Al Dr. Denis Mukwege se le conoce por el “ángel de Bukavu”. Es un ginecólogo cirujano que dirige el Hospital Panzi, un centro médico en Kivu del Sur especializado en la reparación de fístulas vaginales 1 y en el tratamiento de víctimas de violaciones. No sólo es el único ginecólogo en Panzi, sino que es el único médico con experiencia ginecológica en todo Kivu del Sur – una zona de unos 105.000 kilómetros cuadrados. Probablemente sea el mayor experto mundial en reparación de heridas causadas por violaciones.
Desde octubre de 2008 ha tratado a unas 21.000 víctimas de violación, muchas de ellas reincidentes. A la mayoría de las pacientes se las atiende con el programa de Víctimas de Violencia Sexual del hospital. 2 De las 334 camas del hospital, 200 están asignadas a este programa; no es raro que se encuentren al mismo tiempo 450 víctimas de agresiones sexuales en el hospital. Diariamente llegan mujeres y niñas para un tratamiento, pero el hospital sólo puede aceptar 10 ó 12 nuevas pacientes al día; a las demás se les pide que vuelvan mañana. Un tercio de las mujeres que ingresan en Panzi necesitan cirugía mayor. El Dr. Mukwege trata 3.600 mujeres al año y realiza unas 1.000 cirugías de reconstrucción al año.
Las leyes de violencia sexual de 2006: impacto limitado
El gobierno congoleño aprobó en 2006 dos leyes especialmente enfocadas a la violencia sexual. La primera ofrece una definición formal de violación, incluye a ambos sexos, toda forma de penetración y criminaliza actos como la introducción de un objeto en la vagina, la mutilación sexual, la esclavitud sexual, la prostitución forzada y el matrimonio forzado. También define la relación sexual con un menor (toda persona menor de 16 años) como estupro, establece las penas por violación y prohíbe la resolución de casos de violación mediante acuerdos “amistosos”. La segunda ley se ocupa del procedimiento criminal con relación a los casos de violación. Estipula el derecho de las víctimas a ser vistas por un médico y un psicólogo, que los procedimientos judiciales no pueden durar más de tres meses y que se debe garantizar la seguridad y el bienestar de víctimas y testigos; asimismo impide que en las acusaciones el carácter o las acciones pasadas del demandante se usen en su contra.
Estas leyes, al igual que el grupo de presión que hizo que se aprobasen, tuvieron algo de impacto, si bien no demasiado. Se juzgan más casos en tribunales militares y civiles. Los oficiales de justicia militar de la RDC saben más de este tema y parecen más dispuestos a juzgar casos de violencia sexual, además de que están tomando más medidas para proteger a los/las menores víctimas. Además, los tribunales militares están aplicando activamente el Estatuto de Roma en casos de crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad.
Pero a pesar de estas mejoras, el alcance y la brutalidad de los crímenes no ha cambiado demasiado. La afluencia de nuevas víctimas al Hospital Panzi no ha disminuido, llegan oleadas de mujeres cada vez que hay un ataque violento de la milicia en la región.
¿Cómo se puede mejorar la protección?
El Dr. Mukwege dijo que además de una respuesta política a la violencia, le gustaría ver una protección real para las mujeres una vez que dejan el hospital. Aunque él puede tratarlas y reconstruirlas quirúrgicamente, no existe ninguna garantía de que no vuelvan a ser violadas, y a menudo ve casos de mujeres que vuelven de nuevo al hospital considerablemente más perjudicadas que la primera vez que acudieron. Esto subraya la necesidad, ahora más que nunca, de un enfoque multidimensional para combatir la violencia sexual en la RDC. Este enfoque debe incluir:
Hacer respetar las leyes existentes y acabar con la impunidad: La RDC tiene una estructura legal establecida para que los autores de violencia sexual sean responsables de sus crímenes. El gobierno debe trabajar para hacer cumplir esas leyes, para garantizar que los agresores no puedan actuar sin miedo al castigo. Además, un sistema legal activo podría animar a las víctimas a denunciar.
Integrar la educación en protección civil y violencia sexual en el entrenamiento militar: De acuerdo con el derecho humanitario internacional, debería ser obligado para todos los miembros de las fuerzas armadas. Tanto los altos mandos como los soldados, deberían recibir un entrenamiento regular y completo de protección civil, incluyendo protección a mujeres y niñas. Este entrenamiento debería evaluarse con regularidad para determinar su efecto y ser modificado según los resultados.
Crear nuevas intervenciones de protección, sobre todo en Kivu del Sur: Las organizaciones de ayuda deberían trabajar con las comunidades locales para idear intervenciones de protección específicas para la zona y basadas en las evidencias de los patrones típicos de ataque.
Trabajar para cambiar la cultura: La conciencia cultural y la reeducación resultan cruciales tanto para animar a las víctimas a denunciar como para ayudarles a curarse. Un paso clave en este proceso sería una condena alta y clara de la violencia por parte del Gobierno congoleño. El Dr. Mukwege denuncia el silencio que suele existir al respecto. “El problema es conocido pero no se oye al Gobierno. …No se necesita dinero para condenar la violación – sólo necesitarían un micrófono y querer hacerlo.”
Cuando el Dr. Mukwege aceptó el premio Africano del Año en 2008, declaró que sólo lo aceptaría “si esto saca a la luz la situación de las mujeres del este de la RDC”.
Jessica Keralis (jmkeralis@gmail.com) es especialista en vigilancia de salud pública en McKing Consulting y trabaja en el Departamento de Servicios de Salud Estatal en Austin, Texas. Este artículo está escrito a título personal y no refleja las opiniones de McKing o del Departamento de Servicios de Salud Estatal de Texas.
Véase RMF 27 ‘Violencia sexual: arma de guerra, obstáculo para la paz’, en línea en: http://www.migracionesforzadas.org/pdf/RMF27/RMF27.pdf
Véase también Human Rights Watch, ‘Soldiers Who Rape, Commanders Who Condone: Sexual Violence and Military Reform in the Democratic Republic of Congo’ (‘Soldados que violan, Comandantes que condenan: Violencia Sexual y Reforma Militar en la República Democrática del Congo’), Julio de 2009. Disponible (en inglés y francés) en: http://www.hrw.org/en/reports/2009/07/16/soldiers-who-rape-commanders-who-condone-0
1 Una abertura anormal que aparece entre el aparato reproductor y uno o más órganos o mucosas del cuerpo de una mujer o de una niña. Véase A. Pinel y L.K. Bosire, “Fístula traumática: la lucha por recibir una indemnización”, RMF 27, mayo de 2007. http://www.migracionesforzadas.org/pdf/RMF27/18-19.pdf
2 Iniciativa Humanitaria de Harvard con Oxfam América, ‘Now, the world is without me: an investigation of sexual violence in eastern Democratic Republic of Congo’ (Ahora, el mundo sin mí, una investigación de la violencia sexual en el este de la República Democrática del Congo), Abril de 2010. http://www.oxfam.org/sites/www.oxfam.org/files/DRC-sexual-violence-2010-04.pdf
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