Aunque la comunidad internacional haya tratado ya muchos aspectos de los desastres, del cambio climático y de la movilidad humana, para progresar realmente es esencial unir las diversas líneas de debate con el objetivo de desarrollar una respuesta integral que también anticipe los retos futuros asociados al cambio climático. Los Gobiernos de Noruega y de Suiza están contribuyendo al desarrollo de futuras respuestas a los desplazamientos causados por desastres a través de la Iniciativa Nansen.
Durante casi tres años, el proceso consultivo de la Iniciativa Nansen ha dado como resultado una serie de potenciales opciones políticas que podrían servir para prevenir el desplazamiento transfronterizo en el contexto de los desastres así como para prepararse de cara a ellos o para responder ante los retos que plantean, entre los que se incluyen los efectos del cambio climático.
Para evitar el desplazamiento en la medida de lo posible, los asuntos relacionados con éste y con la movilidad humana deben integrarse mejor dentro de los procesos nacionales y regionales de planificación para la adaptación.
Quienes busquen una predicción global definitiva se llevarán una decepción debido a que los actuales modelos de cambio climático y de desplazamiento inducido por desastres pueden ofrecer diversos supuestos en países, regiones o zonas conflictivas concretas.
Los investigadores aún tienen mucho trabajo por hacer no sólo para comprender la migración inducida por el clima y los desastres, sino también para transmitir sus conocimientos para el uso de responsables políticos y profesionales.
Un desplazamiento de personas rara vez se explica únicamente por factores ambientales o climáticos. Por lo tanto, un análisis que no tenga en cuenta las consecuencias culturales del cambio climático para las sociedades afectadas estará incompleto.
La clave para abordar con éxito los retos de los desastres naturales, medioambientales y climáticos consiste en integrar las preocupaciones acerca de la migración –incluido el desplazamiento– en todas las políticas y los marcos para el desarrollo y la reducción del riesgo de desastres relacionados con el cambio climático.
La población de África Occidental es muy móvil y muy vulnerable frente a los desastres naturales. Pero también dispone de numerosos acuerdos de cooperación por lo que puede ser un buen campo de pruebas para el desplazamiento transfronterizo en el contexto de los desastres.
El cambio climático tiene implicaciones tan significativas para las emergencias que a veces se pasa por alto la faceta de desarrollo durante el evento. Sin embargo, el impacto del cambio climático provoca patrones sistémicos de erosión socioeconómica que también afectan las dinámicas del desplazamiento por desastres y que requieren respuestas paralelas.
Los planes oficiales de protección provisional en África podrían mejorar significativamente el acceso al uso y disfrute de tierras y los derechos humanos de las personas desplazadas a través de fronteras a causa de desastres. Dichos planes deberían sumarse a las actuales obligaciones de protección de los Estados.
Omán y Mongolia son un reflejo de los retos climáticos y sociales modernos de los medios de vida propios de los trashumantes.
Aunque desde hace 20 años se viene reconociendo la probabilidad de que se produzcan desplazamientos relacionados con el cambio climático, la comunidad internacional se ha tomado con calma el desarrollo de instrumentos específicos que guíen los procesos de reubicación más allá de los que genéricamente hacen referencia al desplazamiento.
Si ponemos las actuales deliberaciones sobre la reubicación en un contexto histórico y un marco intelectual más amplios, hallaremos conexiones inesperadas y útiles lecciones.
Los programas de reasentamiento tras un desastre pueden ser inadecuados e ineficaces,a menudo aumentando el grado de vulnerabilidad de las personas ante los efectos del cambio climático.
La atención mundial debe centrarse principalmente en la aplicación de buenas prácticas y el desarrollo de iniciativas innovadoras para resolver el desplazamiento interno relacionado con el clima, en lugar de lidiar con los muy escasos movimientos de personas a través de las fronteras.
Brasil está desarrollando una política a largo plazo para llenar un vacío legal que afectaba a los migrantes por cuestiones ambientales.
Existe una sorprendente variedad de ejemplos positivos de legislación, política y práctica nacionales en toda las Américas que los Estados han utilizado para responder a las consecuencias migratorias de los desastres.
Es necesario disponer de medidas previsibles para proteger a las personas desplazadas a través de fronteras por culpa de los desastres, un área en la que actualmente existe un vacío.
¿Cómo puede la categoría de "refugiado climático” ser considerada dentro del derecho internacional del siglo XXI?
Las políticas para paliar el cambio climático y las “soluciones ecológicas” como los biocombustibles también están provocando desplazamientos.
Las personas apátridas y los migrantes están más expuestos al desplazamiento y son menos propensos a recibir asistencia humanitaria. Por su lado, el desplazamiento medioambiental (en especial las migraciones múltiples) aumenta el riesgo de convertirse en apátrida.
Los residentes suelen centrar sus estrategias en protegerse de las inundaciones o adaptarse a ellas. La migración a gran escala desde las planicies aluviales de los ríos no se plantea, ni siquiera en las zonas de alto riesgo.
El litigio estratégico para proteger a las personas en situación de riesgo puede servir de sustento para iniciativas de protección a nivel superior.
