Los desastres naturales y el desplazamiento indígena en Bolivia

Para comprender y abordar las razones del crecimiento del número de desplazados indígenas en Bolivia se debe tener en cuenta la relación entre el saber tradicional y los impactos del cambio climático.

En Bolivia, no sólo se han sufrido recientemente los peores desastres naturales de su historia, sino que los patrones estructurales relacionados con el sector agrícola en zonas rurales y el cambio climático se han combinado para que el desplazamiento a causa del clima sea significativo. Las tres zonas más impactadas son el Oriente, donde los ciclos naturales amazónicos son profundamente perturbados; el Sur, donde un proceso de desertificación amenaza extender el Chaco; y el Norte, donde las temperaturas en los Andes cambian rápidamente. La gran población indígena de Bolivia (proporcionalmente la más alta de continente Sudamericano, estimada en un 62%) es en gran medida dependiente de la agricultura y por lo tanto particularmente vulnerable a los efectos del cambio climático.

En todas estas regiones, los cambios de producción agrícolas van multiplicándose, en muchos casos sin permitir el mantenimiento de culturas comunitarias de subsistencia. Sus técnicas de gestión y producción se basan en saberes tradicionales, los cuales no corresponden a los nuevos ciclos naturales. Además, estas comunidades tienden a estar alejadas, por lo que los canales de comunicación política se ven limitados. El resultado es que un número creciente de personas se ven obligadas a migrar, mayormente hacia zonas urbanas.

En el lado positivo, el gobierno boliviano tiene un compromiso con los derechos de los pueblos indígenas, y han sido identificadas e institucionalizadas tanto la dimensión indígena como la dimensión ecológica. Este compromiso ha sido confirmado por la Conferencia Mundial de Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra, en abril 2010[1], la cual concluyó con propuestas concretas para las políticas públicas y las normativas internacionales

Para hacer frente a los problemas reales de la migración indígena, es necesaria una investigación sociológica y técnica, la búsqueda de soluciones viables y la alimentación del debate público. Dicha investigación debe ser participativa y centrada en la migración indígena como una estrategia de adaptación. Se debe tratar de identificar aquellos aspectos de los saberes tradicionales útiles para superar las dificultades técnicas identificadas y perfilar sistemáticamente la resiliencia y las limitaciones propias de cada uno de los pueblos indígenas.

Estas orientaciones permitirían arrojar luz sobre un tema relativamente descuidado en comparación con el de la gestión de riesgos y, potencialmente, ayudar a prevenir el desplazamiento de los pueblos indígenas como resultado del cambio climático.

 

Ludvik Girard (ludvik.girard@gmail.com)ha trabajado como consultor independiente con OIM Bolivia. https://www.iom.int/cms/en/sites/iom/home/where-we-work/americas/south-america/bolivia.html.

 Las opiniones expresadas en el presente artículo no reflejan necesariamente las de la OIM.

 


[1] Conferencia Mundial de Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra http://pwccc.wordpress.com/

 

 

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