- November 2024
La financiación procedente del Golfo que se destina al empoderamiento de mujeres refugiadas podría potenciar su autosuficiencia y autonomía a través de soluciones económicas flexibles e innovadoras. Sin embargo, también podría reafirmar roles de género tradicionales y perpetuar las desigualdades.
En 2022, conocí a Nour[1], una refugiada siria que vive en una zona rural de Turquía sin estatus migratorio legal. Desde 2020, cuando quedó embarazada a los 14 años, asiste al Club de Madres Jóvenes, donde recibe servicios de atención de la salud, formación profesional y asistencia mediante dinero en efectivo. Todos estos recursos los brinda Shafak, la única organización no gubernamental (ONG) en la localidad. En el Club de Madres Jóvenes se exhibe un afiche con los nombres de las instituciones benefactoras. La Sociedad de la Media Luna Roja de Qatar, la Sheikh Abdullah Al-Nouri Charity Society de Kuwait y el Gobierno de Arabia Saudita están entre los principales donantes, y a esto se suman contribuciones menos significativas por parte de organismos de la ONU y otros actores.
Nour era una entre muchas otras mujeres refugiadas a quienes conocí en el transcurso de la investigación que llevé a cabo para mi doctorado, que se centró en las prácticas sobre igualdad de género que emplean a diario las organizaciones lideradas por personas refugiadas en sus comunidades. A medida que se desarrollaba el trabajo de campo, advertí que muchas mujeres refugiadas en Turquía tienen trayectorias de vida similares, que las acercan a ONG como Shafak en busca de ayuda para ellas y sus familias.
Formas en que las perspectivas de los donantes con respecto al empoderamiento femenino afectan a las mujeres refugiadas
Las mujeres refugiadas son y seguirán siendo el foco de las políticas globales sobre género y de un volumen creciente de fondos humanitarios procedentes de los Estados del Golfo. No obstante, no sabemos prácticamente nada acerca de cómo interpretan las políticas globales sobre género estos donantes, ni cómo la concepción que tienen determina las vidas de las mujeres refugiadas. También desconocemos, en gran medida, las perspectivas de las mujeres refugiadas sobre el impacto que tienen en sus vidas y aspiraciones los servicios que reciben de ONG financiadas por el Golfo. En general, los responsables de formular políticas que abordan la manera en que los enfoques de los donantes afectan el empoderamiento de las mujeres han centrado su atención en donantes occidentales. Han desestimado la repercusión que tienen los enfoques de donantes que no son occidentales en el empoderamiento femenino para la inclusión o exclusión de las mujeres refugiadas con identidades interseccionales, lo que incluye a grupos racializados o con representación insuficiente.
A partir de entrevistas realizadas a personal de organizaciones financiadas por Estados del Golfo que llevan a cabo actividades en Turquía y en forma transfronteriza en la región noroccidental de Siria, y a las personas refugiadas con quienes trabajan, sostengo que los fondos procedentes del Golfo orientados a empoderar a mujeres refugiadas ofrecen soluciones innovadoras a dificultades económicas. Aun así, algunas iniciativas podrían perpetuar los roles tradicionales de género. Si bien algunas mujeres refugiadas perciben de manera positiva la reproducción de roles de género como una forma de reivindicar su autonomía, otras subrayan la necesidad de transformar estos roles para lograr un empoderamiento genuino, mejorar su bienestar y responder con eficacia a las desigualdades de género.
Creciente financiación humanitaria y compromiso con el empoderamiento femenino por parte de donantes de Estados del Golfo
Los cuatro estados del Golfo más ricos —Qatar, Emiratos Árabes Unidos (EAU), Kuwait y el Reino de Arabia Saudita— se han convertido en grandes donantes humanitarios en las dos últimas décadas. Estos gobiernos han estado entre los principales donantes de ayuda humanitaria a Turquía, el Líbano y Siria desde que se desató el conflicto en ese último país en 2012[2]. También han entablado colaboraciones con organizaciones humanitarias multilaterales y donantes occidentales.
Las iniciativas de colaboración humanitaria entre el Gobierno de Canadá y los EAU, así como la Conferencia sobre Promesas de Contribuciones Humanitarias para Siria en 2015, organizada en conjunto por Kuwait y la ONU, implican un diálogo más directo entre donantes humanitarios occidentales y los Estados del Golfo con respecto al logro de objetivos globales. Los donantes del Golfo también se han comprometido al componente sobre igualdad de género y empoderamiento femenino de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU, lo cual derivó en el compromiso oficial de los EAU de “priorizar la igualdad de oportunidades para mujeres y niñas refugiadas y la inclusión de las personas marginadas” en sus esfuerzos relativos a los ODS en 2021.
