- November 2024
Las personas desplazadas por los impactos del cambio climático merecen reparaciones económicas, pero no hay una única parte responsable. Una solución a esto podría ser un modelo de seguros por medio del cual quienes han contribuido tanto en forma mayoritaria como secundaria al cambio climático realicen aportes a un fondo.
Si bien los movimientos y desplazamientos humanos debido a acontecimientos ambientales no son un fenómeno nuevo, en la actualidad el cambio climático está provocando desplazamientos de una magnitud sin precedentes. Aunque no hay consenso con respecto a qué nivel exacto de desplazamientos se producirá, resulta claro que el aumento del nivel del mar, la mayor frecuencia de sequías e incendios forestales y los acontecimientos climáticos extremos más intensos incrementarán el desplazamiento de personas y comunidades[1].
En este artículo, me refiero al desplazamiento climático como el desplazamiento temporal o permanente de personas, ya sea dentro del territorio de Estados nación o en forma transfronteriza, que es provocado, en parte, por los impactos climáticos[2]. Los impactos climáticos son desastres o acontecimientos naturales inducidos por el cambio climático, y pueden incluir tanto fenómenos de evolución lenta como rápida, que en todos los casos aumentan el riesgo de desplazamiento. Los impactos del cambio climático se pueden conceptualizar como la combinación de causas y daños que se entrelazan con otros catalizadores del desplazamiento, los cuales están determinados por factores sociales como la posición económica y social, las vulnerabilidades existentes y la capacidad de sobrellevar cambios repentinos.
El desplazamiento climático es un fenómeno complejo, como también lo son los impactos climáticos que lo provocan. Los impactos climáticos pueden manifestarse de manera lenta, como el proceso continuo por el que se secan las tierras de cultivo o aumenta el nivel del mar. En cambio, hay otros impactos que evolucionan en forma rápida, como las inundaciones o los ciclones.
Daños del desplazamiento climático y necesidad de reparaciones
Los impactos climáticos pueden provocar daños o pérdidas materiales, menoscabar la generación de ingresos, fragmentar las relaciones comunitarias, perturbar el suministro de bienes y servicios básicos, limitar la posibilidad de las personas de realizar una planificación y causar daños considerables para los medios de vida y la salud física y mental. Según la Organización Mundial de la Salud, se prevé que el cambio climático incremente las tasas de desnutrición, enfermedades cardíacas, estrés térmico y la propagación de enfermedades como la malaria, lo que implicaría aproximadamente 250 000 muertes adicionales por año para el 2050. A su vez, se han informado síntomas de depresión y una intensificación de los trastornos de ansiedad y estrés postraumático en personas que sobrellevaron impactos climáticos[3].
Los daños se incrementan cuando el impacto climático genera desplazamiento. Las personas desplazadas pueden experimentar la pérdida de bienes, tierras, fuentes de ingreso y territorio. Esto perturba y, a veces, destruye el estilo de vida de las personas, su vínculo con un lugar y su derecho a la autodeterminación.
Un principio básico de justicia es que se deben reparaciones y resarcimiento a quienes han sido dañados o perjudicados. Los actores responsables de causar daños a otras personas tienen la obligación moral de subsanarlos y reparar las injusticias que infligieron a otros. El objetivo de las reparaciones es reparar los perjuicios y daños causados. Al igual que la compensación económica, los responsables otorgan las reparaciones a las personas perjudicadas o dañadas. En el caso del desplazamiento climático, las reparaciones pueden entenderse mejor como una forma de redistribuir recursos y modificar políticas e instituciones que hayan experimentado daños, en vez de otorgar una compensación económica por única vez[4].
Para que las reparaciones por el desplazamiento climático sean justas no bastará con otorgar solamente indemnizaciones; sin embargo, no debería desestimarse la función reparadora importante que tiene la compensación económica. A algunas personas que están en riesgo de desplazamiento climático les han ofrecido derechos migratorios. Por ejemplo, hace poco, Australia ofreció a ciudadanos de Tuvalu el derecho a migrar a Australia. Sin embargo, hasta el momento se ha ofrecido muy poco en términos de compensación económica directa.
