El idioma y los Principios Rectores

Es necesario prestar más atención a las necesidades lingüísticas y de comunicación de las personas que corren riesgo de sufrir, están experimentando o recuperándose de un desplazamiento interno. Un estudio de caso llevado a cabo en Nigeria pone de relieve estas cuestiones y reta a la comunidad internacional a hacerlo mejor.

A menudo se pasa por alto el papel del idioma en la defensa de los derechos de las personas desplazadas internas. Pero la atención al idioma y a la comunicación es clave para los Principios Rectores de los Desplazamientos Internos[1], que mencionan explícitamente el derecho de las personas desplazadas internas a comunicarse en un idioma que puedan entender como elemento de no discriminación (Principio 22) y, asimismo, reconocen el derecho a una educación que respete la identidad cultural, el idioma y la religión de las personas afectadas (23).

El derecho de los desplazados internos a recibir información en un idioma que puedan entender se encuentra implícito en varios otros principios. Las personas deberían estar plenamente informadas sobre las razones y los procedimientos de su desplazamiento y deberían dar su consentimiento libre e informado al desplazamiento no desencadenado por una emergencia (7b y c). Porque su derecho a solicitar y recibir protección y asistencia humanitaria (3), a regresar o a reasentarse voluntariamente y a participar en la planificación de esos procesos (28) tampoco puede satisfacerse sin tener en cuenta sus necesidades lingüísticas.

Algunas personas se enfrentan a retos lingüísticos especiales. Por ejemplo, algunos colectivos pueden haber tenido menos oportunidades de aprender a leer, de acceder a la tecnología digital o de dominar un segundo o tercer idioma. Para ellos, el idioma, el formato (escrito, gráfico u oral) y el canal de comunicación (boca a boca, papel o digital) son de vital importancia. Es esencial abordar sus necesidades para contar con la participación de las mujeres en la planificación y gestión de las medidas de reubicación (7d), para la prestación de ayuda (18) y para cubrir las necesidades especiales de los niños, de determinados colectivos de mujeres, de las personas mayores y de las personas con discapacidad (4).

La respuesta humanitaria a las necesidades de los desplazados internos en el noreste de Nigeria supone un estudio de caso sobre la magnitud de la barrera lingüística que puede existir sin una provisión adecuada, y sobre las medidas prácticas que puede adoptar la comunidad humanitaria para superar esa barrera[2].

Los retos de la diversidad lingüística en Nigeria

Imagina que estás gestionando un programa de apoyo a los desplazados internos en el nordeste de Nigeria. Hay más de 500 idiomas maternos en el país, de los cuales 28 solo en el estado de Borno. La mayor parte del personal nacional son hablantes nativos de hausa; algunos hablan kanuri, el idioma predominante en Borno y sus alrededores. Los superiores te informan de que las entrevistas con los desplazados internos a menudo conllevan una traducción a cuatro bandas entre el inglés, el hausa, el kanuri y otro idioma local, y que no están seguros de que dispongan de un análisis certero de sus necesidades y prioridades. Los debates de los grupos de discusión son en hausa y kanuri porque son los idiomas que hablan los miembros de tu equipo. Algunos desplazados internos no pueden participar porque no hablan esos idiomas y el personal no tiene forma de saber cuántos de ellos no pueden comunicarse en estos idiomas predominantes.

Te preocupa que información vital sobre temas como la prevención de enfermedades y el cumplimiento de los requisitos para recibir asistencia no esté llegando a todos los que la necesitan. Incluso obtener información en hausa y kanuri es problemático. Pides a los hablantes de hausa y de kanuri de tu equipo que traduzcan los mensajes clave, y a otros que los traduzcan de nuevo al inglés para poder comprobar su exactitud, pero es un proceso lento. Tu equipo forma a algunos desplazados internos como movilizadores comunitarios para facilitar la comunicación bilateral en otros idiomas locales. Sin embargo, no tienes forma de comprobar hasta qué punto entienden bien la traducción al kanuri, si la traducen con precisión a su propio idioma o si los movilizadores comunitarios satisfacen las necesidades lingüísticas de todos los desplazados internos en cada lugar.

