Ya no es un niño: Del Reino Unido a Afganistán

Los jóvenes afganos obligados a regresar a Kabul tras haber pasado sus años de formación en el Reino Unido encuentran riesgos particulares y carecen de apoyo personalizado a su regreso.

Muhibullah llegó al Reino Unido como un menor  no acompañado de 15 años solicitante de asilo, enviado por su familia al Reino Unido cuando apenas tenía 13 años, esperando que pudiera tener un futuro mejor lejos del conflicto y la pobreza de Afganistán.[1] Después de un viaje de dieciocho meses llegó al Reino Unido, hizo amigos y comenzó a construir un futuro. Pero cuando cumplió 18 años, a Muhibullah le dijeron que no se le permitiría quedarse, y fue devuelto a Afganistán.

A su llegada a Kabul, Muhibullah contactó con uno de nuestros funcionarios que lo había apoyado en el Reino Unido, enviándole un texto que decía: “Estoy en Kabul. No sé dónde ir. ¿Hay alguien como tú aquí? ¿Aún puedes ayudarme? ” Así comenzó la investigación de Refugee Support Network sobre lo que sucede después de la expulsión de jóvenes que han pasado sus años de formación en el sistema de atención del Reino Unido como menores no acompañados solicitantes de asilo.[2]

En 2012, 1168 menores no acompañados solicitaron asilo en el Reino Unido, siendo Afganistán el país de origen más común. En virtud del derecho internacional y nacional, el Reino Unido tiene prohibido devolver a los menores a sus países de origen a menos que existan adecuadas instalaciones de recepción para que ellos puedan retornar. El Comité de los Derechos del Niño ha señalado que un niño no debe ser devuelto a su país de origen cuando exista un “riesgo razonable” de que el retorno se traduzca en la violación de los derechos humanos fundamentales del menor.

A los menores no acompañados se les pueden conceder un Permiso Discrecional de Permanencia (DLR, por su sigla en inglés) durante tres años, o hasta que el joven tenga 17,5 años, el plazo que resulte más breve. Al término de su DLR, tienen el derecho de solicitar una extensión de su permiso de permanencia, pero pocas de esas solicitudes tienen éxito, lo que significa que la abrumadora mayoría se enfrenta a la posibilidad de detención y retorno forzado a sus países de origen cuando llegan a los 18 años y ya no son considerados menores.

Durante los últimos dieciocho meses, hemos hecho seguimiento a los jóvenes retornados contra su voluntad a Kabul, entrevistamos a profesionales que trabajan con jóvenes retornados en Kabul, y apoyamos a jóvenes en el Reino Unido que se enfrentan a la posibilidad del retorno forzoso a Afganistán. Surgieron diversas dificultades fundamentales para los jóvenes retornados forzadamente, incluyendo:

Dificultades para reconectarse con las redes familiares: Todos los jóvenes retornados a Afganistán a quienes hicimos seguimiento tenían deudas. Sus familias habían pagado a traficantes de personas un promedio de USD 10000 por joven, y los jóvenes expresaban el temor de regresar con las manos vacías, y la vergüenza de no poder pagar esta deuda. Un profesional afgano explicó: “Conozco a un chico afgano que llegó al Reino Unido siendo menor de edad, que fue devuelto. Antes de partir su padre vendió la casa para que pudiera irse, y ahora vuelve sin nada. Es importante entender que representa esto en Afganistán. En mi país, si un padre tiene una casa y muere, la casa se divide entre los hijos. Así que cuando este padre vendió la casa sólo por un hijo para que pudiera irse a Londres, los otros hermanos y hermanas estaban a la espera de que devolviera el dinero desde Londres para sus matrimonios, etc. Si vuelve sin nada, ellos estarán muy enojados ya que él no ha hecho nada por su familia”.

Impacto psicosocial de la inseguridad y la pobreza en Afganistán: La inseguridad general y la aguda pobreza endémicas en Afganistán están bien documentadas; se ha investigado menos el impacto de ser retornado repentinamente a tales condiciones después de haber pasado los años de formación en una sociedad pacífica y próspera. Todos los chicos a quienes realizamos el seguimiento sufrían de ansiedad y depresión. Un muchacho sufrió ataques de pánico y otro había amenazado con suicidarse.

