- May 2024
A partir de una iniciativa de investigación colaborativa y participativa llevada a cabo en colaboración con organizaciones lideradas por personas refugiadas (Kintsugi y Youth Voices Community), este artículo pretende arrojar luz sobre la existencia, el potencial y los inconvenientes de los «medios de vida digitales» para la comunidad refugiada.
A lo largo de los últimos años, el empleo digital ha emergido como una prometedora vía para el desarrollo socio económico que, además, ataja los problemas de desempleo tanto en las comunidades refugiadas como en las anfitrionas. Las plataformas de trabajo digital (por ejemplo, los sitios web ayudan a poner en contacto a trabajadores y clientes para ejecutar tareas íntegramente en línea) y la economía bajo demanda (es decir, los trabajos flexibles, temporales o por cuenta propia que se realizan en línea) podrían tener un potencial notable para generar nuevas oportunidades laborales, especialmente para la juventud.
Aunque el trabajo digital para las personas refugiadas y desplazadas está siendo objeto de cada vez más atención, no se está reconociendo por igual a los diversos actores implicados, en particular, a las propias personas refugiadas, inclusive a través de las organizaciones lideradas por ellas, que brindan apoyo a la comunidad refugiada para entrar en la economía digital. En Kenya, la comunidad refugiada ha desarrollado sus propias iniciativas de emprendimiento digital, tanto a título personal como colectivo. A menudo, lo hacen aprovechando sus redes locales y sus contactos con la diáspora.
Estas iniciativas se ajustan bien a las necesidades y realidades de las personas refugiadas, ya que les ofrecen más flexibilidad en términos de tiempo y modos de pago (ya que la mayoría de las personas refugiadas no disponen de una cuenta bancaria y deben encontrar formas alternativas para recibir sus pagos). Fomentar el debate y el registro de estas iniciativas dirigidas por personas refugiadas, inclusive la manera en la que repercuten en la comunidad refugiada, las dificultades y retos organizativos a los que hacen frente, puede mejorar la comprensión sobre la manera de promover los medios de vida digitales para las personas refugiadas, así como los obstáculos, los éxitos y las necesidades no cubiertas. Esto, a su vez, permite discernir el papel que puede desempeñar el trabajo digital para las personas refugiadas, en particular, para su integración local.
El panorama del empleo digital en Kenya y sus desafíos
El estudio de la participación de las personas refugiadas en la economía digital en Kenya, así como de la labor de las organizaciones lideradas por refugiados para fomentar la alfabetización digital y el acceso al empleo, permite arrojar luz sobre la influencia de las normativas nacionales en las oportunidades de acceso y participación sostenida en el mercado laboral digital. Además de ser uno de los principales países de acogida de personas refugiadas, con una población de más de 650 000 personas refugiadas y solicitantes de asilo registradas a fecha de septiembre de 2023, Kenya es ampliamente conocida como la central regional de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) en África oriental.
En la región, Kenya es el país líder en conectividad de banda ancha, infraestructura general de TIC, banca móvil y dinero móvil. Las oportunidades que presenta la economía digital se han convertido en el nuevo mantra neoliberal, que va acompañado de la promesa de alcanzar el éxito personal rápidamente a través de Internet. Para que esta promesa se materialice, se han diseñado múltiples proyectos humanitarios y de desarrollo en Kenya para posibilitar que las personas refugiadas trabajen en remoto. Un ejemplo es PROSPECTS, la Alianza para la mejora de las perspectivas de las personas desplazadas por la fuerza y sus comunidades anfitrionas. Este es un proyecto financiado por el Gobierno neerlandés que tiene por objetivo apoyar iniciativas de empleo digital y empoderamiento en distintas regiones de Kenya, como Eastleigh (Nairobi), Turkana y Garissa.
