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Beneficios de facilitar que personas refugiadas rohinyás en Bangladés accedan a sistemas bancarios
  • Mohammad Azizul Hoque, Tasnuva Ahmad y Mohammed Taher
  • November 2024
Mujer rohinyá en el campamento de refugiados de Cox's Bazar contempla los refugios cercanos. Autoría: Abdullah, voluntario de investigación sobre personas refugiadas del CPJ

Acceder a sistemas bancarios formales permitiría que personas refugiadas rohinyás en Bangladés reciban remesas a través de canales lícitos. Esto supondría beneficios para las personas refugiadas, la respuesta humanitaria y la economía y la seguridad de ese país.

La crisis de personas refugiadas rohinyás en Bangladés, que se distingue por un volumen reducido de fondos humanitarios y obstáculos al acceso financiero, obliga a esas personas a recurrir a métodos de financiación informales y precarios. Ante una situación de apatridia, pobreza y ayuda menguante, las personas refugiadas rohinyás dependen cada vez más de remesas procedentes de la diáspora de esa comunidad, que se encuentra principalmente en Malasia, Arabia Saudita y otros países de Medio Oriente. En 2020, casi el 39 % de las familias rohinyás en Bangladés tenían algún familiar en otro país, y un 21 % de los hogares habían recibido una remesa el año precedente[i]. No obstante, tanto las personas beneficiarias como quienes envían fondos se topan con obstáculos al momento de transferir dinero por mecanismos formales y, por ende, se ven obligados a recurrir a mecanismos informales que involucran a numerosos intermediarios, demoras y aspectos ineficientes.

A fin de explorar las dinámicas relacionadas con las remesas que reciben las personas refugiadas rohinyás en Bangladés, el Centro por la Paz y la Justicia (CPJ, por sus siglas en inglés) llevó a cabo investigaciones cualitativas en forma conjunta con voluntarios de esta comunidad refugiada y se valió de la red de confianza informal de CPJ en ocho campamentos distintos en los subdistritos de Ukhiya y Teknaf de Cox’s Bazar[ii]. Un equipo de investigación comunitario de CPJ organizó varias consultas con integrantes de la red de confianza y seis entrevistas exhaustivas con distintas partes interesadas. Se analizaron los obstáculos estructurales que enfrentan personas refugiadas rohinyás para acceder a sistemas financieros formales, los riesgos e ineficiencias de usar vías informales para las remesas y los impactos de las remesas en las personas destinatarias, el país anfitrión y la economía.

Prácticas y desafíos relacionados con las remesas en la actualidad

En este momento, las personas refugiadas rohinyás utilizan sobre todo vías informales para realizar transacciones financieras. Tales vías incluyen el servicio financiero móvil bKash, que goza de gran popularidad; Hundi, un acuerdo verbal o plasmado en papel por el cual se estipula el pago de una cantidad determinada, y Hawala, un sistema informal y tradicional de transferencia de dinero que se basa en la confianza y en una red de intermediarios. Se excluye a las personas refugiadas en Bangladés de servicios de transferencia más formales, como Western Union.

El uso de bKash implica recurrir a la asistencia de personas de confianza como anfitriones, personal de ONG o personas refugiadas que ya están arraigadas y que llegaron en 1992 y con anterioridad. Según una de las personas entrevistadas:

“Las personas pueden visitar a un agente cercano de bKash, indicar su número de teléfono celular y datos de la operación, y recibir dinero en forma instantánea en su billetera móvil. Enviar dinero a Myanmar implica agregar un cargo adicional por envío de entre 30 y 50 takas bangladesíes (BDT) por cada BDT 1000 (el equivalente de entre USD 0,25 y 0,42 por cada USD 8,37)”. Estas operaciones involucran riesgos, ya que la detección por el gobierno podría dar lugar a que se impongan consecuencias severas. Las personas refugiadas rohinyás pueden enfrentar multas y hostigamiento si la policía descubre que tienen cuentas de bKash. Una persona entrevistada compartió su experiencia:

“En una ocasión, me estaba dirigiendo a otro campamento. La policía revisó mi teléfono y encontraron aplicaciones de bKash, en las cuales figuraba que había recibido remesas por 20 000 takas. Me quitaron mi teléfono y el dinero”.

El sistema Hawala es una modalidad de transferencia de dinero informal y tradicional que se basa en la confianza y en una red de intermediarios. Conforme lo describió una persona entrevistada de un campamento rohinyá, este sistema funciona sin que haya un traspaso físico de dinero de manera transnacional, requiere el pago de una comisión y depende de la confianza y la honestidad entre intermediarios. La falta de supervisión formal implica que, si hay alguna controversia, es muy improbable que esta pueda tener una resolución justa, y podría haber fraude financiero sin posibilidad de recurrir a la justicia. Las comisiones por transacción para personas refugiadas rohinyás en Cox’s Bazar se han disparado, y esto eleva de manera significativa el costo de enviar dinero. Si bien recurrir a familiares puede contribuir a que haya menos cargos, es habitual que los intermediarios desconocidos exijan comisiones elevadas.

