El papel de las mujeres defensoras de los derechos humanos en Colombia

Las mujeres colombianas cada vez son más atacadas por sus esfuerzos para defender los derechos humanos y para poner fin al conflicto y el desplazamiento en su país.

La violencia contra las mujeres defensoras de los derechos humanos pocas veces se reconoce como lo que es: un elemento que forma parte de estrategias deliberadas, calculadas, para silenciarlas y hacer que dejen de realizar su trabajo cotidiano para cambiar a la sociedad, salvar vidas y pedir justicia. Informes recientes muestran que ha habido un grave aumento de casos de agresiones al movimiento de defensa de derechos humanos en Colombia y, en particular, en contra de las defensoras de derechos humanos.[1] Estos ataques dirigidos a silenciar las defensoras tienen un profundo impacto en la perpetuación del conflicto y el desplazamiento prolongado, dado que el movimiento de mujeres se ha convertido en una pieza fundamental para el restablecimiento efectivo de los derechos de la población desplazada en Colombia, incluido el derecho a la restitución de sus tierras.

En el ejercicio de su labor las mujeres defensoras de los derechos humanos han sido víctimas de violencia sexual, ataques o amenazas no sólo en su contra, sino también en contra de sus hijos e hijas, familias y comunidades. Estas mujeres enfrentan además la desintegración de su núcleo familiar, el reproche y la estigmatización social, por la sustitución de sus roles maternos de protección por los de la defensa de los derechos humanos.

Sin embargo y a pesar de esto, en Colombia son a menudo las mujeres las protagonistas de exigibilidad de verdad, justicia y reparación para las víctimas del conflicto armado, incluida la restitución de sus tierras. El conflicto armado interno ha dejado como consecuencia más de 5,2 millones de personas desplazadas forzadamente en todo el país, de las cuales las mujeres, las niñas y los niños representan más del 80%, sometiendo a esta población a una profunda crisis de derechos humanos. Por este motivo, y ante las fallas del Estado de responder efectivamente a la crisis, las mujeres que han sido víctimas de desplazamiento forzado en Colombia, con el apoyo de organizaciones de mujeres que se dedican a la defensa de sus derechos humanos, se han unido y fortalecido para exigir el restablecimiento efectivo de sus derechos y la restitución efectiva de sus tierras, con el lleno de las garantías necesarias.

Este fortalecimiento, ha representado un aumento correlativo del riesgo de ataques en contra de su vida, integridad, seguridad y libertad, por parte de los grupos armados y en particular, los grupos paramilitares,  a quiénes no les conviene que las mujeres exijan al Estado el restablecimiento de sus derechos, la obtención de verdad y justicia, y la restitución de sus tierras. El papel de estas mujeres líderesas es absolutamente esencial para este proceso – y por ello están siendo atacadas.

Conviene tener en cuenta que los procesos de paz que ha impulsado el gobierno podrían generar un aumento de las violaciones de derechos humanos en el país. Los grupos armados al margen de la ley, que han violado de manera generalizada y sistemática los derechos humanos de la población civil, quieren debilitar la posición de las víctimas a la hora de obtener compromisos para la reparación en el proceso de paz, sobre todo en sociedades como Colombia, donde la sociedad civil tiene la capacidad de influir en los resultados de las negociaciones políticas y donde, como en este caso, los conflictos y el desplazamiento han creado un ambiente propicio o que directamente fuerza la emancipación de la mujer. Para prevenir eficazmente el desplazamiento, los resultados de la paz deben ser sostenibles, respondiendo no sólo a las demandas militares, sino a las aspiraciones de aquellos que han sufrido la violencia y el desplazamiento. Y para ello la capacidad negociadora y el poder de la sociedad civil, incluidos los grupos de mujeres y asociaciones de desplazados internos, deben ser protegidos y fortalecidos.

En 2004 la Corte Constitucional realizó un estudio amplio y riguroso sobre cómo la guerra y el desplazamiento forzado afectan a las mujeres en el país y llegó a la conclusión de que la violencia ejercida en el conflicto armado interno colombiano victimiza de manera diferencial y agudizada a las mujeres por causa de su identidad de género. Debido al gran número de hombres muertos en el conflicto, los roles familiares han tenido que cambiar y las mujeres -  muchas de los cuales también han sufrido la violencia, incluida la violencia sexual y de género - han tenido que asumir nuevos roles económicos y sociales. Como parte de esto, más mujeres han asumido el liderazgo en las organizaciones de desplazados internos y en los movimientos de derechos humanos, exigiendo verdad, justicia y reparación para las víctimas del conflicto.

El proceso de fortalecimiento de las mujeres defensoras de los derechos humanos les permitió comprender que la protección implicaba que la defensa de los derechos humanos es un derecho en sí mismo, protegido por instrumentos internacionales vinculantes para Colombia y que el Estado debe asegurar las garantías necesarias para el ejercicio de la defensa de los derechos humanos que implican tanto investigaciones prontas y eficaces, como acciones eficaces en el desmantelamiento de los actores armados del conflicto En todo caso, el riesgo continúa expandiéndose para las defensoras, las investigaciones institucionales policiales y judiciales no avanzan, y persiste el paramilitarismo que continúa la persecución y comisión de todo tipo de agresiones en contra de las mujeres defensoras de los derechos humanos.

La protección efectiva e idónea a las mujeres defensoras de los derechos humanos contribuirá a fortalecer no sólo el movimiento de las defensoras, sino también la democracia y el Estado social de Derecho. Contribuirá a que la sociedad avance en sus procesos de paz y reconciliación de forma que sea sostenible; y el restablecimiento de derechos humanos y la obtención de verdad, justicia y reparación, contribuirá a la prevención de conflictos y el desplazamiento que lo acompaña.

 

Juanita Candamil juanita.candamil@gmail.com es Consultora externa de la Corporación Sisma Mujer. Claudia María Mejía Duque direccion@sismamujer.org es Directora de la Corporación Sisma Mujer. www.sismamujer.org

 


[1]Corporación Sisma Mujer, ‘Las defensoras de DDHH y su lucha por la Justicia en Colombia’, Revista Resistencia, Septiembre 2011

 

 

Renuncia de responsabilidad
Las opiniones vertidas en los artículos de RMF no reflejan necesariamente la opinión de los editores o del RSC.
Derecho de copia
Cualquier material de RMF impreso o disponible en línea puede ser reproducido libremente, siempre y cuando se cite la fuente y la página web. Véase www.fmreview.org/es/derechos-de-autor para más detalles.