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¿Quién maneja los fondos en la microfinanciación colectiva para organizaciones palestinas?
  • Frederike Onland y Mohammad Abu Srour
  • November 2024
Una mujer entra en el sitio web de GoFundMe. Autoría: Amjad Khawaja

A fin de evitar políticas restrictivas sobre financiación institucional, las organizaciones palestinas están recurriendo a la microfinanciación colectiva en línea.  Sin embargo, esta fuente de fondos también presenta limitaciones y pone el poder en manos de corporaciones y donantes individuales.

Durante los Acuerdos de Oslo de comienzos de la década de 1990, el apoyo occidental a organizaciones humanitarias y de desarrollo en los Territorios Palestinos Ocupados experimentó un aumento. Actores políticos internacionales de países europeos y de Estados Unidos destinaron grandes sumas de dinero a la Autoridad Nacional Palestina, creada poco tiempo antes, con el fin de respaldar la aceptación palestina de los Acuerdos de Oslo y fortalecer al seudoestado para tener así un socio viable en el proceso de paz. Al mismo tiempo, surgieron más fondos para organizaciones de la sociedad civil (OSC) palestinas, tanto nuevas como existentes, que contribuirían a implementar estos objetivos[1]. Para poder recibir fondos, las organizaciones debían asegurarse de que sus proyectos fueran congruentes con el marco del proceso de paz liderado por Occidente y mantuvieran estándares burocráticos que permitieran una evaluación rigurosa de procedimientos y auditorías[2]. Desde el comienzo de la Guerra contra el Terrorismo en 2001, se han impuesto incluso más condiciones a las organizaciones palestinas, como resultado del temor de los donantes a que los fondos terminaran en manos de grupos considerados organizaciones terroristas. Estos procesos han dado lugar a una cultura restrictiva en materia de financiación para las OSC palestinas, que deben cumplir condiciones rigurosas a fin de recibir fondos para sus actividades.

Algunas de las demandas impuestas por donantes institucionales occidentales exceden ampliamente los procedimientos estándar sobre rendición de cuentas y transparencia en los acuerdos de financiación y han sido blanco de críticas por resultar discriminatorias y por vulnerar el derecho a la libertad de expresión y asociación de la población palestina[3]. Un ejemplo de esto son las ampliamente conocidas cláusulas contra el terrorismo que la Unión Europea agregó a sus contratos de financiación y que pueden criminalizar la resistencia pacífica y el activismo palestinos. Conforme a la regulación de la UE, realizar activismo moderado, apoyar a comunidades en el Área C (parte del territorio palestino en la Ribera Occidental que permanece, en los hechos, bajo control israelí)[4] o tener personal o beneficiarios que hayan sido encarcelados por Israel basta para ser excluido de obtener financiación[5]. De manera semejante, Suecia anunció que exigiría que las organizaciones de Palestina condenen en forma incondicional a los grupos palestinos de resistencia armada para poder recibir fondos destinados a proyectos humanitarios o de desarrollo. A su vez, no se entregan fondos a proyectos que promuevan el Derecho al Retorno o mencionen la ocupación, el colonialismo de asentamiento y el apartheid, mientras que los proyectos que sí reciben financiación tienen un alcance que, de manera sistemática, se limita únicamente a la ayuda humanitaria. Muchas organizaciones palestinas no pueden o no están dispuestas a cumplir estas condiciones. Como consecuencia de esto, numerosas OSC palestinas tienen un acceso limitado o nulo a fondos de estos importantes donantes institucionales de Occidente.

Búsqueda de fuentes alternativas de financiación

En un contexto de políticas restrictivas en materia de financiación internacional y de disconformidad cada vez mayor hacia las soluciones que proponen las organizaciones internacionales a los problemas que enfrena la población palestina, las OSC palestinas han procurado obtener fuentes alternativas de fondos que les permitan actuar conforme a sus principios. Algunas han recurrido a plataformas de microfinanciación colectiva en línea, como GoFundMe, LaunchGood y JustGiving, para complementar o reemplazar fuentes de financiación condicionadas. Estas plataformas en línea resultan atractivas, ya que permiten a las organizaciones recaudar fondos para sus actividades sin tener que implementar procesos de monitoreo y evaluación ni elaborar informes para donantes con el fin de demostrar cómo se gastó el dinero. Además, en tanto cumplan con las normas de la plataforma, las organizaciones pueden reunir fondos para cualquier causa o proyecto. Aunque las sumas que se recaudan suelen ser menores que en las subvenciones tradicionales, la microfinanciación colectiva en línea permite a las organizaciones obtener fondos que son más flexibles y menos engorrosos de obtener.

