Por y para refugiados: el liderazgo de los refugiados durante y después de la COVID-19

La respuesta a la COVID-19 exige una participación y un liderazgo significativos y sustanciales por parte de los refugiados.

La velocidad con la que la COVID-19 se ha extendido por todo el mundo ha sido tan extraordinaria como su impacto en las comunidades. Esto incluye a las comunidades de refugiados, pero de manera muy particular. Desde los que se encuentran en campamentos remotos y aislados, pasando por los que viven en condiciones precarias en entornos urbanos, hasta todos aquellos cuyos traslados a otros lugares han quedado bloqueados por el cierre de las fronteras y por el aumento de los controles estatales, decenas de refugiados se han visto significativamente afectados tanto por la llegada del virus como por las políticas estatales implementadas como respuesta. 

La Global Refugee-led Network (GRN) celebró, en abril de 2020, una conferencia internacional virtual en la que participaron más de 100 líderes de los refugiados. Hablaron de cómo los refugiados han sido excluidos de los sistemas de atención sanitaria en países muy afectados como Irán; hasta qué punto el parón económico en Uganda ha hecho que los refugiados, que antes eran más que autosuficientes, se hallen ahora en la indigencia y la desesperación; y cómo los solicitantes de asilo en Grecia permanecen en condiciones de hacinamiento, ideales para la rápida propagación del virus. 

En Amán (Jordania), los refugiados que antes dependían del acceso a la economía informal ya no pueden alimentar a sus familias. Los niveles de ansiedad son altos en los campamentos de refugiados remotos, como el de Kakuma en Kenia, y en contextos urbanos como el de Dar es Salaam, en Tanzania, debido a la falta de información, de servicios de salubridad básicos o de cualquier tipo de capacidad para responder a la pandemia[1]. Y ACNUR ha emitido unas directrices[2] en respuesta a los retos particulares a los que se espera que puedan tener que hacer frente las mujeres refugiadas, las personas mayores, las supervivientes de la violencia de género, los niños, los jóvenes, las personas con discapacidad y las personas LGTBI. 

Está claro que es necesaria una acción urgente para los refugiados. Pero es igual de importante y necesario reconocer, respaldar y ampliar las acciones que ya están siendo realizadas por los refugiados.

Dar apoyo, cerrar brechas

Las organizaciones gestionadas por refugiados y los líderes de la comunidad de estos grupos se han movilizado para proporcionar apoyo e información esencial en respuesta a la pandemia en sus regiones. En países de todo el mundo, los refugiados están informando e impartiendo formación, distribuyendo alimentos, dando apoyo jurídico, apoyo psicológico en línea y ofreciendo transporte a quienes necesitan atención médica, y están cerrando brechas decisivas en los servicios básicos, incluidos los de salud, educación y protección. Los refugiados también se están movilizando para concienciar a la población acerca de cómo está afectando a otros compañeros refugiados el virus y las respuestas de los Estados.

En el Líbano, organizaciones locales dirigidas por refugiados como Basmeh & Zeitooneh y el Molham Volunteering Team (equipo de voluntarios de Molham) trabajan para ayudar a decenas de miles de familias necesitadas mediante el suministro de cestas de alimentos, kits de higiene y ayuda en efectivo para pagar los alquileres mensuales. En otros lugares, la Asia Pacific Network of Refugees (red de refugiados de Asia y el Pacífico), una de las sedes regionales de la GRN, ha mostrado como parte de su campaña #Refugeesrise a los numerosos refugiados y solicitantes de asilo que sirven como proveedores de atención sanitaria en la primera línea de la respuesta a la pandemia. La campaña ha incluido eventos en directo a través de Internet en los que los proveedores de atención sanitaria respondíanpreguntas formuladas en farsi, dari y otras lenguas. Y en el complejo de refugiados de Dadaab, en Kenia, cuyo primer caso se reportó en mayo de 2020, la iniciativa dirigida por refugiados Dadaab Films ha ampliado su programación para incluir información sobre salud pública con el fin de ayudar a prevenir la propagación de la COVID-19.

Estas respuestas localizadas de refugiados para refugiados son solo algunos de los últimos ejemplos de cómo suelen ser los primeros en responder a las crisis que afectan a sus comunidades. Será necesario valorar y apoyar más plenamente estas respuestas si queremos ser capaces de hacer frente eficazmente a los retos críticos a los que se enfrentan los refugiados durante la pandemia de la COVID-19, especialmente en aquellos lugares en que los actores internacionales —organismos de la ONU, ONG internacionales y Gobiernos— se ven limitados por normativas que les exigen restringir sus movimientos. 

De hecho, cuando la ONU puso en marcha su Plan Mundial de Respuesta Humanitaria a la COVID-19[3] señaló que en la respuesta se haría hincapié en “la importancia de involucrar y apoyar a las organizaciones locales”, sobre todo porque la crisis está “cada vez más caracterizada por las limitaciones de movilidad y acceso de los actores internacionales”. Pero los 6700 millones de dólares solicitados a los donantes se están destinando a los mismos actores multilaterales que tienen su capacidad de respuesta limitada. Una vez más, las organizaciones dirigidas por refugiados, incluso las que han demostrado que tienen capacidad para gestionar los fondos aportados por los donantes y para organizar respuestas eficaces, no están siendo incluidas de manera directa, significativa y relevante. 

