Salud en riesgo en las instalaciones de detención migratoria

Desde 2004, Médicos Sin Fronteras (MSF) ha proporcionado apoyo médico y psicosocial a los solicitantes de asilo y migrantes retenidos en diferentes centros de detención de inmigrantes en toda Europa (en Grecia, Malta, Italia y Bélgica), donde la vida, la salud y la dignidad humana de las personas vulnerables se ponen en riesgo.

 

Los países de altos ingresos han ido adoptando políticas y prácticas migratorias cada vez más restrictivas en la última década, incluyendo la detención sistemática de migrantes y solicitantes de asilo indocumentados. Tales políticas también son implementadas ahora por países de ingresos medianos y bajos (por ejemplo, Mauritania, Libia, Sudáfrica y Turquía). En algunos casos, los centros de detención en realidad están financiados por los países vecinos de ingresos altos (por ejemplo, España financia los centros de detención de inmigrantes en Mauritania o la Unión Europea financia los centros de detención migratoria en Turquía y Ucrania).

Muchos solicitantes de asilo y migrantes llegan en un estado de salud relativamente bueno, a pesar de su difícil viaje. Sin embargo, una vez en detención, su salud se deteriora pronto, en parte debido a las deficientes condiciones de detención. Los problemas recurrentes observados por los equipos de MSF incluyen el hacinamiento; no separar hombres, mujeres, familias y menores no acompañados; la precaria higiene y la falta de instalaciones sanitarias; la mala calefacción y ventilación. El centro de acogida con frecuencia era deficiente, algunas personas estaban detenidas en contenedores, en habitaciones con ventanas quebradas o incluso al aire libre, durmiendo en colchones mojados sobre el suelo. Además, los detenidos tenían muy poca o ninguna posibilidad de pasar tiempo al aire libre. En casi ninguno de los centros de detención había instalaciones para el aislamiento de pacientes con enfermedades contagiosas.

Las enfermedades más frecuentes estaban ligadas a la falta de atención médica sistemática y/o preventiva.[1] Los problemas respiratorios con frecuencia estaban vinculados a la exposición al frío, el hacinamiento y la falta de tratamiento de las infecciones. Las enfermedades de la piel como la sarna, las infecciones bacterianas y fúngicas reflejan el hacinamiento y la mala higiene. Los problemas gastrointestinales como gastritis, estreñimiento y hemorroides pueden ser el resultado de la mala alimentación, la falta de actividad y el alto nivel de estrés. Los trastornos musculoesqueléticos fueron relacionados entre otras cosas con el espacio y ejercicio limitados y un ambiente frío e incómodo.

“Lo que vemos todos los días en el interior de los centros de detención no es fácil de describir. En la estación de policía de Soufli, que tiene espacio para 80 personas, hay días en que están detenidos más de 140 migrantes. En Tychero, que tiene capacidad para 45 personas, contamos a 130. En Feres, con capacidad para 35 personas, anoche distribuimos sacos de dormir a 115 migrantes detenidos. Una mujer que tenía un grave problema ginecológico nos dijo que no había espacio para dormir y no tuvo otra opción que dormir en los baños. En el centro de detención de Fylakio, varias celdas se inundaron con aguas residuales de los inodoros dañados. En Soufli, donde se sabe que los inviernos son severos, la calefacción no funciona y no hay agua caliente. En varios centros de detención vimos a muchos menores no acompañados detenidos en las mismas celdas de los adultos durante muchos días sin que se les permitiera salir al patio.” (Trabajador humanitario de MSF en Evros, diciembre de 2010)

El contexto de la detención plantea importantes desafíos adicionales para los solicitantes de asilo y migrantes con enfermedades crónicas, discapacidad o problemas de salud mental. Los pacientes que ya estaban en tratamiento por una enfermedad con frecuencia tuvieron que interrumpir el tratamiento después de ser detenidos por la falta de acceso a su medicamento y/o por la inadecuada atención médica durante la detención. En los centros donde trabaja MSF, los servicios médicos o eran gravemente deficientes o no se suministraban. Además no existía ningún sistema para identificar y tratar a las personas vulnerables, como personas con problemas de salud crónicos, víctimas de tortura, víctimas de violencia sexual y menores no acompañados y las instalaciones no están adaptadas para ser utilizadas por personas con movilidad reducida.

