Escollos y potencial de las encuestas telefónicas de alta frecuencia durante la COVID-19

Las encuestas telefónicas pueden ser especialmente útiles en épocas —como la pandemia actual— en las que es difícil realizarlas cara a cara, aunque pueden presentar desafíos.

La pandemia de la COVID-19 ha destrozado vidas y medios de subsistencia en todo el mundo. Las personas desplazadas forzosas se encuentran entre las más vulnerables, pero hay pocos datos sólidos que permitan conocer la evolución de sus necesidades a lo largo de la pandemia[1]. Las consideraciones sanitarias limitan las opciones para recopilar datos en este difícil período, y los esfuerzos tradicionales para hacerlo de forma presencial se han pausado por la preocupación por la salud pública y la del encuestador, y debido a las restricciones para viajar, los confinamientos y el distanciamiento físico. Una alternativa es el uso de encuestas telefónicas a través del teléfono móvil. Este enfoque ha demostrado ser útil para recopilar datos en entornos de riesgo, en zonas remotas, en áreas en las que preocupa la seguridad del encuestador, en las que la receptividad hacia las nuevas y cambiantes necesidades es importante, y en contextos en los que es necesario supervisar cómo se están desarrollando las situaciones. También se ha descubierto que producen datos de alta calidad y que son rentables[2].

Ante la pandemia de la COVID-19, el Banco Mundial puso en marcha una serie de sólidas encuestas telefónicas de alta frecuencia (HFPS, por sus siglas en inglés), es decir, de varias rondas, para recopilar datos socioeconómicos en unos 100 países[3]. En colaboración con el Banco Mundial, ACNUR y las oficinas nacionales de estadística, el Centro de Datos Conjunto sobre Desplazamiento Forzado del Banco Mundial y ACNUR[4] está respaldando la integración de muestreo de refuerzo de personas desplazadas en al menos dos rondas de las encuestas telefónicas de alta frecuencia sobre la COVID-19, tanto en curso como por hacer, en más o menos una docena de esos países. Esto permitirá entender mejor los cambios en el bienestar, las vulnerabilidades y las perspectivas de las personas desplazadas a raíz de la pandemia de la COVID-19, y permitirá diseñar mejores respuestas[5].

Aunque las HFPS pueden generar datos cruciales durante la pandemia, existen retos para aplicar este método, especialmente en el contexto de los desplazamientos. Podríamos definir los principales como amenazas a la solidez de la muestra y limitaciones a la información recopilada. Afortunadamente, con previsión y una cuidadosa planificación también hay formas de superar esos retos.

El muestreo

Una encuesta estadísticamente sólida debería ser representativa de una población definida y contar con una muestra lo suficientemente grande como para tener el poder estadístico necesario para detectar diferencias significativas entre grupos o a lo largo del tiempo. Dado que la cobertura telefónica es desigual —debido a la posesión de un teléfono móvil (influida por factores demográficos y económicos), la cobertura de la red o la disponibilidad de energía eléctrica, por ejemplo—, las muestras de las HFPS pueden no ser representativas de la población desplazada a la que se dirigen, lo cual sesga los resultados analíticos. Del mismo modo, el sesgo puede producirse cuando algunos grupos tienen más o menos probabilidades de ser seleccionados para ser encuestados (“infracobertura” o “cobertura diferencial”) o cuando algunos encuestados se niegan a participar (“falta de respuesta”) o se niegan a continuar en rondas posteriores (“abandono”).

Identificar las fuentes específicas de potenciales sesgos es fundamental en los ejercicios de recopilación de datos para maximizar la capacidad de a) prevenir el sesgo mediante el diseño; b) corregirlo mediante la limpieza, la reponderación y el análisis; y c) identificar la dirección del sesgo para facilitar el uso de los datos en la formulación de políticas. Para que los datos de la encuesta sean valiosos hay que identificar e implementar correctamente un marco de muestreo sólido, una estrategia de muestreo y unas ponderaciones analíticas, que son las principales herramientas para evitar el sesgo muestral. Si este persiste en los datos de las HFPS, lo más probable es que estén sesgados al alza, lo que significa que los datos indicarían que la población está mejor de lo que está. Aunque esto fuera así, los datos de las HFPS aún servirían para formular políticas si los resultados observados fueran lo suficientemente bajos como para indicar que la intervención está justificada.

En general, se pueden emplear tres enfoques para construir un marco de muestreo que consistirían en: una encuesta representativa, un listado o la marcación aleatoria de dígitos[6]. Los dos primeros se basan en que exista información detallada en un momento no muy anterior al inicio de la encuesta telefónica. Algunos países tienen la suerte de haber realizado una recopilación de datos a nivel nacional (que incluyera la toma de datos y números de teléfono de las poblaciones desplazadas) de la que se puede extraer una muestra representativa. En otros casos, pueden utilizarse los datos de registro de ACNUR, siempre que estos —en especial los números de teléfono— sean válidos y estén actualizados; sin embargo, faltarían los sectores de población que no se encuentran registrados. Normalmente se puede hacer uso de la información personal para ayudar a obtener una muestra equilibrada, pero (con el fin de mitigar los problemas de protección de datos) al equipo de encuestadores hay que pasarle solo los números de teléfono. El tercer enfoque, la marcación aleatoria de dígitos (utilizando números de teléfono generados al azar), aunque rara vez es rentable o factible para encuestar a personas desplazadas, en determinados casos puede ser apropiada.

