- May 2025

Muchas autoridades estatales que intervienen en situaciones de personas desaparecidas y fallecidas han establecido sistemas para gestionar esos casos. Con ajustes mínimos, estos sistemas podrían adaptarse para abordar los desafíos específicos relacionados con las personas migrantes desaparecidas y fallecidas.
Las personas dejan sus hogares por muchas razones, como la inestabilidad política, los peligros ambientales o las dificultades económicas. Algunas buscarán asilo, mientras que otras intentarán obtener oportunidades laborales mejores. Lamentablemente, muchas personas desaparecen en circunstancias variadas, sea durante el trayecto o al llegar al país de destino. Es posible que se las detenga sin tener acceso a ningún medio de comunicación, o tal vez ellas o sus familias decidan no buscar ayuda por temor a que se las deporte. También es posible que pierdan la vida durante la peligrosa travesía o después de llegar al país de destino. Es importante no olvidar a estas personas migrantes y refugiadas vulnerables.
Con el propósito de reducir el gran número de personas migrantes desaparecidas y de personas fallecidas no identificadas en la región de África Meridional, en especial entre Sudáfrica y Zimbabue, el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) emprendió un proyecto piloto titulado Programa de Migrantes Desaparecidos y Fallecidos entre 2016 y 2018. El proyecto implicó trabajar con las autoridades de Sudáfrica y Zimbabue para complementar los sistemas, las herramientas y los recursos que ya usaban para encontrar a personas desaparecidas, sea vivas o fallecidas. Los objetivos del proyecto eran brindar respuestas a las familias de las personas migrantes desaparecidas o fallecidas sobre la suerte de sus seres queridos; recomponer la identidad y dignidad de las personas fallecidas y permitir la entrega de restos humanos a sus seres queridos para su correspondiente inhumación, y mejorar la forma en que familias, autoridades y profesionales forenses comparten la información utilizada para buscar e identificar a las personas migrantes desaparecidas y fallecidas.
La fase inicial implicó trabajar con autoridades estatales y grupos de la comunidad para adquirir una comprensión mejor del problema. Posteriormente, se registraron casos de personas desaparecidas realizando entrevistas a familias de personas migrantes provenientes de los distritos de Zaka y Gwanda en Zimbabue que habían desaparecido en Sudáfrica. Durante las entrevistas, se recabó y compiló información sobre el posible paradero de las personas migrantes desaparecidas, así como datos personales que pudieran ayudar en su identificación, para usarse en la solicitud de búsqueda (en indagaciones dentro de comunidades sudafricanas). También se llenó un formulario de personas desaparecidas que acompañó la información anterior (para búsquedas en las bases de datos de las autoridades y seguimiento de los casos en curso). Durante la fase piloto, se compilaron solicitudes de búsqueda y formularios de personas desaparecidas para 61 personas migrantes, 15 de las cuales se localizaron posteriormente y se reunieron con sus familias. El proyecto piloto confirmó que cuando hay una vía accesible para denunciar la desaparición de familiares, las familias no tienen reparos en participar. A su vez, las familias pueden brindar información útil sobre la personas desaparecidas que sea pertinente para las solicitudes de búsqueda y que también pueda ingresarse en las distintas bases de datos que manejan las autoridades para complementar los esfuerzos de identificación de personas fallecidas.
Para que exista una identificación exitosa, es preciso contar con información suficiente que permita realizar comparaciones y encontrar correspondencias. También es necesario reconocer que es posible que algunas de las personas migrantes desaparecidas hayan muerto después de llegar a Sudáfrica. Aunque no se han informado cifras formales, diversos funcionarios han estimado que las autoridades sudafricanas inhuman hasta 10 000 personas no identificadas anualmente, y se cree que muchas son personas migrantes y refugiadas. Para abordar este problema, la CICR colaboró con las autoridades en la mejora de los procedimientos de identificación forense que se utilizan en una de las morgues que está entre las más importantes y de mayor capacidad del país, con hasta 3000 casos de muerte por causas no naturales cada año. Esto implicó incorporar exámenes secundarios con propósitos de identificación realizados después de completar las autopsias; la estandarización de formularios y procesos, y la capacitación de profesionales y estudiantes de ciencias forenses. Estos profesionales tomaron radiografías y documentaron y fotografiaron características singulares que podrían facilitar la identificación, como cicatrices, lunares, tatuajes, pírsines, malformaciones y amputaciones. Esta información, un conjunto de huellas dactilares y una muestra de ADN se enviaron a las autoridades para que realizaran búsquedas en sus bases de datos. El equipo forense especializado procesó 128 cuerpos no identificados en este período. Se confirmó un total de 57 identificaciones, lo que implica una tasa de éxito del 44 %. Una observación interesante que se realizó durante esta acción piloto fue que los exámenes secundarios incrementaron las tasas de identificación tanto para personas extranjeras como para ciudadanos sudafricanos. Esto supuso un claro beneficio para las autoridades, en especial si se considera que los cuerpos no identificados se inhuman como ‘indigentes’ a costa del Estado, y que ello implica una carga económica considerable sobre sus recursos.
