La fe y la SMAPS entre las desplazadas musulmanas

Dado que la identidad, las prácticas y las creencias religiosas tienen un profundo impacto sobre la salud mental, la sensibilidad religiosa es esencial en el ámbito de la ayuda y la SMAPS.

“La oración era lo que me ataba a la vida”. “Mis necesidades religiosas son mis necesidades básicas”. “Me gustaría que me hubieran preguntado”. Estas declaraciones fueron compartidas por mujeres desplazadas en Irak, Siria, Túnez y Turquía en tres estudios de investigación independientes y coordinados, en 2019, y dirigidos por la Universidad de Birmingham, la Universidad Queen Margaret y Syria Bright Future en colaboración con Islamic Relief Worldwide y la Humanitarian Academy for Development. Los estudios examinaron el papel de la fe en el afrontamiento y la recuperación de las mujeres en contextos de migración forzada y conflicto[1].

Las mujeres que participaron en este estudio, al igual que muchos migrantes forzados, sufrieron lo indecible y experimentaron dificultades como la pérdida de familiares y pertenencias, la guerra y la violencia (incluida la violencia sexual y de género), trayectos que pusieron en peligro sus vidas, la separación de sus familias e indefensión. En su día pertenecían a una comunidad religiosa local y ahora que se encontraban en tránsito se habían aferrado a la religión, a la fe y a una espiritualidad que se desplazaban con ellas. La resiliencia de la fe y el sufrimiento espiritual, a menudo difíciles de comprender para las personas de fuera, influyeron de distintas maneras en el bienestar de las mujeres. Durante esas experiencias, su identidad, prácticas y creencias religiosas impactaron profundamente sobre su salud mental, tanto paliando su malestar psicológico como contribuyendo al mismo.

La fe viaja con ellas

Los resultados del estudio indican que las mujeres recurrieron en gran medida a los relatos de la fe para encontrar un sentido a su sufrimiento y fundamentar la toma de decisiones críticas, como las relativas al divorcio y al suicidio. Empleaban diversas prácticas religiosas como principales estrategias de afrontamiento, y valoraban el consejo de formales e informales líderes espirituales hombres y mujeres, y el acceso a espacios y recursos religiosos. Describieron sus prácticas religiosas como una forma de consuelo, una vía de protección contra el peligro, un medio para reducir la ansiedad y un camino para ser orientadas a la hora de tomar decisiones. “Es simplemente como echarle agua al fuego”, compartió Jinan, una mujer de 51 años que vive en un campo de desplazados internos en Irak, hablando de sus prácticas de oración y lectura del Corán. Las creencias religiosas también constituían un marco principal a través del cual la mayoría de las participantes en los tres estudios interpretaban la vida y trataban de entender sus experiencias. Un sentimiento de constante intimidad espiritual con Dios ayudó a las mujeres a perseverar en su lucha.

No obstante, las mujeres de los campamentos y refugios se enfrentaban a barreras logísticas para practicar su fe, como la falta de intimidad y de un espacio dedicado a la oración en sus abarrotados alojamientos. En los países de tránsito y refugio, algunas se sentían demasiado cansadas o preocupadas por el estrés del día a día como para practicar su culto individual, y no podían participar en prácticas religiosas comunales. Habían perdido o tenido que dejar atrás accesorios religiosos como textos sagrados, rosarios o tasbih, y alfombras de oración. Algunas perdieron sus teléfonos móviles en los que tenían instaladas aplicaciones religiosas o no podían recargarlos para usarlas.

Hay quien dio a entender que sus prácticas religiosas habían disminuido como consecuencia de su lucha por encajar lo que había experimentado con su fe en Dios. Para algunas, el declive de su fe fue solo temporal, pero para aquellas que no pudieron resolver la disonancia entre sus experiencias y su fe, o restablecer la estabilidad de sus antiguas prácticas, ese declive estuvo ligado a síntomas de ansiedad y depresión. Necesitaban el consuelo del conocimiento sagrado —que sentían fuera de su alcance— para que les ayudara a procesar las creencias que habían interiorizado y que tenían que ver con los abusos que habían sufrido, y con el sentimiento de culpa.

