- May 2025

A la mayoría de las personas migrantes que mueren antes de llegar a su destino nunca se las identifica. Sin embargo, la respuesta de las autoridades griegas al naufragio de 2023 ofrece un excelente estudio de caso de una identificación efectiva.
De las decenas de miles de personas migrantes desaparecidas y que se cree que han perdido la vida en la última década, desde 2014[1], solo se ha identificado a una pequeña minoría[2]. Aunque a menudo los restos mortales no se recuperan, a lo largo de las rutas migratorias en todo el mundo se encuentran cada año innumerables restos que nunca se identifican. Al contrario, estos restos acaban en fosas anónimas, lo que deja a sus familiares sin respuestas para siempre. Entre las razones de ello se incluyen la falta de capacidad médico-legal en los países implicados, la falta de voluntad política para resolver casos de personas migrantes desaparecidas, y la complejidad de los procesos de identificación transfronterizos que requieren el intercambio de información entre los países de origen, de tránsito y de destino a lo largo de las rutas migratorias.
Sin embargo, los conocimientos técnicos para realizar identificaciones con éxito se han desarrollado gradualmente. La gestión por parte de las autoridades griegas de los casos de 82 personas migrantes fallecidas, cuyos cuerpos se recuperaron del naufragio de Pylos en junio de 2023, muestra cómo es posible poner en práctica la experiencia adquirida durante la década anterior para lograr una tasa de identificación excepcionalmente alta del 90 %, a pesar de la complejidad del caso en términos de diversidad geográfica y origen nacional.
El 14 de junio de 2023, un barco pesquero sobrecargado se hundió en aguas internacionales, 47 millas náuticas al suroeste de la costa del Peloponeso, cerca de la ciudad de Pylos. El barco llevaba alrededor de 750 personas migrantes a bordo, entre las que había hombres, mujeres y menores procedentes del Pakistán, Siria, el Afganistán, Palestina y Egipto. El barco había zarpado el 10 de junio de Tobruk (Libia), con destino a Italia. El 13 de junio se plantearon preocupaciones sobre la seguridad del barco. A la mañana siguiente, a las 2:30 a. m. hora local, falló el motor del barco que, en 40 minutos, volcó y se hundió, según un comunicado publicado por la Guardia Costera Helénica. La operación de búsqueda y rescate, liderada por la Guardia Costera Helénica y la Unidad de Identificación de Víctimas de Catástrofes (IVC) de la Policía Helénica, duró 7 días y finalizó el 21 de junio de 2023. Se rescató a un total de 104 hombres y se recuperaron 82 cuerpos. El 18 de junio, las autoridades reconocieron que más de 500 personas se presumían muertas.
Respuesta de recuperación e identificación
El incidente de Pylos fue el primer caso en que las autoridades griegas decidieron activar el equipo de Identificación de Víctimas de Catástrofes en el contexto de un incidente relacionado con la migración. El equipo se estableció en 2018 con el mandato humanitario de identificar a las víctimas de catástrofes. La mayoría de sus integrantes son agentes de policía, entre ellos profesionales expertos forenses, profesionales en patología, odontología forense y antropología forense. Desde 2018, el CICR colabora y apoya estrechamente al equipo de Identificación de Víctimas de Catástrofes.
La identificación de víctimas de catástrofes es un proceso internacionalmente reconocido para la identificación de víctimas en incidentes con múltiples víctimas, como naufragios, desastres naturales y conflictos. Se guía por unos procedimientos normalizados para garantizar una identificación precisa que a la vez respete la dignidad de las personas fallecidas y sus familias.
La Unidad de Identificación de Víctimas opera bajo el protocolo de IVC de Interpol, que consiste en cuatro fases principales:
- Examen del lugar de los hechos: recuperación de restos humanos, efectos personales y pruebas forenses.
- Recopilación de datos post mortem: examen forense que incluye autopsias, huellas dactilares, examen dental y análisis de ADN.
- Recopilación de datos ante mortem: recopilación de información sobre las personas desaparecidas, como información médica o dental, huellas dactilares y ADN.
- Comparación de datos: cotejo de datos post mortem y ante mortem para identificar a las víctimas[3].
