Hacer las preguntas correctas al investigar acerca del bienestar psicosocial

Los nuevos estudios de investigación tratan de abordar la falta de base empírica de muchos de los programas psicosociales sobre los traumas de la posguerra en la región occidental de los Balcanes. 

El trabajo psicosocial realizado por profesionales internacionales y autóctonos de la salud mental se ha convertido en un aspecto estándar y extendido en la respuesta humanitaria a los traumas de la guerra en Bosnia-Herzegovina, Croacia y Kósovo durante la década de los noventa. Los programas internacionales en la región suelen promover la creencia de que todas las personas desplazadas por la guerra están traumatizadas y que las intervenciones psicosociales externas son esenciales. La eficacia de dichas intervenciones se da por sentada y, sin embargo, escasean los estudios empíricos sobre esa materia.

Durante la guerra, la escasez de recursos para la investigación dejó poco espacio para la recopilación de datos o para el estudio de sus repercusiones. Tras el cese de las hostilidades la tendencia se ha mantenido. Además, los intentos de realizar un estudio global sobre el campo de la salud mental suelen fracasar debido a la creciente desconfianza por parte de los autóctonos, en especial hacia las organizaciones extranjeras y las no gubernamentales. Los servicios de salud mental y tratamientos de posguerra en Bosnia-Herzegovina rara vez se centran en los desplazados de guerra y en los retornados como grupos objetivos específicos. En su lugar se considera que toda la población civil es vulnerable y que está traumatizada e incapacitada, pero sin haber llevado a cabo ningún tipo de investigación sistemática sobre su resiliencia y bienestar general.

Los estudios que abordan la salud mental de las personas desplazadas por la guerra en la región se han enfocado principalmente al conjunto de la población más que en sectores concretos y han ignorado cuestiones de resiliencia.

La salud mental de los desplazados de guerra y retornados

Los problemas de salud mental siguen siendo prominentes en Bosnia-Herzegovina, Serbia y Kósovo. Según el proyecto UP.S.TREA.M[1] de la UE, el número de personas con problemas de salud mental en esos países supera la media de la Unión Europea, y sus causas tienen que ver con dos décadas de estrés provocado por la guerra, las tensiones étnicas y la pobreza, y con la falta de organización en el sector de la salud mental.

A tenor de este hecho y de la falta de investigación científica sobre el estado actual del bienestar psicosocial entre los colectivos sociales marginados, un equipo de investigación multidisciplinar formado por 18 investigadores de tres países (Serbia, Kósovo y Bosnia-Herzegovina) liderados por el equipo de la Universidad de Sarajevo[2] y financiado por el Programa de Promoción de Estudios de Investigación Regionales de la Universidad de Friburgo, está llevando a cabo un estudio sobre la salud psicosocial entre las mujeres desplazadas por la guerra. La investigación pretende ofrecer datos acerca de las conexiones entre la migración y la salud mental en una sociedad de posguerra que además esté sometida a una transición sociopolítica más amplia.

El trabajo de mejora de la salud mental en la Bosnia-Herzegovina de posguerra ha implicado a diversas partes interesadas a distintos niveles así como el trabajar con distintos grupos destinatarios, pero todavía no se ha integrado en los mecanismos de provisión de servicios gestionados por el Estado. Colectivos concretos como el de las mujeres víctimas de violaciones durante la guerra, algunas de ellas desplazadas, han sido objeto de este trabajo, pero el sistema oficial suele ignorar a los migrantes forzados. A lo que hay que sumar los grandes problemas de la financiación y de la realización del estudio, y de la evaluación de las pruebas empíricas.

Según la actual reforma del sector de la salud mental, las nuevas estrategias de trabajo pretenden implicar a los servicios sociales en la protección y promoción de la salud mental de los ciudadanos en general, y de los retornados y las personas desplazadas en especial (como colectivo marginado y vulnerable).[3] Mejorar la inclusión social es uno de los requisitos clave para armonizar el desarrollo social de Bosnia-Herzegovina con los estándares de la UE. La inclusión social necesita la alianza a todos los niveles de los Gobiernos, las instituciones públicas y la sociedad civil pero esto está siendo una tarea ardua en un país que sufre de un exceso de centros de toma de decisiones administrativas y políticas (14 niveles de órganos de toma de decisiones nacionales que están sujetos a las condiciones impuestas por actores externos como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y la UE). Sin embargo, los nuevos centros de salud mental (surgidos a raíz de la reforma) podrían ofrecer unos servicios más adecuados ya que pretenden trabajar mejor mediante equipos multidisciplinares y cooperación entre sectores[4].

