El papel del ganado en las relaciones entre los refugiados y la comunidad de acogida

En Sudán del Sur, surgieron tensiones cuando los refugiados llegaron con su ganado, ya que perturbaron las relaciones existentes entre la población local y los pueblos nómadas. Comprender las relaciones entre los tres grupos de personas y su ganado fue clave para encontrar soluciones.

La República de Sudán del Sur se convirtió en el país más nuevo del mundo en julio de 2011, tras separarse de Sudán tras décadas de guerra civil. Sin embargo, la condición de las regiones fronterizas en los estados de Nilo Azul y de Kordofán de Sudán del Sur no quedó completamente aclarada en el acuerdo de paz que dio lugar a la independencia de Sudán del Sur, y ambas regiones presenciaron el resurgimiento de hostilidades en septiembre de 2011. Los bombardeos aéreos y las ofensivas terrestres provocaron que casi 125 000 personas, junto con decenas de miles de reses, ovejas y cabras, del estado de Nilo Azul buscaran refugio al otro lado de la frontera en Sudán del Sur.

Conviviendo en cuatro campamentos en el condado de Maban, en el estado de Alto Nilo, las relaciones de los refugiados con la comunidad local, que los superaban ampliamente en número, en ocasiones han sido difíciles, y el ganado desempeñó un papel importante en los conflictos. Sin embargo, a través de esfuerzos que involucraron al gobierno estatal y local, y a las comunidades locales y de refugiados, los organismos y las organizaciones no gubernamentales (ONG) de Naciones Unidas (ONU) lograron forjar acuerdos entre los varios grupos para reducir las tensiones.

Las personas y sus animales

El pueblo de Maban —la comunidad de acogida en esta área— tiene aproximadamente 45 000 habitantes[i]. Viven en grupos pequeños conformados por viviendas de barro y paja, y cada uno de ellos se conecta libremente con otros, formando lo que a menudo se conoce como aldeas. Casi todas las familias de Maban crían ganado, en general de una a cuatro reses, un máximo de seis cerdos, un máximo de ocho ovejas y cabras, y un máximo de diez pollos, mientras que cerca de dos tercios de las familias de Maban poseen al menos una vaca. Todos estos animales están en libertad, y pueden pastar y buscar alimento durante el día. Si bien el consumo de ganado y de sus productos es mínimo entre las personas de Maban, sus animales desempeñan otros papeles importantes. Se los puede vender por dinero en efectivo o a veces los propietarios los intercambian en una emergencia, y son un componente importante en el pago que realiza la familia del novio a la familia de su futura esposa. El ganado, además del dinero en efectivo, también puede entregarse como una compensación en caso de lesión, asesinato o muerte accidental de un miembro de la comunidad. Los habitantes de Maban también cosechan diversos cultivos en terrenos pequeños ubicados a medio kilómetro o más de sus viviendas para evitar que el ganado que vive dentro de las aldeas y en sus inmediaciones provoque daños.

A mediados de 2012, se estimó que los refugiados del estado de Nilo Azul de Sudán trajeron consigo alrededor de 100 000 reses y 150 000 ovejas y cabras al condado de Maban, aunque a finales de ese año se creyó que la mitad del ganado de los refugiados había muerto, después del estrés provocado por la extensa travesía y la poca habituación a las condiciones climáticas de Maban, que se caracterizan por ser más húmedas. Si bien los refugiados en el condado de Maban provienen de numerosos grupos lingüísticos del estado de Nilo Azul de Sudán, el grupo más grande —y la única comunidad que trajo consigo grandes cantidades de ganado— es el ingessana. En su país de origen, los ingessana dependen de sus animales para la agricultura y el transporte, para obtener leche y carne en ocasiones especiales, como fuente de dinero en efectivo en caso de emergencia, como medio para asegurar una esposa, como indemnización por daños, lesiones o muerte infligidos a terceros, y como símbolo de prestigio social.

Los nómadas bororo —un subconjunto de la población que habla el idioma fulani de Sudán— llevan un estilo de vida completamente nómada, y se trasladan entre el estado de Nilo Azul, Sudán del Sur y Etiopía en busca de terrenos de pastoreo. Los bororo llegan al condado de Maban con sus reses, ovejas y cabras durante el inicio de la estación seca en noviembre, y regresan al norte en mayo porque sus reses no toleran las abundantes lluvias que comienzan en esa época. Los bororo utilizan su ganado de maneras similares a las comunidades ingessana y de Maban, pero dependen casi exclusivamente del ganado para sobrevivir. Con la situación política incierta después de la independencia de Sudán del Sur en 2011, tal vez sólo unos pocos cientos de bororo ingresaron a Sudán del Sur entre noviembre y diciembre de 2013, muchos menos que lo normal; aun así, sus reses continuaban superando en cantidad al ganado de los locales de Maban, y era comparable en número con el ganado que poseían los refugiados.

