Skip to content
La alineación de las encuestas humanitarias con las normas estadísticas internacionales

Cuando la Oficina Nacional de Estadística de Kenia publicó las estadísticas de población activa de su encuesta integrada a los hogares de 2015-2016, se encontró con que el 72 % de los kenianos en edad laboral estaban empleados[1]. En el condado de Turkana, la tasa era del 62 %. Pero esta encuesta nacional no había incluido a los campos de refugiados. Una encuesta encargada por ACNUR y el Programa Mundial de Alimentos en 2016 halló que solo el 16 % de los hogares del campo de refugiados de Kakuma —situado en el condado de Turkana— declaró que al menos una persona de la familia tuviera trabajo[2].

Estas dos estadísticas son difíciles de comparar por varias razones. La encuesta nacional pregunta sobre el empleo a título individual; la encuesta sobre los refugiados, respecto al hogar. Y mientras que la encuesta nacional, realizada con el apoyo técnico del Banco Mundial, se alinea con las definiciones relativas a las estadísticas laborales prescritas por los organismos y normas internacionales, la encuesta a los refugiados se limita a formular la simple pregunta de “¿Cuántos en casa tienen trabajo?”, lo que dificulta aún más la comparación.

Pese a que la implementación de ambas encuestas fue generalmente sólida en cuanto a técnica, este ejemplo ilustra cómo las que son implementadas por las organizaciones humanitarias suelen desarrollarse con un fin humanitario específico en mente, en este caso, analizar las opciones para ver hacia dónde dirigir la ayuda humanitaria. Al perseguir estos objetivos (que son perfectamente válidos), con demasiada frecuencia son olvidadas o descartadas las normas estadísticas internacionales y las buenas prácticas por no ser aplicables o por ser demasiado complejas[3].

Sin embargo, satisfacer el objetivo humanitario primordial de una encuesta y, al mismo tiempo, hacer que vaya en consonancia con las normas estadísticas conlleva enormes ventajas. De hecho, en un momento en el que se reconoce ampliamente la importancia del liderazgo nacional y de la colaboración entre la ayuda humanitaria y la asistencia para el desarrollo a la hora de abordar los desplazamientos forzados, y en el que las situaciones prolongadas suponen la gran mayoría de los desplazamientos forzados, cada encuesta humanitaria que no “habla el idioma” del Gobierno y sus asociados para el desarrollo es una oportunidad perdida.

Los beneficios de la alineación

Alinear el trabajo de las encuestas humanitarias con las normas estadísticas internacionales y con las mejores prácticas permitirá que la información extraída de los datos se utilice de forma más efectiva en el diálogo normativo y las labores de defensa de la causa, ya que las estadísticas obtenidas a partir de las encuestas se basarán en conceptos con los que los órganos decisorios están familiarizados. Además, recopilar datos en consonancia con los métodos nacionales u oficiales para la realización de encuestas permite cierto grado de comparación entre los desplazados forzosos y las comunidades de acogida nacionales o locales, aun cuando estas últimas no estén incluidas explícitamente en la encuesta por muestreo. Además, la aplicación de unas normas estadísticas probadas, testadas (y fácilmente disponibles) puede reducir el coste y la complejidad del diseño de las encuestas. Por último, el uso de prácticas de medición internacionalmente establecidas y reconocidas podría aumentar el valor de los datos para su uso secundario por parte de los investigadores, lo que mejoraría así el impacto y el rendimiento de cualquier inversión en recopilación de datos[4].

La preocupación de que el uso de estas normas en la realización de encuestas humanitarias pueda ser engorroso o impracticable por la limitación de capacidades y recursos es comprensible, pero en última instancia infundada en la mayoría de los casos, especialmente cuando se trata de contextos de desplazamiento prolongado (en contraposición a las emergencias). Como estas normas internacionales han sido cuidadosamente desarrolladas para ser aplicadas en contextos tan diversos como Noruega y la República Centroafricana, y en todo el espectro socioeconómico de estos países, también son válidas para entornos de desplazamiento forzado. Las normas vienen respaldadas en gran medida por una documentación útil y suelen ir acompañadas de material que busca ofrecer unas directrices a profesionales de los datos de distintos ámbitos. Por último, ya que el coste marginal de ampliar una entrevista con unas pocas preguntas es insignificante, en la mayoría de los casos, su aplicación no suele aumentar los costes de la encuesta de forma notable.

