- November 2024
En la República Democrática del Congo (RDC), la crisis de desplazamientos continuos y prolongados y la financiación insuficiente están obligando a actores humanitarios a poner en riesgo aspectos de calidad y cobertura, lo que dificulta incluso más que las personas desplazadas puedan reconstruir sus vidas.
Los conflictos armados, los conflictos intercomunitarios y los desastres naturales siguen forzando a millones de personas en la RDC a abandonar sus hogares. Según un resumen de las necesidades humanitarias (de OCHA, la agencia humanitaria de la ONU) elaborado recientemente, en la actualidad hay más de seis millones de personas desplazadas dentro de la RDC.
Muchas personas están viviendo en alojamientos improvisados y asentamientos informales, donde el acceso al agua potable es limitado y no reciben educación para sus hijos e hijas. Para suplir estas necesidades, el plan de respuesta humanitaria interinstitucional para la RDC se centra en dos objetivos principales: salvar vidas y mejorar las condiciones en que viven las personas afectadas. Este enfoque busca cubrir las necesidades más urgentes, al tiempo que fortalece la resiliencia y promueve el nexo con esfuerzos de desarrollo y consolidación de la paz. Sin embargo, esta ambición se ve frustrada por el desafío que representa obtener financiación. En lugar de armonizarse con estos objetivos estratégicos, las respuestas se ven determinadas por la naturaleza y el nivel de la financiación disponible.
El propósito de este artículo es describir el grado en que la financiación que se asigna al sector de alojamiento —que, por naturaleza, está orientada a las emergencias— limita la posibilidad que tienen los actores humanitarios de asegurar el acceso a vivienda decente y digna para las personas desplazadas.
Financiación insuficiente y brechas persistentes en la respuesta humanitaria
La RDC atraviesa una situación de crisis persistente en la cual las necesidades se siguen acrecentando sin que la financiación se mantenga al mismo nivel, o esta incluso se reduce de un año a otro. Según datos del Servicio de Seguimiento Financiero de la ONU, en los últimos tres años se ha recibido menos del 60 % de los fondos necesarios para cubrir el plan de respuesta humanitaria para la RDC. El sector de alojamiento es uno de los que reciben menos fondos, y apenas obtuvo el 30 % de la financiación en el mismo período.
La multiplicidad de crisis en el mundo ha mellado la posibilidad que tienen los donantes principales de honrar el principio de financiación basada en necesidades. Esto profundizó la brecha entre las necesidades humanitarias y la financiación disponible para muchos países. El volumen de financiación también se ve afectado por la cobertura que hacen los medios de comunicación internacionales sobre las crisis, que brinda un incentivo para la acción. Por último, muchos donantes eligen un conjunto estratégico de países a los cuales abocar sus intervenciones sostenidas, y estas elecciones a menudo se orientan en función de vínculos históricos, aspectos de geopolítica y el interés nacional.
Prestar ayuda a un número creciente de personas con fondos limitados y menguantes representa uno de los principales desafíos que enfrentan los actores humanitarios en el sector de alojamiento. Este desafío se torna incluso más significativo debido a que la continuidad de conflictos puede ocasionar desplazamientos múltiples que provoquen crisis renovadas y sumen una vez más a las personas en la precariedad y la vulnerabilidad, incluso después de haber recibido ayuda.
Para hacer frente a este desafío, los actores del área de alojamiento humanitario han optado por un enfoque de priorización que se centra en las personas que han sufrido desplazamiento en los 12 meses precedentes y en áreas donde se experimentan al menos otras dos crisis, como epidemias, inseguridad alimentaria o desnutrición. De este modo, se excluye automáticamente de la respuesta a un área que solo se haya visto gravemente afectada por desplazamiento interno, aunque las personas que estén allí a menudo vivan en condiciones de precariedad extrema.
Incluso después de esta priorización doble, los fondos asignados siguen siendo insuficientes para cubrir la respuesta programada. Por lo tanto, millones de personas siguen viviendo en alojamientos informales e inadecuados. La mayoría se encuentra en áreas rurales, donde la infraestructura, el acceso a los servicios sociales básicos y las oportunidades de trabajo son sumamente limitados. Esto hace que dependan completamente de la ayuda humanitaria, la cual no es suficiente para cubrir sus necesidades básicas.
Esta situación tiene consecuencias nefastas para la salud física y mental, el sentido de dignidad y la seguridad de las poblaciones afectadas, así como para sus posibilidades de protegerse contra las amenazas, en particular, la violencia de género. La falta de alojamiento adecuado tiene un impacto directo en la protección, la dignidad y el acceso a servicios esenciales para las personas afectadas por conflictos. También tiene impactos indirectos más generales en la salud, la integración comunitaria, los medios de vida y los casos de violencia de género[1].