Desarrollo de un programa a partir de la prueba piloto
El proyecto piloto tuvo resultados sumamente prometedores. El CICR había demostrado el éxito inmediato de la aplicación de un enfoque integral para que las familias en Zimbabue pudieran brindar información sobre sus familiares desaparecidos y para que la información post mortem de personas fallecidas no identificadas pudiera recabarse adecuadamente en una de las morgues más atareadas de Sudáfrica. Esto permitió que el piloto se desarrollara como un programa de bajo costo (con coordinación estructurada entre servicios de patología forense, autoridades, universidades, Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y la comunidad, que se complementó con herramientas digitales de apoyo comunitario) que posibilita que los Estados recaben y compartan la información de personas desaparecidas con los Estados vecinos que tienen la responsabilidad de identificar a las personas fallecidas[i]. El programa también incluyó la estandarización de formularios y procesos, así como el establecimiento de una Unidad de Identificación de Personas Fallecidas en el Servicio de Patología Forense de Johannesburgo que, mediante los esfuerzos decididos de su personal forense especializado y estudiantes, continúa realizando identificaciones secundarias de personas que, de no ser por esto, quizás no se identificarían. Estos esfuerzos han llevado a un aumento del 22 % en la tasa de identificación general.
Como parte del proceso de desarrollo del proyecto piloto para convertirlo en programa, se brindó capacitación conjuntamente con la Policía de la República de Zimbabue para su personal (tanto a nivel provincial como en la sede central) sobre el procedimiento que debe aplicarse cuando las familias denuncian la desaparición de personas en otro país. Este fue un paso esencial, pues gran parte del personal policial no sabía que podía aceptar estos casos ni conocía el procedimiento que debía seguirse para compartir esta información con autoridades de Sudáfrica. El sistema ya establecido por Interpol faculta a los países para que envíen notificaciones amarillas (sobre personas desaparecidas) y notificaciones negras (sobre personas muertas), lo que permite el intercambio de información en forma transnacional. Para ayudar a transmitir esta información a todas las provincias de Zimbabue, el CICR colaboró con la Interpol para producir un folleto y carteles informativos que detallaban los pasos a seguir. Los casos que se compilaron durante la fase piloto también se registraron con las autoridades para que les asignaran un número de referencia oficial, y se enviaron a la Interpol para remitirlas a Sudáfrica.
El CICR también consideró que muchas personas migrantes y sus familias pueden tener reparos de presentarse ante las autoridades e informar sobre sus familiares desaparecidos, sobre todo si son personas indocumentadas. Por lo tanto, el CICR trabajó en colaboración estrecha con entidades socias, la Sociedad de la Cruz Roja de Zimbabue y la Sociedad de la Cruz Roja Sudafricana, con el fin de facultarlas para que pudieran actuar como intermediarias entre las familias y las autoridades. Las Sociedades de la Cruz Roja tienen muchas personas voluntarias de confianza en las comunidades que actúan con frecuencia como auxiliares del Estado. Estas personas voluntarias recibieron capacitación sobre cómo recabar datos de personas desaparecidas a través de las familias, los que posteriormente se transmitieron a las autoridades de Zimbabue para que se cargaran en el sistema oficial. A su vez, las personas voluntarias de Sudáfrica están en buena posición para obtener información de las comunidades vulnerables que podrían servir a las autoridades en la resolución de casos, ya que las personas, con frecuencia, dudan de compartir esta información con las autoridades. Todos estos pasos son esenciales para que el programa, llamado ahora Enfoque Transnacional para Personas Desaparecidas y Fallecidas, pueda traspasarse a las autoridades y mantenerse. Esto contará con el apoyo de Comités de Supervisión en ambos países, que incluirán a integrantes de los departamentos gubernamentales pertinentes, quienes serán responsables de administrar y guiar el programa.
Reflexiones
Los programas que procuran abordar la cuestión de las personas desaparecidas o fallecidas pueden administrarse de manera más eficaz cuando existe colaboración con las autoridades encargadas de investigar estos casos. En general, estas iniciativas no necesitan muchos recursos y, con frecuencia, pueden implementarse con medidas sencillas, como brindar capacitación y equipos básicos. Se recomienda especialmente colaborar con otras organizaciones de la sociedad civil, en particular cuando las autoridades carecen de los recursos humanos o materiales necesarios o cuando las personas que tienen información pertinente no confían en las autoridades. Dado su bajo costo y sencillez, este programa puede adaptarse y replicarse fácilmente en otros países que cuentan con recursos limitados.
Lucinda Evert
Especialista forense para África Meridional, Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR)
levert@icrc.org
linkedin.com/in/lucinda-evert-1475b4204/
Stephen Fonseca
Gerente, Centro Africano de Sistemas Medicolegales, CICR
sfonseca@icrc.org
linkedin.com/in/stephen-fonseca-52197b180/
Vaughn Rossouw
Consejero legal, Centro Africano de Sistemas Medicolegales, CICR
vrossouw@icrc.org
linkedin.com/in/adv-vaughn-rossouw-8b426312a/
[i] Keyes, Craig Adam, Trisha-Jean Mahon y Allison Gilbert (2022) ‘Human Decedent Identification Unit: identifying the deceased at a South African medico-legal mortuary’ [en inglés] International Journal of Legal Medicine Vol 136: 1889-1896
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