Los responsables de políticas destacan los recortes a los fondos humanitarios que realizan los donantes occidentales y anticipan que la tendencia al alza en la financiación de fuentes no occidentales será uno de los rasgos distintivos de la configuración de políticas globales en las próximas décadas, ante lo cual se alerta sobre la importancia de comprender mejor la influencia que tienen los donantes no occidentales en la implementación de los objetivos de género globales.
En investigaciones anteriores se demostró de qué forma las normas de género que buscan promover los donantes afectan la implementación de programas sobre empoderamiento femenino. El mayor volumen de fondos destinados a empoderar a mujeres refugiadas no fue recibido favorablemente por todas las partes. Algunas personas refugiadas y especialistas se mostraron entusiastas, mientras que otros sospechaban que los discursos sobre empoderamiento estaban siendo cooptados y que las personas refugiadas se estaban transformando en instrumentos retóricos para las aspiraciones políticas de estos poderes emergentes en la región. A su vez, los responsables de políticas en las organizaciones que recibieron financiación mostraron cautela ante las discordancias entre las presunciones de los donantes sobre las causas fundamentales de las posiciones marginadas de las mujeres en sus sociedades, y sus experiencias, necesidades y demandas concretas.
Oportunidades: financiación flexible para responder a las necesidades y demandas de las mujeres refugiadas
Si bien no hay datos exhaustivos sobre la financiación humanitaria de donantes del Golfo, muchas de las organizaciones que reciben apoyo de estos ofrecen una variedad de programas dirigidos a mujeres y niñas. Tales programas suelen encuadrarse en dos categorías: proyectos destinados a generar ingresos para las mujeres a través de capacitación o préstamos y soluciones habitacionales.
Muchas de las mujeres refugiadas a quienes entrevisté destacaron que las organizaciones no gubernamentales y aquellas lideradas por personas refugiadas que reciben fondos de donantes del Golfo contribuyen cada vez más a mejorar su vida cotidiana y les ayudan a alcanzar proyectos de vida. Uno de los logros más notables de las políticas financiadas por Estados del Golfo que abordan el bienestar de las mujeres refugiadas es asegurar un mejor acceso a la vivienda a largo plazo. Estos proyectos de vivienda, por lo general, implican mejorar asentamientos provisorios conformados por tiendas, transformándolos en estructuras permanentes con paredes de cemento, y brindar refugio a personas viudas y hogares encabezados por mujeres. Una ventaja considerable de estos programas radica en la flexibilidad que ofrecen a las organizaciones que los implementan, al posibilitar soluciones creativas que responden con mayor eficacia a las necesidades y los desafíos que enfrentan a diario las mujeres refugiadas.
Una entrevistada, que era madre de dos niños, refirió que, gracias a los aportes de donantes del Golfo, su tienda se transformó en una casa:
“Cuando estuvimos desplazados dentro de Siria y perdí a mi esposo, empezamos a vivir en una tienda en el norte. Muy pronto entendí que no podemos vivir en tiendas por mucho tiempo y que merecemos tener viviendas dignas. Junto con amistades, comenzamos a construir muros de cemento alrededor de las carpas donde vivíamos, porque no había otra forma de pasar el invierno crudo. También pedimos a quienes administraban el campamento que nos ayudaran a mantener los muros, pero no estuvieron dispuestos a colaborar. Un día, nos enteramos de que un donante del Golfo había comprado los terrenos donde vivíamos al propietario. Tenían criterios claros acerca de quiénes pueden vivir en cada lugar, si podemos poseer la propiedad o si se tratará de una especie de alquiler a largo plazo. Pero, gracias a estos fondos, logramos mantener nuestras viviendas sólidas y sentir seguridad”.
He escuchado muchas historias similares. Estas políticas sobre vivienda fomentan un sentido de seguridad, reducen las inquietudes relativas al cuidado de la familia, liberan tiempo para actividades que generan ingresos y refuerzan la autonomía de las mujeres refugiadas para tomar decisiones con respecto a ellas y sus familias. Por consiguiente, los donantes del Golfo tienen un papel crucial en la promoción de la autosuficiencia y la independencia de las mujeres refugiadas.