Un contexto social más amplio

Debido a la compleja situación socioeconómica de Bosnia-Herzegovina, el estudio financiado por el Programa de Promoción de Estudios de Investigación Regionales[5] está pasando de una perspectiva de salud clínica individual a una más compleja dimensión social de la comprensión del proceso de reintegración de las personas desplazadas y retornadas en relación con sus experiencias de guerra y de la situación socioeconómica que prevalece en el país. Y así están saliendo a la luz diferencias generacionales importantes, patrones de género y discrepancias entre los habitantes de las zonas rurales y urbanas, y las evaluaciones sobre la salud mental se están trabajando en un contexto social más amplio, lo que inevitablemente tendrá repercusiones sobre el bienestar psicosocial global de las personas.

Mediante el análisis empírico de casos cruzados en Bosnia-Herzegovina, Serbia y Kósovo, el proyecto está abordando los siguientes objetos de investigación: ¿De qué manera la experiencia de la violencia entre etnias, el desplazamiento a gran escala por culpa de la guerra y la transición prolongada afectan a la salud psicosocial de las migrantes forzadas en cada uno de los tres entornos? ¿Cuál es el estado de su bienestar psicosocial, incluyendo factores de aflicción y resiliencia, en estos desafiantes entornos sociales? ¿Cuál es la naturaleza del respaldo psicosocial, tanto público como no gubernamental, oficial y extraoficial, que se ofrece a este sector de la población? ¿Qué se debería hacer para abordar las necesidades psicosociales detectadas y para llenar las lagunas entre las políticas y los programas que ya existen? ¿Qué buenas prácticas (si las hubiera) podrían aplicar las autoridades competentes y las diferentes partes interesadas a nivel nacional, regional e internacional para mejorar las prácticas y el acceso a los servicios psicosociales?

Conclusión

Para que unas políticas sean sólidas y eficientes es imprescindible que dispongan de una buena base empírica. Sólo con eso y con las profundas perspectivas que surgirán de la evidencia será posible: determinar la mejor forma en la que las políticas y programas gubernamentales pueden asistir a las poblaciones destinatarias; llevar a cabo un seguimiento de la efectividad en el uso de recursos; fomentar el aprendizaje y el desarrollo en la zona; y respaldar a las partes interesadas en sus respectivos roles y responsabilidades.

Ese estudio implica la creación de una red entre partes interesadas con diferentes antecedentes profesionales y académicos en toda la región y a nivel internacional que ayudaría a establecer y a desarrollar una plataforma interdisciplinar y transdisciplinar para el beneficio a largo plazo de otras investigaciones sobre migración forzada en la región.

A raíz de la experiencia que adquirimos en la posguerra de Bosnia-Herzegovina destacaríamos el modo en que la provisión de un servicio psicosocial para las poblaciones desplazadas y retornadas debería basarse siempre en amplios estudios con base empírica. Sólo entonces afectará directamente a la calidad de vida de las mujeres retornadas, de las personas desplazadas internas y de los refugiados.

 

Selma Porobić porobics@fpn.unsa.ba

Directora, Centro de Estudios para los Refugiados y Desplazados Internos, Universidad de Sarajevo. www.cesi.fpn.unsa.ba/en/



[1] UPdate of Socializing and TREAtment in Mental health [Actualización de la socialización y el tratamiento en la salud mental], en el que participan Cáritas Italiana en Serbia y Association Fenix en Bosnia-Herzegovina.

[2] En asociación con equipos de investigación serbios y kosovares.

[3] Estrategia de Inclusión Social de Bosnia-Herzegovina (2008-13). El Gobierno de Bosnia-Herzegovina está trabajando en la actualidad en dos documentos estratégicos: la Estrategia de Desarrollo del País y la Revisión a medio plazo de la Estrategia de Inclusión Social.

[4] El Proyecto de Salud Mental en Bosnia-Herzegovina, respaldado por la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación y los cantones suizos de Ginebra, Jura, Berna y Friburgo ha completado su primera fase (2010-13) y ya ha entrado en la segunda.

[5] Titulado Engendering Forced Migration, Socio-political Transition and Mental Health in BiH, Serbia and Kosovo [Los detonantes de las migraciones forzadas, la transición sociopolítica y la salud mental en Bosnia-Herzegovina, Serbia y Kósovo]. Si desea más información, visite la página web www.cesi.fpn.unsa.ba

 

 

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