Este artículo se basa en diez entrevistas en profundidad realizadas a académicos radicados en Colombia, Brasil, Chile, Perú y la República Dominicana que actualmente están realizando estudios de investigación relacionados con la crisis de desplazamiento venezolana[1]. Todas las entrevistas se realizaron a distancia, en español, durante enero y febrero de 2022. Entrevisté a dos tipos de investigadores: los que contaban con una larga trayectoria académica y formación en la investigación de la migración forzada, y otros que se habían visto investigando las experiencias de la población migrante y refugiada de forma indirecta, debido a sus áreas de especialización, tales como la salud reproductiva y sexual y las enfermedades infecciosas, sin ser “investigadores sobre la migración”. Con independencia del tipo de estudio que todos estos académicos estuvieran llevando a cabo (ya fuera teórico o aplicado), a menudo trabajaban en colaboración con otras instituciones, tanto a nivel nacional como regional. Algunos trabajaban con instituciones académicas del Norte Global.
Las cuestiones clave que se desprendieron de estas entrevistas fueron la falta de financiación, y los retos relacionados con la credibilidad y la visibilidad académicas a raíz de que los investigadores se encontrasen en el Sur Global o procedieran de él.
La financiación: diferentes realidades
Los entrevistados destacaron que los organismos de financiación del Norte no reconocen las realidades y los retos inherentes a la realización de estudios de investigación sobre la migración forzada en el contexto de la crisis venezolana. Según un investigador de Colombia: “Ver la realidad desde fuera es muy diferente a vivirla”. Este investigador compartió su experiencia con una convocatoria de financiación internacional para el acceso a la sanidad de la población venezolana en Colombia. Basándose en su trabajo con personas migrantes venezolanas y en su estudio preliminar, se había propuesto iniciar un estudio cualitativo para entender el tema de la xenofobia como barrera de acceso a la atención sanitaria. Sin embargo, los organismos de financiación buscaban parámetros entre los que se incluyera el número de médicos, el número de camas de un hospital, etc. “¿Por qué habríamos de preocuparnos por el número de camas y de médicos”, dijo el investigador, “si sabemos que la mayoría de los migrantes serán rechazados en la puerta y ni siquiera llegarán a entrar en el hospital?” En este caso, el investigador y su equipo no siguieron adelante con esta propuesta por considerar que el enfoque cuantitativo solicitado por el organismo de financiación pasaba por alto importantes factores relacionados con los prejuicios y la discriminación en la prestación de asistencia sanitaria.
Un investigador de la República Dominicana manifestó su preocupación por las convocatorias de financiación que tenían requisitos demasiado costosos o inviables en países con recursos limitados: “A veces uno lee estos anuncios de financiación y piensa que están escritos para el Norte”. En este caso, el investigador se dirigió al responsable del programa y solicitó, con éxito, que se cambiara el anuncio. Las convocatorias de financiación que no dan a estos investigadores la flexibilidad y la libertad para abordar las cuestiones relacionadas con el desplazamiento venezolano de manera que reflejen las realidades sobre el terreno limitan la posibilidad de que estos lleven a cabo un estudio de investigación adecuado y significativo.
Otra investigadora, de Chile, destacó la necesidad de que las oportunidades de financiación reconozcan la diversidad cultural y social en el Sur Global: una diversidad que genera diferentes formas de conocer y percibir la realidad. Planteó la cuestión de cómo los organismos de financiación del Norte Global conceptualizan y utilizan términos que podrían no ajustarse a su uso en el Sur Global. Más concretamente, mencionó cómo se utilizan y se espera que se evalúen los términos “competencia cultural” en el Norte e “intercultural” en el Sur. “Que el Sur cree una lista de comprobación es inaceptable. Esto es lo que hace el Norte con el concepto de competencia cultural”.
Algunos de los participantes en la entrevista mencionaron los retos burocráticos inherentes a la solicitud de financiación y su limitada capacidad institucional para hacerlo: “Nuestras instituciones podían tardar varias semanas o meses en tramitar algunos de los papeles requeridos para una propuesta de subvención. Cuando tuvimos la documentación y el visto bueno institucional, el plazo ya había pasado”, dijo un investigador de Colombia. Otros denunciaron los limitados recursos humanos y capacidades de sus instituciones para redactar y preparar propuestas de estudios de investigación que requieren ser entregadas de vuelta en seguida. Incluso cuando consiguen financiación, se encuentran con que las instituciones académicas de su región no necesariamente se han adaptado a las necesidades y características específicas de las personas migrantes venezolanas, lo que supone un reto a la hora de captar a sujetos para las entrevistas y de implementar los proyectos de investigación. Por ejemplo, como explicó un entrevistado en Colombia, las instituciones de investigación podrían exigir a las población migrante que tengan documentos de identidad legales antes de que las universidades puedan tramitar los incentivos y los reembolsos de los costes (como la comida y el transporte) asociados a su participación en un estudio.