La respuesta al naufragio de Pylos comprendió varias fases. El examen del lugar de los hechos y la recuperación de restos humanos duró dos días y lo llevaron a cabo la marina y la guardia costera griegas. Durante esta fase, el equipo de IVC asignó un número post mortem único a cada uno de los cuerpos recuperados y tomaron huellas dactilares. Al mismo tiempo, al reconocer que el número de personas rescatadas y de cuerpos recuperados era mucho menor que el número estimado de personas a bordo, el equipo se puso en contacto con los países vecinos en Europa (Italia y Malta) y en el norte de África por si aparecían cuerpos en sus aguas o en sus costas.
La recopilación de datos post mortem duró del 16 al 21 de junio. Para cada cuerpo, se completaron formularios oficiales de Interpol, con fotografías, huellas dactilares y muestras de ADN adjuntos. Profesionales en patología forense realizaron las autopsias. Los efectos personales se fotografiaron y se guardaron. La división de ciencia forense de la policía griega recopiló muestras biológicas y analizó el ADN.
La recopilación de datos ante mortem duró del 16 de junio al 13 de octubre. Se entrevistó a todas las personas sobrevivientes del naufragio para recoger información sobre las personas a bordo, incluidas las personas fallecidas. Así se consiguió información importante sobre las personas desaparecidas, como su aspecto, su ropa y su origen. Inmediatamente después del naufragio, se estableció un centro de llamadas y recepción para identificación de víctimas de catástrofes para facilitar la comunicación entre las familias y las autoridades griegas y garantizar que se obtuvieran debidamente los datos ante mortem requeridos. Se lanzó una campaña de información con participación de todos los actores nacionales e internacionales pertinentes. En coordinación con Interpol, se informó sobre el incidente a los países de origen como Egipto, el Pakistán y Siria, a los países de tránsito como Libia, a los países de residencia de las familias afectadas como Jordania y el Líbano y a los países de destino en Europa, como Alemania y el Reino Unido, para facilitar el contacto con las familias afectadas.
Las entrevistas con familiares se realizaron con interpretes en inglés, árabe, pastún y urdu; cada entrevista duró unos 45 minutos y los documentos oficiales se presentaron por correo electrónico u otros medios electrónicos. El número de atención se mantuvo activo hasta finales de julio de 2023, con una disminución de la activad en agosto. Otros actores, entre ellos el Ministerio de Migración y Asilo, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), el ACNUR y el CICR, ayudaron al equipo de Identificación de Víctimas de Catástrofes con la recepción de informes de personas desaparecidas. Estos informes, junto con las entrevistas con personas sobrevivientes y familiares, permitieron al equipo de Identificación de Víctimas de Catástrofes crear una lista de pasajeros y pasajeras y, seguidamente, una lista de personas desaparecidas. Al final de esta fase, se habían completado 668 informes con datos ante mortem. Unas 50 familias visitaron personalmente el Ministerio de Migración y Asilo, donde les informaron de la importancia del ADN de familiares de primer grado y presentaron muestras de ADN.
La cuarta fase consistió en el cotejo de información y la identificación de los restos mortales. El equipo de Identificación de Víctimas de Catástrofes tramitó casi 700 casos de personas desaparecidas, y los organizó por nacionalidad y país de residencia de sus familiares. Esto facilitó la recogida de ADN y la transmisión de información. Aunque la recogida y transmisión de la mayoría de las muestras de ADN de familiares se realizó a través de canales de Interpol, el equipo de Identificación de Víctimas de Catástrofes también aceptó muestras de ADN de familiares a través de otras organizaciones internacionales (como el CICR o la Comisión Internacional de Personas Desaparecidas) en los casos en que los familiares no podían utilizar mecanismos estatales, en una muestra de flexibilidad que podría simplificar los procesos futuros. Un total de 541 familias facilitaron su ADN. Se cotejaron los datos ante mortem y post mortem y se obtuvo una lista de identificaciones hipotéticas, seguidas de la identificación oficial principalmente a través de métodos forenses. En la primera etapa, se identificaron 17 cuerpos a través del análisis de las huellas dactilares (en un caso mediante Eurodac, en otro caso mediante una base de datos de información de antecedentes penales y en los 15 restantes mediante el registro civil del Pakistán). Estas identificaciones se confirmaron con análisis adicionales de ADN. Además, 57 cuerpos se identificaron solo con análisis de ADN. Al final, se identificaron con éxito a 74 víctimas de un total de 82 (31 egipcias, 28 sirias y 15 pakistaníes).
