Las interpretaciones del Anexo 7: evaluación del impacto sobre los no retornados en el Reino Unido

Al enfatizar el papel crucial de los refugiados retornados en el futuro de Bosnia-Herzegovina se corre el riesgo de restar importancia a la decisión de quienes eligen no ejercer sus derechos recogidos en el Anexo 7.

La mayoría de las personas de Bosnia-Herzegovina que actualmente residen en el Reino Unido (RU) tomaron la decisión de abandonar su país de origen y crear un nuevo hogar temporal o permanente allí como consecuencia directa de la guerra que tuvo lugar entre 1992 y 1995. Todos aquellos que llegaron al Reino Unido en la década de los noventa formaban parte de uno de estos tres colectivos: los que llegaron como parte del Proyecto Bosnia promovido por el Gobierno del Reino Unido (compuesto por hasta 1 000 personas censadas por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados o por la Cruz Roja y clasificadas como un  miembros de un grupo especialmente vulnerable, muchas de las cuales se encontraban retenidas en antiguos campos de concentración); los que hicieron el viaje de forma independiente; o los evacuados por razones médicas.

La falta de fiabilidad de los datos cuantitativos sobre migración al Reino Unido imposibilita cualquier cálculo certero del número de personas procedentes de Bosnia-Herzegovina que todavía residen en el Reino Unido, aunque los representantes de la comunidad estiman una cifra aproximada de 10 000. Muchos de los que se exiliaron durante el conflicto han regresado desde entonces y está claro que es totalmente apropiado que quienes deseen regresar “a casa” después de un conflicto violento puedan ejercer su derecho a hacerlo. Sin embargo, sería muy interesante investigar sobre la elección o voluntad de aquellas personas a las que tanto se les ha quitado ya, sobre todo dada la amplia retórica sobre la migración y el asilo en el contexto Europeo (y en otros más amplios)[1].

La insistencia acerca del retorno

Muchos argumentan que el “éxito” de Dayton recae sobre la implementación del Anexo 7 y en el regreso de los refugiados, y de hecho la comunidad internacional está interesada en enfatizar la importancia del retorno de los desplazados internos y de los refugiados. Pero sería interesante que tuviéramos en consideración las motivaciones potenciales que se hallan detrás de la insistencia en la importancia del retorno de los refugiados.

¿Busca esta insistencia, como algunos han señalado, subrayar que la práctica de la “depuración étnica” no va a ser recompensada con beneficios territoriales?[2] ¿Es posible que parte del deseo de un retorno “exitoso” de los refugiados se deba a un intento de atenuar cualquier tipo de culpa residual que pueda quedar a tenor del fracaso colectivo de la comunidad internacional a la hora de intervenir positivamente en Bosnia durante la primera etapa de la guerra?

Los Gobiernos europeos son cada vez más reticentes a ofrecer refugio permanente a las personas que se exilian en situaciones de conflicto y la práctica durante la guerra de la década de los noventa consistió en ofrecer “protección provisional” a los refugiados de la guerra de Bosnia (dos ejemplos serían Alemania y Reino Unido). La comunidad internacional suele presentar el retorno como algo vital no sólo para el éxito a largo plazo del tratado de paz sino también para el bienestar emocional de las personas desplazadas. En ese caso, ¿es posible que las leyes sobre inmigración cada vez menos piadosas de algunos Gobiernos europeos estén alineadas con el discurso sobre la importancia del retorno de los refugiados? 

Es inevitable que las discusiones sobre la reconciliación lleven aparejadas, como poco, una gran carga política y emocional, en un país donde tantos de los responsables de haber causado tanto daño no han sido llevados ante la justicia. En ese sentido, la insistencia en que el retorno de los refugiados constituiría el pilar fundamental del éxito del Acuerdo de Dayton[3], aunque esté evidentemente destinado a garantizar la protección de los refugiados retornados, podría interpretarse como que tiene un subtexto más sutil e insidioso. En la Bosnia-Herzegovina post conflicto y en sus inmediaciones, donde los gestos de reconciliación significativos por parte de los perpetradores son pocos y espaciados en el tiempo, el Anexo 7 pone el foco sobre la víctima. Ellos están ya muy familiarizados con el síndrome del superviviente. Al poner tanto énfasis en su retorno y en el de otros en su situación, se corre el peligro de aumentar la carga emocional de aquellos cuya resiliencia ya se ha puesto a prueba no sólo por el horror de la guerra en sí sino también por el considerable estrés que a veces produce la experiencia de migrar.

