- May 2025

Adoptar un ‘enfoque integral en las rutas’ con el apoyo de la sociedad civil puede mejorar las estructuras de coordinación existentes y ayudar y proteger de manera más eficaz a las personas refugiadas rohinyás que emprenden travesías marítimas y terrestres peligrosas.
Durante la crisis del mar de Andamán en 2015, miles de personas refugiadas que escapaban de Myanmar y Bangladesh quedaron varadas en el mar después de que los traficantes de personas abandonaron sus botes y los países vecinos se rehusaron a permitirles llegar a la orilla. Más de 8000 personas quedaron a la deriva por semanas sin alimentos, agua o atención médica. Después de haberse resuelto la crisis, los Estados regionales identificaron la necesidad de fortalecer la coordinación, como una de las medidas fundamentales necesarias para evitar tragedias futuras y proteger mejor a quienes arriesgan sus vidas en alta mar[1].
En los años siguientes, se implementaron varias iniciativas que tenían la intención de mejorar la coordinación. A nivel regional, esto incluyó el establecimiento del Grupo de Trabajo de Planificación y Preparación (TFPP, por sus siglas en inglés) del Proceso de Bali[2] para mejorar las capacidades de coordinación, el Mecanismo de Consulta del Proceso de Bali como nuevo mecanismo de respuesta ante emergencias y la Convención de la ASEAN contra la Trata de Personas, Especialmente de Mujeres y Niños (ACTIP, por sus siglas en inglés). Sin embargo, más recientemente, con el resurgimiento de los movimientos marítimos para cruzar el mar de Andamán, estos mecanismos de coordinación reformados no fueron capaces de entregar las mejoras previstas en relación con la protección. La mala comunicación entre los funcionarios involucrados, la aplicación continuada de las políticas de devolución sumaria y las respuestas desarticuladas de los Estados regionales han ocasionado que la ruta del mar de Andamán se convirtiera en una de las más mortales del mundo. En 2024, una de cada 13 personas que emprendía la travesía para cruzar el mar de Andamán resultaba muerta o desaparecida —657 personas en total—, en comparación con una de cada 22 personas durante la crisis del mar de Andamán de 2015 y una de cada 39 personas que cruzó el mar Mediterráneo central en 2024[3].
Conceptualización de un enfoque integral en las rutas para las personas rohinyás
El movimiento de personas rohinyás a lo largo de la región de Asia y el Pacífico es complejo, pues continúa evolucionando en respuesta a la dinámica del conflicto en Myanmar, las políticas cambiantes en los países regionales de acogida, los patrones flexibles de las operaciones de tráfico de personas y el cambio en la evaluación que hacen las personas rohinyás de los riesgos y oportunidades. Niños, niñas y mujeres conforman ahora la mayoría de las personas que emprenden las travesías marítimas, a diferencia del predominio de hombres jóvenes —incluidas las personas migrantes bangladesíes— durante la crisis del mar de Andamán de 20153. Los patrones de movimiento también han sufrido cambios, pues existe una proporción creciente de embarcaciones que se dirigen a Indonesia en lugar de Malasia y Tailandia, aunque muchas llegan con la intención de finalmente continuar su viaje hacia Malasia. Además, miles de personas rohinyás continúan usando las rutas de tráfico terrestre que brindan paso hacia Malasia por medio de Myanmar y Tailandia[4].
Un estudio de datos recientes proporcionados por el Mixed Migration Centre (MMC) ha descubierto que los riesgos de protección que enfrentan las personas refugiadas rohinyás son multifacéticos y abarcan la totalidad de sus travesías. En las rutas marítimas, las condiciones inhumanas a bordo de embarcaciones superpobladas, combinadas con el acceso inadecuado a alimentos y agua, contribuyen a las altas tasas de mortalidad. Mujeres, niños y niñas son particularmente vulnerables y existen informes numerosos de violencia de género, explotación sexual y otras formas de abuso en tránsito. Los riesgos de protección persisten incluso después de la llegada a los países de destino, donde las personas rohinyás enfrentan, con frecuencia, estadías prolongadas en campamentos, alojamiento inadecuado y acceso limitado a servicios básicos y oportunidades de medios de vida. Los estragos psicológicos que ocasionan estas experiencias, que incluyen el trauma y los desafíos de salud mental, agravan más sus vulnerabilidades[5].