La ayuda interrumpida

Algunas de las mujeres que participaron en el estudio contaron que les gustaría hablar sobre sus conflictos espirituales en un entorno de asesoramiento formal, pero sentían que se suponía que no tenían que hablar sobre cuestiones religiosas. Una de las encuestadas en Irak dijo: “Está claro, porque cuando hablan con nosotras nunca mencionan nada sobre la religión”. Del mismo modo, una participante en el estudio de Siria dijo que desearía que “los proverbios y ejemplos religiosos... pudieran utilizarse en el tratamiento, porque mi personalidad se inclina hacia la fe y la religión”.

Los proveedores de servicios internacionales y locales tendían a evitar echar mano de la religión y solo lo hacían cuando las mujeres lo solicitaban explícitamente. Pero la actitud del personal y las políticas institucionales definían lo que las mujeres consideraban seguro revelar. Por ejemplo, el perfil religioso de los migrantes que cruzaban las fronteras en Túnez se presuponía a menudo a partir de su apariencia, y no se tenían en cuenta las necesidades religiosas en los procedimientos de cribado durante la recepción, ni en los chequeos médicos o las actividades de apoyo psicosocial. La mayoría de las mujeres de los cuatro países manifestaron su deseo de que hubiera un mayor compromiso de la ayuda para aumentar o restablecer su acceso al apoyo religioso externo que se había visto gravemente interrumpido. Muchas deseaban tener acceso a espacios donde pudieran reunirse con otras mujeres para rezar como hacían antes. Para las mujeres que se encontraban en tránsito, la ubicación de los espacios de oración o de los líderes religiosos era desconocida o remota y, al no poder localizar a sus líderes espirituales, muchas se quedaban en medio de una confusión emocional irresoluta.

La mayoría del apoyo de los proveedores de ayuda y SMAPS al que tenían acceso no tenía en cuenta el impacto de la fe sobre el malestar psicológico ni la importancia de facilitarles el acceso a los recursos religiosos para afrontar la situación, sino que se asumía que los líderes religiosos locales se responsabilizarían de esas necesidades. Detrás de ello frecuentemente estaba la preocupación por la neutralidad y la imparcialidad. Por lo que en muchos de estos contextos —localidades de tránsito, centros de internamiento, campamentos y lugares de reasentamiento— las mujeres habían tenido un acceso limitado a estas personas o recursos, o se les había ignorado o dejado fuera de esa ayuda por su género. Aquellos con un mandato humanitario que podrían haber mediado en favor de la igualdad de acceso no les preguntaron a las mujeres que participaron en el estudio sobre sus necesidades relacionadas con la fe y evitaron hablar de religión en las evaluaciones y los planes de respuesta. Como consecuencia, muchas de ellas carecieron de apoyo externo para desarrollar sus estrategias de resolución de problemas.

Una SMAPS sensible con la fe para las mujeres musulmanas

Aunque dejar a un lado las preocupaciones religiosas de las poblaciones desplazadas podría provocar daños, también podría ser perjudicial exagerar la importancia de la fe para una población o dar por sentadas sus necesidades espirituales basándose en una religión mayoritaria. La ayuda debería amoldarse tanto a las personas que desean hacer uso de la fe como a las que de ninguna manera quieren tener nada que ver con ella. Por tanto, la sensibilidad religiosa en la prestación de ayuda y SMAPS debería empezar por preguntar a la población desplazada cuáles creen que son las causas de sus problemas, cuáles sienten que deberían ser las soluciones y, si es el caso, qué papel les gustaría que desempeñara el lenguaje religioso, los actores religiosos y las prácticas espirituales como parte de ese proceso.

Los fundamentos de la sensibilidad religiosa en la SMAPS están arraigados en las directrices y principios establecidos en la Guía del IASC sobre SMAPS en Emergencias Humanitarias y Catástrofes[2]. En ella se ofrecen unas directrices para trabajar con la ayuda religiosa y sobre cómo realizar evaluaciones que tengan en cuenta cuestiones de fe y a los actores religiosos, y se destaca la importancia de aprovechar los recursos y las capacidades disponibles, la participación, los sistemas de apoyo integrados y los derechos humanos. En 2018, se desarrollaron más directrices prácticas sobre la sensibilidad religiosa en la SMAPS[3]. Basándonos en estas y en los datos de este estudio, ofrecemos una serie de recomendaciones para trabajar específicamente con las mujeres musulmanas.