Estos tres métodos se utilizan en las encuestas respaldadas por el JDC. En Chad, se está utilizando como marco de muestreo una encuesta representativa a nivel nacional de 2018 que, por primera vez, incluía a los refugiados. En Yibuti y Etiopía, se están empleando datos de registro de ACNUR. Y, en Ecuador, el equipo de encuestadores se asociará (como ya ha hecho anteriormente) con una empresa local de telecomunicaciones para determinar las zonas geográficas y la recopilación de números de teléfono con más probabilidades de pertenecer a venezolanos que se encuentren en el país en calidad de refugiados o similar.

Cuando se dispone de los datos complementarios adecuados, se puede utilizar la “reponderación” para ayudar a corregir los datos de la muestra y recuperar aquellas partes infrarrepresentadas de la población real. Este proceso es complejo y supone un desafío, pero si se aplica adecuadamente puede superar los problemas de abandono, falta de respuesta y cobertura parcial para que la muestra sea una aproximación útil a la población real.

Por supuesto, evitar una muestra sesgada es mejor que corregirla, y los incentivos pueden ayudar. Para la encuesta del Banco Mundial en Ecuador sobre el impacto de la COVID-19 en las poblaciones de acogida y de refugiados se facilitaron unas tarjetas de prepago con cuyo saldo bastó o incluso sobró para abarcar la duración de la encuesta. Al margen de una epidemia, hay otros incentivos, como el suministro directo de teléfonos móviles o pequeños cargadores solares[7].

El diseño y la implementación del instrumento

Hay que tener en cuenta ciertas cuestiones prácticas respecto a las limitaciones potenciales acerca de qué se puede recopilar y en qué cantidad.

Las encuestas deben ser cortas para no cansar a los encuestados, sobre todo cuando se han previsto repetidas interacciones, lo que inevitablemente limita la potencial profundidad y amplitud de la recopilación de datos. Además, la complejidad de las preguntas tiende a reducir la calidad de los datos, especialmente en las encuestas telefónicas. Hay tres opciones para mitigar estas limitaciones al menos hasta cierto punto. Se puede asignar aleatoriamente a diferentes encuestados un módulo distinto de preguntas, mientras que las respuestas de un conjunto común de módulos se utilizan para atribuir los datos de los módulos que faltan por esa azarosidad. Alternativamente, los módulos cuyas preguntas se planteen a la totalidad de la muestra pueden rotar de una ronda de la encuesta a la siguiente, como se hizo en Etiopía al incluir un módulo sobre las nubes de langostas en la segunda ronda de esas HFPS. Este enfoque funciona mejor cuando se incluyen resultados más dinámicos (como la seguridad alimentaria y el empleo) en todas las rondas, y se van rotando resultados más estáticos (como la demografía o los historiales). Por último, en algunos casos es posible utilizar un conjunto más pequeño de preguntas de un módulo largo para imputar una puntuación respecto al resultado global (como en el caso de la pobreza de consumo).

Algunos temas son difíciles de abordar mediante una encuesta telefónica. En general, los temas sobre los que resulta difícil encuestar cara a cara lo son aún más por teléfono, aunque la naturaleza impersonal de una encuesta telefónica podría hacer que para algunos encuestados fuese más fácil hablar de ciertos temas (como los que implican estigma social, como es el caso de la salud mental, la violencia doméstica, la xenofobia o el comportamiento sexual).

La base de pruebas sobre la fiabilidad de las encuestas telefónicas en comparación con las presenciales para las poblaciones desplazadas es todavía bastante incipiente. Sin embargo, varios estudios han concluido que no hay diferencias entre las encuestas realizadas por teléfono móvil y las realizadas por teléfono fijo o entre las encuestas por teléfono móvil y las presenciales[8]. Se espera que el trabajo previsto en Jordania, que contará con el apoyo del JDC, pueda ofrecer perspectivas sobre esta cuestión, ya que la muestra de encuestados se dividirá entre las encuestas presenciales y las telefónicas.

Pese a estos retos, las encuestas telefónicas son, por lo general, más convenientes para recopilar microdatos socioeconómicos que otras opciones a distancia. Si se optara por los SMS se podría contar con una cobertura y un cumplimiento inicial ligeramente mejores, pero los cuestionarios por lo general deberían limitarse a menos de cinco preguntas para no cansar a los encuestados. Las encuestas en papel plantean importantes retos logísticos en un entorno que no cuenta ni con direcciones postales ni con un sistema postal operativo. Las encuestas por Internet generalmente sufren más sesgos muestrales que las telefónicas, ya que requieren de aún más tecnología y es mucho más difícil desarrollar un marco de muestreo sólido. Y todas estas opciones presuponen un nivel de alfabetismo bastante alto, algo que no es un problema en el caso de las HFPS.

