El desarrollo de la primera infancia y el apoyo psicológico en Siria

La programación del desarrollo de la primera infancia y el apoyo psicológico debe poder evolucionar con el fin de atender las necesidades cambiantes y responder a los desafíos que surgen.

Desde el comienzo de la crisis siria, los desplazados internos de toda Siria buscaron un refugio seguro en el distrito de Salamíe, al este de la gobernación de Hama, aumentando la población en un 40 % hasta su total actual de 300 000. Muchos de los desplazados —incluyendo niños— sufrían de traumas graves. Los actores humanitarios en la ciudad de Salamíe, incluyendo la Media Luna Roja Árabe Siria (MLRAS) y la Red de Desarrollo Aga Khan (AKDN, por sus siglas en inglés), desplegaron equipos de apoyo psicosocial, pero los encargados pronto se dieron cuenta de que no estaban preparados para abordar la considerable amplitud de las necesidades de salud mental.

 La AKDN, por lo tanto, desarrolló un plan estratégico para brindar apoyo psicosocial completo en el distrito de Salamíe, usando enfoques comunitarios sostenibles a la salud mental y al apoyo psicosocial. Además de la promoción y la generación de conciencia acerca de la salud mental y el apoyo psicosocial en contextos de conflicto, y el fortalecimiento de las capacidades en términos de competencias y cantidad de trabajadores de la salud mental, el plan también incorporó elementos de protección específicamente diseñados para niños. Estos incluyeron la provisión de espacios y apoyo amigables no formales para ayudar a los niños a desarrollar mecanismos de resolución de problemas, así como actividades para ayudar a los adultos a entender el desarrollo psicológico, social, cognitivo, motor y lingüístico de sus hijos.

 Me and My Child in Crisis

 Uno de los elementos clave del plan estratégico fue el programa Me and My Child in Crisis (MMIC), que integró el apoyo psicosocial en la programación bien establecida del desarrollo de la primera infancia (DPI) en la AKDN. En un principio, el programa MMIC se estableció con el objetivo de ofrecer sesiones para padres, donde los padres de desplazados internos y de la comunidad de acogida pudieran reunirse en un espacio seguro y amigable, donde pudieran hablar acerca de sus experiencias traumáticas (como la muerte, pérdida, dolor, conmoción y los desafíos que afrontan al criar a sus hijos en entornos estresantes). Durante las sesiones, se puso de manifiesto que los padres no podían manejar la presión de lidiar con los traumas de sus hijos, además del estrés que ellos mismos enfrentaban; como consecuencia, este grupo de niños estaba cada vez más desatendido y, por lo tanto, más vulnerable.  

Dirigido a padres y sus hijos de hasta ocho años, el programa MMIC buscó introducir los conceptos de DPI y enseñar métodos para brindar apoyo psicosocial a los niños. El proyecto también presentó una oportunidad para facilitar mejores relaciones entre los desplazados internos y las comunidades de acogida, permitiéndoles sentarse a hablar sobre los desafíos de adaptarse a sus nuevas situaciones, en un espacio seguro, junto a personas con las que podían identificarse.

 Los padres aprendieron acerca de aspectos como la importancia del crecimiento y del desarrollo temprano del niño, el desarrollo del cerebro, métodos de “aprendizaje activo”, características de la primera infancia, ventajas de la crianza comprometida, apoyo psicosocial para padres y niños, competencias de comunicación efectivas para niños y la noción de disciplina positiva. En paralelo, se inscribió a los niños en actividades relacionadas. Por ejemplo, se les pidió a los niños que crearan historias que luego se compartían con sus padres, como una forma de que los niños se expresen y que los padres entiendan qué ocurre en la mente de sus hijos. Otro ejercicio fue el “árbol de la seguridad”, donde los niños escribían los nombres de los familiares de confianza como ramas de un árbol, ayudando a sus padres a entender quién exactamente hace sentir a sus hijos más seguros.  

