- May 2025

Los clubes de protección e indemnización podrían jugar un papel más eficaz en la gestión del polizonaje en buques si cooperaran más con la sociedad civil para mejorar los resultados humanitarios.
La Organización Marítima Internacional (OMI) define a los polizones como personas que abordan un buque o su carga sin permiso. Se les encuentra a bordo después de zarpar de un puerto o durante la descarga. Las personas migrantes de África Occidental que viajan de manera clandestina con frecuencia tienen aspiraciones de llegar a Europa; sin embargo, muchas están decidiendo emprender viajes más largos y peligrosos para buscar oportunidades en Sudamérica, en especial en el Brasil y la Argentina. Esta tendencia migratoria sigue representando solo una pequeña parte de la migración mundial, pero se ha estado expandiendo rápidamente en la década hasta finales de 2024. La mayoría de las personas migrantes que se dirigen a Sudamérica salen de países de África Occidental como Senegal, Guinea, Nigeria y Ghana, y la mayoría ingresa a Sudamérica por el Brasil. Los vínculos históricos y culturales que unen al Brasil con África Occidental, en combinación con sus regulaciones de visa formalmente liberales, hacen de este país el principal de destino en la región[1].
El polizonaje en rutas transatlánticas, con frecuencia por meses, expone a las personas migrantes a peligros extremos. Deben sobrevivir a condiciones insalubres y, si son descubiertas, se las puede tirar por la borda o dejar a la deriva en balsas precarias. Aun así, las políticas migratorias cada vez más restrictivas que se están adoptando en Europa están haciendo de este método una opción alarmantemente popular.
Como era de esperar, los incidentes que exigen que las autoridades traten con casos de polizonaje se están volviendo cada vez más comunes en el Brasil, lo que demuestra los peligros que enfrentan estas personas migrantes indocumentadas. En agosto de 2023, la Policía Federal del Brasil rescató a ciudadanos nigerianos que viajaban como polizones en el área de la cámara del timonel de un buque de carga, cerca del puerto de Vitória, ubicado en la costa suroriental del Brasil[2]. El grupo había estado en el mar por 14 días, tomando agua marina, puesto que se les había acabado la comida y el agua fresca después de ocultarse por casi 4000 millas.
Se supone que los clubes de protección e indemnización(P&I) son parte de la solución. Los clubes de protección e indemnización se crearon en la Gran Bretaña del siglo XIX para proteger las operaciones comerciales y cubrir una amplia gama de responsabilidades legales, que incluyen ayudar a los propietarios de buques a prepararse para cualquier caso de polizonaje a bordo[3]. Los clubes principales se encuentran en Europa, y el Grupo Internacional de Clubes de P&I (IGP&I) opera desde Londres. Lo integran 13 clubes que cubren casi el 90 % del tonelaje de navegación oceánica. Si se encuentra un caso de polizonaje a bordo de un buque, la compañía responsable del navío puede enfrentar sanciones financieras altas, costos de repatriación y la necesidad de redirigir el buque a otro puerto para desembarque. En teoría, los clubes de protección e indemnización tienen el propósito de servir como puntos de contacto para ayudar a los propietarios de buques con la llamada ‘gestión de polizonaje’. No obstante, en la práctica, la tarea de cuidar de los casos de polizonaje no es siempre fácil y exige cooperación interinstitucional.
Clubes de protección e indemnización en el Brasil
El Brasil no tiene un club de protección e indemnización, pero los clubes internacionales tienen representantes —conocidos como ‘corresponsales’— en el país. En relación con los costos financieros de gestionar el polizonaje, los clubes cubren los costos en que se incurre para enviar a las personas migrantes de regreso a su país de origen y para su alojamiento y cuidado hasta que sean repatriadas o desembarquen; también cubren los costos que involucra administrar las multas que se imponen a los propietarios de buques por no detener el polizonaje. Otro papel importante es la asistencia jurídica. Los clubes pueden proporcionar expertos legales para que se ocupen del derecho migratorio, el derecho marítimo internacional y la reglamentación portuaria. Por último, aunque no menos importante, los clubes de protección e indemnización han establecido una red importante para cooperar con las autoridades portuarias, la Policía Federal y las autoridades de las embajadas para ayudar en la gestión de casos de polizonaje de personas migrantes indocumentadas. No obstante, la sociedad civil es un actor importante que falta en estas redes.
Al descubrir un caso de polizonaje, el propietario del buque informa a los diferentes actores, que incluyen a los oficiales portuarios, el Ministerio de Relaciones Exteriores, el Ministerio de Justicia y Seguridad Pública y los corresponsales de los clubes de protección e indemnización. Si el buque se encuentra lejos de la costa, es necesario esperar hasta que llegue al siguiente puerto que permita el desembarque seguro. Si el buque ha llegado al puerto de destino en el Brasil, la Policía Federal autoriza la admisión al país de la persona que viaja como polizona, tenga documentos o no, pero solamente bajo la custodia del propietario del buque y el club correspondiente.