Existen varias guías prácticas sobre la implementación de una encuesta telefónica, que abarcan temas como la importancia primordial de la protección de datos y la colaboración con la oficina nacional de estadística[9]. Esa colaboración puede parecer una pérdida de tiempo durante una crisis, pero es importante para ayudar a desarrollar capacidades, fomentar la inclusión de las poblaciones desplazadas en los esfuerzos ordinarios de recopilación de datos a nivel nacional y conseguir que las estadísticas generadas se utilicen en el diseño de un plan nacional de respuesta a la COVID-19 y de recuperación que incluya a las personas desplazadas. Las encuestas telefónicas no son convenientes en todos los casos, pero con una buena estrategia de muestreo y siempre que se disponga de un buen instrumento pueden producir datos fiables.

 

Jeffery C Tanner jtanner@worldbank.org

Economista principal, Centro de Datos Conjunto sobre los Desplazamientos Forzados del Banco Mundial-ACNUR

 

Los conjuntos de datos: abiertos al public
Los conjuntos de datos respaldados por el JDC (y la documentación que los acompaña) sobre las poblaciones desplazadas de aproximadamente una docena de países serán anonimizados y publicados junto con los datos correspondientes sobre las poblaciones nacionales (de acogida). Estarán disponibles públicamente en la biblioteca de microdatos del Banco Mundial con enlaces en la biblioteca de microdatos de ACNUR en https://microdata.worldbank.org
Las reseñas sobre las tendencias halladas en dichos datos se utilizarán en el diálogo con los Gobiernos de los países de acogida para ilustrar los retos a los que se enfrentan estas poblaciones vulnerables durante la pandemia.

 

[1] Banco Mundial (2020) “Highly Vulnerable Yet Largely Invisible: Forcibly Displaced Populations in the COVID-19 Induced Recession”
www.jointdatacenter.org/wp-content/uploads/2020/12/JDC-Paper-Series-on-Forced-Displacement_No.1_Final.pdf

[2] Dabalen A, Etang A, Hoogeveen J, Mushi E, Schipper Y, von Engelhardt J (2016) Mobile Phone Panel Surveys in Developing Countries: A Practical Guide for Microdata Collection, Banco Mundial
https://openknowledge.worldbank.org/handle/10986/24595

[3] Véase el Panel Interactivo de Seguimiento de Alta Frecuencia de la COVID-19 del Banco Mundial www.worldbank.org/en/data/interactive/2020/11/11/covid-19-high-frequency-monitoring-dashboard

[4] Una iniciativa conjunta del Banco Mundial y ACNUR instaurada en 2019 www.jointdatacenter.org

[5] La mayoría de las encuestas incluyen módulos sobre uno o más de los siguientes temas: sanidad; educación; acceso a productos financieros; seguridad alimentaria; consumo (uso de bienes y servicios); inserción laboral (por ejemplo, situación laboral y sector, cambios en los rendimientos del trabajo); WASH/hábitos relacionados con la salud; conocimientos y comportamientos con respecto a la COVID-19, incluidos mecanismos de compensación; y ayuda/asistencia. A esto, el JDC con frecuencia añade un módulo sobre los historiales de desplazamientos y, cuando es posible, sobre las actitudes hacia las poblaciones de acogida/desplazadas.

[6] Himelein K et al (2020) High Frequency Mobile Phone Surveys of Households to Assess the Impacts of COVID-19: Guidelines on Sampling Design, World Bank Group http://documents1.worldbank.org/curated/en/742581588695955271/pdf/Guidelines-on-Sampling-Design.pdf

[7] Etang A y Himelein K (2020) “Monitoring the Ebola Crisis Using Mobile Phone Surveys”, Data Collection in Fragile States; Innovations from Africa and Beyond https://link.springer.com/book/10.1007%2F978-3-030-25120-8

[8]Véase la nota final nº 2.

[9] Véase, por ejemplo, CESPAP (2020) “Engaging with development partners to stand-up COVID-19 rapid assessment surveys: Five tips for National Statistical Offices”, Stats Brief Issue 25 www.unescap.org/sites/default/files/Stats_Brief_Issue25_Jul2020_COVID-19_Rapid_Assessment_Surveys-tips_for_NSOs.pdf
UNICEF (2020) “MICS Plus; A Step-By-Step Guide to Implementation” http://mics.unicef.org/files?job=W1siZiIsIjIwMjAvMDUvMjAvMTMvMTQvMTUvOTkzL01JQ1NfUGx1c19TdGVwX2J5X1N0ZXBfMjAyMDA1MDRfdjNfMjAyMDA1MTJXZWIucGRmIl1d&sha=48d1a324494d8ad7
Programa Mundial de Alimentos (2017) “Conducting Mobile Surveys Responsibly” https://documents.wfp.org/stellent/groups/public/documents/manual_guide_proced/wfp292067.pdf

 

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