Te preguntas: ¿Hasta qué punto las personas desplazadas pueden reclamar con facilidad su derecho a la protección y a la asistencia? ¿Pueden las personas más vulnerables comunicar sus necesidades o denunciar discriminaciones o abusos? Si la comunidad de acogida y los desplazados internos no hablan el mismo idioma, ¿estaremos avivando sin querer las tensiones entre ellos por comunicarnos en un idioma y no en el otro?

Es la pesadilla de los trabajadores humanitarios. No tienes suficiente información sobre los idiomas que la gente habla y entiende. E incluso si la tuvieras, no dispondrías de recursos para comunicarte en esos idiomas. Temes no estar defendiendo plenamente los derechos establecidos en los Principios Rectores pese a tus mejores intenciones.

Desde la perspectiva de un desplazado interno

La situación es frustrante para los trabajadores humanitarios, pero puede ser humillante y aterradora para los propios desplazados internos. Ahora imagina que eres una mujer desplazada que vive en uno de los campamentos. Como muchas mujeres en el nordeste de Nigeria, no tienes estudios y no sabes leer. Eres hablante nativa de margi, uno de los más de 30 idiomas y dialectos que hablan los desplazados internos en la zona más afectada por el conflicto. Este es el idioma materno de 200 000 personas, pero no se utiliza para comunicarse con aquellos que viven en el mismo campamento que tú. Nunca tuviste la oportunidad de aprender hausa y aunque entiendes algo de kanuri a nivel oral, no te sientes capaz de hablarlo.

No has visto a tu marido ni a tus hijos adolescentes desde que huisteis de vuestra aldea, y temes por su seguridad. No sabes cómo acceder a la información sobre personas desaparecidas. Te preocupa que alguien te haya quitado tu casa y tus tierras en el transcurso de los años desde que te marchaste. Sabes que a otros desplazados internos alguna organización no gubernamental (ONG) les ha aconsejado que demuestren su titularidad sobre la propiedad mediante documentos pero han tenido que recurrir (y pagar) a un hombre de la comunidad de acogida que tenga estudios para que haga de intérprete entre ellos y la ONG. Otros desplazados internos de tu pueblo dicen que puede que regresen a sus hogares aunque hacerlo no sea seguro. Tú no dispones de suficiente información fiable sobre la situación en tu país como para decidir si deberías unirte a ellos o no.

Tu hijo menor sufre un episodio grave de diarrea. Las sales de rehidratación oral que te dieron para tratarlo venían con instrucciones en hausa, así que tuviste que pedirle a uno de los hombres jóvenes del campamento que te dijera qué ponía ahí. Ganas dinero para comer revendiendo productos baratos que compras en el mercado más cercano, utilizando las pocas palabras en kanuri que conoces. Tienes miedo de que tus hijos todavía no estén comiendo lo suficiente y te gustaría preguntar si hay más ayuda disponible. Pero los trabajadores humanitarios no hablan margi y no puedes leer los carteles que han puesto.

Es una auténtica pesadilla. Haces lo que puedes, pero no estás segura de a qué ayuda tienes derecho, e incluso si lo supieras, no podrías acceder directamente a ella. Nunca has oído hablar de los Principios Rectores; en estas circunstancias, efectivamente, no puedes reclamar los derechos recogidos en ellos.

Lagunas lingüísticas

La Matriz de Seguimiento de Desplazados (DTM, por sus siglas en inglés) de la Agencia de las Naciones Unidas para la Migración (OIM), indica que el 38 % de los desplazados internos procedentes del nordeste de Nigeria no reciben información en su idioma materno. Esto afecta especialmente a los hablantes de algunos idiomas minoritarios. Apenas el 8,3 % de los desplazados internos que hablan margi son informados en su propio idioma, y la falta de información es un grave problema para el 53 % de los hablantes de ese idioma.

