Reducción del riesgo de desastres y movilidad

Un paso esencial para el avance en  las medidas de reducción de riesgo a nivel local es definir los indicadores de vulnerabilidad y resiliencia basados en la movilidad que puedan contribuir a medir y reducir las pérdidas humanas y económicas causadas por los desastres. 

Nos enfrentamos a una compleja relación entre la movilidad, el riesgo y los desastres. Cuando las personas huyen, pueden salvar sus vidas y en ocasiones algunos de sus bienes, pero también pueden exponerse a nuevos riesgos, por ejemplo, cuando terminan en albergues temporales hacinados. Al mismo tiempo, carecer de la capacidad para desplazarse bajo circunstancias extremas es en sí misma una grave causa de vulnerabilidad. También es evidente que la movilidad puede ser utilizada como una estrategia preventiva; la migración laboral, por ejemplo, puede ayudar a diversificar los ingresos del hogar, fortaleciendo así la capacidad de resiliencia frente a un desastre.

Sin embargo, hasta ahora se ha prestado poca atención al complejo papel que desempeña la movilidad humana en la apertura de nuevas oportunidades de subsistencia, al igual que la gestión de la vulnerabilidad y el riesgo. En este contexto, ¿cómo podemos asegurarnos de que no sólo estamos invirtiendo en una respuesta humanitaria reactiva sino que también estamos trabajando para disminuir e incluso para evitar la migración forzada a través de medidas de reducción del riesgo de desastres?

Un paso esencial para el avance en  las medidas de reducción de riesgo a nivel local es definir los indicadores de vulnerabilidad y resiliencia basados en la movilidad que puedan contribuir a medir y reducir las pérdidas humanas y económicas causadas por los desastres. En el proceso de identificación de indicadores de riesgo y relacionados con la movilidad han surgido varias cuestiones que requerirán especial atención por parte de la comunidad que se ocupa de la reducción del riesgo de desastres en las próximas décadas. Estas incluyen:

•      gestionar los procesos de urbanización y, en particular, los movimientos de población desde las zonas rurales a las urbanas, para evitar la creación de nuevos riesgos

•      facilitar y gestionar la migración al interior de las zonas rurales para fortalecer los medios de vida y permitir la gestión sostenible de ecosistemas frágiles (por ejemplo, comunidades de pastores)

•      identificar las buenas prácticas para mejorar los esfuerzos de reubicación planificada con el fin de reducir la exposición a los peligros naturales y al cambio del medio ambiente (por ejemplo, las comunidades de los pequeños Estados insulares en desarrollo)

•      mejorar la asistencia y protección de las poblaciones vulnerables (por ejemplo, migrantes en situaciones de crisis y poblaciones atrapadas).

El Marco de Acción de Hyogo es el principal marco internacional para la reducción del riesgo.[1] Las negociaciones para elaborar su sucesor en 2015 ofrecen un buen impulso para el desarrollo de herramientas que tengan en cuenta los costos y beneficios socioeconómicos de la movilidad desde una perspectiva de reducción de riesgos, y que garanticen el reconocimiento de la movilidad como un componente esencial del discurso de reducción del riesgo de desastres.

 

Patrice Quesada pquesada@iom.int es Oficial de Transición y Recuperación de la Organización Internacional para las Migraciones. www.iom.int

Este artículo ha sido elaborado por la Organización Internacional para las Migraciones en colaboración con la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres. Para obtener más información sobre el trabajo de la OIM en RRD, consulte www.iom.int/cms/drr-compendium

 

 

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