La importancia del acceso y la homologación: aprender de la frontera entre Tailandia y Myanmar

La comunidad desplazada en la frontera entre Tailandia y Myanmar lleva mucho tiempo satisfaciendo las necesidades educativas básicas de un gran número de menores. Sin embargo, proporcionar una educación homologada sigue siendo difícil. 

En los alrededores de la zona de Mae Sot, en el oeste de Tailandia, se concentra una gran población de refugiados y otros migrantes que han huido del conflicto, la opresión política o los problemas económicos de Myanmar (pero que no viven en los campos de refugiados). En la década de 1990, los docentes que se encontraban entre la población desplazada comenzaron a crear escuelas informales llamadas Centros de Aprendizaje para Migrantes (MLC, por sus siglas en inglés). Durante años, el Gobierno tailandés amenazó constantemente con cerrar los MLC. Luego, una nueva política de Educación para Todos instituida por el gobierno en 2006 cambió la dinámica entre este y los educadores. El objetivo de la política de Educación para Todos era abrir las puertas de las instituciones educativas tailandesas a todos los menores, con independencia de su condición jurídica o de que estuvieran indocumentados. Su puesta en práctica ha resultado ser un reto, y la realidad es que la mayoría de los menores migrantes no asisten a las escuelas tailandesas.

Iniciativas para la homologación

A lo largo de los años se ha establecido una constructiva colaboración entre la comunidad educativa de los migrantes y los representantes del gobierno tailandés; los diferentes actores implicados se suman a la cada vez mayor conciencia de lo necesario que es proporcionar a los menores una educación homologada con unas calificaciones que puedan ser convalidadas en otros sistemas educativos y que constituyan una vía de acceso para la educación superior. Dado que los MLC no están legalmente reconocidos como instituciones educativas y que muchos docentes carecen de credenciales oficiales para la enseñanza, actualmente solo es posible acceder a la educación homologada a través de unos sistemas gubernamentales (ya sea en Tailandia o en Myanmar) a los que pocos pueden acceder.

Para aliviar esta situación, se están poniendo en marcha numerosas iniciativas; entre ellas, programas para facilitar el traslado de estudiantes de los MLC a escuelas del Gobierno Real tailandés o a la enseñanza oficial en Myanmar. Con respecto a la primera opción, actualmente se espera que todos los MLC impartan clases de lengua tailandesa aunque su implementación sea complicada puesto que las escuelas dependen totalmente de los donantes y no reciben financiación del gobierno. También se anima a los estudiantes a que se matriculen en un programa de educación extraoficial llamado Kor Sor Nor (KSN) de tres años de duración y cuyo objetivo es ponerse al día, originalmente creado para los estudiantes tailandeses que habían perdido la oportunidad de estudiar, pero que ahora se ha abierto a los estudiantes migrantes con el fin de introducirlos gradualmente en la lengua tailandesa y en el currículum educativo del país. Los niños en edad de asistir a la escuela primaria asisten a clases del KSN en los MLC, visitan regularmente las escuelas tailandesas del KSN y, si completan el programa, pueden pasar al sistema escolar oficial tailandés. Los estudiantes mayores asisten directamente a las escuelas del KSN, pero primero necesitan aprender a manejarse en lengua tailandesa.

En los últimos años, el Ministerio de Educación de Myanmar ha establecido un programa similar —el Programa de Educación Primaria No Formal (NFPE, por sus siglas en inglés)— como parte de una reforma educativa más amplia. Los estudiantes migrantes ahora pueden asistir a las clases del NFPE de Myanmar y realizar sus exámenes en los Centros de Aprendizaje para Migrantes de Mae Sot. También se les permite presentarse a los exámenes de las escuelas públicas de Myanmar —para distintos niveles escolares— en los MLC. Tanto los programas de Tailandia como los de Myanmar ofrecen una ventaja fundamental: un historial reconocido de logros académicos.

La comunidad migrante también ha tomado iniciativas independientes para facilitar el acceso a la educación homologada. Por ejemplo, los MLC y las organizaciones comunitarias han colaborado en el desarrollo de exámenes estandarizados para determinados niveles. Estos exámenes y los del Gobierno de Myanmar permiten a los estudiantes obtener certificados que para posteriormente poder trasladarse a las escuelas de Myanmar. En 2016, el Comité Educativo de los Trabajadores Migrantes Birmanos, World Education Thailand y otras partes interesadas en la educación crearon el Marco de Calidad Educativa (EQF, por sus siglas en inglés) como herramienta de evaluación para ayudar a garantizar cierta estandarización y calidad de la enseñanza en la diversa red Centros de Aprendizaje para Migrantes, con lo que las escuelas también se ajustaron más a los estándares pedagógicos tailandeses. Si bien el Ministerio de Educación tailandés desearía que los MLC se unificaran bajo una organización global y que utilizaran las herramientas de evaluación educativa emitidas por el Gobierno de dicho país, ha estado abierto tanto a la diversidad que existe entre los MLC como a su uso del Marco de Calidad Educativa.