La compensación directa por el desplazamiento climático brinda una elección digna a las personas dañadas y desplazadas por los impactos climáticos, y contribuye a restablecer la capacidad de acción individual. Cuando se brindan recursos económicos sin restricciones, quienes los reciben pueden utilizarlos del modo que consideren más conveniente. En el caso de las personas en situación de desplazamiento interno, la compensación económica puede contribuir a reparar o reconstruir viviendas y albergues, facilitar la reactivación de flujos de ingresos y posibilitar que las personas consigan alimentos, agua limpia y atención de la salud que necesitan con urgencia. Para quienes se desplazan a través de fronteras, esa indemnización permite la libre circulación y brinda una red de protección, lo cual favorece que las demandas de la migración y el reasentamiento sean menos apremiantes. Las reparaciones que incluyen una compensación económica nos ofrecen una forma de resarcir algunos de los daños sufridos debido al desplazamiento climático. No obstante, esto plantea interrogantes con respecto a quiénes deberían pagar las reparaciones climáticas.
El desafío de determinar responsabilidades por el desplazamiento climático
Al momento de afrontar los costos del desplazamiento climático, la determinación de responsabilidad se torna problemática, ya que no hay un nexo claro entre una única causa y un efecto. Esto se debe a que los impactos climáticos se entremezclan con otras causas y factores de desplazamiento, y agudizan los daños y las injusticias que ya experimentaron las personas y comunidades vulnerables.
Por ejemplo, en Australia, la distribución desigual de ingresos y riqueza ha generado niveles significativos de pobreza en sectores de la sociedad, y esto afectó en mucha mayor medida a comunidades aborígenes e isleñas del estrecho de Torres. La inundación repentina de Lismore en 2022 provocó el desplazamiento interno de miles de personas. Sin embargo, las comunidades aborígenes estuvieron entre las más perjudicadas, ya que muchos de sus integrantes tenían viviendas más económicas y, a la vez, vulnerables por estar en zonas bajas, y no tenían acceso a los recursos, los servicios y el apoyo necesarios para prepararse y responder a las emergencias[5].
Los múltiples factores determinantes que distinguen al desplazamiento climático obstaculizan nuestra posibilidad de llegar a una atribución certera de responsabilidad, al igual que la gran cantidad de actores que contribuyen a los daños climáticos. También pareciera que los Estados nación que no adoptan medidas razonables para reparar otros factores sociales y económicos tienen cierta responsabilidad. Hay además otros factores y desigualdades interseccionales que deben considerarse en relación con políticas, raza, sexo, edad, discapacidad y otros aspectos. Entonces, ¿cómo podemos lograr que quienes contribuyen a los impactos climáticos respondan por las reparaciones climáticas? Una forma de sortear este problema sería implementar un modelo semejante al de los seguros para financiar el desplazamiento y las reparaciones en materia climática.
Un modelo de seguros: reconocer la responsabilidad compartida
El modelo de seguros se centra en el mayor riesgo general de desplazamiento que generan los impactos climáticos. Así como las causas complejas en los casos de negligencia médica hacen que sea difícil determinar responsabilidades, y por ello se adoptan modelos de compensación basados en seguros para aquellos pacientes que sufren daños, las complejidades que implica identificar la responsabilidad por el desplazamiento climático también deberían persuadirnos de considerar un modelo de seguros para financiar las reparaciones por desplazamientos climáticos. A las personas que queden desplazadas, con independencia de si tal desplazamiento puede atribuirse de manera directa a los impactos climáticos, así como a las personas a quienes les afecten de otras formas los impactos climáticos, les correspondería recibir reparaciones.
Este modelo de seguro es una forma más eficaz de financiar las reparaciones por desplazamiento climático y, en última instancia, resarcir los daños climáticos. ¿Pero quiénes están obligados a contribuir a este modelo de seguro?
Los análisis existentes acerca de quiénes deberían contribuir a las reparaciones climáticas, o quiénes deberían aportar a un modelo de seguro, se centran sobre todo en los Estados nación que tienen altos niveles de emisiones y que se han beneficiado sustancialmente de actividades que emiten carbono. Esta atribución de responsabilidad se refleja en el principio según el cual quienes más contaminan o emiten son quienes más deberían pagar.
