Los costes de dar y recibir: dilemas en Bangkok

Las organizaciones confesionales locales desempeñan un papel central a la hora de satisfacer las necesidades básicas de la creciente población de refugiados urbanos en Bangkok. Esto supone retos para todos los implicados.  

Las organizaciones confesionales y sus respuestas al desplazamiento son muy relevantes en Bangkok, donde se estima que la cifra de refugiados urbanos asciende actualmente a más de 8.000 personas (más de cinco veces la cifra que había en esta ciudad a principios de 2013) y sigue aumentando. Tailandia no firmó la Convención de 1951 y carece de un marco nacional para proteger a los refugiados urbanos. Los refugiados viven allí bajo la constante amenaza de ser arrestados, explotados y detenidos, lo que afecta significativamente a sus vidas y sus opciones laborales. Además, como la mayoría de la población refugiada es relativamente nueva, el apoyo comunitario organizado para este colectivo es limitado. Miles de refugiados en Bangkok dependen de las ONG y las organizaciones basadas en la fe para sobrevivir.

Los obstáculos a los que se enfrentan los refugiados y aquellos que les ayudan en Bangkok son significativos. Sólo hay un pequeño grupo de ONG que prestan servicios y asistencia a los refugiados urbanos, y a muchas de ellas les han congelado o recortado el presupuesto. Los servicios a los refugiados, especialmente la asistencia material, están siendo retirados o ya no son suficientes para satisfacer sus crecientes necesidades. Los refugiados dependen ahora de las organizaciones confesionales, especialmente de las iglesias, para llenar el vacío de provisión material que no está siendo cubierto por ACNUR o estas ONG. Muchos refugiados urbanos dependen en la actualidad de la asistencia humanitaria que ofrecen las iglesias para sobrevivir, y esto supone diversos retos para estas instituciones, para sus misiones, sus congregaciones y para otras ONG que trabajan en Bangkok, así como para los propios refugiados.

Papeles distorsionados

Las organizaciones confesionales han manifestado su preocupación sobre cómo la asistencia a los refugiados puede distraerles de su misión y propósito principal[i]. Una iglesia explicaba que estaban respondiendo a una necesidad sin sentir necesariamente que fuera su función prestar un servicio oficial para los refugiados. Cualquier respuesta atrae a más refugiados, que acuden a ellos, y eso tiene un mayor impacto en las actividades de oración o hermandad que querrían emprender. El pastor de una iglesia explicaba cómo su costumbre de comer juntos después de las misas se convirtió en un asunto contencioso cuando los refugiados quisieron participar en la actividad para acceder a la comida. Esto distorsionó su propósito y dio lugar a que otras personas de la congregación sintieran tirria hacia los refugiados, lo que se convirtió en algo insostenible. Llegaron a la conclusión de que: “Las necesidades de los refugiados son tan grandes que probablemente podríamos gastar todos nuestros recursos (financieros, de personal e instalaciones) para cuidarlos y no hacer nada más. No consideramos que ésta sea nuestra vocación. Sentimos que debemos ayudar, pero no convertir esto en el centro de nuestra iglesia, que es lo que puede llegar a pasar fácilmente.

Los refugiados también pueden percibir con claridad dicha distorsión de estas funciones. Muchos cristianos que han huido de su país por culpa de la persecución religiosa sienten ahora que tienen una relación distinta con su iglesia cuando asisten a actos religiosos. Un refugiado declaró lo siguiente: “Parece que no vayamos a la iglesia para complacer a Dios sino con otros fines, como conseguir comida, ayuda o donaciones... Obviamente no es bueno para nuestra salud mental ni para nuestra fe”. Otro refugiado dijo que: “No quiero sentirme como un mendigo ni convertirme en uno. Quiero acudir a la iglesia sin pensar en ir allí a conseguir ayuda”.

Además, el hecho de darles asistencia material puede tener repercusiones sobre la libertad de las iglesias de ofrecer puramente servicios pastorales. Un pastor comentó que: “Uno de los principales retos a los que nos enfrentamos es que las necesidades de la comunidad refugiada son tan grandes que nuestros esfuerzos para ayudarles podrían llegar a apartarnos de lo que como iglesia consideramos que es nuestro objetivo primario”. Las organizaciones confesionales pueden empezar a sentirse como organizaciones de ayuda a los refugiados y algunos trabajadores de las iglesias que ofrecen asistencia han manifestado señales de fatiga por compasión.  Numerosos refugiados con los que hablamos sentían también que se les trataba con desdén. Uno de ellos dijo: “Te sientes tan mal cuando estás esperando en la cola para recibir un poco de comida y ves cómo te tratan los trabajadores de la iglesia y cómo se comporta allí la comunidad refugiada. No es una buena experiencia en absoluto”. Por esta razón, algunos refugiados dicen que preferirían recibir ayuda de una organización laica. “Definitivamente preferiríamos recibir ayuda de ACNUR o de una ONG antes que de la iglesia. Así podríamos ir allí con dignidad; ahora nos sentimos avergonzados de que todo el mundo piense que vamos para pedirles ayuda y algunas personas se comportan de una forma verdaderamente ruda”.