En marzo de 2014, Veterinarios sin Fronteras (VSF) Alemania estimó que los locales de Maban poseían 20 000 reses, 40 000 ovejas y cabras, y 20 000 cerdos; los refugiados que residían en Nilo Azul eran propietarios de 50 000 reses y 80 000 ovejas y cabras; y los nómadas bororo poseían 50 000 reses y 50 000 ovejas y cabras.

Fuentes de solidaridad

Los pueblos indígenas del estado de Nilo Azul en Sudán y del condado de Maban en Sudán del Sur, si bien son muy diversos en cuanto a los aspectos lingüísticos y culturales, poseen una afinidad cultural, y la solidaridad entre estas comunidades se reafirmó por el sufrimiento mutuo que padecieron ambas durante la larga guerra civil sudanesa. La actitud general del pueblo de Maban hacia los nómadas bororo se puede describir como “cautelosa”. Los bororo son reservados, no suelen hablar ningún otro idioma local y se trasladan libremente, generando no solo admiración, sino también rumores sobre sus estilos de vida[ii].

Sin embargo, esta comunidad es una fuente importante de leche para la población de Maban, cuyo ganado no produce mucha leche durante los meses secos. Los bororo venden la leche en mercados locales y utilizan el dinero en efectivo para comprar esos pocos productos que sus animales no pueden proporcionar, así como ganado adicional. Los nómadas también pagan al gobierno local y a las comunidades derechos de pastoreo en las zonas que atraviesan[iii].

Fuentes de conflicto

La comunidad de acogida de Maban y los bororo: los arreglos de pastoreo entre los bororo y las comunidades locales de Maban están bien regulados por acuerdo establecidos hace mucho tiempo. Los animales de los nómadas son robustos, pero, al igual que el resto de los animales, pueden propagar enfermedades infecciosas entre las comunidades que atraviesan. Sin embargo, la población local de Maban reconoce que los bororo suelen ser más proactivos en el cuidado de su ganado —especialmente porque respetan los plazos de vacunación— que las comunidades locales de Maban y los refugiados, y es por eso que los locales son relativamente indiferentes al riesgo de enfermedad[iv]. Los puntos más amenazantes para los bororo son las implicaciones políticas de la independencia de Sudán del Sur. Los funcionarios de Sudán del Sur en ocasiones han hablado de prohibir que los bororo cruzaran desde Sudán hasta Sudán del Sur, cuestionando así su lealtad política y mencionándolos como un riesgo para la seguridad. Sin embargo, al menos hasta finales de 2014, los derechos de pastoreo que pagaban los bororo en Sudán del Sur fueron consideradas contribuciones demasiado importantes como para perderlas, por lo que su movimiento continuó relativamente sin interrupciones.

La comunidad de acogida de Maban y los refugiados: a pesar de la empatía general de la población de Maban hacia los refugiados de Nilo Azul, las grandes poblaciones humanas y animales de este último grupo inevitablemente crearon tensiones. El problema más grave y más inmediato resultó ser el daño causado por el ganado de los refugiados a los cultivos de las comunidades de Maban. El carácter de subsistencia de la agricultura en la zona significó que la pérdida de estas cosechas representó un riesgo grave de escasez de alimentos. La degradación de las áreas comunes de pastoreo y de las fuentes hídricas en Maban fue otro factor de descontento, que aumentó junto con la cantidad de animales de los refugiados. La poda de las ramas de los árboles para utilizarlas como alimento y la tala de árboles para generar combustible agravó aún más el problema. El hurto de ganado local también se incrementó y se culpó de forma unánime a los refugiados.

Mi propio proyecto, financiado por VSF Canadá y puesto en ejecución por VSF Alemania, se centró en el ganado de los refugiados y en el reconocimiento del hecho de que la pérdida de estos animales a causa de enfermedades haría imposible que los refugiados pudieran reanudar su forma de vida una vez acabada la guerra[v]. Sin embargo, el resentimiento de la población local, en su mayoría legítimo, nos motivó —y a muchos otros organismos— a incluir a la mucho más pequeña población local como beneficiarios junto con los refugiados. Esto se realizó de varias maneras, por ejemplo, mediante el establecimiento de perforaciones, clínicas médicas y programas de vacunación y tratamiento de animales en el ámbito de la aldea. Además, VSF compró y sacrificó ovejas y cabras para reducir la presión demográfica de estos animales, y luego distribuyó la carne, enfocándose en los más vulnerables entre la población local.