En julio de 2017, Translators without Borders (Traductores sin Fronteras o TWB, por sus siglas en inglés) se alió con las ONG Oxfam y Girl Effect para encuestar a una muestra de residentes de campamentos y de las comunidades de acogida a fin de comprender mejor sus preferencias lingüísticas[3]. Descubrimos que los desplazados internos hablan muchos más idiomas que los primarios y secundarios de los que se había informado a los investigadores de la DTM y nuestra encuesta identificó al menos 10 y a veces más de 20 idiomas maternos en cada uno de estos cinco asentamientos.

Cuatro de cada cinco encuestados preferían recibir información en su propio idioma, aunque muchos no supieran leerlo. Como casi toda la información se les proporciona actualmente en hausa o kanuri, TWB comprobó el grado de comprensión de los mensajes humanitarios en esos idiomas. Descubrimos que solo el 23 % de los residentes eran capaces de responder a una pregunta de comprensión sencilla sobre un texto corto escrito en un idioma u otro. Esa cifra aumentaba hasta el 37 % cuando un simple dibujo acompañaba al texto. En el caso del hausa y el kanuri, solo los mensajes orales resultaron ser efectivos para todos los sectores de población, al menos cuando se trataba de simples elementos informativos. El 91 % de las mujeres sin estudios cuyo idioma materno no era el hausa o el kanuri no podían entender el texto escrito. La participación, el consentimiento informado y el acceso a los servicios parecen ser una perspectiva lejana en este contexto.

El método preferido y más efectivo —la comunicación en persona u oral— se les puede facilitar con la ayuda de intérpretes profesionales o de personal de campo contratado y capacitado de entre la población desplazada. Debido a que la retransmisión de información en formato de audio no deja un registro permanente para el oyente, es mejor utilizarla en combinación con texto e imágenes sencillas. Para la comunicación de masas, la radio es la opción más evidente pero, por desgracia, los datos de la DTM indican que menos del 40 % de los hogares tienen acceso a una.

Solución: datos, capacidades y tecnología

Los datos son fundamentales para salvar los obstáculos para la comunicación. Las organizaciones que ayudan a los desplazados internos necesitan saber qué idiomas hablan para poder comunicarse de manera efectiva con ellos. En la actualidad, casi no disponemos de esa información o, al menos, no tan detallada como sería necesario para llevar a cabo una planificación. O bien no se recopila a ese nivel o bien no se comparte.

Gracias a la capacidad de recopilación de datos del sector humanitario ese problema es relativamente fácil de resolver. La DTM de la OIM lleva desde mediados de 2017 recopilando datos lingüísticos en los asentamientos en Nigeria, lo que nos ofrece unas indicaciones esquemáticas que podemos utilizar a efectos de planificación[4]. Las pruebas de comprensión parecidas que llevó a cabo TWB en 2017 pueden completar muchos de los detalles y profundizar en vulnerabilidades específicas. Si las organizaciones humanitarias añadieran preguntas estándar sobre el idioma a las encuestas de evaluación sobre las necesidades de las familias, se obtendrían rápidamente datos básicos para la comunicación con los desplazados internos en todo el nordeste del país.

Con esa información, las organizaciones pueden determinar qué conocimientos lingüísticos necesitan las personas a las que vayan a contratar y en qué idiomas y formatos deben proporcionar la información. Los mecanismos de retroalimentación de la comunidad pueden adaptarse a los idiomas y preferencias de comunicación de los desplazados internos más vulnerables y de difícil acceso, entre ellos las mujeres analfabetas, las personas mayores y las personas con discapacidad.

