Evacuaciones masivas: aprender del pasado

Veinte años después de que se evacuaran las “zonas seguras” bosnias, los organismos humanitarios aún se plantean la conveniencia de las evacuaciones humanitarias. 

Entre 1993 y 1995, los actores humanitarios intentaron evacuar varias veces sin éxito a los civiles del enclave de Srebrenica. El 11 de julio de 1995 las fuerzas de etnia serbia irrumpieron en el perímetro sur de la ciudad, lo que provocó el éxodo masivo de 25 000 personas desesperadas por escapar antes de que el enclave cayera. Srebrenica había sido declarada “zona segura” por las Naciones Unidas (ONU) pero, a medida que las fuerzas de etnia serbia avanzaban por las calles, ni las fuerzas de la paz ni los actores humanitarios eran capaces de proteger a la población civil.

Las evacuaciones y los “intercambios de población” eran una característica común de la guerra de Bosnia-Herzegovina y a menudo venían facilitados por organizaciones internacionales donde pesaba más proteger a la gente de daños mayores que su preocupación por ser cómplices de la depuración étnica. Muchos de los éxodos facilitados en las zonas seguras en julio de 1995 tenían tanto de traslados forzados como de evacuaciones y compartían características similares y espeluznantes: detenían a los hombres y los separaban de sus familias; los convoyes se paraban y se registraban, desviando a los camiones que contenían hombres y miles de ellos no volvieron a ser vistos nunca más.

Paralelismos: los Balcanes y Siria

Veinte años más tarde los actores humanitarios se siguen enfrentando a muchos de estos mismos retos en evacuaciones y en estados de sitio. En febrero de 2014 se pidió a las Naciones Unidas que facilitara una evacuación de Homs, en Siria, con unos términos decididos por las partes del conflicto sin prácticamente la implicación de la comunidad humanitaria. Entre las condiciones impuestas se encontraba la exigencia de que los actores humanitarios no evacuaran a hombres de entre 15 y 55 años. Aunque al final negociaran esta condición, no se pudo evitar que cientos de hombres fueran detenidos para ser interrogados. Cuanto más tiempo pasaban esos hombres en cautiverio, más dolorosos y evidentes se hacían los paralelismos con los Balcanes.

La evacuación de civiles de zonas asediadas suele ser una medida de protección crítica ante la violencia inminente. En algunos casos, una evacuación puede ser la única opción para salvar vidas. Pero a menudo, si no siempre, conlleva grandes dilemas. Podría no haber buenas opciones, por lo que tendrían que ser los actores humanitarios quienes decidieran cual es la menos mala. Por eso es importante que los actores humanitarios repasen las enseñanzas de los Balcanes y las evacuaciones de las dos décadas posteriores con el fin de desarrollar estrategias que minimicen el daño. Entre estas enseñanzas se incluyen:

  • No esperar hasta que sea demasiado tarde para lidiar con cuestiones arduas: Si los posibles dilemas y complicaciones no se plantean hasta que la evacuación es inminente, el personal sobre el terreno tendrá que tomar decisiones rápidas. A nivel institucional, las organizaciones deberían debatir acerca de los dilemas más comunes y desarrollar pautas orientativas para su personal.
  • Realizar una delimitación minuciosa de los posibles dilemas: Delimitar los posibles dilemas resulta crucial a la hora de gestionar las complicaciones que pudieran surgir durante una evacuación, pero lo más importante es que podría ayudar a los actores humanitarios a decidir si deben o no realizar una evacuación. En algunas circunstancias los riesgos asociados a una evacuación podrían ser mayores que sus beneficios. El dilema en sí no es tan determinante como el nivel de riesgo que conlleva y qué importancia tiene respecto a la necesidad de reubicar a la población.
  • Emplear un enfoque sistemático para el análisis de los riesgos: Una vez desarrollada una lista contextualizada de posibles dilemas, los actores humanitarios deberían trazar un registro de la gravedad de cada uno de ellos, de la comparativa entre el riesgo y la urgencia de la evacuación, y sobre si hay posibilidades de mitigar esos riesgos. Esta evaluación ayudaría a decidir si proceder o no con la evacuación y, si así fuera, le serviría a los actores humanitarios en el desarrollo de planes de contingencia para el mejor de los casos, para el peor de los casos y para el supuesto más probable.
  • Compartir las enseñanzas. En el caso de las intervenciones de alto riesgo, como las evacuaciones, sigue habiendo ciertas reticencias a hablar con franqueza acerca de lo que salió bien y lo que salió mal. Dado que muchos de los dilemas y retos se siguen repitiendo una y otra vez, resulta imperativo compartir las enseñanzas adquiridas.

 

Conclusión

Una evacuación de civiles significa que los líderes políticos no han conseguido llegar a un acuerdo, los Estados son incapaces de proteger a sus ciudadanos y las partes del conflicto no han podido cumplir con sus obligaciones al amparo del derecho internacional humanitario. Las evacuaciones no serían una solución sino una medida temporal para salvar la vida que sólo debería tomarse cuando se hayan agotado el resto de opciones.  Hemos de tenerlo presente en la perspectiva del papel de los actores humanitarios en ese contexto. Se tiende a considerar que una evacuación es un éxito y que soluciona una crisis cuando, de hecho, ninguna de las dos cosas es cierta. En el mejor de los casos, las evacuaciones pueden ofrecer protección a corto plazo para salvar vidas y dar tiempo a los líderes para que encuentren una solución, pero una evacuación por sí misma ni evita ni es la respuesta ante una crisis de protección a largo plazo.

Los actores humanitarios están obligados a tomar todas las medidas posibles para promover la seguridad y el bienestar de las comunidades afectadas por el conflicto, entre ellas las evacuaciones cuando éstas fuesen necesarias. Pero, en última instancia, la responsabilidad de hallar la forma de resolver permanentemente las crisis sigue siendo de los líderes políticos y del Estado.

 

Caelin Briggs caelin.briggs@nrc.no

Asesora de Protección y Políticas Humanitarias, Consejo Noruego para los Refugiados. www.nrc.no

El Consejo Noruego para los Refugiados ha publicado recientemente una guía titulada Considerations for Planning Mass Evacuations of Civilians in Conflict Settings [Consideraciones a tener en cuenta para la planificación de evacuaciones masivas de civiles en entornos en situación de conflicto]. Si desea más información, contacte con la filial del Consejo Noruego para los Refugiados en Ginebra a través de la dirección de correo electrónico nrcgeneva.policy@nrc.ch

 

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