Lecciones principales
La actuación en Pylos y el seguimiento posterior ponen de manifiesto varias lecciones fundamentales para guiar los esfuerzos futuros en la gestión de escenarios de búsqueda, rescate e identificación relacionados con la migración.
- Uso de un método normalizado: Identificación de Víctimas de Catástrofes (IVC)
Un protocolo normalizado de identificación de víctimas de catástrofes es fundamental para gestionar incidentes con múltiples víctimas de forma sistemática y eficaz. La decisión de Grecia de activar su equipo de Identificación de Víctimas de Catástrofes en el incidente de Pylos fue clave para lograr un gran número de identificaciones. En diciembre de 2024, el Secretario General de las Naciones Unidas, como parte de una serie de recomendaciones relacionadas con las personas migrantes desaparecidas, pidió la operacionalización sistemática de las respuestas de identificación de víctimas de catástrofes en los incidentes con múltiples víctimas que afecten a personas migrantes[4]. Un elemento clave adicional fue la disponibilidad de la base de datos nacional de ADN de Grecia, que sirvió como recurso vital para el cotejo de ADN.
- Obtención de toda la información disponible
La resolución e identificación exitosa de casos de personas migrantes se basa en la recopilación y el tratamiento de la mayor cantidad de información posible. Esta puede obtenerse mediante:
- Entrevistas con testigos con la ayuda de traductores: Garantizar la disponibilidad de intérpretes profesionales es fundamental para superar las barreras lingüísticas durante las entrevistas con las personas sobrevivientes y familiares y favorecer la exactitud de la información.
- Tratamiento/autopsia sistemática de cada caso: Un enfoque científico y metódico, que incluya autopsias completas para todos los restos humanos recuperados, mejora el proceso de identificación y garantiza que ningún detalle se pase por alto.
- Análisis de huellas dactilares y ADN sistemáticos: La toma de muestras y el análisis de ADN y, cuando sea posible, de las huellas dactilares para cada caso garantiza un cruce de información y una verificación rigurosa con las bases de datos existentes o muestras familiares.
- Campañas de comunicación: Las iniciativas de concienciación pública (como establecer números de atención) en los países de origen, tránsito y destino correspondientes permite a las familias informar sobre personas desaparecidas y compartir información clave que contribuye al proceso de identificación.
- Enfoque multilateral
La colaboración entre varias partes interesadas aglutina distintos conocimientos especializados y recursos. Utilizar el conocimiento y las habilidades de actores como expertos forenses, servicios policiales, organizaciones humanitarias y expertos forenses internacionales mejora la eficacia de los esfuerzos de respuesta y, a la vez, tales asociaciones permiten una mejor coordinación y reparto de las responsabilidades, para evitar que la carga recaiga sobre una sola organización.
- Cooperación internacional
Los casos de personas migrantes desaparecidas trascienden las fronteras nacionales y requieren cooperación entre países y regiones; es fundamental establecer mecanismos claramente definidos de cooperación transnacional e intercambio de información[5]. El Protocolo IVC facilita esta cooperación por medio de los canales de Interpol. Sin embargo, en el caso de Pylos, varios de los países implicados no tenían puntos de contacto asignados para la cooperación internacional, como se recomienda en el informe de 2024 del Secretario General de las Naciones Unidas4, o carecían de estructuras y procesos establecidos para recoger y analizar el ADN de familiares. Por eso, las autoridades griegas recurrieron a un enfoque más flexible que combinó los canales policiales, diplomáticos y de terceras partes. Estos últimos incluían al CICR y las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y la Media Luna Roja, que pueden actuar como intermediario para asistir a las familias en contextos complejos y facilitar la cooperación con las autoridades. De este modo, la respuesta de Pylos muestra cómo abrir diferentes vías para que las familias puedan compartir información puede aumentar las probabilidades de éxito.
