El regreso de los refugiados sirios del Líbano

El análisis de las prácticas de retorno en el Líbano revela los retos para un retorno voluntario, seguro y digno.

A medida que el régimen de Asad recupera el control en la mayor parte de Siria, los refugiados se ven sometidos a una presión cada vez mayor para que regresen de los países vecinos, incluido el Líbano. Sin embargo, el análisis del complejo panorama político y de las actuales prácticas de retorno muestra que queda mucho por hacer para asegurar que los sirios puedan regresar voluntariamente en condiciones seguras y dignas.

Aunque el Líbano continuó con su política de exención de visados para los sirios en las etapas iniciales de la guerra, la tensión entre los partidos políticos y entre los sirios y la población local se intensificó rápidamente. En 2014, algunos municipios comenzaron a imponer toques de queda a los sirios; y el Líbano ha ido aplicando políticas de gestión de fronteras cada vez más estrictas. En enero de 2015, el Líbano puso fin a su política de exención de visados y ordenó a la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) que dejara de censar a los refugiados sirios. Las Oficinas de Seguridad General del Gobierno (GSO, por sus siglas en inglés) continuaron permitiendo en gran medida que las mujeres y los niños obtuvieran permisos de residencia gratuitos si disponían de un certificado de refugiado expedido por el ACNUR, pero exigían a los hombres que firmaran un compromiso de no trabajar en el Líbano. Las GSO han empleado estas prácticas de manera desigual pero, en general, la única manera de que los hombres obtengan un permiso de residencia ha sido estar avalados por un representante libanés (kafeel). Solicitar un permiso de residencia a través de un representante que te avale tiene un coste de US$ 200  anuales por cada miembro de la familia mayor de 15 años[1]. Las dificultades para obtener los papeles y para poder costear las tasas han empujado a la mayoría de los sirios residentes en el Líbano a la ilegalidad.

El desplazamiento desde Siria ha alterado el multisectario sistema político del Líbano, por el que se rigen sus 18 comunidades diferentes. Los partidos políticos no han sido capaces de desarrollar una respuesta consensuada ni en relación con el conflicto de Siria ni con la elaboración de la política de asilo. Algunas facciones libanesas han subrayado que la presencia de refugiados sirios, en su mayoría suníes, modifica la demografía del Líbano y amenaza el frágil equilibrio del poder compartido entre musulmanes y cristianos. Tan pronto como el régimen de Asad parecía haber tomado la delantera en la guerra de Siria, algunos actores políticos clave del Líbano se apresuraron a exigir el retorno de los refugiados sirios y lo promovieron mediante la aplicación de medidas de contención más severas. Los ayuntamientos y las GSO empezaron a aplicar leyes más estrictas que han restringido considerablemente el acceso de los sirios al empleo y a la vivienda, y que han reducido sus oportunidades para lograr un medio de vida.

Los partidos políticos libaneses coinciden en que los desplazados sirios deben regresar, pero no hay consenso acerca de qué actores deben facilitar el proceso ni de los tiempos y las condiciones en las que debería tener lugar. En los últimos años, una profunda división en cuanto a si el gobierno debería facilitar o no el retorno y normalizar sus vínculos con el régimen sirio ha paralizado las negociaciones sobre un plan unificado de retorno de los refugiados. Las posiciones contrapuestas son en gran medida consecuencia de las diversas agendas geopolíticas de los actores libaneses en relación con la guerra en Siria. Las partes que han vivido los levantamientos de 2011 como una oportunidad para desmantelar el régimen de Asad consideran que el hecho de coordinarse con el régimen para el retorno de los refugiados refuerza la posición de este, mientras que los actores libaneses que se han puesto de parte del régimen sirio perciben la coordinación con las autoridades sirias como una señal a la comunidad internacional de que el régimen ha recuperado efectivamente el control sobre su territorio.

Los canales de retorno

En medio de este clima, se han producido retornos a Siria a pequeña escala a través de diversos canales, facilitados por la proliferación de actores libaneses oficiales y extraoficiales. Los sirios pueden solicitar el retorno —pendiente de la aprobación del gobierno de su país— en oficinas de empadronamiento de todo el Líbano coordinadas por la GSO. Sin embargo, como los criterios para tramitar las solicitudes pendientes siguen siendo en su mayoría opacos, las organizaciones de derechos humanos han denunciado el secretismo bajo el cual se procesan. Para fomentar las solicitudes de retorno, la GSO ha formulado algunos incentivos, como la revocación de las tasas de “salida” que los potenciales retornados deben pagar si hubo algún período anterior de su estancia en el Líbano en el que no tuvieran permiso de residencia. Según la GSO, hasta el momento alrededor de 170 000 refugiados sirios han retornado “voluntariamente”[2]. En la frontera, la GSO sella cada pasaporte para hacer constar que a su titular se le prohíbe regresar al Líbano por un período de tiempo a menudo desconocido por los refugiados.