Buenas prácticas en Kenia

ACNUR, en colaboración con el Banco Mundial, realizó otras dos encuestas de hogares en los campos de refugiados de Kalobeyei y Kakuma, en Kenia, en 2018 y 2019 respectivamente[5]. Esta vez, el cuestionario se basó principalmente en la encuesta nacional integrada a los hogares que, a su vez, se ajusta a una amplia variedad de normas estadísticas. Los resultados permiten la comparación directa entre la población de los campamentos y los ciudadanos del lugar de acogida. Ahora sabemos que, en el momento de las encuestas, el 37 % de la población en edad de trabajar que se encontraba en el campamento de Kalobeyei tenía empleo, frente al 62 % en el condado de Turkana y el 72 % en Kenia en general. También encontramos que el 58 % de los refugiados del campamento viven por debajo del umbral nacional de la pobreza, en comparación con el 72 % de la población del condado de Turkana y el 37 % de toda Kenia.

El gobernador del condado de Turkana, Josphat Nanok, acogió con satisfacción  las estadísticas comparables con las palabras “¡El Gobierno ahora tiene datos!” y describió a grandes rasgos cómo se utilizarían para fundamentar la formulación de políticas nacionales y territoriales, incluyendo la incorporación de los refugiados y solicitantes de asilo al sistema educativo nacional. El gobernador también subrayó que la encuesta de Kalobeyei serviría de base para la decisión de la oficina nacional de estadística de ampliar su encuesta nacional de hogares a los campos de refugiados[6].

La decisión de alinear mejor las encuestas humanitarias a las normas estadísticas internacionales no resulta en un mero intercambio para alcanzar un equilibrio (sobre todo en contextos prolongados), sino que los beneficios superan con creces las preocupaciones. A medida que más encuestas humanitarias incorporen estas normas, se irá reduciendo la brecha metodológica entre estas y sus equivalentes gubernamentales y de desarrollo. Paralelamente, lo aprendido de las encuestas humanitarias alimentará cada vez más el desarrollo y el perfeccionamiento de las propias normas para su realización.

 

Felix Schmieding schmiedf@unhcr.org

Estadístico sénior, Centro de Datos Conjunto sobre Desplazamiento Forzado del Banco Mundial-ACNUR

 

[1] KNBS (2018) Labour Force Basic Report, 2015/16 Kenya Integrated Household Budget Survey
http://statistics.knbs.or.ke/nada/index.php/catalog/88/download/746

[2] ACNUR/PMA/Kimetrica (2016) Refugees Vulnerability Study Kakuma, Kenya https://reliefweb.int/sites/reliefweb.int/files/resources/Refugee_HH_Vulnerability_Study_Kakuma_Refugee_Camp_Final_Report_2016_05_06.pdf

[3] Como las desarrolladas bajo el auspicio de la Comisión de Estadística de las Naciones Unidas o las especificadas en las hojas de metadatos sobre los indicadores de los ODS.

[4] Las organizaciones humanitarias se orientan cada vez más hacia un enfoque basado en “microdatos abiertos”. Por ejemplo, en 2020 ACNUR puso en marcha su Biblioteca de Microdatos, en la que buena parte de los que extrae de las encuestas están a disposición de los usuarios de datos externos de forma anónima. https://microdata.unhcr.org

[5] ACNUR/Banco Mundial (2020) Understanding the Socioeconomic Conditions of Refugees in Kalobeyei, Kenya: Results from the 2018 Kalobeyei Socioeconomic Profiling Survey www.unhcr.org/ke/wp-content/uploads/sites/2/2020/04/Kalobeyei_Socioeconomic-Report-1.pdf Informe de la encuesta de Kakuma; su publicación está prevista para marzo de 2021.

[6] Discurso pronunciado en el Foro Mundial sobre Refugiados el 16 de diciembre de 2019. Grabación de audio disponible en: https://conf.unog.ch/digitalrecordings/index.html?guid=public/60.2092/B5723A88-8285-4C6B-AF8E-1BA25A42A515_11h36&position=0#linkto-483

DONATESUBSCRIBE