Esta economía informal no solo limita la seguridad financiera de las personas refugiadas rohinyás, sino que además priva de ingresos al país de acogida (tanto de parte de quien realiza el envío como de quien lo recibe), dado que estas transacciones eluden las vías económicas formales. Pese a estas dificultades, y en un contexto de recortes a la ayuda humanitaria, las remesas siguen siendo fundamentales para la comunidad refugiada rohinyá en Bangladés, que las utiliza para cubrir necesidades básicas como alimentos, vestimenta y gastos médicos.

Por qué se excluye a personas rohinyás del sistema financiero en Bangladés

Obstáculos estructurales
Las personas refugiadas rohinyás en Bangladés son clasificadas como Nacionales de Myanmar Desplazados por la Fuerza. Conforme a esta clasificación, no se las reconoce oficialmente como personas refugiadas ni se las considera elegibles para ningún tipo de documentos emitidos por Gobiernos, (como documentos de identidad nacionales, certificados de nacimiento, escrituras sobre terrenos o pasaportes) que les permitirían acceder al sistema financiero.

Política ad-hoc y voluntad política insuficiente
La política del gobierno de Bangladés con respecto a la población rohinyá ha sido a corto plazo y ad-hoc, y se centra en repatriar a casi un millón de personas refugiadas a Myanmar. Entre estas prioridades no se incluye facilitar el acceso al trabajo ni al sistema financiero en Bangladés.

El enfoque temporario en cuanto a políticas orienta la gobernanza en los campamentos y el marco regulatorio de las ONG. El gobierno de Bangladés no aprueba los proyectos de ONG que tienen una duración mayor a un año. Sin embargo, continúa la guerra civil en Myanmar y la población rohinyá y otros grupos étnicos siguen abandonando sus hogares. Han pasado más de siete años desde la afluencia de más de 740 000 personas refugiadas rohinyás a Bangladés en 2017, y 30 años desde que se produjeron algunos de los desplazamientos anteriores de personas rohinyás.

Temor a la integración social y resistencia comunitaria
Se observa cierta aprehensión entre los responsables de políticas con respecto a que la integración financiera de personas refugiadas pueda afectar a la economía y al mercado laboral local, lo cual podría redundar en una mayor competencia. Les preocupa que permitir que las personas rohinyás accedan al sistema financiero también facilite su integración social y cultural en Bangladés y que entonces estas personas no regresen nunca a Myanmar. El Gobierno anterior de Bangladés (de agosto de 2017 a agosto de 2024) tenía presente la resistencia cada vez mayor a políticas públicas relativas a la integración de personas rohinyás en la comunidad local y, en respuesta, impusieron restricciones a la circulación fuera de los campamentos e instalaron una cerca con púas.

Otra inquietud, que mencionaron algunos medios de Bangladés, es que este es un país con sobrepoblación que no está en condiciones de albergar a otro millón de personas refugiadas rohinyás. Por ende, el Gobierno es renuente a crear oportunidades para los rohinyás que podrían alentarles a quedarse en forma definitiva o instar a quienes quedan en Myanmar a migrar a Bangladés.

Otredad y narrativas contra la población rohinyá
Nuestro estudio demuestra que las actitudes inicialmente empáticas de las comunidades de acogida hacia las personas refugiadas rohinyás han empezado a mermar. Hay cada vez más desconfianza entre la población local bangladesí y las personas rohinyás, y esto ha provocado mayor descontento y tensión entre responsables de políticas gubernamentales.

Un estudio de CPJ de comienzos de 2019 refleja el aumento de percepciones contra las personas rohinyás, que puede asociarse a la inestabilidad creciente en las zonas fronterizas entre Bangladés y Myanmar y un incremento en la delincuencia en campamentos de personas refugiadas. En diversos estudios, se detectaron inquietudes crecientes con respecto a temas como venta de estupefacientes y la posibilidad de una crisis alimentaria[iii]. A su vez, algunos categorizan a las personas rohinyás como extranjeras que no pertenecen a Bangladés. Estas narrativas influyen de manera negativa en las dinámicas de políticas en repudio a las personas rohinyás y la cuestión de su acceso al sistema financiero. Algunas personas locales perciben a la población rohinyá como una amenaza (“que destruye la economía de Bangladés” o “perjudica a Bangladés”) y promueven la idea de que se la envíe de regreso a Myanmar.