La autora y el autor de este artículo han trabajado para una organización comunitaria de base en un campamento de personas refugiadas palestinas en la Ribera Occidental[6], que ha recurrido a este tipo de microfinanciación en línea. La organización gestiona proyectos sobre ayuda humanitaria y desarrollo, en áreas como apoyo educativo, deportes, clases de arte y orientación psicosocial para niños, niñas y jóvenes de campamentos de personas refugiadas. Además, la organización ha sido un centro de activismo y solidaridad internacional, cuando el clima político lo permite.

La falta de fondos y el rechazo a las condiciones de algunos donantes institucionales llevaron a que la organización realizara campañas de microfinanciación colectiva en línea. Su primera campaña de ese tipo, lanzada en 2019, aportó a la organización aproximadamente el 60 % de su presupuesto total. En 2024, la gran mayoría de los fondos de la organización provienen de microfinanciación colectiva en línea, principalmente de donantes individuales en Estados Unidos. Los fondos no condicionados le han permitido brindar apoyo a su comunidad, así como a algunas comunidades vecinas en el Área C, en forma acorde con sus propios principios y prioridades.

A primera vista, la microfinanciación colectiva en línea parece ser una solución atractiva para organizaciones palestinas que tienen dificultades para acceder a fuentes de financiación más tradicionales. Al apelar de manera directa a donantes individuales a través de sus interfaces en plataformas y redes sociales, las OSC pueden obtener fondos para sus actividades humanitarias, de desarrollo y de activismo. Las plataformas de microfinanciación colectiva posibilitan que las OSC lleguen a personas que se encuentran dispersas en términos geográficos, pero comparten un compromiso con la causa o las actividades específicas para las cuales se recaudan fondos, y de este modo pueden evitar recurrir a donantes institucionales gestionados por Estados. Esto reviste particular importancia en el contexto actual, en el que se observa una concienciación creciente con respecto a la causa palestina a nivel mundial, mientras que Estados occidentales siguen negando o limitando la financiación a organizaciones que defienden o ayudan a la población palestina. En resumen, la microfinanciación colectiva en línea podría entenderse como una revolución en materia de financiación a nivel de bases, por medio de la cual se brindan fondos no condicionados a las OSC palestinas.

Necesidad de recurrir a donantes individuales

Sin embargo, la microfinanciación colectiva en línea no representa una panacea para los problemas de fondos de las organizaciones palestinas, ni tampoco puede proclamarse una revolución de financiación a nivel de bases. Esta estrategia de financiación conlleva sus propias restricciones y dinámicas de poder que igualmente limitan la capacidad de acción y la independencia de las OSC palestinas.

En vez de apelar a personal especializado en instituciones donantes, las OSC palestinas que organizan campañas de microfinanciación colectiva tienen que atraer a donantes individuales en todo el mundo para que aporten a sus proyectos. Para esto se requieren determinadas habilidades de promoción comercial, lo cual limita los tipos de proyectos para los que pueden recaudar fondos las organizaciones palestinas. Algunas áreas de actuación despiertan más interés que otras: por ejemplo, es más fácil reunir fondos en línea para iniciativas vinculadas con la salud que para proyectos artísticos. Además, dado que quienes realizan donaciones a campañas de microfinanciación colectiva no suelen ser especialistas en el ámbito humanitario ni de desarrollo, el proyecto debe explicarse en términos sencillos y persuasivos[7]. Esto implica que las iniciativas más complejas, para las cuales se requiere una comprensión más profunda del contexto social, político y económico, son difíciles de traducir a una campaña exitosa de microfinanciación colectiva.