A pesar de las iniciativas existentes, la comunidad refugiada en Kenya sigue haciendo frente a obstáculos para acceder a oportunidades para ganarse la vida decente en el mundo digital, inclusive en la economía de las plataformas. La nueva Ley de Refugiados, vigente desde febrero de 2022, ha sido descrita como progresista por las organizaciones lideradas por personas refugiadas. Sobre el papel, esta ley ofrece más oportunidades, derechos, mecanismos de protección y soluciones para las personas refugiadas y solicitantes de asilo, para que puedan integrarse a nivel socioeconómico en el país (véase el informe de 2023 del Refugee Led Research Hub, Kituo Cha Sheria y RELON-Kenya). En 2023, el Gobierno keniano y la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) anunciaron un plan para transformar los campamentos de refugiados en asentamientos integrados que promuevan la inclusión socioeconómica. Este plan plurianual, conocido como Plan Shirika, se basa en la Ley de Refugiados de 2021 y amplía los derechos de la comunidad refugiada en Kenya, con el fin de facilitar el acceso a la documentación y aumentar sus oportunidades sociales y económicas.
Sin embargo, en la práctica, la Ley de Refugiados aún no se ha implantado de manera íntegra y siguen existiendo varios obstáculos jurídicos que afectan a las personas refugiadas. Por ejemplo, a pesar de que el Gobierno haya reconocido la validez de los documentos de identidad de las personas refugiadas, muchas de las que intentan integrarse en la economía digital no pueden abrirse cuentas bancarias porque las plataformas de trabajo digital no aceptan sus documentos de identificación. Por consiguiente, se ven obligadas a depender de otras personas cuya documentación sí está «reconocida», como documentos nacionales de identidad y pasaportes (tanto nacionales como extranjeros) para poder acceder a sus ganancias en línea, lo que puede ocasionar costes adicionales. Aunque esta ley solo lleva un año en vigor en el momento de la redacción del presente artículo, parece que se ha traducido en pocos avances palpables. Además, muchas personas refugiadas deben recurrir al uso o incluso a la compra de las cuentas de otras personas para poder acceder a las oportunidades laborales. Esto da lugar a otra serie de riesgos, como el robo de sus honorarios o los retrasos en sus cobros. Para agravar aún más la situación, los verdaderos obstáculos para obtener un permiso de trabajo en Kenya, registrar una empresa y obtener un código PIN de la Agencia Tributaria de Kenya para poder presentar la declaración de la renta suponen que las personas refugiadas no tienen prácticamente ninguna posibilidad de promocionar sus negocios en línea.
Las iniciativas lideradas por personas refugiadas para facilitar el acceso al trabajo en línea
A pesar de estas dificultades reseñables, existen varias iniciativas de fomento del trabajo digital para la comunidad refugiada. Un atajo que las personas refugiadas han identificado para sortear los obstáculos anteriormente mencionados es abrir una cuenta colectiva de trabajo en línea, una solución que, si se lleva a cabo de forma ética, puede allanar el camino para que las personas refugiadas ganen experiencia y reputación, generen ingresos sustanciales y accedan a oportunidades de mentoría. Este enfoque colaborativo también puede fomentar un entorno de apoyo en el que se ayude a la comunidad refugiada a hacer frente a los retos del mundo digital. Un ejemplo es el de Mohammed, un refugiado somalí que decidió establecerse como trabajador independiente en 2018 tras haberse criado en el campo de refugiados de Dadaab. En lugar de ofertar su trabajo en línea de forma individual, fundó la Desert Freelancing Agency en la plataforma de trabajo en línea UpWork. Abrir este negocio en línea fue un modo de sortear la imposibilidad de registrar legalmente una empresa en Kenya, ya que no tenía permiso de trabajo. Ahora puede solicitar empleo como empresa dentro de la plataforma y ofrecer proyectos a unos 50 colegas del campamento. La empresa ahora ha crecido hasta ofrecer servicios de locución, traducción, transcripción y redacción. Muchas personas refugiadas ahora pueden ganarse la vida gracias a ella. En palabras de Mohammed, «obtener el primer proyecto, un buen trabajo o un buen salario es complicado, pero ahora muchas otras personas refugiadas reciben apoyo y acceden a oportunidades a través a la empresa».