- Utilización de múltiples métodos de identificación
Diversificar las técnicas de identificación mejora la exactitud y la integridad de la información. Cuando están disponibles, las bases de datos biométricas, como la base de datos nacional de huellas dactilares del Pakistán, pueden aportar indicios importantes que faciliten la identificación. Muchos países tienen bases biométricas con fines administrativos, electorales, de inmigración, penales u otros propósitos, cuyo uso podría ayudar con la identificación. La protección de datos debería ser una consideración importante para determinar los métodos de acceso e intercambio. Combinar múltiples métodos, como análisis de ADN, comparación de huellas digitales, información dental y efectos personales, garantiza un proceso de identificación más fiable y completo.
Con la aplicación de estas lecciones, las operaciones futuras deberían estar mejor preparadas para gestionar las complejidades de las tragedias de cualquier magnitud relacionadas con la migración, garantizar la dignidad de las víctimas y acompañar el duelo de las familias, a la vez que mejoran la eficacia y la colaboración en la respuesta a las crisis.
La respuesta al naufragio de Pylos ilustra cómo una operación oportuna y bien realizada que se base en un creciente cuerpo internacional de buenas prácticas puede resultar en altas tasas de identificación. Sin embargo, incluso en Europa y en otros países con parecidas capacidades médico-legales, estos procesos continúan siendo la excepción y no la regla, principalmente por una falta de voluntad política y de recursos destinados a este fin. Esto hace que el caso de Pylos sea aún más importante para mostrar a los tomadores de decisiones lo que es, y debería ser, posible.
Además, incluso para los países que carecen de muchos de los recursos que tienen las autoridades griegas, el caso de Pylos puede aportar lecciones valiosas. Entre otras, la designación de puntos de contacto nacionales para personas migrantes desaparecidas como primer punto de comunicación para la cooperación internacional, la creación de equipos de identificación de víctimas de catástrofes que pueden mejorar las respuestas a una diversidad de desastres, el establecimiento de canales de comunicación para contactar con las familias, y la identificación de datos estatales que puedan ayudar en la identificación de ciudadanos y ciudadanas en el extranjero. Como cada vez más personas migrantes tiene que optar por rutas más largas y peligrosas, con mayores riesgos de desaparición o muerte, el caso de Pylos debería informar cambios urgentes tanto a nivel de políticas como operativo para prevenir desastres futuros.
Antonietta Lanzarone
Coordinadora adjunta de Protección y Forense, CICR
alanzarone@icrc.org
Panthelis Themelis
Jefe del equipo de IVC, Policía Helénica
p.themelis@astynomia.gr
Florian von König
Responsable de Incidencia Mundial, Agencia Central de Búsquedas, CICR
fvonkoenig@icrc.org
Los autores quieren reconocer que la respuesta expuesta en este artículo es el trabajo de muchas instituciones y personas y, entre muchos otros, les gustaría mencionar a los miembros del equipo de identificación de víctimas de catástrofes, así como a Sebastian Bustos, Eleni Borovilou, Konstantina Teliou y Eleni Zormpa, del Comité Internacional de la Cruz Roja.
[1] Proyecto Migrantes Desaparecidos de la Organización Internacional para las Migraciones: Data https://missingmigrants.iom.int/es/datos
[2] Estudios del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) revelan que, entre el 2014 y el 2021, solo entre el 7 y el 13 % de los cuerpos de personas migrantes fallecidas al cruzar el Mediterráneo y el océano Atlántico hacia Europa se recuperaron en Europa, y de estos, solo una minoría se identificaron. Véanse CICR (2022) Counting the Dead: How Registered Deaths of Migrants in the Southern European Sea Border Provide Only a Glimpse of the Issue [en inglés] y CICR (2024) Counting the Dead – Update 2020–2021 [en inglés]
[3] ‘Identificación de Víctimas de Catástrofes (IVC)’ de Interpol bit.ly/Interpol-IVC
[4] Red de las Naciones Unidas sobre la Migración ‘Recommendations on saving migrants’ lives’ [en inglés] https://migrationnetwork.un.org/sg-recommendations/recommendations-strengthening-cooperation-missing-migrants-and-providing
[5] Para más información sobre este tema, véase CICR ‘Directrices sobre los mecanismos de coordinación e intercambio de información para la búsqueda de personas migrantes desaparecidas’ bit.ly/mecanismos-coordinación-búsqueda-migrantes
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