Hace poco, la organización para la cual trabajaban la autora y el autor recaudó fondos en forma simultánea para ayuda de emergencia en especie en el campamento de personas refugiadas, y para un proyecto a largo plazo destinado a enseñar habilidades tecnológicas a personas refugiadas jóvenes. Los resultados de la campaña de ayuda superaron con creces a los de la recaudación de fondos para la enseñanza tecnológica. A su vez, se pidió a un grupo de solidaridad del Reino Unido que ayudara a recaudar fondos en línea para establecer el programa de competencias tecnológicas, pero este respondió que prefería contribuir a financiar la campaña de ayuda, pese a que resultaba claro que se habían reunido fondos suficientes para esta última. Esto ilustra una tendencia general, por la cual los donantes prefieren los llamamientos de emergencia por sobre los proyectos de desarrollo a largo plazo, con independencia de lo que la organización de base liderada por personas refugiadas haya identificado que representa una necesidad mayor.

Limitaciones impuestas por plataformas de microfinanciación colectiva

Además de los donantes, hay otro actor que controla el flujo de fondos que llega a las organizaciones palestinas: la plataforma de financiación misma. Lograr que acepten una campaña y recibir fondos de la plataforma una vez terminada la recaudación no siempre es sencillo. Las plataformas con fines de lucro deben cumplir con las leyes de los países donde tienen sede, así como con sus propios objetivos comerciales y criterios políticos. Estas empresas no solo tienen la obligación jurídica de observar las leyes contra el terrorismo, sino que además son reacias a asumir riesgos y saben que son vulnerables a amenazas y litigios por parte de grupos que se oponen a que se recauden fondos para las OSC palestinas[8]. Por consiguiente, las restricciones y los procesos prolongados de diligencia debida suelen complicar la entrega de los fondos recaudados. Las plataformas formulan numerosas preguntas sobre el destino y uso de los fondos, y pueden rechazar una campaña incluso por cuestiones menores como la terminología empleada, como por ejemplo, si se mencionan los términos apartheid, Derecho al Retorno u ocupación. Si los documentos, los métodos de transferencia, el texto de campaña y las actividades propuestas de una OSC no superan los controles de la plataforma, todos los fondos recaudados se devolverán a las personas donantes.

Aunque la organización de base para la cual trabajaron la autora y el autor es una ONG registrada en los Territorios Palestinos con trayectoria demostrada, obtener los fondos recaudados de distintas plataformas ha resultado una tarea compleja. Por ejemplo, en 2019, la organización llevó a cabo un extenso proceso de diligencia debida con GoFundMe. GoFundMe no estaba dispuesta a entregar fondos a una cuenta bancaria palestina y exigía documentación que las OSC palestinas no suelen tener. Fue necesario recurrir a la ayuda de un voluntario europeo para que los fondos se liberaran y se transfirieran a la ONG.

Desde este incidente, la organización usa mayormente la plataforma de microfinanciación colectiva LaunchGood, que trabaja con organizaciones y donantes musulmanes. No obstante, esta plataforma exige que las OSC palestinas se inscriban con una organización sin fines de lucro estadounidense o canadiense como socia. LaunchGood explicó que esto es necesario para cumplir las leyes de EE. UU. sobre terrorismo[9]. Esto supuso que la organización tuviera que encontrar una entidad benéfica estadounidense o canadiense que estuviera dispuesta a recaudar y transferir fondos en su nombre, lo cual, a su vez, condiciona el tipo de proyectos para los que pueden recaudar fondos. El socio estadounidense pidió a la organización palestina que quitara todo lenguaje ‘político’ que hiciera referencia a la ocupación israelí y, en cambio, utilizara en forma exclusiva términos y objetivos humanitarios para la recaudación de fondos en línea. Estas anécdotas muestran que, en la práctica, el uso de plataformas de microfinanciación colectiva no es un proceso sencillo para las OSC palestinas, y las políticas que establecen las plataformas implican limitaciones respecto de quiénes pueden recaudar fondos y para qué causas.

