Sobrevivir a las dificultades: educación, comercio y desarrollo entre los desplazados somalíes

La iniciativa empresarial privada y la diáspora desempeñan un importante papel apoyando a las personas desplazadas en situaciones frágiles de desgobierno. Estas también son valiosas ayudando a que esas situaciones salgan de la fragilidad.

Los territorios somalíes están comenzando a emerger de posiblemente el período más difícil de su historia. Durante dos décadas, grandes áreas de la región han pasado dificultades por la ausencia de una infraestructura estatal reconocible y por las periódicas sequías, como la de 2011, que han dejado a millones de personas sufriendo la escasez de alimento y agua. Pero también ha surgido otra historia, una de resiliencia e ingenio frente a estas dificultades. Las remesas de la diáspora somalí han ayudado a sostener una economía que en muchos sectores, como la ganadería, la construcción y las telecomunicaciones, es sorprendentemente boyante.

Si bien estos progresos son alentadores, todavía queda mucho camino por recorrer. La ONU calcula que actualmente hay 1,4 millones de personas desplazadas internamente (PDI) en todos los territorios somalíes y cientos de miles de refugiados somalíes en Kenia, Etiopía y otros lugares. Debido a que comienzan a mejorar las condiciones para comunidades más consolidadas, el temor es que estos grupos vulnerables puedan ser olvidados.

Salvo en casos inevitables de tensión y resentimiento, las comunidades residentes generalmente han recibido a estos grupos desplazados con compasión y les han ayudado a instalarse. Tal caridad está profundamente arraigada en la cultura somalí y atraviesa brechas regionales y de otros tipos. Facilitar la integración de los desplazados internos es fundamental para una solución sostenible al problema, y ​​reforzar la cultura y los valores comunes es una importante parte de ese proceso.

La historia de mi familia y la empresa que creé, Dahabshiil, está estrechamente relacionada con la historia de la migración en los territorios somalíes y con el crecimiento del sector de las remesas que acompañó el movimiento masivo de millones de personas. En medio de los disturbios de la década de 1980 mi familia estuvo entre los cientos de miles que huyeron a Etiopía, abandonándolo todo. Con el tiempo, empezamos a usar la red de contactos que teníamos para ofrecer las indispensables transferencias de dinero y otros servicios a los refugiados.

Existen muchos ejemplos de este tipo en las actuales comunidades desplazadas. Una y otra vez, los refugiados y los desplazados internos han demostrado que no sólo tienen que ser actores pasivos en espera de ayuda. Los negociantes que llegan a los campamentos con frecuencia comienzan a comerciar de nuevo; en el campamento de refugiados de Dadaab, en la provincia Nororiental de Kenia hay herreros, sastres, vendedores de frutas y muchos otros que se ganan la vida a pesar de las dificultades. En algunas de las regiones más estables y prósperas dentro de los territorios somalíes, muchos desplazados internos se han integrado exitosamente en las comunidades de acogida al convertirse en parte de la economía productiva. Ahora que la situación política y de seguridad está mejorando, una mejor coordinación de los esfuerzos de ayuda, junto con una gobernanza más fuerte y un entorno empresarial más activo, deben ayudar a las personas desplazadas en esas regiones. Estos avances constituyen la principal diferencia entre el pasado y el presente en términos de la condición y las perspectivas de la población móvil.

Las agencias de ayuda en algunos casos han implementado programas que están dirigidos específicamente a la rehabilitación e integración de los desplazados internos – empleando a personas vulnerables y capacitándolas para abordar las necesidades de la comunidad, como la reconstrucción de carreteras, la recolección de basuras y la mejora de los sistemas de riego. Otras iniciativas han incluido la asignación de ganado, ofreciendo una fuente de ingresos, así como alimento a los beneficiarios, algunos de los cuales han conseguido micro subsidios que les han permitido crear pequeñas empresas. Otros programas se han centrado exclusivamente en la capacitación y la formación profesional. En muchos esfuerzos como estos, Dahabshiil se ha asociado y ha apoyado a las ONG y las agencias de la ONU, operando como un banco y un conducto para las remesas, y en algunos casos financiando directamente proyectos – sobre todo de salud y educación.

Tal vez la forma más poderosa de mejorar la situación de las personas desplazadas es mediante la educación. Frecuentemente los más pobres de la sociedad son los más vulnerables a los desplazamientos y, una vez desplazados, sus posibilidades de alcanzar un nivel básico de lectura, escritura y matemáticas se reducen aún más. Proyectos como el de Africa Educational Trust (AET), que educa a mujeres y niños en 16 campamentos de desplazados internos, tienen como objetivo romper este ciclo. En Dadaab, una asociación canadiense-keniana está abriendo un campus de la Universidad Keniata, siendo ésta la primera institución de educación superior que funciona en un campamento de refugiados. El objetivo del proyecto es reducir la brecha entre el mundo exterior y los habitantes del asentamiento de refugiados más grande del mundo, y prepararlos para el retorno a sus lugares de origen.