Consideraciones de seguridad
El Gobierno de Bangladés está renuente a abrir espacios cívicos para la población rohinyá, en especial el acceso financiero, debido al temor con respecto a la seguridad nacional, el fraude y el lavado de dinero. Existe la percepción de que podría beneficiarse a la criminalidad y a grupos armados en la frontera y de que esto alentaría el contrabando de drogas y el comercio ilegal de armas y otros bienes, lo cual conllevaría una escalada en la inseguridad regional. Este temor se intensificó hace poco, dado que el Ejército de Arakán y las Organizaciones Solidarias Rohinyás en Myanmar se enfrentan en una guerra civil con fuerzas militares gubernamentales, lo cual provocó un mayor aislamiento en las zonas fronterizas. A menudo, estos grupos armados dependen de comunidades en la frontera para obtener insumos y tratos sobre armas.

Beneficios de facilitar que personas rohinyás en Bangladés accedan a sistemas financieros

Para las personas rohinyás refugiadas
La posibilidad de acceder al sistema bancario brindaría a la población rohinyá una oportunidad de mayor estabilidad financiera. Les resultaría más sencillo y menos costoso recibir remesas, que podrían reducir su dependencia absoluta de la ayuda.

Para la gobernanza
Actualmente, las personas refugiadas recurren a mecanismos informales para realizar transferencias de dinero que son riesgosas, costosas y podrían contribuir de manera directa o indirecta a actividades ilegales, como el contrabando transnacional, ya que las autoridades no pueden rastrear tales transacciones. Legalizar sus transacciones financieras aportaría mejores datos con fines de monitoreo. Esto, a su vez, ayudaría a prevenir el lavado de dinero y la criminalidad transfronteriza.

Para la economía de Bangladés
Los mecanismos formales de remesas redundarían en un incremento sustancial del ingreso de flujos financieros, lo cual podría impulsar de manera general a la economía de Bangladés. La escasez reciente de dólares estadounidenses que se produjo en el sistema de la reserva nacional de Bangladés generó desafíos en la importación de artículos esenciales, como alimentos y combustibles. Las remesas de la diáspora rohinyá contribuirían a propulsar los ingresos de Bangladés.

Crear oportunidades y reducir las actividades ilegales
Limitar el acceso de personas refugiadas rohinyás a servicios financieros en Bangladés exacerba su situación de vulnerabilidad y marginación. Los sistemas informales de transferencia de dinero, como Hawala, Hundi y plataformas bancarias que se utilizan a través de teléfonos móviles, como bKash, no son eficientes y plantean complejidades jurídicas. Si se formaliza el acceso a las remesas, se podría reducir la dependencia de la ayuda humanitaria, cuyo volumen es insuficiente y está en riesgo de verse recortada incluso más. Las remesas también podrían posibilitar que las personas refugiadas inviertan en actividades económicas a pequeña escala, y esto se traduciría en mejoras en su bienestar. Que haya una regulación de los flujos de remesas podría contrarrestar las actividades ilegales provocadas por la urgente situación económica, y reportar beneficios económicos y de seguridad para Bangladés, debido al mayor grado de supervisión y transparencia.

 

Mohammad Azizul Hoque
Académico y consejero, Unidad de Estudios sobre Personas Refugiadas, Centro por la Paz y la Justicia, Universidad Brac, Bangladés
azizul.hoque@bracu.ac.bd
linkedin.com/in/azizul-hoque-358039b2/

Tasnuva Ahmad
Asociada principal de investigación, Centro por la Paz y la Justicia, Universidad Brac, Bangladés
tasnuva.ahmad@bracu.ac.bd
linkedin.com/in/tasnuva-ahmad-04a78359/

Mohammed Taher
Voluntario de Investigación sobre Personas Refugiadas Rohinyá, campamentos de personas refugiadas de Cox’s Bazar, Bangladés
muhammadtahair351935352@gmail.com

 

[i] Asia Foundation (2020) Navigating at the margins: Family, mobility and livelihoods amongst Rohingya refugees in Bangladesh [en inglés] bit.ly/rohingya-family-mobility-livelihoods

[ii] Véase Hoque M A, Ahmad T y Prova T K (2023) ‘Community-Based Research in Fragile Contexts: Reflections From Rohingya Refugee Camps in Cox’s Bazar, Bangladesh’ [en inglés], Journal on Migration and Human Security, vol. 11: 1 bit.ly/rohingya-refugee-camps-coxsbazar

[iii] Véase Ansar A y Khaled A F M (2021) ‘From solidarity to resistance: host communities’ evolving response to the Rohingya refugees in Bangladesh’ [en inglés], Journal of International Humanitarian Action, vol 6 bit.ly/host-communities-Bangladesh

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