Desafíos: exclusión de determinados grupos de mujeres refugiadas y replicación de las normas de género tradicionales
Si bien algunas mujeres refugiadas remarcan la importancia del financiamiento procedente de Estados del Golfo para su autosuficiencia y su independencia, otras manifiestan disconformidad porque las actividades que generan ingresos las han excluido accidentalmente o han perpetuado nuevas formas de desigualdad de género.
Las iniciativas que generan ingresos y reciben apoyo de donantes del Golfo suelen concentrarse en habilidades femeninas tradicionales, como cocinar y realizar labores textiles. También pueden presentar un componente de préstamo orientado a brindar asistencia económica a corto plazo a personas elegibles para que atiendan las necesidades de sus familias. Tales iniciativas responden a la creencia de que muchas mujeres desplazadas tienen experiencia, sobre todo, como amas de casa y exposición limitada a actividades que generan ingresos fuera del hogar. Si bien resultan provechosos para ganar algunos ingresos y favorecer la autosuficiencia, estos enfoques suelen reafirmar los roles de género tradicionales y no siempre transmiten a las mujeres las nuevas habilidades que son de utilidad en los países de asilo.
Muchas mujeres refugiadas que antes no tenían experiencia de trabajo se han incorporado a la fuerza laboral en países de asilo como Turquía, como resultado de presiones económicas crecientes. En este contexto, a menudo advierten que sus habilidades son insuficientes para poder cubrir los puestos de trabajo a los que podrían acceder. Una mujer siria que trabaja para una ONG humanitaria cuya financiación procede del Golfo comentó en este sentido:
“El problema de estos programas es que no concuerdan con las habilidades que se exigen para los puestos disponibles y, entonces, las mujeres se ven forzadas a seguir intentando conseguir algún ingreso elaborando artesanías, valerse de sus habilidades femeninas para conseguir empleos, si es que tienen suerte, o probar otras formas de generar ingresos, como recurrir al matrimonio o el trabajo sexual. No hay nada malo en estas soluciones y tipos de trabajo, pero no responden a las aspiraciones de muchas mujeres a quienes conozco”.
Sus palabras resumen la consecuencia paradójica e imprevista que pueden tener las políticas destinadas a empoderar a las mujeres, al perpetuar la marginación por razones de género.
A su vez, es común que a las mujeres refugiadas solteras y aquellas con orientaciones sexuales diversas se les indique que no reúnen los requisitos para estos programas, ya que no son viudas ni están divorciadas. Según lo comentado por un integrante de una organización gestionada por personas refugiadas: “Para que puedan pedirnos préstamos, las personas deben demostrar una necesidad, lo que suele estar asociado con ser viudas o divorciadas. No contamos con fondos para apoyar a mujeres solteras ni a minorías sexuales y de género”.
El rumbo de aquí en más
La financiación humanitaria para el empoderamiento de las mujeres refugiadas que procede de Estados del Golfo podría generar nuevas vías y propiciar políticas que promuevan el empoderamiento y la autosuficiencia. Muchas mujeres refugiadas que lidian con dificultades relacionadas con la seguridad habitacional, la violencia y el logro de sus aspiraciones han expresado que valoran los enfoques de empoderamiento que tienen los proyectos financiados por el Golfo. No obstante, otras mujeres refugiadas han manifestado que les inquietan las consecuencias de estas políticas. Sostienen que es común que se relegue a las mujeres a roles de género tradicionales. Este enfoque podría excluir a mujeres solteras, a quienes tengan aspiraciones de vida variadas y a personas con orientaciones sexuales diversas.
Reconocer tanto las oportunidades como los obstáculos que implica la financiación del Golfo para el empoderamiento femenino pone de relieve la importancia de saber más acerca de cómo se desarrollan estas políticas, cómo las perciben las mujeres refugiadas y cómo se ponen en práctica en el terreno. Comprender mejor las perspectivas de los donantes de Estados del Golfo en la promoción del empoderamiento de la mujer puede facilitar que los esfuerzos de formulación de políticas a nivel global sean más eficientes y coordinados. Al arrojar luz sobre las perspectivas y experiencias de las mujeres refugiadas, también se podría contribuir a una nueva articulación del concepto de empoderamiento femenino.
Merve Erdilmen
Estudiante de Doctorado, Departamento de Ciencias Políticas, McGill University, Canadá
merve.erdilmen@mail.mcgill.ca
[1] Nour es un seudónimo. Modifiqué los nombres de todas las personas que participaron para preservar su identidad.
[2] Se pueden consultar desgloses de la financiación en los perfiles de países de UNOCHA https://fts.unocha.org/countries/overview
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