Respetar el compromiso con la participación de los refugiados

Esta marginación de las organizaciones dirigidas por refugiados se produce poco más de un año después de que la Asamblea General de la ONU ratificara el Pacto Mundial sobre los Refugiados (GCR, por sus siglas en inglés). Su propósito declarado es “proporcionar una base para el reparto previsible y equitativo de la carga y la responsabilidad entre todos los Estados miembros de las Naciones Unidas, junto con otras partes interesadas pertinentes [...] incluidos [...] los propios refugiados”. En diciembre de 2019, en el primer Foro Mundial sobre Refugiados, los Estados, las organizaciones internacionales y multitud de otros actores volvieron a ratificar la importancia de una participación relevante de los refugiados. Muchos adoptaron el Compromiso de Participación de los Refugiados de la GRN[4].

Estos compromisos de participación de los refugiados deben cumplirse e implementarse ahora más que nunca. No solo es lo correcto (dados los compromisos normativos del GCR, el Gran Pacto y la Declaración de Nueva York), sino que también es algo bueno. Muchos proyectos de investigación han ofrecido una fotografía detallada de las contribuciones de los refugiados para responder a las necesidades de sus comunidades[5]. Estas valiosas contribuciones complementan las respuestas de actores internacionales como ACNUR, y su importancia debe reflejarse más plenamente en los estudios, las políticas y la práctica.

En el ámbito de las prácticas, los donantes y los actores humanitarios deberían colaborar estrecha y directamente con las organizaciones dirigidas por refugiados en la elaboración e implementación de sus respuestas a la COVID-19. Esto debería incluir financiación directa a las organizaciones dirigidas por refugiados que tengan capacidad para generar impacto e informar al respecto. También se debería incluir a las organizaciones dirigidas por refugiados como parte de la respuesta multilateral a la COVID-19, no solo como implementadoras, sino como socias en igualdad de condiciones en la planificación.

En el ámbito de la política, es necesario que las organizaciones dirigidas por refugiados sean socias en igualdad de condiciones en los debates acerca del modo en que las respuestas estatales a la COVID-19 están afectando a todas las comunidades, incluidas las de refugiados. También han de formar parte en la planificación de cómo la comunidad internacional va a continuar persiguiendo objetivos globales como los Objetivos de Desarrollo Sostenible, durante y después de la pandemia. Como se detalla en las Directrices de la GRN para una Participación Significativa de los Refugiados[6], su participación en los procesos políticos debe ser significativa y no solo aparente, y ser relevante para los resultados.

Asimismo, los estudios de investigación sobre las repercusiones de la COVID-19 para los refugiados deben incluir a este colectivo en todas las fases del proceso, desde el diseño hasta la recopilación y el análisis de datos y la presentación de los resultados. La inclusión de los refugiados dará lugar a unos estudios mejor fundamentados por las realidades que tratan de explicar y con mayores probabilidades de aliviar el sufrimiento que estudian. 

Estas son lecciones importantes no solo para nuestra respuesta a la COVID-19, sino también para el futuro. Queda por ver si los gobiernos, los organismos internacionales, las ONG y otros actores saldrán de la pandemia dispuestos a reconocer el papel que pueden desempeñar las respuestas lideradas por los refugiados, o si se limitarán a continuar con el viejo modelo de considerarlos como simples receptores pasivos de la ayuda. A medida que el régimen mundial de refugiados trata de reponerse de esta pandemia, será importante reconocer cómo una participación fuerte, significativa y relevante de los refugiados puede contribuir a garantizar una mejor reconstrucción[7]

 

Mustafa Alio mustafa.alio@jumpstartrefugee.ca
Director general y cofundador, Jumpstart Refugee Talent www.rcjp.ca

Shaza Alrihawi alrihawishaza@gmail.com
Presidenta interina, Global Refugee-led Network www.globalrefugeelednetwork.org

James Milner James.Milner@carleton.ca
Director de proyecto, Local Engagement Refugee Research Network https://carleton.ca/lerrn

Anila Noor nooranila@hotmail.com
Miembro de la Junta Directiva, Global Refugee-led Network www.globalrefugeelednetwork.org

Najeeba Wazefadost najeeba.w.coordinator@gmail.com
Socia fundadora, Global Refugee-led Network y Asia Pacific Network of Refugees @APNORefugees

Pascal Zigashane zigashanepascal@gmail.com
Director ejecutivo, URISE Initiative for Africa https://uriseforafrica.org

 

[1] Véanse los informes de los socios de la LERRN en contextos locales como Jordania, el Líbano, Kenia y Tanzania carleton.ca/lerrn/covid-19-updates-from-our-partners/

[2] ACNUR (2020) “Age, Gender and Diversity Considerations – COVID-19” www.refworld.org/docid/5e84a9dd4.html

[3] ONU (2020) Plan Mundial de Respuesta Humanitaria https://www.unocha.org/sites/unocha/files/Global-Humanitarian-Response-Plan-COVID-19.pdf

[4] www.globalrefugeelednetwork.org/pledge/

[5] Véase, por ejemplo, https://carleton.ca/lerrn/2020/to-be-a-refugee-its-like-to-be-without-your-arms-legs-a-narrative-inquiry-into-refugee-participation-in-kakuma-refugee-camp-and-nairobi-kenya/; www.rsc.ox.ac.uk/news/new-research-brief-looks-at-refugees-as-providers-of-protection-and-assistance

[6] Global Refugee-led Network (2019) Meaningful Refugee Participation as Transformative Leadership: Guidelines for Concrete Action asylumaccess.org/wp-content/uploads/2019/12/Meaningful-Refugee-Participation-Guidelines_Web.pdf

[7] Una primera versión de este artículo apareció publicada como “By refugees, for refugees: Refugee leadership during COVID-19, and beyond” en el blog del Kaldor Centre “COVID-19 Watch”, con fecha de 20 de abril de 2020 www.kaldorcentre.unsw.edu.au/publication/refugees-refugees-refugee-leadership-during-covid-19-and-beyond

 

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