Nos enfrentamos a un nuevo paradigma de los problemas migratorios tras la llamada Primavera Árabe, las crisis políticas, económicas y sociales de los países de Oriente Medio y del Norte de África. Como respuesta se aplicaron en los países de las costas al norte del Mediterráneo las resoluciones de seguridad adoptadas por la UE para proteger sus fronteras, lo que nos indica que los movimientos migratorios se enfocan hacia el norte aunque las consecuencias también las sientan países del Sur, como es el caso de Argelia.
Desde la Primavera Árabe, Argelia se ha convertido en refugio para flujos de migración mixtos procedentes de Túnez, Libia, Egipto y Siria. En ellos hay también refugiados en busca de un tercer país. Muchos analistas ven estos flujos únicamente como una ruta de tránsito hacia los países europeos. Esta observación es correcta a medias, ya que muchos encuentran refugio en Argelia[1]. Además de la llegada de extranjeros, hemos observado también traslados de migrantes argelinos que llevaban mucho tiempo asentados en estos países en crisis y que ahora regresan a su país. Estos retornados que huyen de la falta de seguridad en sus nuevos países de origen puede que hayan perdido todos sus lazos sociales dentro de Argelia. Se sabe que otros migrantes argelinos se encuentran “atrapados” en algunos de estos países, con independencia de que su situación fuera regular o irregular.
Históricamente se ha conocido a Argelia como un país de acogida para los refugiados. Después de cada crisis provocada por una catástrofe natural en el desierto del Sáhara, los africanos subsaharianos se suelen trasladar al sur de Argelia. Este país lleva desde 1975 acogiendo a refugiados saharauis en su territorio y a lo largo de muchos años ha estado recibiendo a refugiados procedentes de Costa de Marfil, la República Democrática del Congo y últimamente de Mali. Por lo menos 260.000 extranjeros residen en Argelia (el 0,7% de su población en 2012), más del 75% de los cuales son refugiados, solicitantes de asilo y otras personas desplazadas, entre ellos migrante sin estatus[2]. En la provincia de Tamanrasset, al sur, conviven unas cuarenta nacionalidades distintas.
Este nuevo contexto expone a los migrantes a difíciles condiciones sociales. Argelia había adoptado estrictas normativas con respecto a la migración, pero ha sido más flexible últimamente con el fin de satisfacer las demandas de las personas desplazadas por culpa de las crisis políticas en el norte de África. Pero el territorio argelino se está convirtiendo en una fortaleza. A pesar de las flexibles normas de admisión de las poblaciones extranjeras, las fuerzas de seguridad de la frontera han expulsado de Argelia a 2.766 personas. Las autoridades necesitan controlar 1.200 km de costa mediterránea –sin asistencia, ya que Frontex sólo asiste a los países del Norte– así como 6.000 km de fronteras terrestres. En 1994 cerraron sus fronteras con Marruecos y ahora se han visto obligados a fortificar sus fronteras con Libia (diciembre de 2012), con Mali (enero de 2013) y Túnez (agosto de 2013) a causa de la creciente magnitud de la trata transfronteriza y de los delitos transnacionales[3] derivados de la crisis en esta región.
Estos traslados de migrantes sólo se encuentran parcialmente cubiertos por los instrumentos internacionales y, aunque las autoridades argelinas pueden realmente proteger a sus flujos de población, no existen acuerdos vigentes (bilaterales o multilaterales) para hacerlo.
Mohamed Saïb Musette saibmusette@gmail.com es director de investigación en el Centro de Investigación de Economía Aplicada para el Desarrollo (CREAD, por sus siglas en francés), Argelia. www.cread.edu.dz
[1] Véase Mixed Migration Flows to, through and from Algeria (Flujos de migración mixtos hacia, desde y a través de Argelia) Centro Internacional para el Desarrollo de Políticas Migratorias.
[2] Recopilación de datos realizada por el autor. Véase también http://esa.un.org/unmigration/migrantstocks2013.htm?msdo.
[3] Ministerio de Defensa –Argelia– Investigación criminal www.mdn.dz/site_cgn/index.php#undefined