Los clubes instruyen a la tripulación sobre algunos procedimientos después de descubrir un caso de polizonaje a bordo. Esto va desde el registro de las pertenencias de la persona y el área donde se encontró, hasta un examen médico completo. La tripulación también recibe instrucciones de tomar fotos y buscar documentos o identificación ocultos y de hacer preguntas a la persona acerca de sus razones para incurrir en polizonaje. La preocupación personal es obtener tanta información como sea posible para ayudar a determinar su identidad. Otras medidas se relacionan con la protección y la seguridad, como vigilar o reforzar la puerta del camarote para evitar el escape. Si la tripulación cree que el comportamiento de la persona que incurre en polizonaje puede arriesgar su propia seguridad, pueden utilizar esposas, cadenas o correas como medidas de contención física. El capitán del buque es responsable de rendir una declaración completa a las autoridades locales, que incluya los datos del caso de polizonaje, el comportamiento y la salud de la persona involucrada, así como los estándares de alimentación y seguridad a bordo y las medidas de seguridad que se implementaron.
En casos de repatriación, los clubes de protección e indemnización deben brindar alojamiento y alimentación en el Brasil a la persona que viaja como polizona, así como un boleto de regreso a su país de origen, documentación —que incluye un pasaporte de emergencia—, monitoreo continuo mediante un representante formal en el Brasil y seguridad privada en la puerta del hotel hasta que ocurra la repatriación. La duración de este proceso varía dependiendo primordialmente de cualquier dificultad en que se incurra para confirmar la nacionalidad de la persona que viaja como polizona. En ausencia de cualquier documento personal, los representantes de la Policía Federal y el club entrevistan a la persona para tratar de identificar a la embajada correcta que debe contactarse. Las embajadas necesitan, en general, otra entrevista para confirmar la nacionalidad antes de emitir los documentos necesarios. Solo entonces puede iniciar el proceso de repatriación. La Policía Federal y la aerolínea que se utilice solicitarán al menos dos escoltas para retornar a la persona que viaja como polizona. La responsabilidad del club de protección e indemnización termina una vez esté completa la devolución.
En los casos en que la persona que viaja como polizona desee solicitar asilo en el Brasil, el corresponsal del club se pone en contacto con los miembros del Comité Nacional para los Refugiados del país. La Policía Federal recibe toda la documentación y emite la tarjeta provisional de identidad de la persona solicitante de asilo. En algunos casos, el corresponsal del club también se comunica con organizaciones de la sociedad civil (OSC) que trabajan con personas refugiadas y quienes ayudarán a guiar a las personas solicitantes de asilo para que atraviesen los obstáculos burocráticos que puedan surgir. En estos casos, las responsabilidades del club de protección e indemnización cesan cuando la Policía Federal emite el documento provisional de identidad. Como resultado, es posible que los clubes prefieran tratar con las solicitudes de asilo en lugar de la repatriación, debido a los costos y la simplicidad.
Necesidad de mejor cooperación
En 1957, una conferencia en Bruselas adoptó la Convención internacional sobre polizonaje[4]. Nunca ha entrado en vigor, pero existen principios internacionales, como los lineamientos emitidos por la Organización Marítima Internacional y el Convenio para facilitar el tráfico marítimo internacional de 1965 (Convenio FAL) y su enmienda de 2018[5]. Estas iniciativas establecen las responsabilidades de autoridades portuarias, propietarios de buques y Estados de abanderamiento. También destacan que deben hacerse todos los esfuerzos posibles por establecer la ciudadanía de las personas que viajan como polizones. Finalmente, abogan por la cooperación estrecha entre todas las autoridades y personas que participan en la gestión de casos de polizonaje.
La gestión del polizonaje presenta desafíos humanitarios significativos. Es esencial garantizar la alimentación y el alojamiento adecuados, tanto a bordo como durante la repatriación o el proceso de asilo. Es posible que las personas que incurren en polizonaje sufran problemas de salud debido a sus travesías largas y peligrosas, que pueden incluir trauma, inanición, exposición y deshidratación, y es posible que necesiten atención médica. Evitar la explotación también es un aspecto vital, porque las personas que incurren en polizonaje son vulnerables a la trata de personas. Además, las personas migrantes indocumentadas pueden ser personas refugiadas y debe considerarse su derecho a la protección internacional y a la no devolución. Debido a su situación precaria durante las largas travesías, es esencial monitorear su tratamiento a bordo para evitar las violaciones a los derechos humanos.
La necesidad de equilibrar la protección de las operaciones marítimas con los derechos de las personas que incurren en polizonaje exige una mejor coordinación entre los clubes de protección e indemnización y la sociedad civil. En el Brasil, las OSC están al frente de la defensa de los derechos de las personas migrantes durante su recepción, integración y reubicación. Dada la experiencia y autoridad de los clubes en la gestión del polizonaje, es importante integrarlos al modelo de responsabilidades compartidas, que involucra a organizaciones estatales, organizaciones internacionales y ONG, que el país ha seguido desde la década de los setenta.
