La fragilidad del Estado supone un reto para el régimen de refugiado. Además de enfatizarse la necesidad de proteger a las personas que huyen por las acciones de los Estados contra su propio pueblo, también hay que exigir la protección de quienes huyen por las carencias por parte de los Estados, provocada por una falta de voluntad o por su incapacidad para garantizar a los ciudadanos sus derechos fundamentales.
Los donantes asignan cada vez más recursos a Estados frágiles para que reformen o reconstruyan sus infraestructuras –es decir, sus sistemas de justicia, policía y ejército, y la gestión de los ministerios– en su esfuerzo por respaldar la estabilidad. Esto ha sido importante para todos los sectores de la sociedad, entre ellos, las personas desplazadas.
Es necesaria una mejor comprensión de la fragilidad del Estado – en combinación con mejoras en la política y financiación para las poblaciones desplazadas – para evitar la proliferación de nuevos conflictos regionales.
Las aldeas de paz de Burundi, que están destinadas a ser tanto modelos para la reintegración como centros de desarrollo económico, han encontrado una serie de problemas que están relacionados con la continua fragilidad del país como Estado.
Las prácticas actuales en los Estados africanos destacan el potencial y las limitaciones de la Convención de 1969 sobre los Refugiados en África para proteger a las personas desplazadas de los Estados frágiles.
Hasta la fecha ha existido por parte de la comunidad internacional una preocupante tendencia a ignorar cuestiones relacionadas con las competencias del Estado a la hora de promulgar las repatriaciones. La gobernanza y la ley deberían ser consideraciones de vital importancia en los intentos de lidiar con las migraciones forzadas en Estados frágiles como la República Democrática del Congo.
Para la gran mayoría de los afectados por el conflicto, el desplazamiento suele verse como la única opción para procurar encontrar seguridad. La prestación de alguna asistencia básica en los lugares hacia donde las personas huyen hace que este proceso sea un poco más fácil. Pero en ausencia de protección ofrecida por el Estado, el desplazamiento múltiple se ha convertido en una característica definitoria del conflicto en Kivu. Esto tiene implicaciones tanto para la respuesta humanitaria como de desarrollo.
Si bien la comunidad internacional de donantes ha estado tratando de comprometerse con la RDC colaborando con el gobierno para implementar el Nuevo acuerdo para la eficacia de la ayuda para los Estados frágiles, las comunidades de la RDC, especialmente aquellas desplazadas en áreas afectadas por la guerra, aún tienen que velar por ellas mismas.
Cuando se decide que ya ha cambiado lo suficiente la situación en el país de origen de forma que ya no necesitan protección internacional, el estatus de refugiado cesa y puede dejar a las personas refugiadas en una situación precaria. Para los Estados que esperan disipar su imagen de lugares “frágiles” a nivel económico, político o social, esta decisión resulta claramente muy útil.
Hasta la fecha, las personas desplazadas en Estados frágiles y afectados por conflictos han tenido poco éxito en la reivindicación de sus derechos por violaciones a la vivienda, la tierra y la propiedad. El pensamiento jurídico creativo y el litigio estratégico tienen el potencial de cambiar esta situación.
La naturaleza frágil del Estado había convertido la emigración en la mayor característica de la vida en Haití antes incluso de que el terremoto provocara el desplazamiento de cientos de miles de personas.
Quienes abandonaron Haití durante el caótico período que sucedió al terremoto de 2010, por lo general no se toparon con la misma postura de solidaridad y humanitarismo en el extranjero que aparecía en la significativa asistencia humanitaria internacional que siguió a la catástrofe.
Con frecuencia una combinación de factores empuja a las personas a abandonar su país, y el carácter voluntario de su partida sigue siendo cuestionable, retando a los trabajadores humanitarios tanto a satisfacer las necesidades como a adaptarse a los cambios en las categorías del desplazamiento forzado.
La existencia de un alto número de refugiados o personas desplazadas internamente en un país se considera un indicador primario de inestabilidad. Según este criterio, y todos los demás, Yemen es uno de los Estados más frágiles del mundo. Se sabe menos acerca de cómo el contexto afecta la vulnerabilidad de refugiados, desplazados internos y migrantes y qué se puede hacer para fortalecer su protección
La iniciativa empresarial privada y la diáspora desempeñan un importante papel apoyando a las personas desplazadas en situaciones frágiles de desgobierno. Estas también son valiosas ayudando a que esas situaciones salgan de la fragilidad.