El programa del Gobierno de Filipinas “One Safe Future” (un futuro seguro) reubicó a las familias pobres que se vieron afectadas por desastres en zonas que carecían de estructuras que les permitieran tener oportunidades.
La experiencia en Filipinas tras el tifón Haiyan sugiere que el reasentamiento como estrategia para atenuar los desplazamientos inducidos por desastres puede conllevar importantes riesgos para la protección.
La política de “migración con dignidad” forma parte de la estrategia nacional de reubicación a largo plazo en Kiribati.
La adaptabilidad de los sistemas de tierras consuetudinarias se merece un mayor reconocimiento en los marcos políticos sobre los desastres o el cambio climático.
Las opiniones de los científicos, políticos y profesionales del desarrollo dominan el debate sobre el cambio climático pero el conocimiento, los valores y las creencias locales son esenciales para allanar el camino de las comunidades afectadas.
Centrarse en la migración inducida por el clima en lugar de la mitigación puede estar en desacuerdo con las demandas populares y puede hacer que la futura inhabitabilidad de algunas islas del Pacífico aparezca como una conclusión inevitable.
Las comunidades pueden aumentar su resiliencia a través de la reducción del riesgo de desastres, la adaptación al cambio climático y las medidas de reducción de la pobreza.
La migración adaptativa voluntaria a través de fronteras internacionales constituirá un componente crítico en la estrategia de adaptación global de los individuos y las familias en riesgo de la región del Pacífico si se quiere aumentar su capacidad de recuperación ante los riesgos naturales y de prevenir futuros desplazamientos.
El aumento del nivel del mar amenaza a las comunidades de las islas Laquedivas. Pero, ¿qué ocurre cuando el sentimiento de pertenencia al lugar, las creencias religiosas y la identidad isleña les hacen quedarse?
El punto de partida para adaptarse al cambio climático a largo plazo podría ser la adaptación a la variabilidad climática a corto plazo y a los fenómenos atmosféricos extremos. Tomar decisiones más informadas sobre el uso de remesas puede mejorar la adaptabilidad de los hogares que las reciben.
Muchas comunidades afectadas por el cambio climático ya han utilizado la migración como medio para adaptarse y enfrentarse a los problemas con sus medios de subsistencia y la seguridad. Reforzar los mecanismos de protección actuales para todos los migrantes sería claramente ventajoso en el contexto del cambio climático.
El concepto de “refugiados medioambientales” o “refugiados climáticos” se ha ido abandonando de forma progresiva por carecer de base jurídica. Quisiera argumentar por qué existen buenas razones para emplear ese término.
La Iniciativa Nansen destaca importantes cuestiones sobre cómo debería la comunidad internacional pensar de forma colectiva sobre el desplazamiento y otras cuestiones de movilidad relacionadas con los desastres naturales y el cambio climático, y cómo mejorar la gobernanza al respecto.
Las tribus de la costa de Alaska y de Luisiana, en Estados Unidos, se encuentran entre las comunidades bajo riesgo inminente de sufrir desplazamientos debido a las consecuencias del cambio climático.
El 30º aniversario de la Declaración de Cartagena de 1984 es una oportunidad de valorar los logros del proceso Cartagena y las características concretas que lo hacen tan destacable.
La trata de personas para vender sus órganos es un nuevo delito transnacional emergente al que no se le ha prestado la suficiente atención a nivel internacional.
Las restricciones sobre la movilidad, la prohibición de trabajar y el sentimiento de marginación provocan un aburrimiento absoluto que supone sin duda un motivo de sufrimiento entre los refugiados de Jordania.
Se debería dar la debida importancia a la desconfianza entre los refugiados y su Estado de origen en los enfoques institucionales para la repatriación de los refugiados en la frontera entre Tailandia y Birmania, y también en otros contextos de refugiados en todo el mundo.
El daño que los animales pueden sufrir a causa de la migración forzada de las personas está íntimamente ligado y va parejo con el de los humanos.
Debido a que se estima que casi el 71% de las solicitantes de asilo en la UE provenientes de países que practican la MGF son supervivientes de esta práctica tradicional nociva, es momento de aceptar que este tema exige un mayor escrutinio y una respuesta más dedicada.
Las autoridades de asilo en la Unión Europea deben establecer mejores procedimientos para ayudar a abordar las vulnerabilidades y necesidades de protección específicas de las mujeres y niñas que han sufrido o están en riesgo de sufrir la mutilación genital femenina.
La “medicalización” de la mutilación genital femenina debe ser denunciada por dos razones: en primer lugar porque en general es anatómicamente más perjudicial y, en segundo lugar porque va en contra del fundamento ético de la profesión médica.
El nuevo Convenio de Estambul brinda una poderosa herramienta para garantizar más eficazmente la protección de los solicitantes de asilo que están en riesgo de persecución por motivos de género y, en particular, en riesgo de MGF.
Algunas exrefugiadas están trabajando actualmente como educadoras profesionales en las comunidades de migrantes y refugiados en Finlandia para abordar la ignorancia sobre el impacto y alcance de la ablación/mutilación genital femenina.