Adaptación para sostenibilidad a largo plazo 

A medida que aumentaba el número de participantes, debía considerarse la sostenibilidad del proyecto a largo plazo. Los administradores del proyecto consultaron las Normas Mínimas de la Red Interagencial para la Educación en Situaciones de Emergencia (INEE, por sus siglas en inglés)[1], dos de las cuales eran particularmente pertinentes al programa MMIC: la combinación de la asistencia en situación de emergencia con la recuperación temprana, y la promoción de las iniciativas educativas comunitarias. Como resultado, el proyecto recurrió a asociaciones de padres y docentes en las escuelas como medio de implementación. Al hacerlo, el proyecto alcanzó a más padres y niños (de desplazados internos y comunidades de acogida), lo que aumentó la conciencia del DPI y la contribución del apoyo psicosocial en las vidas de los niños. Sin embargo, esto planteó varios desafíos.  

En primer lugar, algunos padres no tenían las competencias correctas para entregar la información incluida en los materiales de capacitación, especialmente conceptos específicos de la educación. Además, no todos los facilitadores estaban comprometidos con la capacitación voluntaria, sin incentivo económico. En segundo lugar, los facilitadores conducían las sesiones de MMIC en las escuelas, pero no todas ellas tenían los recursos necesarios, como proyectores, electricidad o calefacción. Y, en tercer lugar, los materiales de capacitación introducían características de la primera infancia para todas las edades hasta los ocho años, pero a los padres de los niños en edad escolar (6–12) los debates sobre el desarrollo del cerebro de lactantes les resultó irrelevante. 

En consecuencia, se simplificó el contenido del proyecto y se capacitó a los facilitadores del MMIC en la enseñanza de temas relacionados a las edades 6–12, mientras que las necesidades de los niños más pequeños fueron abordadas a través de otras iniciativas de la AKDN. Se puso un mayor énfasis en el uso de actividades interactivas para brindar apoyo psicosocial a niños y padres. El proyecto ayudó a los padres a mejorar su conocimiento del DPI y la importancia del apoyo psicosocial, puso los conceptos de DPI y apoyo psicosocial en práctica (por ejemplo, permitir que un niño llore cuando está triste) y crear mejores canales de comunicación con sus hijos (por ejemplo, usar métodos de disciplina positivos). 

Desde su establecimiento, el proyecto presentó otro desafío importante: la falta de participación de los padres varones. Esto se relaciona con una cantidad de factores, incluyendo la creencia de que la madre es la responsable del cuidado del niño, la ausencia física de los padres (muchos de los cuales están combatiendo en la guerra, en la cual muchos otros fueron asesinados) y la creciente presión sobre los hombres para trabajar (dada la situación económica decreciente). Las sesiones de MMIC fueron realizadas por facilitadores que en sí mismos eran parejas casadas, para alentar a los padres a participar como parejas, pero la falta de participación de los hombres continuó. Entre 2014 y 2018, participaron 2216 padres, de los cuales solo 131 eran hombres.

 Avanzar hacia la recuperación 

Cuando disminuyó la intensidad del conflicto armado en 2018, el nombre del proyecto —Me and My Child in Crisis— empezó a percibirse como asociado con una fase de la crisis anterior, particularmente difícil. Por lo tanto, se revisó el contenido de MMIC para ajustarse a la fase de recuperación (aunque no debe olvidarse que continúa habiendo necesidades de apoyo psicosocial muy serias para desplazados internos, repatriados y comunidades de acogida) y se transformó en el programa Reading with Children (RWC, por sus siglas en inglés).

 El objetivo de RWC es sensibilizar a los padres acerca del papel de la lectura en el desarrollo de las competencias lingüísticas de sus hijos y la importancia de establecer hábitos de lectura como parte de la rutina diaria de los niños. También abarca temas de apoyo psicosocial para padres y niños (como la disciplina positiva). El proyecto presta 15 libros de cuentos a los padres para que los lean con sus hijos en el hogar.  

El proyecto también ayuda a los padres a preparar psicológicamente a sus hijos para la escuela a través del calendario del proyecto I Am Ready for School y sumerge a los padres, maestros y niños en actividades interactivas durante la primera semana de escuela, para que los niños se sientan seguros durante su familiarización con los nuevos entornos y con los maestros. Entre marzo y agosto de 2018, 375 niños y 323 padres participaron del programa RWC (aunque la participación de los hombres continúa siendo baja). 