En un contexto de bajos niveles educativos y gran diversidad lingüística como el del nordeste de Nigeria se necesitará ayuda para fomentar las competencias en traducción e interpretación en idiomas para los que no hay traductores profesionales. Muchos profesionales de los idiomas más fuertes desde el punto de vista numérico y comercial —hausa y kanuri— necesitarán unas directrices sobre la terminología de la respuesta humanitaria y sobre la traducción para un público con un bajo nivel de alfabetización y que a menudo son hablantes de un segundo idioma. El personal humanitario debería aprender a trabajar mejor con los intérpretes y a redactar contenidos claros y concisos para que pueda comprenderlos el mayor número de gente posible[5]. Se podría crear una biblioteca de recursos en los idiomas adecuados para uso de todos los proveedores de servicios. En última instancia, esa biblioteca contribuiría a crear la tecnología de traducción automática que permitiera a los desplazados internos mantener conversaciones y acceder directamente a la información que deseen. Con el tiempo, podrían acceder a traducciones instantáneas y hacer que sus propias palabras se tradujeran automáticamente a un idioma que el encuestado entendiera.

Este tipo de recopilación e intercambio de datos, de desarrollo de la capacidad y de desarrollo de recursos y tecnología ya está en marcha para Nigeria gracias a una alianza entre TWB y la OIM financiada por la Dirección General Europea de Protección Civil y Operaciones de Ayuda Humanitaria[6].

Desde el punto de vista lingüístico, Nigeria goza de una diversidad excepcional; pero en otros aspectos no es una excepción. En casos de desplazamiento forzado, sabemos que el idioma va a ser un problema y las organizaciones encargadas de dar una respuesta tienen la responsabilidad de averiguar cuáles son las barreras lingüísticas y de comunicación a las que se enfrentan los desplazados internos. En los casos en que exista una preocupación legítima por la seguridad de la persona interesada que tenga que ver con el intercambio de información en un idioma, como el riesgo de que algunos hablantes de idiomas minoritarios se enfrenten a la discriminación o a la violencia si su idioma materno se hace público, debemos encontrar el modo de contrarrestar esos riesgos. Ya que celebramos el 20º aniversario de los Principios Rectores, es hora de que el sector humanitario saque partido a los datos, capacidades, recursos y tecnología para garantizar que los desplazados internos puedan reivindicar su derecho a una información que realmente comprendan.

 

Ellie Kemp ellie@translatorswithoutborders.org

Jefa de Respuesta a las Crisis, Translators without Borders  https://translatorswithoutborders.org

 

 

[1] En la actualidad, los Principios Rectores se encuentran disponibles en 54 idiomas: www.ohchr.org/en/issues/idpersons/pages/standards.aspx

[2] Translators without Borders (2017) Language barriers in the humanitarian response in north-eastern Nigeria [Las barreras lingüísticas en la respuesta humanitaria en el nordeste de Nigeria] https://translatorswithoutborders.org/wp-content/uploads/2017/04/Language-barriers-in-the-humanitarian-response-in-north-eastern-Nigeria.pdf

bit.ly/TWB-2017-barriers-NENigeria

[3] Translators without Borders (2017) Language profile of five IDP sites in Maiduguri, north-east Nigeria [El perfil lingüístico de los asentamientos de desplazados internos en Maiduguri, en el nordeste de Nigeria] https://translatorswithoutborders.org/wp-content/uploads/2017/04/Language-profile-of-five-IDP-sites-in-Maiduguri.pdf

bit.ly/TWB-2017-Maiduguri

[4] https://translatorswithoutborders.org/communications-dashboard-internally-displaced-people-in-north-east-nigeria/

bit.ly/TWB-northeastNigeria    

[5] Véase, por ejemplo, TWB Field guide to humanitarian interpreting and cultural mediation [Guía de campo para la interpretación humanitaria y la mediación cultural]

http://bit.ly/TWB-field-guide

Español: Guía de campo para la interpretación humanitaria y la mediación cultural

https://translatorswithoutborders.org/guia-de-campo-para-la-interpretacion-humanitaria-y-la-mediacion-cultural/

http://bit.ly/TWB-field-guide-es

[6] Mediante esta alianza 2018-19 esperamos ampliar el apoyo lingüístico en las respuestas humanitarias en el nordeste de Nigeria en colaboración con los socios interesados. Si desea más información, por favor, póngase en contacto con la autora.

 

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