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Cambio de estrategia: la contribución del Banco Mundial a la respuesta al desplazamiento forzado
  • Martha Guerrero Ble y Bahati Kanyamanza
  • November 2024
Una proyecto conjunto de ACNUR y el Banco Mundial lleva electricidad a 1451 hogares desplazados en Nampula (Mozambique). Autoría: ACNUR/Hélène Caux

El Banco Mundial se ha convertido en un agente destacado en la respuesta al desplazamiento forzado. Sin embargo, mediante una mejor coordinación con organismos humanitarios y una participación más significativa de las personas refugiadas, podría intensificar aún más su contribución.

En los últimos años, el Banco Mundial ha supuesto un modelo para la intervención de los bancos de desarrollo en contextos de desplazamiento forzado. Ha proporcionado instrumentos de financiación para apoyar a países de acogida y ha fomentado la inclusión de la población refugiada en los sistemas nacionales. De ese modo, el Banco Mundial incorpora una perspectiva de desarrollo de mediano a largo plazo que reconoce las contribuciones de las personas refugiadas a sus comunidades de acogida y promueve reformas políticas que favorecen su inclusión. Mientras la institución sigue aprendiendo a desenvolverse en el espacio de la población refugiada, también está reconfigurando la naturaleza misma del sistema de respuesta para las personas refugiadas.

Sin lugar a dudas, el papel del Banco Mundial en el ecosistema de los desplazamientos forzados seguirá cobrando importancia. Sin embargo, su intervención aún es bastante reciente y existen muchos retos que se interponen a que sus inversiones tengan un impacto tangible en la vida de las personas refugiadas y sus comunidades receptoras. El Banco Mundial debe asegurarse de que sus inversiones no solo concuerden con las exigencias sobre el terreno, sino que también disminuyan la necesidad de ayuda humanitaria. En particular, debe fomentar la inclusión genuina de personas refugiadas en sus programas de desarrollo para verificar que sus proyectos respondan con mayor precisión a las necesidades de esta población.

¿Cómo apoya el Banco Mundial a las personas refugiadas?

El principal mecanismo del Banco Mundial para apoyar a la población refugiada es el Servicio para las Comunidades Receptoras y los Refugiados. El objetivo de este servicio es reforzar la capacidad de los países de acogida para hacer frente a las crisis de personas refugiadas y promover la inclusión de esta población en los sistemas nacionales. El Banco Mundial creó el servicio en 2017 y renueva su apoyo financiero cada tres años. Se trata de una financiación en condiciones favorables e incluye componentes de subvención, préstamos a tasas de interés inferiores a las del mercado y otras condiciones de financiación ventajosas. En el ciclo actual (2022-2025), el servicio puede invertir hasta USD 2400 millones en naciones de ingresos bajos que acogen a un gran número de personas refugiadas. Desde su creación, el total de las inversiones de este servicio supera actualmente los USD 4600 millones, de los que se han beneficiado ya 17 países de acogida.

A fin de poner en práctica el Servicio para las Comunidades Receptoras y los Refugiados, el Banco Mundial trabaja directamente con los Gobiernos de acogida para definir las necesidades de desarrollo y las áreas prioritarias de inversión. Si bien el Banco Mundial negocia las inversiones con los países prestatarios, en última instancia son estos los que determinan y llevan a cabo los proyectos. Algunas inversiones se centran en infraestructuras y desarrollo de capacidades. Por ejemplo, el servicio financia con USD 40 millones un proyecto de desarrollo comunitario en Camerún orientado a mejorar las infraestructuras y los servicios socioeconómicos para la población refugiada y la de acogida. Otros proyectos se centran en brindar oportunidades de empleo y aumentar la capacidad de los sistemas de seguridad social y educación para incluir a las personas refugiadas.