El alojamiento en condiciones de hacinamiento con aire de mala calidad y estrés térmico son perniciosos para la salud y aumentan el riesgo de enfermedades infecciosas y mortalidad infantil. En la RDC, las áreas que se encuentran más afectadas por el desplazamiento suelen ser también las más damnificadas por epidemias como el cólera y el ébola.
El alojamiento adecuado es fundamental para el proceso de recuperación, el acceso a medios de vida y la reintegración en la esfera social y económica. Cuando no hay alojamiento decente, no se cuenta con una base estable a partir de la cual acceder a otros servicios como atención médica, educación y agua salubre e instalaciones sanitarias.
El impacto de hacer concesiones
Los actores dedicados a cuestiones vinculadas con alojamiento humanitario enfrentan desafíos constantes para encontrar un equilibrio entre la calidad de la respuesta que se brindará y la tasa de cobertura que puede lograrse. A menudo, se hacen concesiones en cuanto a calidad, en favor de una mayor cobertura.
La respuesta de alojamiento humanitario es un proceso que se inicia con la distribución de kits vitales de alojamiento en emergencias y que debería favorecer la provisión de alojamiento duradero para las personas afectadas. Para cumplir con los requisitos de los donantes y abordar la brecha en cuanto a financiación, el grupo temático sobre alojamiento ha reducido el costo del paquete de intervención a USD 150 para refugios de emergencia y USD 350 para alojamiento duradero. Con este nivel de costos, es imposible cumplir con las normas mínimas necesarias para garantizar el acceso a alojamiento adecuado para las personas en situación de necesidad. El concepto de ‘aceptabilidad’ destaca la importancia de incluir una óptica de los asentamientos y considerar la identidad cultural, la protección, el bienestar físico y la disponibilidad de servicios básicos en una respuesta relacionada con el alojamiento[2].
Más del 80 % de la financiación destinada al sector de alojamiento se utiliza en intervenciones de emergencia, lo que consiste principalmente en kits para alojamientos livianos y la construcción de alojamientos semiduraderos. La falta de financiación limita el proceso de respuesta relacionada con el alojamiento, en su fase de asistencia inicial, al objetivo único de salvar vidas. Esto implica que las personas que reciben ayuda en refugios de emergencia (cuyos materiales tienen una vida útil limitada a aproximadamente seis meses) no se benefician de ningún tipo de renovación, incluso si permanecen en los campamentos por largos períodos.
Perspectivas a futuro
Este caso de estudio muestra el impacto que puede tener la falta de financiación en la respuesta al desplazamiento prolongado en el contexto de la RDC. En este país, que presenta una de las cifras más altas de personas desplazadas internas del mundo y uno de los niveles más bajos de financiación, los actores humanitarios con frecuencia enfrentan el desafío de equilibrar los costos, la cobertura, la calidad y la durabilidad.
La financiación seguirá siendo algo complejo en los años venideros, conforme cada vez más países se vean afectados por crisis y desplazamiento climático. En este contexto, para mejorar la respuesta, deben considerarse las recomendaciones que se enumeran a continuación:
- Mejorar la localización con el fin de optimizar los costos operativos y así facilitar la transferencia de habilidades y el fortalecimiento de capacidades para movilizar fondos. Un ejemplo de ello es el Programa ToGETHER, que busca alentar la localización en la RDC.
- Fortalecer el nexo entre el sector humanitario y el de desarrollo para aprovechar fondos adicionales de los actores de desarrollo y del sector privado. La financiación para el desarrollo ofrece la posibilidad de mayor flexibilidad y largo plazo, para así cubrir el resto del proceso hasta llegar a la vivienda duradera en las áreas de desplazamiento prolongado que ya no reciben financiación humanitaria. Una iniciativa que intenta lograr esto es el programa de ONU-Hábitat denominado ‘Desarrollo urbano controlado, vivienda y reducción de la desigualdad’, que apunta a mejorar el acceso a vivienda duradera, pero se necesitan más iniciativas y a mayor escala.
- Formular un enfoque integrado con otros sectores para mejorar el suministro y asegurar que los hogares que se benefician del alojamiento también tengan fácil acceso al agua, la electricidad y otros servicios básicos.
- Ayudar a las personas a acceder a trabajos para que puedan ser más autosuficientes y tengan la posibilidad de encargarse de los demás aspectos del proceso de mejora de sus viviendas, para así reducir la presión sobre el sistema humanitario.
Rémy Kalombo
Especialista en Monitoreo y Evaluación, ACNUR
kalombor@unhcr.org
linkedin.com/in/rémykalombo/
[1] InterAction y USAID (2019) The Wider Impacts of Humanitarian Shelter and Settlements Assistance [en inglés]
bit.ly/wider-impacts-humanitarian-shelter
[2] https://www.spherestandards.org/es/manual-2018/
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