Algunos partidos políticos también han establecido sus propios comités para estudiar las condiciones de retorno de los refugiados y para tramitar las solicitudes. Aunque estos comités pueden coordinarse con la GSO, forman redes que ofrecen vías alternativas para la repatriación. En julio de 2018, Hezbollah (un partido político chií que ya en 2017 había coordinado la repatriación de miles de refugiados sirios) estableció un programa de retorno con centros de contacto y grupos de trabajo en todo el Líbano donde se explicaba a los refugiados los procedimientos de retorno y donde se estudiaban sus casos. En 2018, el Movimiento Patriótico Libre, el mayor partido cristiano con representación en el parlamento, creó su propio comité local para el retorno de los refugiados con el fin de informarles sobre las vías de retorno y de facilitar su regreso a las llamadas zonas seguras de Siria en coordinación con la GSO y los ayuntamientos.

Los actores informales como los comités locales y los actores religiosos cerca de la frontera entre Siria y el Líbano también han iniciado retornos a pequeña escala, a través de alianzas con partidos políticos libaneses y las redes a ambos lados de la frontera. La Unión Europea y el ACNUR han advertido contra todas las operaciones de retorno que las condiciones en Siria todavía no son adecuadas, y han insistido en que el retorno debe ser voluntario y llevarse a cabo con seguridad y dignidad. Sin embargo, no han podido influir en la realidad sobre el terreno. En 2018, el Ministerio de Asuntos Exteriores del Líbano acusó al ACNUR de tratar de disuadir a los refugiados de regresar a sus hogares y de interferir en la soberanía de la toma de decisiones del Líbano. El ACNUR ha estado monitorizando de forma extraoficial los retornos en los pasos de frontera, a pesar de no tener potestad para intervenir. No existe ningún otro control independiente en las fronteras para garantizar que los retornos sean realmente voluntarios.

Las perspectivas de retorno

El 13 de mayo de 2019, la GSO dictaminó que todos los sirios que entraran de forma irregular en el Líbano después del 24 de abril de 2019 serían deportados, lo que contraviene el principio de no devolución. Informes recientes demuestran que los refugiados sirios censados con el ACNUR fueron obligados a firmar formularios de repatriación voluntaria, y al menos tres refugiados fueron detenidos a su llegada a Siria[3]. Además, la decisión del 13 de mayo pone en peligro a los refugiados que ya estaban viviendo en el Líbano y que habían entrado en el país de forma irregular. Aquellos que no dispongan de una prueba oficial de entrada anterior a abril de 2019 corren el riesgo de ser deportados en cualquier momento.

A pesar de los innumerables retos a los que se enfrentan los refugiados sirios en el Líbano, su inminente retorno parece poco probable. En un estudio reciente llevado a cabo en varias zonas del país[4], ninguno de los entrevistados tenía previsto regresar. Las razones más citadas fueron el reclutamiento militar de los hombres de la familia, la falta de vivienda y empleo en sus lugares de origen, la sensación de estar ya establecidos o de sentirse realizados en el Líbano, la falta de derechos de custodia de las mujeres solteras sobre sus hijos en Siria y la negativa a vivir bajo el régimen de Asad. El Líbano necesita diseñar mecanismos de protección más a largo plazo para los refugiados sirios; la presión actual para que regresen no hará sino aumentar las privaciones que sufren los refugiados y comprometer la adhesión del Líbano a los instrumentos de derechos humanos.

 

Tamirace Fakhoury tamirace.fakhoury@lau.edu.lb
Profesora asociada de Ciencias Políticas y Asuntos Internacionales y directora, Instituto para la Justicia Social y la Resolución de Conflictos, Universidad Libanesa Americana http://sas.lau.edu.lb

Derya Ozkul derya.ozkul@qeh.ox.ac.uk
Directora de Investigación, Centro de Estudios sobre los Refugiados, Departamento de Desarrollo Internacional, Universidad de Oxford www.rsc.ox.ac.uk  

 

 

[1] Abolido oficialmente en 2017, pero irregular en la práctica.

[2] Human Rights Watch “Lebanon: Syrians Summarily Deported from Airport”, 24 de mayo de 2019 www.hrw.org/news/2019/05/24/lebanon-syrians-summarily-deported-airport

[3] Human Rights Watch “Syrians Deported by Lebanon Arrested at Home”, 2 de septiembre de 2019 www.hrw.org/news/2019/09/02/syrians-deported-lebanon-arrested-home

[4] Incluye 30 entrevistas en profundidad realizadas por Derya Ozkul en 2019.

 

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