Desafíos y opciones 

Un desafío notable fue asegurar la asistencia continua. Los índices de asistencia para padres y facilitadores en MMIC y RWC fueron inestables. Para mejorar la participación en el programa en contextos donde los recursos económicos de las personas fueron decreciendo, se recomienda fervorosamente ofrecer incentivos. El tipo de incentivo ofrecido puede ser usado en conjunto con otros programas humanitarios y pueden estar basados en la necesidad y adecuados al contexto, ya sea dinero en efectivo, cupones o alimentos, artículos no alimentarios (equipos de agua, saneamiento e higiene, o de invierno) o cestas para niños (que incluyan artículos como libros de cuentos, ropa interior, uniforme escolar y suplementos nutritivos). Brindar incentivos desde el comienzo de un proyecto (en vez de en la mitad) ayudará a asegurar que la entrega de apoyo psicosocial y DPI se mantenga desde el nacimiento hasta la niñez, y en adelante. Aunque la AKDN en Siria realmente no aplicó un enfoque basado en incentivos, a partir de la observación de las experiencias de los actores de todo el mundo que usan dinero en efectivo o incentivos alimentarios, parece ser un abordaje que vale la pena considerar.

 Otra opción que se podría explorar es el uso de tecnología móvil y aplicaciones para facilitar el acceso parental a los productos de DPI. Como se mencionó anteriormente, muchos padres, especialmente los hombres, no pudieron asistir a las sesiones debido a compromisos laborales. Proporcionar plataformas móviles o utilizar aquellas que se usan comúnmente (como WhatsApp o Facebook) podría mejorar la cobertura y el acceso. Por ejemplo: una aplicación gratuita podría ofrecer videos de aprendizaje, mensajes de sensibilización y discusiones grupales interactivas; las páginas de Facebook permiten al personal del programa publicar temas y los lectores pueden debatirlos y formular preguntas; en WhatsApp, se pueden enviar mensajes de sensibilización a los grupos de participantes que pueden, a su vez, reenviarlos; y se puede contratar a proveedores locales de servicios móviles para enviar mensajes SMS acerca de DPI para alcanzar a todos aquellos que viven en ciertas zonas. (La Fundación Aga Khan ya utiliza los mensajes SMS como parte de su campaña de sensibilización sobre la salud). Dichas iniciativas podrían funcionar bien en el contexto sirio, dada la gran cantidad de hogares que cuentan con dispositivos móviles. 

En la actualidad, la AKDN trabaja con actores gubernamentales y no gubernamentales para establecer un marco de DPI nacional. El éxito de la programación del apoyo psicosocial para niños en el distrito de Salamíe durante la crisis se debió, en parte, al hecho de que la programación de DPI estaba bien establecida en esta zona antes de la crisis. Para las comunidades vulnerables al conflicto y los desafíos de salud mental posteriores, la programación de DPI puede, al menos, proporcionar la infraestructura a partir de la cual construir la programación en materia de salud mental y apoyo psicosocial, a fin de ayudar a mitigar y lidiar con las condiciones de salud mental, incluyendo el inicio de traumas graves.

 

Fatima Khaddour fatima.khaddour89@gmail.com

Oficial de proyectos, Fundación Aga Khan en Siria www.akdn.org

[1] Las Normas Mínimas de la INEE articulan el nivel mínimo de calidad y acceso educativo en emergencias hacia la recuperación, presentando mejores prácticas para satisfacer los derechos educativos y las necesidades de las personas afectadas por las catástrofes y las crisis.

www.ineesite.org/en/minimum-standards/translations

 

Renuncia de responsabilidad
Las opiniones vertidas en los artículos de RMF no reflejan necesariamente la opinión de los editores o del RSC.
Derecho de copia
Cualquier material de RMF impreso o disponible en línea puede ser reproducido libremente, siempre y cuando se cite la fuente y la página web. Véase www.fmreview.org/es/derechos-de-autor para más detalles.