Retos

El enfoque del gobierno tailandés demuestra una ambivalencia comprensible hacia la comunidad educativa migrante. Por un lado, niega el carácter oficial de escuela a los Centros de Aprendizaje para Migrantes y no concede a sus docentes permiso legal para que ejerzan la enseñanza. Pero, por otro lado, el Ministerio de Educación ha dotado a los docentes migrantes de tarjetas identificativas y ha actuado como intermediario entre ellos y los funcionarios de inmigración para protegerles de la deportación. Trabaja además para informar a los padres sobre la opción de enviar a sus hijos a escuelas tailandesas y a pesar de que los MLC utilizan cada vez más los planes de estudios de Myanmar, ha mostrado su voluntad de colaborar con ellos y parece ver con buenos ojos la disponibilidad del Programa de Educación Primaria No Formal de Myanmar y del potencial de los alumnos migrantes para entrar en las escuelas de Myanmar. Los funcionarios del Ministerio de Educación de la provincia de Tak también han mediado entre la comunidad educativa migrante y las fuerzas seguridad e inmigración tailandesas, y los menores migrantes nacidos en Tailandia actualmente pueden recibir un carné de identidad con una validez de 10 años que les da más seguridad durante un período de tiempo mayor.

Aunque las iniciativas descritas anteriormente han creado nuevas vías para que los jóvenes migrantes accedan a uno u otro sistema educativo, ninguno de los dos Gobiernos proporciona apoyo financiero. Corresponde a los MLC conseguir los recursos humanos y económicos necesarios recurriendo a los benefactores y las ONG, una tarea titánica en un entorno en el que resulta cada vez más difícil conseguir fondos aunque solo sea para mantener abiertas las puertas de las escuelas.

La comunidad educativa de Mae Sot se enfrenta a muchos otros retos. Bien por razones culturales o porque sus familias suelen tener que trasladarse para trabajar, los menores migrantes no siempre se integran fácilmente en los sistemas educativos oficiales de los países de acogida. El Gobierno tailandés permite a los MLC un cierto grado de libertad para operar, pero limita el acceso a los procesos formales de homologación. El éxito de las nuevas iniciativas se ve a menudo obstaculizado por trabas burocráticas, logísticas y financieras en un país en el que las normas cambian con frecuencia. Si los padres migrantes no tienen papeles suelen ser reacios a matricular a sus hijos en escuelas tailandesas. El desempleo ejerce una presión económica sobre la unidad familiar, y muchos jóvenes abandonan la escuela para trabajar ilegalmente. Por último, no todos los educadores, padres y menores de Myanmar comparten los mismos objetivos y, por lo tanto, no existe una solución única cuando se trata de crear vías hacia una educación homologada.

¿Un cambio de pensamiento y práctica?

A pesar de los obstáculos, las experiencias de la comunidad educativa migrante de Mae Sot muestran que existen oportunidades para ampliar el acceso a la educación homologada. Cuando los Gobiernos trabajan en colaboración con las comunidades educativas migrantes, se puede mejorar tanto la seguridad como las opciones educativas. La política de Educación para Todos supuso un enorme cambio en el pensamiento y las prácticas de los funcionarios del Gobierno tailandés. Aunque no pueden aportar homologación, se ha permitido a los MLC de Mae Sot que impartan educación básica —así como seguridad y apoyo para los menores— y algunos van más allá, por ejemplo, preparando a los jóvenes para los exámenes del Gobierno de Myanmar o para el examen para obtener el Diploma de Educación General (GED, por sus siglas en inglés), reconocido internacionalmente, que les permite, al menos en teoría, ingresar en las universidades. Mucho se ha conseguido gracias a la aceptación de las realidades de esta situación y a la flexibilidad y colaboración entre los educadores, las ONG y el Gobierno.

Pero se podría hacer mucho más. El Gobierno tailandés podría ir más allá y tender puentes entre la comunidad educativa migrante y el sistema educativo oficial basándose en los logros positivos del sistema informal de MLC, como el Marco de Calidad Educativa. En Asia Sudoriental la migración y el desplazamiento forzado tienen implicaciones y consecuencias a nivel regional; si la Asociación de Naciones de Asia Sudoriental (ASEAN, por sus siglas en inglés) creara un marco educativo para toda la región que respaldara la condición jurídica de los Centros de Aprendizaje para Migrantes, el traspaso de expedientes académicos y la certificación de la capacitación y experiencia de los docentes, esto serviría a los intereses de quienes promueven la economía regional y de quienes migran o se ven obligados a desplazarse por la fuerza. Los actores de la sociedad civil, en este caso los educadores, desempeñarían un papel vital en el desarrollo de los estándares y mecanismos para alcanzar estos objetivos, como el desarrollo de un programa de obtención del Diploma de Educación General (GED) de la ASEAN que reemplace al que se utiliza actualmente (que es el programa de obtención del GED desarrollado por Estados Unidos).

Por último, es importante que los Gobiernos aporten financiación si se quieren aplicar eficazmente políticas como la de Educación para Todos o iniciativas transfronterizas, para evitar que funciones de vital importancia sigan dependiendo económicamente de las organizaciones internacionales. En los últimos tiempos se ha reducido drásticamente la financiación de los Centros de Aprendizaje para Migrantes que se encuentran en la frontera porque las ONG y los Gobiernos donantes han recortado los fondos, posiblemente debido a la priorización de otras necesidades que se consideran mayores tanto dentro como fuera de Myanmar. La comunidad educativa migrante en Mae Sot se ha sentido abandonada. La educación de los refugiados y otros migrantes no solo necesita reconocimiento sino también inversión.

 

Mary Purkey marypurkey@gmail.com

Coordinadora, Mae Sot Education Project (Proyecto educativo de Mae Sot) https://maesot.ubishops.ca

 

Megan Irving meg.g.irving@gmail.com

Directora Administrativa, Parami Learning Centre (Centro de Aprendizaje de Parami), Mae Sot www.facebook.com/parami.learningcentre

 

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