El Servicio para las Comunidades Receptoras y los Refugiados vincula su ayuda financiera a la creación de políticas que favorezcan la inclusión de las personas refugiadas. Para cuantificar su impacto, el servicio asumió el compromiso de emprender reformas políticas significativas en al menos el 60 % de los países beneficiarios. Gracias a ello, varios países han implementado ya importantes reformas. En Etiopía, al financiar el Programa de Oportunidades Económicas de Etiopía, el servicio ayudó a personas refugiadas a conseguir empleo. En Liberia, apoyó iniciativas de regularización de personas refugiadas sin estatuto legal. Para hacer un seguimiento de las políticas en materia de personas refugiadas de los países beneficiarios, el Banco Mundial ha creado una herramienta de evaluación: el Marco de revisión de políticas sobre personas refugiadas.

En el caso de las naciones con un alto riesgo de sobreendeudamiento, el Servicio para las Comunidades Receptoras y los Refugiados proporciona subvenciones completas. En la actualidad, la República del Congo (Congo-Brazzaville) es el único beneficiario del servicio que presenta endeudamiento excesivo, pero más del 47 % de los beneficiarios presentan alto riesgo de tener dificultades para pagar la deuda (según el Análisis de sostenibilidad de la deuda del Banco Mundial). En el caso de otros países, la financiación del servicio suele incluir componentes de préstamo. Algunas naciones que acogen a un gran número de personas refugiadas rechazan la financiación del servicio porque consideran que las condiciones son desfavorables. En concreto, es posible que algunas crean que obtener un préstamo para apoyar a la población refugiada no sería lo que más les conviene, a pesar de que la población de acogida también resulta beneficiada.

¿Cómo podría mejorarse el apoyo del Banco Mundial a las personas refugiadas?

Para responder con mayor eficacia a las necesidades de las personas refugiadas, el Banco Mundial debe afrontar algunos retos, como mejorar la coordinación entre sus inversiones y la labor humanitaria o gestionar las relaciones con los Gobiernos (los clientes). En algunos casos, al ser las principales responsables de la toma de decisiones, las naciones prestatarias podrían no dar prioridad a las inversiones en proyectos que atiendan las necesidades sobre el terreno. Además, el Banco Mundial tiene dificultades para integrar la cuestión de la población refugiada en sus operaciones y equipos nacionales. En ciertos países, el personal nacional tiene una comprensión limitada de tales cuestiones o escaso interés en ellas, lo que afecta al desarrollo de los proyectos.

Otro reto importante para el Banco Mundial se relaciona con aspectos de protección. Al no ser una organización de derechos humanos, se asocia con el ACNUR para evaluar si los posibles países beneficiarios tienen marcos adecuados de protección de la población refugiada antes de determinar su elegibilidad. Sin embargo, algunos Estados beneficiarios del Servicio para las Comunidades Receptoras y los Refugiados, como Bangladés y Pakistán, tienen extensos antecedentes de violaciones de derechos de las personas refugiadas, lo que pone en tela de juicio la idoneidad de las evaluaciones sobre protección y el papel del Banco en la rendición de cuentas de los Estados sobre tales derechos.

Por otra parte, el modelo por países del Banco Mundial podría crear un desajuste de intereses en lo que respecta a las poblaciones refugiadas. Dada la extranjería de las personas refugiadas, los Gobiernos de acogida casi nunca representan sus intereses[1]. Estas personas no tienen derecho a participar en los procesos políticos de los países de acogida ni a influir en las decisiones de los Gobiernos. Por lo tanto, en lo que respecta a la financiación del Servicio para las Comunidades Receptoras y los Refugiados, existe el riesgo de que las negociaciones entre el Banco Mundial y los países prestatarios acallen la voz de la población refugiada. Por ejemplo, en Bangladés, el Gobierno se niega a aplicar enfoques sostenibles a los desplazamientos prolongados[2]. Por eso, la respuesta del país se ha centrado en la ayuda de emergencia y ha restringido la capacidad de las personas refugiadas para circular libremente, trabajar y acceder a servicios, entre otras cosas. Aunque las prioridades del Gobierno de Bangladés son contrarias a los objetivos del servicio, influyen en sus inversiones y limitan su eficacia.