Los estudiantes con mejores conexiones, tanto en Dadaab como en las iniciativas educativas en los territorios de Somalia, han podido recurrir a la ayuda de familiares en el extranjero; el apoyo a la educación ha sido una de las principales formas en que la diáspora ha contribuido con los esfuerzos de desarrollo más amplios, más allá de lo directamente comercial. Los somalíes de la diáspora sienten una fuerte conexión con su tierra natal y son impulsados ​​por esto y por las costumbres somalíes cuando envían remesas a sus familiares que se encuentran desplazados.

Remesas

Hemos sido testigos de cómo la evolución de los patrones de envío de remesas ha reflejado las diversas fases de la migración que la región ha vivido a lo largo de los años. Los primeros migrantes somalíes que trabajaban en el Golfo estaba comparativamente bien conectados y educados, y en esos días la mayoría de las entradas de capital fue invertida. Un sistema comercial de transferencia de remesas, conocido como franco valuta, evitó los estrictos controles de divisas y permitió la importación de materias primas que alimentó el crecimiento industrial. Más tarde, la guerra civil provocó una migración mucho más numerosa y extendida, involucrando a sectores más amplios de la sociedad somalí. Las remesas para apoyar a la familia comenzaron a superar aquellas con fines comerciales y no tardaron mucho en superar a las ayudas humanitarias y para el desarrollo combinadas. La reciente mejora en el clima de negocios ha significado que una vez más vaya en aumento la proporción de fondos utilizados para la inversión.

El ingreso de remesas ha sido crucial para sostener el consumo y así mantener las condiciones para que la economía pueda crecer, creando oportunidades para que los más pobres se ganen la vida. A medida que el sector de las remesas se ha expandido, ha ido incorporando la más reciente tecnología de la información y la comunicación (TIC). La revolución de la banca móvil en el oriente de África ha sido bien documentada y en el entorno actual el volumen de remesas transferidas a una determinada  región depende en gran parte en la calidad de las telecomunicaciones allí existentes. Por casualidad, el sector de telecomunicaciones de Somalia experimentó un espectacular auge en los años posteriores a la caída del gobierno central, cuando un nuevo mercado competitivo (ayudado considerablemente, hay que decirlo, por la falta de regulación en ausencia de un Estado operante) permitió la proliferación de los que ahora son algunos de los servicios móviles más baratos y más fiables de África.

El número de abonados móviles en los territorios somalíes ahora ronda los millones. Las conexiones a red fija, en comparación, son relativamente pocas. El acceso a Internet también se está extendiendo. Abandonar el cable de cobre y pasar directamente a las conexiones móviles e inalámbricas es uno de los ejemplos más conocidos del fenómeno de “salto” tecnológico en el mundo en desarrollo, por el cual las fases obsoletas del desarrollo industrial se evitan por completo. Si bien claramente sigue existiendo una urgente necesidad de instituciones formales más fuertes y de gobernanza, estos progresos parecen destinados a establecer el desarrollo de nuestra infraestructura financiera en una trayectoria diferente. Conociendo las crecientes sinergias entre ambos sectores, muchos operadores de transferencia de dinero en el Cuerno de África, como nosotros, han realizado adquisiciones estratégicas en el sector de las TIC, permitiéndoles ampliar los servicios a las personas que tradicionalmente han carecido de acceso a servicios financieros, pero que ahora poseen o comparten un teléfono celular.

Existen muchos tipos diferentes de desplazamiento dentro de los territorios somalíes y los diferentes grupos tienen necesidades y prioridades distintas. Ahora que la estabilidad está retornando en toda la región, los esfuerzos de colaboración deben ser redoblados para impulsar la alfabetización, la capacitación y el empleo, y para ofrecer no sólo a los desplazados internos, sino a las comunidades pobres en general, las herramientas que necesitarán para contribuir a la recuperación.

Trabajando con las ONG y el gobierno local, los grupos de la diáspora pueden desempeñar un importante papel en ese proceso. La magnitud y extensión de su diáspora han hecho que la sociedad somalí moderna tenga una de las mentalidades más globales de África. La constante entrada de capital financiero y humano ha sido enormemente importante para el desarrollo del sector privado. La rehabilitación de Mogadiscio – con el auge de la construcción financiado por la diáspora, una ola de nuevas empresas y la introducción de Internet inalámbrico por empresarios jóvenes que llegan de Europa y los EEUU – es quizás el mejor ejemplo actual de esto. Antes de que la recuperación estuviera en marcha, existía el temor de que la próxima generación de somalíes en el extranjero olvidaría sus raíces, pero los migrantes están regresando y traen a sus hijos, reforzando la creciente sensación de renovación de la esperanza y la confianza. Aún quedan muchos retos por afrontar, pero si podemos mantener la ventaja, los últimos dos años bien podrán ser recordados como el momento en que la situación finalmente cambió.

 

 

Abdirashid Duale es el Director Ejecutivo de Dahabshiil www.dahabshiil.com. Es considerado uno de los 50 africanos más influyentes según The Africa Report. Para obtener más información, por favor escriba a info@dahabshiil.com

 

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