Sin embargo, asignar exclusivamente a los Estados nación la responsabilidad de realizar aportes a un modelo de seguros dista de ser una medida suficiente. Por ejemplo, se pasa por alto en gran medida a actores secundarios que facilitan que persista la contaminación o que promueven de manera activa políticas contra la reducción de emisiones de carbono. Con un modelo semejante al de los seguros para las reparaciones por desplazamiento climático, aquellos actores que contribuyen a actividades como contaminación —y están entre quienes más se benefician con ellas— y que, por ende, facilitan en forma significativa que aumente el riesgo de desplazamiento, deberían afrontar una proporción mayor de los costos. No obstante, así como podríamos considerar que la Asociación Nacional del Rifle de Estados Unidos (National Rifle Association of America) tiene cierto grado de responsabilidad moral por los daños que causa la violencia con armas, deberíamos considerar que los grupos de presión vinculados con los combustibles fósiles son responsables de parte del aumento en el riesgo de desplazamiento.
En la práctica, un fondo de seguro contra el desplazamiento climático agruparía los aportes de contribuyentes principales y secundarios al cambio climático —Estados nación, compañías del sector de combustibles fósiles y grupos de presión o industrias—, y distribuiría esos fondos como una forma de reparación a quienes estén desplazados o afectados por los impactos climáticos. A los contribuyentes secundarios, como las industrias con altos niveles de emisión y los grupos de presión del sector de combustibles fósiles, se les exigiría que realicen pagos al fondo a través de impuestos o gravámenes, en forma semejante a modelos como el Fondo Fiduciario de Responsabilidad por Derrame de Petróleo (Oil Spill Liability Trust Fund) o el Fondo Amazonia (The Amazon Fund). Si bien la posibilidad de exigir legalmente las contribuciones al fondo sería una tarea muy difícil que amerita atención, hay ejemplos anteriores de contribuciones a fondos similares a través de Iniciativas sobre Responsabilidad Social Empresarial (como el aporte de Petrobras al Fondo Amazonia)[6] que nos dan esperanzas de que haya una posibilidad genuina de que actores secundarios asuman este tipo de responsabilidad y realicen contribuciones.
Las contribuciones económicas de actores secundarios reflejarían el papel que tienen en el incremento de los riesgos climáticos, lo que ayudaría a promover la rendición de cuentas más allá del ámbito exclusivo de los Estados nación. A diferencia de los acuerdos sobre pérdidas y daños, que se centran en la compensación con posterioridad a desastres relacionados con el clima, este fondo abordaría de manera proactiva los riesgos de desplazamiento al combinar recursos en forma anticipada, asegurando un acceso más veloz a reparaciones para las poblaciones afectadas, sin que sea necesario probar en forma directa la relación de causalidad entre los impactos climáticos específicos de los contribuyentes y los daños causados.
El modelo de seguros plantea una respuesta plausible y práctica a la cuestión de quién es responsable por el desplazamiento climático y quién debería pagar las reparaciones. Deberían realizar contribuciones económicas los actores principales, incluidos los Estados nación y las empresas del sector de combustibles fósiles, a la vez que los actores secundarios, como los grupos de presión del sector de petróleo. Tal contribución debería ser proporcional a su involucramiento en el aumento del riesgo general de desplazamiento.
Establecer un modelo de seguros para financiar las reparaciones relacionadas con el cambio climático nos permitiría dar a quienes estén afectados por los impactos climáticos aquello a lo que tienen derecho. También reflejaría en forma más clara la distribución de responsabilidades y aseguraría que los actores que hayan agravado el riesgo de desplazamiento paguen lo que les corresponde de las reparaciones climáticas.
Harrison Munday
Estudiante de Doctorado en Filosofía Social y Política,
Universidad de Nueva Inglaterra, Australia
hmunday3@une.edu.au
[1] bit.ly/ar5-synthesis-report
[2] Esta definición se tomó, en parte, de Draper J (2023) Climate Displacement [en inglés], Oxford University Press
[3] Ver Walinksi A, Sander J, et al. (2023) ‘The Effects of Climate Change on Mental Health’ [en inglés], Dtsch Arztebl Int, 120(8):117-124 bit.ly/effects-climate-change-mental-health
[4] Ver foreignpolicy.com (2020) ‘The Case for Climate Reparations’ [en inglés] bit.ly/case-climate-reparations
[5] Ver PreventionWeb (2022) ‘Effects of climate change such as flooding makes existing disadvantages for Indigenous communities so much worse’ [en inglés] bit.ly/flooding-indigenous-communities
[6] Banco Nacional de Desarrollo de Brasil (2017) ‘The Amazon Fund receives another R$ 271.2 million from Norway and Germany’ [en inglés] bit.ly/amazon-fund-norway-germany
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