La necesidad de coordinación

Los alimentos y la ayuda financiera suministrada por diversas organizaciones en Bangkok normalmente no son en sí suficientes para satisfacer las necesidades básicas de los refugiados. Por tanto, muchos de ellos se acercan a más de una organización para solicitar asistencia humanitaria. Normalmente cada vez que se acercan a una tienen que volver a contar las razones por las que abandonaron sus países de origen y describir su situación actual. Esto plantea varias cuestiones. Supone el riesgo de volver a traumatizar a los refugiados y también les anima, a pesar del trauma sufrido, a presentarse como vulnerables con el fin de obtener la máxima ayuda posible. Como explicaba un terapeuta que trabajaba con la población refugiada: “Lo que me preocupa, especialmente aquí en Bangkok, es la victimización de los refugiados provocada por que una persona se vea obligada a representar su historia y a hablar únicamente del trauma o de la razón que le ha llevado a exiliarse y a remarcar de qué manera necesita ayuda de los demás. Esto no fomenta su capacidad de recuperación o la independencia”. Desgraciadamente algunos refugiados creen que compartir una historia traumática les garantizará la asistencia. Una pastora comentaba que “lo que nos dicen normalmente cuando no les podemos ayudar es que no creemos sus historias”. Asegura que lo más duro es “escuchar la historia de un refugiado que nos está pidiendo ayuda y tener que decirle que no podemos ayudarle”. Esto resulta problemático para todos los implicados.

Los proveedores laicos de servicios para los refugiados en Bangkok se encuentran en una posición similar y tienen que evaluar, y a veces denegar, la asistencia directa a los necesitados y además tienen que luchar para hacerlo con un enfoque basado en los derechos. Sin embargo, trabajan de forma colaborativa con otros proveedores de servicios con los que comparten recursos e implementan normativas. Celebran reuniones regulares y cada semana se emiten comunicados estructurados, además de interactuar con ellos de forma extraoficial cada día. Estas organizaciones rinden cuentas ante las demás y se ayudan mutuamente. Las organizaciones confesionales normalmente no tienen las mismas bases e implicación en cuestiones específicas de los refugiados, a pesar de que su papel es realmente esencial.

Una solución innovadora para abordar algunos de estos retos ha sido la creación de la Red de Asistencia a Solicitantes de Asilo y Refugiados de Bangkok (BASRAN, por sus siglas en inglés). Esta red incluye a organizaciones confesionales, proveedores de servicios para refugiados y a ACNUR; su objetivo es coordinar servicios para la población refugiada urbana en Bangkok. Cada dos meses se celebran reuniones y constituyen un espacio neutral en el que los proveedores de servicios para refugiados y las organizaciones confesionales pueden debatir. Los temas van desde cómo las organizaciones intentan entender mejor el proceso de determinación de la condición de refugiado o cuál es el papel de ACNUR en materia de protección, hasta debatir acerca de cómo disipar los rumores que hayan surgido entre las comunidades. Este foro para el intercambio de información resulta extremadamente importante a la hora de facilitar la difusión del conocimiento entre los diversos actores, quienes aportan a la red su experiencia en diferentes áreas. Esto ha dado lugar a respuestas exitosas, oportunas y coordinadas a las cuestiones a las que se enfrentan las comunidades de refugiados. Un ejemplo ha sido cómo las ONG, las organizaciones confesionales y los líderes de las comunidades de refugiados –puestas en contacto a través de BASRAN– han respondido a la extorsión financiera dentro de las comunidades de refugiados; estos grupos han trabajado juntos para asistir a los individuos afectados y para concienciar a las comunidades sobre los riesgos de ser explotados.

BASRAN también dispone de grupos de trabajo independientes que trabajan sobre cuestiones críticas que requieren de un examen más exhaustivo y de la colaboración entre aquellos que trabajan con refugiados en Bangkok. En la actualidad se centran en la educación y la sanidad, y participan en ellos refugiados con habilidades o interés en dichas áreas, así como aquellas personas que han establecido por iniciativa propia sus propios servicios basados en la comunidad.

La red ofrece un foro en el que las organizaciones basadas en la fe reciben apoyo y se refuerza su labor. Por ejemplo, a las organizaciones confesionales a las que les preocupan las repercusiones que tendrá sobre su misión la prestación de servicios a los refugiados y que desean dejar de ofrecer asistencia material directa se les anima a seguir ayudando pero de forma menos visible, aportando recursos económicos y humanos a otras organizaciones que lleven a cabo actividades y prestación de servicios para los refugiados.

La comunicación entre todos los individuos y organizaciones que trabajan con refugiados urbanos resulta clave para luchar por alcanzar altos estándares de asistencia con el fin de satisfacer mejor las necesidades de la población a la que sirven sin que esto vaya en detrimento de la satisfacción de las necesidades espirituales. La resolución conjunta de problemas es vital y los proveedores de servicios para los refugiados deberían garantizar que las organizaciones confesionales activas en la prestación de asistencia a los refugiados urbanos queden incluidas en los enfoques colaborativos.

 

Sabine Larribeau sabinelarribeau@gmail.com es asesora independiente sobre refugiados, migración y cuestiones de protección de menores. Sharonne Broadhead sharonne.b@asylumaccess.org es coordinadora de divulgación comunitaria de Asylum Access Tailandia. www.asylumaccess.org. El presente artículo ha sido redactado a título



[i] Este artículo se basa en opiniones manifestadas con regularidad durante las reuniones de la Red de Asistencia a Solicitantes de Asilo y Refugiados de Bangkok (BASRAN, por sus siglas en inglés) y por los representantes de organizaciones confesionales a los que se les ha consultado a la hora de escribirlo. 

 

 

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