Más allá de la microfinanciación colectiva

Si bien la microfinanciación colectiva en línea permite a las organizaciones palestinas acceder a fondos más flexibles en el contexto de políticas de financiación institucional occidentales que tienen carácter restrictivo, este método de recaudación de fondos no puede no puede ser proclamado como una solución para la financiación no condicionada. Las jerarquías y restricciones problemáticas que son propias de la financiación procedente de donantes institucionales occidentales, las cuales se encuentran extensamente documentadas, no se resuelven por medio de la microfinanciación colectiva en línea. En lugar de esto, el poder se ha puesto en manos de donantes individuales, a quienes es necesario persuadir de que realicen donaciones a la causa o el proyecto propuestos. Es preciso convencer a miles de personas que están dispersas a nivel internacional de que realicen donaciones para equiparar lo que un único donante institucional podría aportar mediante una subvención.

A su vez, las plataformas de microfinanciación colectiva son entidades con fines de lucro que deben respetar las leyes y proteger sus propios intereses comerciales. Esto impide que las OSC palestinas puedan recaudar fondos eficazmente para determinados proyectos. Si bien es relativamente sencillo recaudar fondos para proyectos relacionados con salud y ayuda de emergencia, podría no ser posible conseguir fondos para programas de desarrollo más especializados que invierten en el bienestar a largo plazo de la población palestina e iniciativas de activismo político. Esto implica que las OSC palestinas siguen enfrentando un déficit de financiación, sobre todo para proyectos que tienen un carácter más político, que no se soluciona con la microfinanciación colectiva en línea.

Para que las OSC palestinas respondan a las necesidades de su comunidad y ejerzan su derecho de libertad de expresión y asociación, se requieren fuentes de financiación sin restricciones. Estos fondos deberían ser sostenibles y promover objetivos colectivos de la población palestina, y no estar supeditados a las políticas de los Estados occidentales con respecto a Israel y los Territorios Palestinos Ocupados. La puesta a prueba de fuentes y mecanismos de financiación alternativos debería ser una prioridad para quienes apoyan una sociedad civil palestina floreciente.

 

Frederike Onland
Estudiante de Doctorado, Universidad de Oxford, Reino Unido

Mohammad Abu Srour
Volunteer Palestine, Territorios Palestinos Ocupados
abusrour.md@gmail.com

 

[1] Benoit Challand, Palestinian Civil Society: foreign donors and the power to promote and exclude [en inglés], (Nueva York: Routledge, 2009), 68-81

[2] Andrea Smith, ‘The NGOization of the Palestine Liberation Movement: Interviews with Hatem Bazian, Noura Erekat, Atef Said, and Zeina Zaatari’ [en inglés], en The Revolution Will Not Be Funded: Beyond the Non-Profit Industrial Complex, ed. INCITE! (Durham: Duke University Press, 2017), 165-182

[3] Amnistía Internacional, ‘Las restricciones discriminatorias de financiación de los gobiernos donantes europeos a la sociedad civil palestina pueden agravar la crisis de derechos humanos’, Amnistía Internacional, 28 de noviembre de 2023 bit.ly/restricciones-discriminatorias

[4] El Acuerdo de Oslo II de 1995 estableció la división administrativa de la Ribera Occidental en las áreas A, B y C, como medida de transición. Cerca del 60 % de la Ribera Occidental está designada como área C, y estos territorios se encuentran bajo control civil y militar israelí.

[5] Tariq Dana, ‘Criminalizing Palestinian Resistance: The EU’s Additional Condition on Aid to Palestine’ [en inglés], Al-Shabaka (febrero de 2020) bit.ly/criminalizing-palestinian-resistance

[6] Desde el 7 de octubre de 2023, se han endurecido incluso más las acciones contra organizaciones palestinas que realizan incidencia y apoyan a personas refugiadas. Debido a esto, y por motivos de seguridad, no es posible indicar el nombre de la organización.

[7] Joanna Adamska-Mieruszewska et al, ‘Keep It Simple: The Impact of Language on Crowdfunding Success’ [en inglés], volumen 14 de Economics & Sociology, no. 1 (2021): 130-144 bit.ly/impact-language-crowdfunding

[8] Besan Abu-Joudeh, Joyce Ajlouny y Diala Shamas, ‘Mobilizing for Gaza through Crowdfunding and Mutual Aid’, 29 de febrero de 2024, seminario web bit.ly/mutual-aid-gaza

[9] Ver los requisitos de LaunchGood https://support.launchgood.com/support/solutions/articles/35000217969-requirements-when-creating-a-campaign

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