Es esencial reconocer las diversas barreras a la cooperación entre los clubes de protección e indemnización y las OSC, que no se experimentan solamente en el Brasil. La falta de coordinación actual se origina en los métodos diferentes y las prioridades que entran en conflicto. Los clubes gestionan la responsabilidad legal de los propietarios de buques, mientras que las OSC con frecuencia se centran en la labor humanitaria; lograr que estos objetivos estén alineados puede ser difícil. Las políticas inconsistentes sobre cómo gestionar la identificación, recepción y procesamiento de los casos de polizonaje agregan otro desafío más. Por tanto, es esencial desarrollar proyectos regulatorios que combinen la experiencia marítima de los clubes con el conocimiento de las OCS en el campo migratorio.
En 2024, Pará, estado ubicado al norte del Brasil, lanzó una iniciativa de gestión del polizonaje, el primer esfuerzo coordinado de su tipo. Esto incluyó la creación de un procedimiento operativo normalizado (PON)[6]. ACNUR Brasil, la Policía Federal, el Ministerio Público, la Defensoría Pública del Estado y el Sindicado de Agencias Marítimas de Pará colaboraron en la elaboración del documento. El PON pone énfasis en la no devolución y la no discriminación, así como en que no se penalice la entrada irregular. También busca asegurar la unidad familiar, la asistencia judicial gratuita, el acceso a la información y la provisión de necesidades básicas. El documento pide a los clubes de protección e indemnización informar sobre el polizonaje a las autoridades brasileñas en un período de 72 horas antes de atracar —aunque, en la práctica, el polizonaje solo pueda descubrirse al momento de descarga—. En esos casos, el defensor público debe reunirse de manera privada con la persona que viajó como polizona —con la ayuda de intérprete, si es necesario— e identificar y aconsejar sobre las necesidades de protección de la persona. Los corresponsales de los clubes no deben estar presente en la reunión.
El PON que fue creado en la región del norte es el primero para el Brasil en la gestión del polizonaje. Aunque las OSC siguen sin estar presentes en el PON, es un gran paso adelante en la cooperación interinstitucional y es esencial para fortalecer alianzas entre las entidades privadas y las OSC para que puedan desarrollar procedimientos y mejores prácticas para cumplir con normas internacionales. La nueva estructura puede ayudar a las autoridades a compartir responsabilidades, promover los derechos humanos y garantizar la rendición de cuentas. Esto puede incluir el desarrollo de una plataforma interinstitucional para compartir información sobre casos de polizonaje. También es importante establecer puntos de contacto en diferentes organizaciones. Cuando las autoridades se encuentran con casos de polizonaje, las redes de contactos pueden agilizar las respuestas y garantizar que se trate a las personas migrantes según las normas internacionales. Este marco permite a las OCS abordar las necesidades humanitarias urgentes, mientras que los clubes de protección e indemnización tratan con las dificultades operativas mediante un modelo de responsabilidad compartida.
Una mejor coordinación entre los clubes y las OSC puede ayudar a mejorar la gestión del polizonaje. Mientras tanto, las estrategias regionales y la cooperación nacional pueden facilitarse a través de redes sudamericanas lideradas por el Brasil y la Argentina. Una iniciativa regional podría ayudar a los clubes de protección e indemnización al reunir recursos y conocimientos para reducir los costos, aumentar la responsabilidad social y mejorar los resultados humanitarios para estas personas migrantes indocumentadas que incurren en polizonaje.
Flávia Rodrigues de Castro
Catedrática, Programa de posgrado en Estudios Marítimos, Escuela de Guerra Naval, Brasil
flavia.castro@marinha.mil.br
Este estudio fue financiado en parte por la Coordinación de Perfeccionamiento de Personal de Nivel Superior, Brasil (CAPES) – Código financiero 001.
[1] Freier L F, Lucar Oba L, Fernández Bautista M A (2024) ‘Inter-regional Migration in the Global South: African Migration to Latin America’ [en inglés] en Crawley H, Teye J K (Eds) The Palgrave Handbook of South–South Migration and Inequality, Palgrave Macmillan.
[2] ‘Federal Police rescue Nigerians who traveled to Brazil near ship’s propeller for 13 days’ [en inglés], Folha de S. Paulo, 13 de julio de 2023
[3] Walters W (2008) ‘Bordering the sea: shipping industries and the policing of stowaways’ [en inglés], Borderlands ejournal, 7(3): 1-25.
[4] bit.ly/brussels-convention
[5] Organización Marítima Internacional, ‘Polizonaje’
[6] ACNUR (2024) Procedimento Operacional Padrão (POP) para identificação, acolhimento e encaminhamento adequado de pessoas com necessidade de proteção internacional no Porto Vila do Conde (PA) [en portugués]
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