Algunas organizaciones lideradas por personas refugiadas, como Youth Voice Community (YVC), con sede en Kayole, un barrio de Nairobi, ofrecen un abanico de programas que abarcan cursos de alfabetización financiera y empresarial, formación para la adquisición de habilidades específicas y un curso de alfabetización digital. YVC pone el foco en los medios de vida a lo largo de toda su programación económica y aspira no solo a capacitar a la comunidad refugiada, sino también facilitar el acceso a oportunidades de generación de ingresos, lo que a su vez reduce su necesidad de ayuda humanitaria. El curso de alfabetización digital impartido por YVC, titulado Digital For Livelihoods («Digitalización para el Sustento»), ha sido central. Inicialmente, el programa abarcaba competencias básicas de informática, como el uso de procesadores de texto y hojas de cálculo, para luego pasar a formación avanzada relevante para la era digital, como la capacitación para el emprendimiento, incluyendo competencias en traducción, transcripción y redacción.
No obstante, aunque el programa lleva impartiéndose un año, aún no ha logrado los resultados deseados en términos de acceso a oportunidades de sustento debido a las sustanciales dificultades a las que se enfrentan las organizaciones de refugiados como YVC. Por ejemplo, no disponen de suficientes fondos para desarrollar un plan de estudios sólido y apoyar al alumnado para que pueda acceder a programas informáticos y adquirir competencias técnicas relacionadas, algo que podría facilitar el acceso a trabajos remunerados en la economía digital bajo demanda. En la actualidad, YVC tiene previsto pasar de la capacitación digital a garantizar un trabajo digno mediante la creación de un centro de incubación digital inclusivo. Este centro estará equipado con acceso a Internet, ordenadores e infraestructuras adaptadas para las personas con discapacidad y ofrecerá a la juventud refugiada un espacio para trabajar a tiempo completo durante entre seis y doce meses tras la formación.
El camino al futuro: los medios de vida digitales, los derechos de las personas refugiadas y la integración local
A pesar de las incursiones en la esfera digital y las perspectivas de éxito que ofrece, la comunidad refugiada en Kenya sigue constreñida debido a la limitación de sus derechos. En el estudio que realizamos sobre personas refugiadas en Nairobi se indica que estas buscaban trabajo en la economía digital tras numerosos intentos fallidos de encontrar un empleo a nivel local. Esto se debía a las escasas oportunidades de empleo para las personas refugiadas y a dificultades sistémicas, como la falta de documentación y las limitaciones de circulación, lo que impide que puedan acceder a un mayor número de oportunidades, ya sea en Kenya o en otros lugares. Estas limitaciones, entre otras, han hecho que muchas personas refugiadas cualificadas tengan que plantearse acceder a otras alternativas económicas, como las disponibles en Internet.
Las generaciones más jóvenes de personas refugiadas en Nairobi y en los campos de refugiados que han pasado de la economía informal urbana a la economía informal digital suelen argumentar que buscan trabajo en Internet para evitar que se les siga discriminando, inclusive que se les pague un salario menor que a sus homólogos locales debido a su condición de personas refugiadas. Explican que las personas refugiadas que emprenden están entrando en la economía digital para superar algunas de las barreras a las que se enfrentan a la hora de acceder al trabajo en otros lugares.
Sin embargo, las limitaciones a las que hace frente la comunidad refugiada en la economía digital bajo demanda en Kenya ponen de manifiesto que el éxito en el acceso al trabajo en Internet no surge de la nada. Aunque el Gobierno de Kenya ha aprobado oficialmente la Ley de Refugiados, que promete una mejora potencial de sus derechos al empleo y al acceso a teléfonos móviles, al registro de tarjetas SIM y a la inclusión financiera a través del dinero móvil, aunque el principal reto reside en su aplicación efectiva y su cumplimiento. La necesidad de desplegar amplios esfuerzos de defensa para informar al funcionariado público, a las empresas de telefonía móvil y a las instituciones financieras de esta nueva ley es acuciante. Por ejemplo, la documentación de las personas refugiadas aún no se ha integrado en las bases de datos generales de identificación de Kenya, lo que conduce a dificultades persistentes relacionadas con la aceptación de los documentos de identidad de las personas refugiadas en todos los sectores, incluida la economía digital.