Entre los refugiados de Bosnia-Herzegovina a los que entrevisté en el transcurso de mi estudio,[4] el tiempo medio para tomar una decisión sobre su estatus migratorio era de siete años; los que más tiempo habían esperado lo habían hecho durante trece años[5]. Los entrevistados hablaron acerca del intenso sentimiento de desplazamiento físico y emocional al darse cuenta de que, después de haber tenido que dejar sus hogares y que éstos fueran totalmente bombardeados o incendiados o de haberse visto obligados a renunciar a cualquier derecho sobre su propiedad, lo que les ofrecían en el país de “refugio” era temporalidad e incertidumbre. Estas personas se enfrentaban a años de estar en el limbo sin derecho al trabajo o sin la documentación necesaria para facilitarles el retorno provisional sin hacer que peligren sus solicitudes de asilo. 

Se podría argumentar que al considerar el retorno de los refugiados como esencial para el futuro de Bosnia-Herzegovina paradójicamente se corre el riesgo de pasar por alto los derechos de aquellos refugiados más vulnerables. Después de todo sería difícil subestimar el efecto acumulativo y corrosivo que tendría sobre la salud mental y emocional de un refugiado que, tras sobrevivir a la guerra y a sus réplicas y al sistema de inmigración del Reino Unido, se ve luego culpable emocionalmente por el argumento de que “el retorno de los refugiados es vital para Bosnia”.

Aunque la implementación del Anexo 7 resulta crucial para la protección de los derechos de aquellos refugiados y desplazados internos que sí desean regresar, es importante que se reconozcan los derechos de los que han decido establecer su hogar en otro sitio. Aceptar la decisión de estos refugiados de no regresar supondría un avance en el reconocimiento y respeto de la “voluntad” de los refugiados; algo que, lamentablemente, tan a menudo suele faltar en los estudios sobre migraciones forzadas[6].

 

Gayle Munro gayle.munro@salvationarmy.org.uk

Director de investigación, el Ejército de Salvación. www.salvationarmy.org.uk

El contenido del presente artículo no refleja necesariamente la postura del Ejército de la Salvación.



[1] Véase el número 51 de Revista Migraciones Forzadas (que se publicará en diciembre de 2015) sobre “Destino: Europa”. www.fmreview.org/destination-europe

[2] Dahlman C. and Tuathail G. Ó. (2005) ‘The legacy of ethnic cleansing: The international community and the returns process in post-Dayton Bosnia-Herzegovina’ [El legado de la depuración étnica: la comunidad internacional y el proceso de retorno tras el Acuerdo de Dayton sobre Bosnia-Herzegovina], Political Geography (Geografía política) 24(5): 569-599. www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0962629805000223

[3] Véase por ejemplo ‘Albright urges Bosnian refugee return’ [Albright urge al retorno de los refugiados bosnios], BBC News, 31 de agosto1998 http://news.bbc.co.uk/1/hi/world/europe/161970.stm y ‘Bosnia: Dayton will collapse unless refugees return’ [Bosnia: Dayton caerá a menos que los refugiados regresen], noviembre de 1997 http://refugeenews.tripod.com/nov97bosnia.htm

[4] El estudio en el que se basa el presente artículo fue llevado a cabo en 2008-13 mientras el autor era doctorando en el Departamento de Geografía del University College London. Los participantes en el estudio llevaban viviendo en Reino Unido una media de 15 años en el momento del proyecto; la inmensa mayoría habían llegado entre 1990 y 1995.

[5] A algunos se les concedía la condición de refugiados mientras que a otros se les ampliaba la protección provisional y finalmente se les concedía permiso para quedarse permanentemente.

[6] Turton D. (2003) ‘Conceptualising Forced Migration’ [La conceptualización de la migración forzada], RSC Working Paper No 12, Centro de Estudios para los Refugiados, Universidad de Oxford. www.rsc.ox.ac.uk/publications/conceptualising-forced-migration

 

 

 

Renuncia de responsabilidad
Las opiniones vertidas en los artículos de RMF no reflejan necesariamente la opinión de los editores o del RSC.
Derecho de copia
Cualquier material de RMF impreso o disponible en línea puede ser reproducido libremente, siempre y cuando se cite la fuente y la página web. Véase www.fmreview.org/es/derechos-de-autor para más detalles.