Con el fin de mejorar la seguridad, tanto para los migrantes forzados colombianos como para los ecuatorianos en las comunidades donde viven, un enfoque que aproveche las redes de gobernanza puede permitir que los residentes negocien el acceso a los recursos y los derechos que de otra manera no podrían disfrutar. También puede mejorar las relaciones entre los dos grupos.
El Salvador, Guatemala y Honduras se encuentran entre las naciones más frágiles del mundo, sin embargo, son ampliamente ignoradas por las agencias de refugiados que subestiman los abusos y poderes de control de las organizaciones criminales transnacionales, mientras sobrestiman la capacidad y voluntad de los gobiernos nacionales de proteger a sus ciudadanos
La migración forzada crea desafíos especiales para la recopilación de datos y el monitoreo de respuestas en los Estados frágiles, donde la infraestructura y los sistemas son débiles o inexistentes.
El desplazamiento y la migración por razones económicas dentro y fuera de Corea del Norte puede ser un indicador de la fragilidad del Estado, pero que sus cifras se reduzcan no debería interpretarse necesariamente como que han mejorado las condiciones allí. En realidad el aumento de los traslados sólo podría considerarse como algo positivo si vienen acompañados por un aumento de la protección de los refugiados, los supervivientes de la trata de personas, los niños apátridas y otros sectores de población vulnerables.
Las consecuencias políticas, humanitarias y de desarrollo de décadas de migraciones forzadas masivas forman parte de la herencia que los líderes políticos iraquíes actuales deben manejar. Y para eso necesitan disponer de las instituciones correctas con el objetivo de guiar a su país hacia un futuro más pacífico y estable.
El Estado iraquí posterior a la era de Saddam disfruta de un apoyo limitado por parte del pueblo, excluye del poder a importantes sectores de la población, suprime a la oposición y deja desprotegidos a sus ciudadanos frente a las detenciones arbitrarias mientras la corrupción campa a sus anchas. Existe una relación directa entre estos fracasos y el desplazamiento en Irak.
Un Estado frágil no constituye un entorno ideal de trabajo para ningún profesional, ya sea del ámbito de la psiquiatría, la medicina o cualquier otro. Los psiquiatras que trabajan para evaluar los desórdenes psicológicos y la salud mental en los Estados frágiles o en refugiados que proceden de ellos necesitan adoptar enfoques flexibles.
El enfoque de desarrollo frente al desplazamiento ofrece ventajas para abordar no sólo las necesidades de los refugiados, desplazados internos y comunidades de acogida, sino también para ayudar a las sociedades a afrontar los aspectos subyacentes de la fragilidad que pueden haber causado el desplazamiento.
El Líbano ha asimilado la enorme afluencia de Siria, pero a un alto costo para las poblaciones de refugiados y libaneses. Los actuales programas humanitarios ya no pueden hacerle frente y se necesitan nuevos enfoques.
La implicación de los refugiados en actividades artísticas –música, teatro, poesía, pintura, entre otras– a menudo tiene un gran efecto positivo sobre su capacidad de sobrevivir tanto físicamente como a nivel emocional y espiritual.
Los Senderos de Lágrimas han surgido para llamar la atención y dar legitimidad a los múltiples éxodos en busca de la ecuanimidad y la justicia, con la esperanza de crear una comunidad de apoyo lo suficientemente fuerte como para rectificar una injusticia pasada o prevenir una futura.
Durante la última década, las cortes y tribunales administrativos del Reino Unido se han sentido cada vez más seguros apoyándose en los tratados internacionales de derechos humanos en los casos donde los extranjeros solicitan asilo u otros medios de protección frente a la persecución. Sin embargo, esta tendencia no significa que estos tratados siempre hayan sido utilizados por los abogados de los refugiados de manera que beneficien a sus clientes.
En todas las fases del ciclo de desplazamiento –huida, desplazamiento y retorno– la gente mayor está expuesta a retos y riesgos específicos que no se suelen tener en cuenta lo suficiente.
A pesar de los importantes desplazamientos emprendidos por las familias beduinas de Jordania en las últimas generaciones, las mujeres son capaces de mitigar algunas de sus consecuencias gracias a las oportunidades y la influencia que obtienen como poetisas Nabati.
La experiencia de Haití planteó el reto a la comunidad humanitaria internacional tanto de aprovechar las posibilidades de las cada vez más disponibles y comunes tecnologías y redes de comunicación, como de garantizar que tiene acceso a la infraestructura tecnológica que le permita hacerlo.
Las campañas de prevención de la violencia sexual y de género que incorporen la comprensión de la sensibilidad cultural tendrán más posibilidades de derribar las barreras para el acceso a los servicios.