Fuera de nuestro mandato

Cuando las organizaciones laicas están respondiendo a las necesidades de las personas desplazadas, es posible que las prácticas y las necesidades religiosas de las comunidades no estén en lo alto de la lista de cosas a tomar en consideración. De hecho las organizaciones laicas pueden tener dificultades para reconocer la importancia de la religión en la vida y en la muerte.

Los Tigres de Liberación del Eelam Tamil expulsaron a finales de 1990 a todos los musulmanes que residían en la provincia del Norte, en Sri Lanka. Muchos de ellos son ahora desplazados internos que partieron hacia la zona de Puttalam, en la costa oeste, donde la organización laica Oxfam asumió gran parte de la tarea de crear campos con el Gobierno local en los que se ofreciera, entre otras cosas, materiales de refugio.

Los materiales para techado y paredes más fáciles de conseguir y más comunes se llaman cadjans y son las hojas de un tipo de palmera autóctona que se utilizan para construir una especie de choza impermeable. No obstante, dado el lluvioso ambiente y la profunda capa freática, también se ofrecían rollos de revestimiento de plástico recortables a modo de lonas para cubrir el suelo. Se calcularon las cantidades según el número de chabolas y el área que ocupaban, y a los desplazados internos les dieron instrucciones sobre cómo cortar los revestimientos y repartirlos para su uso en cada chabola. Sin embargo, cuando fui a supervisar la distribución en uno de estos asentamientos me encontré con que una parte importante del revestimiento se había destinado para cubrir el suelo de la mezquita (que había sido construida, al igual que las chabolas, con postes que habíamos aportado y cadjans). Como responsable, mi reacción fue decirles que no podíamos aportar revestimientos para la mezquita, puesto que habían sido donados para su uso en viviendas.

Como ha pasado tiempo me cuesta recordar con exactitud mis argumentos y los de la comunidad de desplazados internos pero entre los míos se encontraban el “hecho” de que como organización laica no se encontraba entre nuestras competencias el ayudar a la construcción de un lugar dedicado al culto religioso sino sólo alojamientos, y la objeción era que la mezquita era para uso exclusivo de los hombres y niños y no para toda la comunidad, mujeres y niñas incluidas.

Fueran cuales fueran sus argumentos, al final “ganaron” tanto por el hecho de que ya estuviera construida como porque no conseguí convencerles de lo contrario. Pero en cualquier caso todos estábamos de acuerdo en que nos interesaba seguir llevándonos bien y seguir trabajando, no sólo en la asistencia inmediata sino también en el desarrollo de la nueva organización de desplazados internos que estaban creando.

Recuerdo que informé a mis superiores de lo ocurrido, tanto a los de aquel país como a los del Reino Unido, y no ocurrió nada. Excepto que a menudo me acuerdo y reflexiono sobre cómo yo, en nombre de la organización, no me di cuenta del valor que tenía para la gente disponer de una mezquita o tal vez de lo que supondría para la comunidad el carecer de una. Yo había trabajado con ellos, en contra de la autoridades locales, para que pudieran construir asentamientos de forma similar a ciudades en vez de campos estrictamente alineados, pero no había ido más allá y no había tenido en cuenta sus necesidades religiosas. Todavía no estoy seguro de que estuviera equivocado pero esta mera ilustración de la situación y sus pros y contras revelaban ciertas partes del problema principal.

Por el contrario, cuando estuve en Somalia a finales de 1992 estuvimos dispuestos a ofrecer mortajas para permitir a la gente que enterrara con las debidas diligencias religiosas al gran número de personas que estaban muriendo por culpa de la violencia y de la hambruna. Una situación mucho más extrema pero donde de algún modo se reconocía más la importancia de la religión en la muerte que su importancia en la vida, y parecía más fácil de asimilar para una organización que se define como laica y para su personal a la hora de responder activamente.

 

Maurice Herson maurice.herson@qeh.ox.ac.uk es coeditor de la Revista Migraciones Forzadas, Centro de Estudios para los Refugiados, Universidad de Oxford. www.fmreview.org

 

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