En respuesta a estos desafíos, afirmamos que el enfoque integral en las rutas apoyado por la sociedad civil puede desempeñar un papel fundamental en el fortalecimiento de la provisión de ayuda y protección apropiadas para las personas rohinyás que se encuentran en movimiento. Seguimos la definición del enfoque basado en las rutas comprendido como una “estrategia integral para abordar las necesidades y proteger los derechos de las personas migrantes y refugiadas en cada etapa de su viaje en países de origen, de tránsito, de destino y de retorno”, lo que involucra la “implementación de medidas de protección y asistencia continua desde el punto de salida hasta la llegada y la integración en las comunidades de destino”[6]. Tomando en cuenta lo anterior y sobre la base de la conceptualización articulada por ACNUR[7], proponemos que se reconozcan los principios que se detallan a continuación como las características distintivas de un enfoque integral en las rutas que, si se adopta, apoyaría las respuestas actuales al desplazamiento forzado: 1) adaptabilidad a los patrones migratorios cambiantes; 2) cooperación transfronteriza, y 3) participación sostenida durante las diferentes etapas de la travesía de personas migrantes y refugiadas.
Además, para poner esto en marcha de manera eficaz en el contexto rohinyá, subrayamos que un enfoque integral en las rutas necesita estar apoyado por un mecanismo correspondiente de coordinación de las rutas cuya tarea sea asegurar que las intervenciones de Gobiernos y actores sean consistentes, tengan los recursos suficientes y puedan adaptarse a los patrones cambiantes de los movimientos rohinyás. Si un mecanismo como este tuviera los recursos y el apoyo suficientes, facilitaría la comunicación, armonizaría las respuestas a través de las fronteras y permitiría a los actores humanitarios abordar de mejor manera las necesidades específicas de las personas refugiadas rohinyás en cada etapa de su travesía.
Abordar las causas profundas
Uno de los aspectos más importantes del enfoque integral en las rutas es el énfasis en abordar las causas profundas como parte de la respuesta integral. Esto reviste particular importancia en el caso de la ruta rohinyá, pues el deterioro de las condiciones que enfrentan las personas rohinyás en Bangladesh y Myanmar sigue siendo el impulsor principal de los movimientos marítimos rohinyás. En Myanmar, la experiencia rohinyá de décadas de violencia, discriminación y persecución se ha recrudecido desde la toma de poder militar en febrero de 2021, pues el conflicto armado ha precipitado la escasez de alimentos y la reducción del acceso a los servicios esenciales, e involucrado ataques repetidos contra civiles. En el estado de Rakáin, las preocupaciones de seguridad se han agudizado en particular desde el recrudecimiento del conflicto en octubre de 2023. Mientras tanto, las personas rohinyá en Bangladesh están enfrentando condiciones de seguridad precarias con niveles intensificados de violencia de pandillas, reclutamiento forzado y violencia de género. Esto se ve agravado por el hacinamiento, las restricciones a la movilidad y los medios de vida formales y el acceso limitado a la educación, así como por las posibilidades mínimas de tener soluciones duraderas. Lo que exacerba aun más estos factores impulsores son los factores ambientales que funcionan como ‘multiplicadores de amenazas’ para las vulnerabilidades relacionadas con alojamiento, salud, saneamiento, seguridad alimentaria y del agua, y medios de vida[8].
Sin embargo, la importancia de las condiciones de ‘causa profunda’ en Myanmar y Bangladesh se extiende más allá de su papel como factores impulsores del movimiento continuado. También tienen efectos y consecuencias significativas en fases ulteriores que tienen influencia en qué tipos de intervenciones de ayuda y protección se necesitan en los puntos posteriores de sus travesías. Por ejemplo, MMC ha descubierto que los traficantes han sido una de las principales fuentes de información para las personas refugiadas rohinyás que se embarcan en los movimientos sucesivos desde Bangladesh hacia Myanmar y que tienen influencia en las decisiones que toman las personas refugiadas relacionadas con embarcarse en rutas marítimas o terrestres, qué países transitar e incluso su país de destino propuesto4. En consecuencia, los mecanismos de coordinación no deberían solamente movilizar recursos y actores para responder a las personas refugiadas que se encuentran en tránsito, sino también apoyar las intervenciones previas a su partida con el propósito de abordar este vacío de información para que, de esta manera, las personas rohinyás no tengan que depender de información poco confiable proporcionada por traficantes.
