son confiscados. El paso de una zona del centro a otra está prohibido a menos que sea con la escolta de un guardia.
Todos los aspectos de la vida cotidiana están controlados por rígidas normas y no respetar tales normas puede ser sancionado con un breve confinamiento en solitario o la pérdida de privilegios (como las visitas). Prácticamente no existen actividades a excepción de ver la televisión. Se proporciona atención médica primaria, pero no servicios de salud mental. Todos los detenidos, excepto las mujeres embarazadas y los menores, son esposados durante el traslado. Los detenidos que necesitan atención hospitalaria son esposados, a veces encadenados, mientras están en la sala de espera pública, y pueden ser encadenados a la cama del hospital. Además, cerca del 30% de los solicitantes de asilo y aquellos cuya solicitud fue rechazada que están detenidos son mantenidos en cárceles provinciales ordinarias o en centros de prisión preventiva junto con la población condenada por delitos, debido principalmente a la falta de espacio en los centros especializados de detención migratoria.
Sin embargo, en Canadá, menos del 6% de estos detenidos son sospechosos de delincuencia o percibidos como un riesgo para la seguridad. Los solicitantes de asilo (es decir, personas cuya solicitud de asilo aún no ha sido resuelta) y los solicitantes rechazados son en su gran mayoría una población no vinculada con la delincuencia y de bajo riesgo. Encarcelar a personas que ni siquiera son sospechosas de actos delincuenciales es una grave violación de sus derechos fundamentales a la libertad y al trato justo – derechos que poseen todos los seres humanos, no sólo los ciudadanos.
Investigación sobre los impactos en la salud mental
Mis colegas y yo recientemente llevamos a cabo un estudio sobre el impacto del encarcelamiento en la salud mental de los solicitantes de asilo con 122 solicitantes de asilo adultos recluidos en centros de detención migratoria en Canadá y un grupo de comparación de 66 solicitantes de asilo no detenidos.[2] Después de un período de prisión relativamente corto (un promedio de 31 días) el 32% de los solicitantes de asilo detenidos reportó niveles clínicamente significativos de síntomas de estrés postraumático, en comparación con el 18% de sus pares no detenidos. Los niveles de depresión fueron 50% más altos en los detenidos que en los participantes no detenidos, y el 78% de los solicitantes de asilo detenidos reportó niveles clínicos de síntomas depresivos en comparación con el 52% de los solicitantes de asilo no detenidos.
Estos resultados coinciden con los reportados por otros investigadores, pero son particularmente llamativos porque en este caso la detención fue relativamente breve. Además, aunque las condiciones en los centros de detención migratoria de Canadá sin duda podrían mejorar considerablemente (por ejemplo, acceso a internet, más actividades, eliminación de las esposas), son mejores que en muchos otros países. No obstante, el encarcelamiento fue una experiencia muy angustiosa para la mayoría de los solicitantes de asilo detenidos que entrevistamos en nuestro estudio.
El encarcelamiento implica inherentemente impotencia y pérdida de agencialidad – en otras palabras, la pérdida de la capacidad de tomar decisiones personales, ejercer control sobre la propia vida cotidiana y tomar acciones para lograr los objetivos deseados. Esta pérdida de agencialidad es uno de los principales indicativos de la depresión, así como una de sus características fundamentales. El sentimiento de impotencia es también una importante dimensión del estrés postraumático ya que eventos traumáticos como la tortura y la violación suelen implicar la imposibilidad de huir o contraatacar. Recobrar el sentido de agencialidad y el control sobre la propia vida es fundamental para recuperarse de la depresión y del trastorno de estrés postraumático.
Los solicitantes de asilo detenidos están privados de la libertad y la agencialidad no sólo por el confinamiento, sino también por normas rígidas, la constante vigilancia y el uso de restricciones. Cuando los agentes de inmigración deciden detener a un solicitante de asilo, lo siguiente es esposarlo y trasladarlo al centro de detención en una camioneta cerrada. Esto generalmente se experimenta como algo degradante y humillante, y por lo general es descrito como “ser tratado como un criminal”. En el centro de detención hay varias restricciones. Por ejemplo, cuando un solicitante de asilo recién detenido se negó a levantarse a la llamada de despertador obligatoria a las 6 a.m., fue puesto en aislamiento 24 horas por insubordinación. Del mismo modo, en un centro de detención, a los hombres no se les permitía volver a sus habitaciones durante el día ni tomar siestas en la sala común, sin ningún reconocimiento de que muchos de ellos sufrían de insomnio, con frecuencia relacionado con el trauma, agravado por las perturbaciones de las rondas nocturnas.
Este tipo de control estricto sobre los más mínimos detalles de la vida cotidiana, normalmente reservado para los delincuentes peligrosos, se experimenta como una pérdida de la dignidad y la agencialidad. Lo más fundamental, los solicitantes de asilo detenidos no pueden tomar medidas para conseguir seguridad y comenzar a reconstruir sus vidas. Ellos no pueden hacer mucho más que esperar y preocuparse: esperar que sus documentos de identidad lleguen, esperar su audiencia de revisión de la detención, esperar que su agente migratorio o abogado le devuelva sus llamadas, preocuparse porque su detención será prolongada, preocuparse por ser deportados, preocuparse porque sus familias vuelvan a sus lugares de origen.
Tales condiciones serían difíciles para cualquiera, pero son particularmente angustiantes para los solicitantes de asilo, la mayoría de los cuales ha sufrido violencia y malos tratos en su país de origen. Con frecuencia, los solicitantes de asilo son sorprendentemente resilientes y capaces de recuperarse incluso de un trauma severo cuando se encuentran en condiciones favorables, como acceso rápido a un estatuto seguro, empleo y servicios básicos y la rápida reunión con los familiares cercanos. Por otro lado, factores de estrés como la detención migratoria pueden ser la gota final que rebasa la copa hacia los problemas de salud mental. Algunas personas son particularmente vulnerables, incluyendo a los niños, las mujeres embarazadas y las personas que han sufrido un trauma grave como tortura o violación, pero los solicitantes de asilo en general son una población potencialmente vulnerable debido a los altos índices de exposición a eventos traumáticos. Necesitan respeto, apoyo y un trato justo, no ser encarcelados.
Janet Cleveland janet.cleveland@mail.mcgill.ca es psicóloga e investigadora del Centro de Investigación del CSSS de la Montagne.
[1] Debates de la Cámara de los Comunes, 15 de marzo de 2012; Cámara de los Comunes, Comité Permanente de Ciudadanía e Inmigración, 27 de marzo de 2012 y 26 de abril de 2012. Para más detalles ver Cleveland, J. y Rousseau, C. (2013) “Síntomas psiquiátricos asociados a la detención breve de solicitantes de asilo adultos en Canadá, Canadian Journal of Psychiatry, 58 (7), 409-416
[2] Para más detalles ver Cleveland, J. y Rousseau, C. (2013) “Síntomas psiquiátricos asociados a la detención breve de solicitantes de asilo adultos en Canadá, Canadian Journal of Psychiatry, 58 (7), 409-416.