En algunos casos, como el de Kenia, donde gracias al servicio se brindó apoyo a la aplicación de la Ley de Refugiados de 2021, que otorga a las personas refugiadas el derecho al trabajo, la propiedad y los servicios públicos, las inversiones que este realizó han mejorado considerablemente la respuesta para las personas refugiadas. Sin embargo, en muchos otros países, las inversiones podrían tener un impacto indirecto o incluso marginal, que resulta imperceptible para la población refugiada y quienes trabajan directamente en esa respuesta[3]. A fin de que todos los proyectos del servicio tengan un impacto claro, tangible y cuantificable en la población refugiada y su comunidad de acogida, el Banco Mundial debe aumentar su colaboración, coordinación y diálogo tanto con las personas refugiadas como con agentes de ayuda humanitaria.

Necesidad de una participación significativa de las personas refugiadas

Si el Banco Mundial desea influir en la respuesta al desplazamiento forzado, debe garantizar que se incluya a las personas refugiadas desde un primer momento y que estas participen activamente en cómo establece la institución sus prioridades e inversiones en el espacio de la población refugiada. Las personas refugiadas conocen sus problemas mejor que nadie y saben qué prioridades les resultan importantes. Además, pueden dar la voz de alarma cuando los proyectos no se ejecutan correctamente y contribuir a que las evaluaciones reflejen fielmente la realidad sobre el terreno. En líneas generales, pueden contribuir a mejorar la rendición de cuentas y la eficacia de las inversiones del Servicio para las Comunidades Receptoras y los Refugiados.

De no implicarse a la población refugiada en la concepción y ejecución de los proyectos y programas que le atañen, podrían llevarse a cabo iniciativas que no concuerden con sus necesidades y realidades. Ese fue el caso del Pacto de Jordania, en el que no se integraron las perspectivas de las personas refugiadas desde el principio, y esto demoró el impacto en sus vidas[4].

Durante el último año se registraron algunos avances. El Banco Mundial mantuvo conversaciones específicas a nivel mundial con personas refugiadas y organizaciones lideradas por ellas. A nivel nacional, en Uganda el Banco Mundial invitó a organizaciones de personas refugiadas y de la sociedad civil a dar su opinión acerca del informe del Marco de revisión de políticas sobre personas refugiadas. La inclusión de OLR ayudó a poner de relieve cómo algunas políticas de empleo no llegaban a plasmarse en la práctica. Si bien la experiencia adquirida en Uganda no se ha aplicado a otras naciones beneficiarias del servicio, este caso demuestra que incluir a la población refugiada es factible y genera un impacto positivo.

Perspectivas a futuro

Es evidente que el Banco Mundial ha tenido un impacto significativo con su Servicio para las Comunidades Receptoras y los Refugiados. Sin embargo, queda margen para ampliar la repercusión de este servicio con el tiempo. Si bien no podemos esperar que el Banco Mundial cambie por completo su modelo operativo para mejorar el servicio, la institución puede tomar varias medidas para mejorar su respuesta para las personas refugiadas:

  1. En primer lugar, el Banco Mundial debe asegurarse de que, en la práctica, las inversiones del Servicio para las Comunidades Receptoras y los Refugiados apoyen a países con un historial probado de reformas políticas en favor de la inclusión y la protección de la población refugiada, conforme se indica en sus requisitos de elegibilidad. En particular, el servicio debería concentrar sus recursos en proyectos que permitan a las personas refugiadas acceder a los sistemas nacionales y ser autosuficientes, y reducir así la necesidad de ayuda humanitaria de emergencia. Para lograrlo, el Banco Mundial puede aumentar el nivel de subvenciones a las naciones que tengan políticas inclusivas respecto de la población refugiada, de modo que se creen incentivos para su aplicación. Además, puede establecer una política clara en torno a cuestiones de protección para determinar qué medidas gubernamentales constituyen violaciones flagrantes de los derechos de la población refugiada y poner en marcha un plan de acción para que esas naciones rindan cuentas.
  2. En segundo lugar, el Banco Mundial debe colaborar directamente con las organizaciones lideradas por personas refugiadas en la elaboración del Marco de revisión de políticas sobre personas refugiadas y las evaluaciones de protección. El Banco Mundial debería asociarse con organizaciones locales lideradas por personas refugiadas para que aporten información de cara a elaborar este marco y cualquier otra evaluación en los países. De ese modo, estas organizaciones pueden contribuir a que el análisis del entorno de la población refugiada en los países beneficiarios de la financiación del Banco Mundial sea más completo y a dar la voz de alarma sobre cualquier problema de protección.
  3. En tercer lugar, el Banco Mundial debe adoptar un enfoque proactivo para garantizar más transparencia y una mayor coordinación con los agentes de ayuda humanitaria y las personas refugiadas: desde el acceso a los datos públicos sobre los proyectos del Servicio para las Comunidades Receptoras y los Refugiados hasta las consultas periódicas en los países entre las partes interesadas que intervienen en el espacio de la población refugiada. En particular, el Banco Mundial debe garantizar que se incluya a la población refugiada y a las organizaciones humanitarias y lideradas por personas refugiadas en las consultas con las partes interesadas, a fin de utilizar sus aportaciones como fundamento para las prioridades de inversión del servicio. El Banco Mundial puede mejorar la coordinación con los agentes de ayuda humanitaria y asegurar que se escuche y se refleje la voz de las personas refugiadas en las inversiones del servicio si, de manera activa, tiende la mano a las organizaciones humanitarias y lideradas por personas refugiadas y las incluye en las consultas con las partes interesadas.
  4. En cuarto lugar, el Banco Mundial debería considerar la integración de las cuestiones del desplazamiento forzado en todos sus equipos y prácticas, en particular aumentando el personal dedicado a supervisar las inversiones en la población refugiada y la coordinación con las partes interesadas a escala nacional. Actualmente, en todo el Banco Mundial solo hay dos personas que coordinan este ámbito. Se necesita más experiencia en desplazamientos forzados para lograr una correcta negociación, planificación e implantación del Servicio para las Comunidades Receptoras y los Refugiados. Además, sin experiencia en este campo, las oficinas del Banco Mundial en los países corren el riesgo de fracasar en sus esfuerzos para mejorar la coordinación con las organizaciones lideradas por personas refugiadas y las organizaciones de la sociedad civil que trabajan en la respuesta para esas personas.

 

Mientras el mundo sigue sufriendo problemas complejos por el desplazamiento de más de 100 millones de personas, toda iniciativa encaminada a apoyar a la población refugiada debe contar con la participación de las partes interesadas, en especial las personas refugiadas. Ahora, más que nunca, el trabajo del Banco Mundial es fundamental para responder a las necesidades de la población refugiada y contribuir al fomento de enfoques más sostenibles a largo plazo.

 

Martha Guerrero Ble
Defensora, Refugees International
mguerrero@refugeesinternational.org
X: @MarthaGBle

Bahati Kanyamanza
Director de Asociaciones Mundiales, International Refugee Assistance Project (Proyecto Internacional de Ayuda a las Personas Refugiadas), y cofundador, COBURWAS International Youth Organization to Transform Africa
bkanyamanza@refugeerights.org
X: @BKanyamanza

[1] Ver Kanyamanza B y Arnold-Fernández E (2022) “Meaningful representation starts at the top: refugees on UNHCR’s ExCom”, número 70 de la Revista Migraciones Forzadas [en inglés] www.fmreview.org/issue70/kanyamanza-arnoldfernandez/

[2] Ver International Crisis Group (2023) “Rohingya Refugees in Bangladesh: Limiting the Damage of a Protracted Crisis” [en inglés] bit.ly/Rohingya-protracted-crisis-report

[3] Para consultar más reflexiones sobre la eficacia del Servicio para las Comunidades Receptoras y los Refugiados, ver Center for Global Development (2024) “Will the Window for Host Communities and Refugees Survive ‘SimplifIDA’?” [en inglés] bit.ly/WHR-simplifida

[4] ODI (2018) The Jordan Compact: lessons learnt and implications for future refugee compacts [en inglés] bit.ly/jordan-compact-lessons

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