Soluciones de terceros países
Además de abordar las causas profundas, el enfoque integral en las rutas reconoce el importante papel que puede desempeñar la comunidad internacional como parte de una respuesta integral. Por ejemplo, el involucramiento y la participación de los Estados de reasentamiento para apoyar soluciones de terceros países y ofrecer apoyo financiero podría representar una contribución significativa que aumente el acceso a soluciones duraderas para las personas refugiadas rohinyás.
Participación de actores locales y de la sociedad civil
El análisis de la aplicación del enfoque integral en las rutas en Latinoamérica subraya el papel esencial que pueden desempeñar los actores locales y de la sociedad civil para “[asegurar] que las intervenciones sean pertinentes y sostenibles”6. En el contexto rohinyá, permitir la participación e involucramiento de los actores locales en una estructura de coordinación a lo largo de toda la ruta reviste particular importancia tanto debido al papel esencial que desempeñan en el apoyo de la respuesta humanitaria rohinyá como debido a que estos actores con frecuencia ya han desarrollado mecanismos de coordinación interna que pueden facilitar respuestas robustas.
Por ejemplo, en Indonesia, pescadores y grupos de la sociedad civil en Aceh han desempeñado un papel de liderazgo en el rescate de personas refugiadas en peligro y en la provisión de ayuda en emergencias al aprovechar las plataformas de mensajería para permitir la movilización rápida de personal de primera línea y la divulgación veloz de información sobre embarcaciones en peligro a los actores locales, nacionales y regionales. No obstante, a pesar de su importancia, estos actores locales permanecen excluidos en gran medida de la toma de decisiones estratégicas clave y de los papeles de planificación en las estructuras de coordinación nacionales y regionales, que, en su mayoría, siguen gestionadas y organizadas según las posibilidades e intereses de actores estatales.
Complementar las estructuras de coordinación nacional
Una de las reformas más notables que se puso en marcha a nivel nacional como resultado de la crisis en el mar de Andamán fue la adopción en Indonesia del Reglamento Presidencial número 125 en 2016 (PR No. 125), que brinda lineamientos y establece responsabilidades para las instituciones gubernamentales en cuestiones de búsqueda, rescate y gestión de personas refugiadas, y también codifica la definición de personas refugiadas según la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951.
No obstante, aunque el PR No. 125 es un paso significativo en la defensa de los derechos de las personas refugiadas y solicitantes de asilo en Indonesia, no brinda orientación sobre cómo debe gestionarse la cooperación transfronteriza con otros Estados regionales o cómo deben armonizarse las políticas de búsqueda, rescate y desembarque entre los Estados. Esto reviste importancia en el contexto de los movimientos marítimos rohinyás puesto que la búsqueda y rescate es una responsabilidad compartida que no puede lograr Indonesia por sí sola. Un mecanismo de coordinación basado en las rutas podría jugar un papel importante para abordar esta brecha mediante el establecimiento de canales claros de comunicación intergubernamental y la facilitación de la negociación de acuerdos para compartir la responsabilidad de desembarque entre Estados regionales.
Es importante observar que la provisión de protección y ayuda como parte de un enfoque integral a las rutas se extiende hasta la fase posterior a la embarcación o al rescate. El PR No. 125 aborda ese tema parcialmente, aunque las respuestas recientes a las llegadas de personas rohinyás en Indonesia han revelado que existen brechas en su implementación. Por ejemplo, la PR No. 125 no brinda financiamiento estatal a los gobiernos locales que tienen el mandato de implementar las responsabilidades de gestión de personas refugiadas ni establece procedimientos claros sobre el alojamiento de personas refugiadas, y estas omisiones han ocasionado demoras significativas en la provisión de recursos y servicios mientras se resuelven las negociaciones con las autoridades locales. Además, la participación de instituciones importantes que no se dedican a la seguridad —como el Ministerio de Asuntos Sociales, el Ministerio de Empoderamiento de la Mujer y Protección de la Infancia y el Ministerio de Salud— ha sido insuficiente, lo que ha evitado que las personas rohinyás reciban los servicios de apoyo que necesitan.