Ausencia de oportunidades de educación y empleo: Los jóvenes solicitantes de asilo en el Reino Unido suelen describir la educación como una de las cosas más positivas e importantes en sus vidas, y les preocupaba la falta de oportunidades que tendrían para continuar sus estudios y encontrar un empleo si son obligados a regresar a Afganistán. En un contexto de alto desempleo y pocas oportunidades, los retornados enfrentan dos problemas específicos adicionales: la falta de expedientes escolares apropiados, y las bajas tasas de alfabetización en darí o pastún. Un profesional afgano dijo: “[los chicos] vuelven con algo de inglés (con frecuencia bastante básico y con mucha jerga) pero sin saber escribir bien en darí o pastún –así ¿cómo pueden trabajar en un buen lugar?”

“Occidentalización” de los repatriados - real y percibida: Una cuarta parte de los niños a quienes se hizo seguimiento había sufrido agresiones o dificultades debido a que eran vistos como “extranjeros occidentalizados”. Algunos fueron asaltados por la percepción de que regresar de Europa significaba regresar con dinero. Un chico fue secuestrado y retenido como rehén hasta que su familia vendió terrenos adicionales para financiar su liberación. Varios chicos tuvieron dificultades debido a que se pensaba que habían abandonado su práctica del Islam.

Re-migración: Más de la mitad de los jóvenes a quienes se hizo seguimiento habían intentado irse de nuevo, con frecuencia por medios cada vez más arriesgados, y algunos habían llegado a Grecia o Turquía, y luego habían sido forzados a regresar a Afganistán una vez más.

Estos problemas parecen ser exacerbados por dos cuestiones fundamentales. En primer lugar, en el Reino Unido los menores no acompañados son considerados, un día, como niños que deben ser cuidados y, al siguiente día, como adultos solicitantes de asilo rechazados con derechos muy limitados. Esta brusca transición tiene un impacto negativo en la salud mental de los jóvenes, dejándolos con poco apoyo en una de las etapas más inciertas y aterradoras de su viaje migratorio. En segundo lugar, es cada vez más evidente que no existen suficientes conexiones funcionales entre el sector de apoyo a los refugiados y al asilo enfocado en el Reino Unido, y el sector internacional de desarrollo. Esto significa que la mayoría del personal con quien los jóvenes retornados permanecen en contacto en el Reino Unido tiene poco conocimiento de los contextos en los que se encuentran ahora los jóvenes o de las organizaciones que podrían ayudarles. Como resultado, se presta muy poco apoyo a los retornados forzados una vez que han salido del Reino Unido, y son esencialmente abandonados a su suerte.

En respuesta a estas cuestiones y a las continuas peticiones de los jóvenes retornados a Kabul, en febrero de 2013 pusimos en marcha un nuevo programa, Juventud en movimiento[3]. Estamos aprovechando la experiencia de nuestro personal tanto en el sector de desarrollo internacional/respuesta a emergencias como en el sector de apoyo a los refugiados para garantizar que los jóvenes que enfrentan la deportación ya no estén a la deriva. Estamos trabajando para ayudarles a explorar todos los medios posibles para permanecer en el Reino Unido, y proporcionarles una red de apoyo segura para la posible eventualidad del retorno forzado.

También reconocemos que es necesaria una mejor y más fiable información sobre lo que ocurre con los jóvenes retornados contra su voluntad. En el transcurso de los próximos años, estamos comprometidos a documentar resultados reales y minuciosos para todos los jóvenes con quienes trabajamos, incluso examinando en qué medida los jóvenes intentan migrar de nuevo. Esperamos que esta información contribuya a la creación de un conjunto de pruebas cada vez más sólido que mejore la comprensión colectiva sobre los verdaderos riesgos y oportunidades que enfrentan los jóvenes si son retornados, y así ayudar a informar la toma de decisiones y la “determinación del interés superior” para los jóvenes que solicitan la extensión de su Permiso Discrecional de permanencia a los 17,5 años.

 

Catherine Gladwell cgladwell@refugeesupportnetwork.org es Directora de Refugee Support Network www.refugeesupportnetwork.org y consultora sobre educación en situaciones de emergencia y migración forzada en Jigsaw Consult.

 


[1] No es su nombre real.

[2] Ver Catherine Gladwell y Hannah Elwyn ‘Futuros interrumpidos: Jóvenes afganos en el Reino Unido y de regreso a su país de origen’ http://tinyurl.com/RSN-Broken-Futures-2012

 

 

Renuncia de responsabilidad
Las opiniones vertidas en los artículos de RMF no reflejan necesariamente la opinión de los editores o del RSC.
Derecho de copia
Cualquier material de RMF impreso o disponible en línea puede ser reproducido libremente, siempre y cuando se cite la fuente y la página web. Véase www.fmreview.org/es/derechos-de-autor para más detalles.