Impacto en la salud mental

La detención aumenta la ansiedad, el temor y la frustración y puede exacerbar las experiencias traumáticas previas que los solicitantes de asilo y los migrantes sufrieron en su país de origen, durante el viaje o durante su estancia en un país de tránsito. Su vulnerabilidad se ve agravada por la incertidumbre sobre su futuro, la incierta duración de su detención, y la siempre presente amenaza de deportación. Las difíciles condiciones de vida, el hacinamiento, el ruido contante, la falta de actividades y la dependencia de las decisiones de otras personas propician sentimientos de derrota y desesperanza.

En todos los centros de detención un alto porcentaje de los pacientes de MSF menciona experiencias traumáticas anteriores. En Bélgica, en 2006, por ejemplo, el 21% de los pacientes reportó haber sufrido abuso físico antes de su llegada, mientras que muchos informaron haber presenciado la muerte de miembros de la familia o compañeros de viaje. En Grecia en 2009 el 17,3 % de los pacientes buscó ayuda psicológica por experiencias traumáticas. En Malta, el 85 % de los pacientes de MSF que sufrieron problemas de salud mental durante la detención tenía un historial de trauma previo al desplazamiento. Muchos habían visto a personas morir mientras cruzaban el desierto o ahogarse al cruzar el Mediterráneo.

La detención tomó de sorpresa a la mayoría de ellos, ya que tenían expectativas muy diferentes y les fue muy difícil manejar el hecho de estar restringidos en celdas frecuentemente hacinadas, con ninguna o pocas posibilidades de salir al aire libre y sin un espacio privado en absoluto. La detención fue el factor desencadenante de dolencias relacionadas con la salud mental de más de un tercio (37%) de los migrantes, de acuerdo con los síntomas registrados en los pacientes de MSF en los centros de detención migratoria de Grecia durante el periodo 2009-10. Se diagnosticaron síntomas de depresión o ansiedad en la mayoría de los pacientes de todos los centros donde MSF intervino.

A pesar de estas obvias necesidades de salud mental, la mayoría de los centros de detención donde MSF tuvo que intervenir carecía completamente de servicios de salud mental. Aún cuando se establecieron servicios de atención en salud mental, éstos eran insuficientes y no se adaptaban a las necesidades específicas de los migrantes y solicitantes de asilo, por ejemplo, no contaban con un servicio de interpretación.

Conclusión

Trabajar en entornos cerrados como las prisiones o los centros de detención plantea desafíos éticos para las organizaciones humanitarias, debido al riesgo de ser percibidas por los detenidos como cómplices del sistema de detención. Así, este trabajo requiere un alto nivel de responsabilidad y vigilancia para salvaguardar los intereses de la salud física y mental de los pacientes, en un contexto donde las operaciones dependen completamente del consentimiento del Estado. Es esencial negociar y mantener el acceso a estas instalaciones (que suelen están cerradas al escrutinio externo), como lo es la posibilidad de generar conciencia a través de la promoción pública de las consecuencias humanitarias y en la salud de las políticas migratorias restrictivas.

Con base en la experiencia operativa de MSF, sólo podemos concluir que la detención de inmigrantes socava la dignidad humana y conduce a un innecesario sufrimiento y enfermedades. Debido al desproporcionado riesgo que esto representa para la salud y la dignidad humana de los individuos, es una práctica que debe ser la excepción y no la regla. El uso generalizado y prolongado de la detención de inmigrantes debe ser cuidadosamente revisado por quienes elaboran las políticas en vista de sus consecuencias médicas y humanitarias, y las alternativas deben ser consideradas.

 

Ioanna Kotsioni Ioanna.kotsioni@athens.msf.org es Referente de Migración de MSF en Grecia; Aurélie Ponthieu Aurelie.ponthieu@brussels.msf.org es Asesora Humanitaria sobre desplazamiento en el Centro de Operaciones de MSF en Bruselas; y Stella Egidi Stella.egidi@msf.rome.org es Asesora Médica de MSF en Italia. www.msf.org

 


[1] Datos procedentes de más de 5.000 consultas médicas con migrantes y solicitantes de asilo en centros de detención migratoria de Grecia y Malta entre 2008 y 2011.

 

 

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