El Proceso de Bali: mecanismo potencial de coordinación
El Proceso de Bali incluye el mandato de “facilitar la cooperación y colaboración, el intercambio de información y el desarrollo de políticas relacionadas con la migración irregular en la región de Asia y el Pacífico y más allá” y cuenta con una lista de miembros amplia que incluye países de origen, tránsito y destino para el movimiento rohinyá[9]. Como resultado de lo anterior, está bien posicionado para asumir el liderazgo en la coordinación, apoyar las intervenciones a lo largo de la ruta y brindar el apoyo esencial a la coordinación que requiere el enfoque integral en las rutas. Y, de hecho, en su revisión interna de la respuesta de la región a la crisis del mar de Andamán de 2016, el Proceso de Bali identificó varios “llamados a la acción” que contribuirían significativamente a la respuesta en la ruta completa. Esto incluía “informes sistemáticos y regulares sobre los movimientos”, “esfuerzos conjuntos para abordar las causas profundas y los factores de impulso” y “protocolos coordinados y predecibles de búsqueda y rescate, así como puntos de desembarque”1. La revisión también identificó la necesidad de desarrollar y mantener un registro de puntos de contacto, que incluyera funcionarios a nivel nacional, personal de instituciones internacionales a nivel local y personal de la sociedad civil, para que ayudara a mejorar la planificación y preparación nacional. Bajo el enfoque integral en las rutas, tal registro se extendería y se haría accesible a todas las partes interesadas y actores pertinentes a lo largo de las rutas rohinyás.
Al hacer realidad los llamados a la acción que se identificaron previamente, y que siguen siendo tan importantes y pertinentes hoy como en 2016, el Proceso de Bali establecería una base fuerte sobre la cual sería posible establecer un enfoque más integral a las rutas para los movimientos rohinyás. Esto mejoraría las capacidades de coordinación regional que se han integrado mediante el establecimiento del Mecanismo de Consulta y el Grupo de Trabajo de Planificación y Preparación. A hacerlo así, el Proceso de Bali podría facilitar una cooperación fronteriza más robusta para entregar apoyo más sostenido a las personas rohinyás que necesitan protección.
Enfrentar el desafío
Al no existir alternativas viables y otras vías legales, y dado el recrudecimiento del conflicto en Myanmar, es probable que las personas refugiadas rohinyás continúen emprendiendo en el futuro próximo travesías peligrosas en busca de seguridad y protección. Para enfrentar este desafío y proteger la dignidad de las personas que se encuentran en tránsito, la coordinación sigue siendo vital; el enfoque integral en las rutas brinda un marco constructivo mediante el cual pueden cerrarse las brechas en las respuestas actuales, establecerse arreglos más justos para compartir las responsabilidades y mejorarse las estructuras de coordinación existentes. Mediante el establecimiento de vínculos más robustos con la sociedad civil y los actores locales y la construcción sobre el fundamento de los aspectos integrales en las rutas de los mecanismos de coordinación existentes, pueden lograrse mejoras significativas en la entrega de protección y ayuda en cada etapa de su travesía.
Paul Luc Vernon
Especialista en incidencia regional, Asia Displacement Solutions Platform
paul.vernon@adsp.ngo
Abdullah Mohammadi
Gerente de proyectos de investigación y datos, Mixed Migration Centre
abdullah.mohammadi@mixedmigration.org
Gading Gumilang Putra
Oficial de incidencia y comunicación nacional, Jesuit Refugee Service, Indonesia
gading@jrs.or.id
[1] Bali Process (2016) Review of Region’s Response to Andaman Sea Situation of May 2015 [en inglés]
[2] El Proceso de Bali sobre el Tráfico Ilícito de Migrantes, la Trata de Personas y los Delitos Transnacionales Conexos es un foro regional que apoya la colaboración, el diálogo y el desarrollo de políticas relacionadas con la migración irregular en la región de Asia y el Pacífico y más allá. www.baliprocess.net/
[3] ACNUR (8 de enero de 2025) ‘Focus on saving lives, urges UNHCR as more Rohingya flee by sea’ [en inglés]
[4] MMC (2024) Comparing Smuggling Dynamics: from Myanmar to Malaysia and Thailand [en inglés]
[5] Para consultar los datos de 4Mi sobre los riesgos de protección que enfrentan las personas refugiadas rohinyás en la ruta a Indonesia, Malasia y Tailandia, véase: 4Mi Interactive | Mixed Migration Centre [en inglés] bit.ly/4mi-interactive
[6] Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (2024) Estudio de revisión de los mecanismos de coordinación de la respuesta a movimientos mixtos en América Latina y el Caribe
[7] ACNUR (2024) ‘Un enfoque integral en las rutas: Fortalecer la protección y las soluciones en contextos de movimientos mixtos de personas refugiadas y migrantes’
[8] Protecting Refugees in Asia (2024) Impact of Climate Change on the Migration and Displacement Dynamics of Rohingya Refugees [en inglés]
[9] Bali Process ‘About the Bali Process’ [en inglés]
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