Sin embargo, las tensiones se agravaron y las comunidades locales comenzaron a imponer multas considerables a los refugiados propietarios de animales que dañaran los cultivos[vi]. Unas 20 muertes humanas se atribuyeron a enfrentamientos relacionados con daños a los cultivos. Como resultado, para mediados de 2013, los refugiados acordaron de forma mutua trasladar sus rebaños a algunas áreas de pastoreo poco pobladas situadas a 60 kilómetros de distancia de los campamentos de refugiados. En general, el sistema funcionó correctamente. Los animales no producían prácticamente nada de leche, por lo que las familias de refugiados no extrañaban esto, y el hecho de tener a sus animales lejos de los campamentos, en un área designada para ellos por medio de acuerdos con las comunidades locales de Maban, redujo las tensiones de forma significativa. Se aplicaron protocolos de resolución de conflictos en estas zonas. En la aldea de Nueva Gufa, por ejemplo, cuando se dañaban cultivos, el propietario del animal debía pagar una multa. Se establecieron horarios específicos para que los animales locales y los animales de los refugiados bebieran agua en los escasos puntos hídricos. Los resultados positivos sugieren que negociar acuerdos de esta índole en otras situaciones de refugiados y ganado debe tener mayor prioridad en las primeras etapas de una crisis.

Los refugiados y los bororo: las relaciones entre los refugiados y los nómadas bororo se caracterizan por la desconfianza. El uso de la milicia local de Jartum para aplacar rebeliones en numerosas partes de Sudán hizo que los refugiados sospecharan que las unidades militares bororo de carácter irregular luchaban en el estado de Nilo Azul. Para evitar problemas, en 2013 las autoridades de Sudán del Sur ordenaron a los bororo que pasaran lo más al oeste posible de los campamentos de refugiados al ingresar a Sudán del Sur. De esta forma, los bororo mantuvieron su acceso, mientras que el gobierno y las comunidades locales continuaron beneficiándose de los pagos por los derechos de pastoreo y del comercio con los nómadas, pero las oportunidades de conflicto con los refugiados se minimizaron.

Conclusión

Por desgracia, estas relaciones son sumamente vulnerables a los cambios en el entorno político y militar. Cuando la guerra civil se desató en Sudán del Sur en diciembre de 2013, las renovadas rivalidades y las incertidumbres pronto involucraron en conflictos inesperados a los refugiados y a las comunidades de acogida en el condado de Maban. Durante varias semanas, se suspendió la ayuda alimentaria en los campamentos, lo que provocó un aumento en el hurto de alimentos y animales por parte de los refugiados, la venganza subsecuente de los locales, y las muertes de varios pastores encargados del ganado. Los soldados que luchaban en el estado de Nilo Azul regresaron a los campamentos de refugiados para proteger a sus familias, mientras que las comunidades locales formaron una milicia para proteger a las suyas.

Las interacciones de los refugiados con las comunidades de acogida son complejas, y la presencia del ganado hace que sean aún más complicadas. Si bien las tensiones y los conflictos son inevitables, y encontrar un nuevo equilibrio en condiciones tan difíciles es una tarea plagada de desafíos, se puede llegar a acuerdos y compromisos bien pensados ​​para mitigarlos. La rapidez con la que se encontraron e implementaron soluciones eficaces en Sudán del Sur en 2013-2014 ofrece esperanzas de que esto podría lograrse una vez más en el condado de Maban, y que también podría ser posible en situaciones similares en otras regiones. El conocimiento de las culturas implicadas, incluyendo una concienciación informada de la relación entre las personas y sus animales, siempre será un factor clave para comprender las posibilidades de conflicto y la adecuación de las posibles soluciones.

 

Charles Hoots hootsca@yahoo.com

Líder técnico en ganadería, Organización Cultivating New Frontiers in Agriculture www.cnfa.org

 

[i] Según el censo de 2008 de Sudán del Sur.

[ii] Por ejemplo, los bororo tienen la reputación de ser hechiceros muy hábiles.

[iii] Según se informó, el dinero recaudado alcanzó los US$ 5000 en el condado de Maban durante la estación seca 2012-2013.

[iv] Los nómadas compran vacunas principalmente en Sudán y vacunan a sus animales; al depender tanto de su ganado, esta es una buena póliza de seguros para ellos. Durante las épocas normales, las poblaciones locales de Maban se ven privadas de suministros durante medio año y poseen una capacidad de refrigeración limitada o nula para conservar las vacunas; como resultado, no suelen vacunar a sus animales.

[v] El autor trabajó en el condado de Maban desde junio de 2013 hasta mayo de 2014; el programa finalizó en agosto de 2014. Para obtener más información sobre la situación de los refugiados en Maban, consulte el blog del autor en www.animalspeoplepathogens.com/animal-sleeping-sickness-trypanosomosis-an-example-of-the-pitfalls-of-trying-to-control-it/

[vi] Las multas ascendieron a más de US$ 1000 por delito en el campamento Yusif Batil.

 

 

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