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Humanos y animales en los campamentos de refugiados

Los animales desempeñan un papel importante en las experiencias humanas de desplazamiento forzado y esto es particularmente visible en el entorno de los campamentos. Estos espacios suelen adquirir su forma a partir de la necesidad de alojar a los animales y a los seres humanos: los “establos para cabras” y los mercados de animales son una característica arquitectónica distintiva de los campamentos saharauis en Argelia, por ejemplo[i]. Los animales domesticos pueden desempeñar una amplia gama de funciones económicas y culturales en la vida de un campamento, como lo hacen los camellos en Dadaab, Kenya[ii]. Las interacciones de las personas desplazadas con los animales salvajes pueden generar peligros para ambos grupos: por ejemplo, los asentamientos semiformales de los refugiados rohinyás en Bangladesh literalmente situaron a los refugiados en medio del camino de los elefantes[iii]. Es posible que los animales figuren en las representaciones de los campamentos, como cuando los periodistas mencionan a las ratas para poner de relieve la existencia de condiciones precarias, y los propios refugiados pueden manifestar que se los trata “como animales”. Sin embargo, la investigación en esta área continúa siendo limitada. En el manual Oxford Handbook of Refugee and Forced Migration Studies (Manual sobre refugiados y estudios de migración forzada de Oxford) solo se advierte la presencia de algunas referencias a los animales, mientras que en la Revista Migraciones Forzadas solo un artículo muy breve se concentra específicamente en la relación entre los seres humanos y los animales[iv]. El material bibliográfico desarrollado por los profesionales destaca la importancia de los animales en el bienestar de los refugiados, pero se centra principalmente en el ganado[v].

Esta sección especial de RMF tiene dos objetivos. En primer lugar, destacar para los profesionales y los responsables políticos la variedad y la importancia de las interacciones entre los seres humanos y los animales en los campamentos, basándose en las experiencias de un equipo internacional de colaboradores. En segundo lugar, fomentar investigación adicional sobre el tema y sugerir algunas de las direcciones que podría tomar. Esta sección surge de una serie de reuniones, financiadas por Wellcome Trust[vi], entre profesionales de organizaciones como ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, Veterinarios sin Fronteras, Art Refuge e investigadores de disciplinas que incluyen la arquitectura, la historia y la geografía así como las ciencias veterinarias y médicas. Una segunda etapa de reuniones, con un grupo de referencia compuesto por refugiados, se está llevando a cabo en colaboración con el Consejo Escocés de Refugiados.

El proyecto surgió de mi propia investigación en un estudio de caso histórico: un campamento en Baquba, cerca de Bagdad, donde las fuerzas británicas que ocuparon el lugar al final de la Primera Guerra Mundial alojaron a casi 50 000 refugiados procedentes de Anatolia[vii]. Los refugiados iban acompañados de miles de animales: grandes (caballos, mulas, reses), más pequeños (ovejas y cabras) y diminutos (piojos). El régimen médico del campamento para los seres humanos comenzó, tras su llegada, con la eliminación de los piojos; al igual que el régimen veterinario para los animales, también implicó una observación específica, con el aislamiento y el tratamiento de los enfermos. Los animales que llegaron junto con los refugiados afectaron el emplazamiento y la forma del campamento. Los intentos británicos de promover la actividad económica entre los refugiados se desarrollaron en torno a los animales, desde la producción láctea comercial con los propios rebaños de los refugiados hasta el alquiler de equipos de trabajo compuestos por seres humanos y animales —que ascendieron a un máximo de 2500 hombres y 1000 bueyes— para el trabajo asalariado fuera del campamento. La competencia por las zonas de pastoreo se convirtió en una fuente clave de fricción entre los refugiados y la población de acogida. Los planes británicos para cerrar el campamento, mientras tanto, implicaron la agrupación y el cuidado de aún más animales de carga y de tiro, tanto para el transporte de sus habitantes humanos como para reasentarlos de manera más duradera en otras regiones.