La credibilidad y la visibilidad académica
La cuestión de la credibilidad académica también surgió en las conversaciones sobre las barreras a la financiación. “Para conseguir una subvención de un gran organismo de financiación, sé que necesito que una universidad prestigiosa me respalde”, dijo un investigador de Colombia. Este requisito de estar vinculado a una universidad del Norte y, a menudo, de tenerla como institución principal en una solicitud de subvención es problemático. Limita la posibilidad de que los investigadores y las instituciones del Sur se establezcan como entidades con credibilidad que realizan estudios sobre la migración forzada; en resumen, que lleguen a ser visibles. La cuestión de la credibilidad y la visibilidad fue común en mis conversaciones con los académicos locales y me hizo preguntarme: en el contexto de la crisis venezolana, ¿quién en el Sur Global es percibido y conceptualizado como un investigador con credibilidad en migración forzada? ¿A qué investigadores se invita a participar en los foros humanitarios y por qué se deja fuera a otros?
Las entrevistas pusieron de manifiesto cómo a los diferentes tipos de investigadores se les ve como un factor clave que afecta a la cuestión de la credibilidad y la visibilidad. Los investigadores establecidos en materia de migración abordaron el estudio del desplazamiento venezolano de forma más teórica, centrándose en las políticas y procesos migratorios en la región. Los investigadores aplicados, sin embargo, estudiaron las experiencias de la población migrante y refugiada de forma indirecta, abordando cuestiones apremiantes relativas a unas realidades socioeconómicas más amplias de los países de acogida. Para los investigadores aplicados, el fenómeno de la migración venezolana no necesitaba ser conceptualizado teóricamente, sino que generaba preguntas que debían ser respondidas (con respuestas que pudieran apoyar a las comunidades que estaban sufriendo y ayudar a los Gobiernos a entender cómo abordar la situación de desplazamiento).
Esta dicotomía no siempre ha estado clara; en la región y en el ámbito de los estudios sobre migración forzada se está llevando a cabo un sustancial trabajo interdisciplinario y multimétodo. Sin embargo, parece existir el problema de que los investigadores que están realizando un trabajo valioso, pero más empírico, sobre el desplazamiento venezolano, que interactúan directamente con los migrantes y refugiados, tienen menos probabilidades de ser considerados autoridades con credibilidad en el ámbito de la migración forzada, a pesar de las perspectivas únicas que aportan. Un investigador que ha realizado un amplio estudio sobre salud sexual y reproductiva (SSR) en los campos de refugiados del norte de Brasil dijo que, aunque su trabajo es conocido y se considera que tiene credibilidad en el ámbito de la SSR, no invitan a su equipo a participar en los debates humanitarios.
Cómo abordar los retos
De las entrevistas surgieron varias recomendaciones para fomentar la colaboración y aumentar el acceso a las oportunidades de financiación.
Las redes de investigación dentro de los países o regiones podrían ayudar a promover las colaboraciones y los debates sobre cuestiones relacionadas con la migración forzada. Podrían ayudar a poner en contacto a los académicos que realizan estudios de investigación similares, fomentar el trabajo interdisciplinario e incluso ofrecer oportunidades formativas. Dado el creciente número de investigadores que empiezan a trabajar con comunidades de migrantes y refugiados, las sesiones formativas podrían incluir debates éticos y estrategias para llevar a cabo proyectos con estas comunidades. Se necesitaría una financiación a largo plazo para que estas redes de investigación fueran sostenibles.
Los fondos generadores de capital, concedidos para cubrir el lanzamiento de un nuevo proyecto, deberían proporcionarse a las iniciativas dirigidas por investigadores del Sur Global; los niveles de financiación podrían aumentar con el tiempo en función de los resultados.
Las convocatorias de financiación sensibles al contexto darían a los investigadores la independencia y la flexibilidad necesarias para abordar un problema de investigación utilizando unos marcos conceptuales y enfoques metodológicos que reflejen las realidades sobre el terreno. Los organismos de financiación también deberían estar abiertos a que los investigadores negocien con ellos para permitir diferentes enfoques no incluidos originalmente en las convocatorias de financiación.
La financiación, la credibilidad y la visibilidad son conceptos interrelacionados que deberían entenderse dentro del contexto geográfico de estos investigadores y de la singularidad de la situación del desplazamiento venezolano. Mientras que los organismos de financiación sigan imponiendo determinadas formas de conocer y pensar, la investigación no reflejará la realidad. Mientras que los investigadores necesiten que una universidad del Norte Global los respalde para poder obtener una subvención, estos no se harán visibles. Y mientras no se considere a los investigadores aplicados como autoridades en materia de migración forzada, se pasarán por alto sus perspectivas únicas.
Rossmary D Márquez-Lameda Rossmarydmarquez@gmail.com @Marquez_Lameda
Candidata de Doctorado, Escuela de Salud Pública, Universidad de Indiana Bloomington
[1] Aunque todos los académicos se ubicaban y trabajaban en estos países, no todos eran originarios de ellos. Dos de los investigadores son de Francia y uno es de Argentina.