La SMAPS y otros agentes dedicados a la ayuda deberían asumir la responsabilidad de evaluar, facilitar y supervisar la igualdad de acceso a los recursos y espacios religiosos para mujeres y hombres, colaborando estrechamente con líderes religiosos oficiales y extraoficiales, y reconociendo que el acceso a los recursos religiosos está condicionado por el género. Es importante identificar en el contexto local a las líderes religiosas extraoficiales a las que las demás mujeres acuden en busca de apoyo espiritual y emocional. Y contar con ellas en el diseño y la ejecución de los programas de apoyo psicosocial, incluida la formación en primeros auxilios psicológicos.

El personal dedicado a la SMAPS debería ser consciente de la existencia y relevancia de las enseñanzas religiosas clave y de los proverbios locales que los individuos y las comunidades utilizan para afrontar su situación. Además, sentirse identificados con los profetas y las figuras femeninas ejemplares de los relatos religiosos puede ser una fuente de consuelo, ya que ellos también sufrieron desplazamientos, persecución y pérdidas. Una mayor concienciación del personal sobre estas estrategias de afrontamiento podría mejorar la efectividad de los programas.

Las herramientas para la salud mental deberían tener en cuenta los modismos locales para expresar la angustia, que a menudo incluyen lenguaje religioso para describir los síntomas de los trastornos de salud mental; por ejemplo, en Irak se utilizaba la expresión “alma cansada” para referirse a la depresión.

Debería tenerse en cuenta el papel de las experiencias adversas relacionadas con la identidad religiosa a la hora de evaluar las causas fundamentales del malestar psicológico, especialmente en el caso de las poblaciones expuestas a las atrocidades de la guerra y a las persecuciones religiosas, a la discriminación religiosa y racial. Una mayor comprensión de las funciones positivas y negativas de las creencias locales con respecto a la culpa y el castigo divino, y su impacto sobre los niveles de malestar psicológico y las estrategias de afrontamiento, ayudaría a los proveedores a desarrollar unas respuestas y una atención a medida.

Los grupos de apoyo psicosocial entre iguales diseñados y dirigidos por mujeres pueden ser especialmente eficaces a la hora de mejorar el bienestar, especialmente cuando se integran en proyectos educativos y de generación de ingresos. En estas iniciativas también se podrían incluir actividades religiosas para el afrontamiento como ofrecer apoyo entre semejantes para restablecer los rituales y el espacio para el debate religioso, y para hablar sobre otras preocupaciones.

 

Kathleen Rutledge KRutledge@qmu.ac.uk

Directora de Respuesta Humanitaria; investigadora doctoral; Universidad Queen Margaret

 

Sandra Iman Pertek S.M.Pertek@pgr.bham.ac.uk

Asesora de género; investigadora doctoral, Universidad de Birmingham

 

Mohammad Abo-Hilal Mahilal3@gmail.com

Psiquiatra sirio; fundador de Syria Bright Future

 

Atallah Fitzgibbon Atallah.Fitzgibbon@irworldwide.org

Asesor en colaboraciones de carácter religioso, Islamic Relief Worldwide

 

[1] Participaron 246 mujeres, la mayoría musulmanas (96 %) y el resto cristianas, con edades comprendidas entre los 18 y los 64 años. El estudio también incluyó 22 entrevistas con profesionales humanitarios y en materia de SMAPS.

[2] IASC (2007) Guía del IASC sobre Salud Mental y Apoyo Psicosocial en Emergencias Humanitarias y Catástrofes
https://interagencystandingcommittee.org/system/files/iasc_guidelines_mhpss_spanish.pdf

[3] Islamic Relief Worldwide y Federación Luterana Mundial (2018) A faith-sensitive approach in humanitarian response: Guidance on mental health and psychosocial programming. https://reliefweb.int/report/world/faith-sensitive-approach-humanitarian-response-guidance-mental-health-and-psychosocial

 

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