Muchos de estos problemas se repiten en casos más contemporáneos, como en los ejemplos que se muestran aquí. Pero son solo un punto de partida. Para lograr una comprensión más completa de los papeles que desempeñan los animales en las vidas de las personas en los campamentos de refugiados, es necesario realizar investigaciones adicionales en diversos niveles (de micro a macro) y sobre diferentes temas. Los enfoques médicos y veterinarios son un punto de partida evidente: la salud humana y la salud animal están interrelacionadas, por ejemplo, a través de las enfermedades zoonóticas (enfermedades que puede transmitirse de los animales a los humanos). Sin embargos, esas conexiones no son simplemente biomédicas. El trabajo de terapia artística que realiza un psicoterapeuta clínico en nuestra red en campamentos en Calais y Nepal ilustra lo importantes que son los animales en la salud psicológica y emocional de los seres humanos. En este contexto, variará precisamente de qué modo importan: en algunos lugares, las personas creen que “un hogar sin un perro es solo una casa”, mientras que en otros, un perro en el hogar no solo sería una molestia, sino también una atrocidad. El significado cultural de los diferentes animales influirá en el impacto psicológico que tienen; además, afectará y se verá afectado por su rol en las vidas sociales y económicas de los refugiados. A su vez, esto aportará información sobre las maneras en que los refugiados organizaran (o reorganizan) los espacios teniendo en cuenta las necesidades de sus animales, desde sus propios alojamientos o recintos cercanos hasta el mismo campamento y sus inmediaciones. Y los campamentos, incluso los urbanos, siempre están ubicados de forma dinámica dentro de entornos naturales más grandes. Como muestra el artículo de Derek Robertson, los factores ambientales que contribuyen a la migración humana y animal, y que dan forma a la experiencia de migración, están muy conectados. Esta obra, realizada por un artista que también participó en estudios científicos sobre migración, indica la variedad de disciplinas diferentes que pueden contribuir a nuestra comprensión del tema. Serán recibidas con agrado respuestas a esta etapa inicial de nuestro propio proyecto por parte de profesionales e investigadores en cualquiera de los muchos y diversos campos relevantes.

 

Benjamin Thomas White benjaminthomas.white@glasgow.ac.uk
Universidad de Glasgow www.gla.ac.uk/schools/humanities/
 


[i] Herz M (ed) (2012) From Camp to City: Refugee Camps of the Western Sahara. Lars Müller Publishers 302–303, 340–347.

[ii] Rawlence B (2016) City of Thorns: Nine Lives in the World’s Largest Refugee Camp. Portobello Books.

[iii] Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (2018) Survey Report on Elephant Movement, Human-Elephant Conflict Situation, and Possible Intervention Sites in and around Kutupalong Camp, Cox’s Bazar www.unhcr.org/5a9946a34

[iv] Fiddian-Qasmiyeh E, Loescher G, Long K y Sigona N (ed) (2014) The Oxford Handbook of Refugee and Forced Migration Studies. Oxford University Press; Beirne P y Kelty-Huber C (2015) ‘Los animales y la migración forzada’, Revista Migraciones Forzadas no. 49: 97–98. www.fmreview.org/climatechange-disasters/beirne-keltyhuber

[v] Véase por ejemplo LEGS (2014) Normas y Directrices para Intervenciones Ganaderas en Emergencias (2.da edición) Practical Action Publishing www.livestock-emergency.net/resources/download-legs; ACNUR/UICN (2005) Livestock-Keeping and Animal Husbandry in Refugee and Returnee Situations: A Practical Handbook for Improved Management

http://bit.ly/UNHCR-Livestock-handbook-2005

[vi] ‘Humans and animals in refugee camps’, Premio SEED en Humanidades y Ciencias Sociales 2016 de Wellcome Trust (referencia de premio 205708/Z/16/Z).

[vii] White B T (2018) ‘Humans and animals in a refugee camp: Baquba, Iraq, 1918–20’, Journal of Refugee Studies https://academic.oup.com/jrs/advance-article/doi/10.1093/jrs/fey024/4996010

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