La agencia y el liderazgo de la comunidad refugiada son factores críticos para que se materialice lo que promete la ley. Su participación significativa es un valioso activo en las políticas y la programación relacionadas con las respuestas a la comunidad refugiada. Una de las organizaciones que está haciendo realidad este objetivo es R-SEAT, Refugees Seeking Equal Access to the Table, cuyo fin es garantizar que las personas refugiadas puedan participar de forma significativa a nivel estatal en las reuniones y las decisiones del régimen mundial y regional sobre las personas refugiadas. Estas iniciativas ponen de manifiesto que, si pueden participar de forma sostenible y significativa, las personas refugiadas en Kenya pueden respaldar la aplicación de la nueva Ley de Refugiados. Pueden concienciar y formar a sus homólogos refugiados y a otras partes interesadas sobre las nuevas políticas y fomentar su adecuada aplicación, ofreciendo asesoramiento estratégico y apoyo comunitario, así como identificando las lagunas y las necesidades. Aunque estas aportaciones podrían ser muy influyentes a la hora de promover las condiciones adecuadas para prosperar en el mercado laboral digital, los beneficios irían mucho más allá.
Conclusiones
El ejemplo de las iniciativas digitales para las personas refugiadas en Kenya sugiere que aquellos proyectos que contribuyen a su integración local, en lugar de operar sin incluirlas, tienen más probabilidades de brindarles un apoyo significativo. Si se les conceden más derechos y oportunidades, las personas refugiadas podrán aportar sus conocimientos digitales y su experiencia a las empresas kenianas, generar ingresos formales que les permitan pagar sus impuestos o, como mínimo, aumentar su poder adquisitivo y contribuir a la economía local. Las agendas de muchas organizaciones lideradas por personas refugiadas incluyen ejercer presión para que la comunidad pueda acceder a la economía digital (a nivel local o internacional), de tal forma que puedan invertir recursos en sus comunidades locales.
No obstante, para que esto suceda, la comunidad refugiada en Kenya debe poder disfrutar de sus derechos. La brecha que existe entre la teoría y la realidad de los modos de sustento digitales para las personas refugiadas ha suscitado muchas dudas. También hay un riesgo de que se perciba el trabajo digital como un atajo para superar las barreras a las que las personas refugiadas hacen frente cuando intentan acceder al mercado laboral local.
El contexto de Kenya sugiere que la integración local a través de la economía digital solo será posible si los obstáculos en materia de identificación e inclusión económica se eliminan. A menos que se haga un mayor esfuerzo por apoyar sus derechos, la promoción de los medios de vida digitales para las personas refugiadas acabará siendo poco más que papel mojado o, en palabras de un líder refugiado, poco más que la «nueva estafa» en el ámbito de los modos de sustento para la comunidad refugiada.
Marie Godin
Profesora de Geografía Humana y miembro de la Academia Británica en la Facultad de Geografía, Geología y Medioambiente de la Universidad de Leicester e investigadora adjunta del Centro de Migración, Política y Sociedad (COMPAS) y del Centro de Estudios sobre Refugiados (RSC) de la Universidad de Oxford.
Marie.Godin@leicester.ac.uk X: @MarieGodin001 compas.ox.ac.uk/people/marie-godin
Ishimwe Jean-Marie
Responsable regional para África oriental de Refugees Seeking Equal Access at the Table (R-SEAT), periodista y miembro del consejo de Inkomoko y Youth Voices Community
jean.ishimwe@refugeesseat.org X: @ishimwemarie432 linkedin.com/in/ishimwe-jean-marie-11b932113
Evan Easton-Calabria
Investigadora principal del Centro Internacional Feinstein de la Universidad de Tufts e investigadora adjunta del Centro de Estudios sobre Refugiados (RSC) de la Universidad de Oxford
Evan.easton_calabria@tufts.edu X: @evan_in_refuge linkedin.com/in/evan-easton-calabria/