La contribución de los sirios al crecimiento económico kurdo

Ahora mismo se dan en la región kurda de Irak las circunstancias para que se lleve a cabo satisfactoriamente un programa de integración laboral para los refugiados, de manera que contribuyan con la economía local.

Más de 225.000 sirios se encuentran refugiados en el Kurdistán iraquí, lo que representa el 97% de todos los de Irak, ya que el centro del país les ha denegado la entrada. Más del 90% de los refugiados sirios que se encuentran en el Kurdistán iraquí son kurdos sirios.

Un reciente estudio económico sobre los refugiados que se encuentran en los campos de esta región reveló que una importante proporción de ellos disponen de un acceso limitado (o ninguno) a actividades que les puedan reportar ingresos, y los que sí lo tienen, a menudo no pueden cubrir totalmente las necesidades de sus familias.[1] Los resultados también incluyen ahorros agotados, un aumento del grado de endeudamiento y estrategias contraproducentes de resolución de problemas económicos. En los barrios con altas concentraciones de refugiados, los alquileres han aumentado de forma abrupta (en casi un 20% para el alquiler de viviendas y un 10-15% en el alquiler de locales comerciales) y los productos básicos y los alimentos se han encarecido. Aunque no está claro si la subida de los precios se debe o no al aumento de la demanda por la presencia de refugiados, estos factores están teniendo un impacto muy dañino sobre la subsistencia de las familias al empobrecer a un importante número de hogares (principalmente de ingresos bajos y ya pobres).

Pero al mismo tiempo, el Kurdistán iraquí ha sido testigo de un auge económico que ha hecho que regresen muchos kurdos que se habían exiliado durante el anterior régimen iraquí. En torno a junio de 2013 había 2.300 empresas extranjeras registradas en dicha zona además de 15.000 empresas locales[2]. El crecimiento en los últimos diez años ha sido al alza a medida que las oportunidades regionales en el transporte de mercancías y alimentos a través de Kurdistán hacia lugares como Turquía han ido supliendo la falta de negocio de Siria. Entre los factores que favorecen la expansión en el Kurdistán iraquí se incluyen la vivienda asequible, la seguridad de alimentos, energía fiable, un aeropuerto, el crecimiento de las infraestructuras para el transporte, un fuerte sector de venta al por menor, el mercado del petróleo, el turismo y las oportunidades de inversión en el sector de la hostelería. Con una población de poco más de cinco millones de personas se prevé que el Kurdistán iraquí vea crecer su PIB en un 8% en 2014. Con esta tasa de crecimiento, hay demanda de trabajadores sin cualificación o con cualificación media, y de trabajadores más cualificados en el sector servicios.

La contribución de los sirios al auge económico del Kurdistán iraquí

Dado que la perspectiva de regresar a Siria es remota y que sólo un reducido número de refugiados consiguen hacer efectivo su reasentamiento, muchos prefieren quedarse en los países vecinos porque conocen el idioma y están familiarizados con la cultura. La integración en los principales países de acogida exige el refuerzo de sus comunidades y llevar a cabo programas que no aumenten la división entre los autóctonos y los refugiados sino que, al contrario, refuercen los lazos entre ambos colectivos y beneficien a todo el mundo.

El Consejo Danés para los Refugiados (CDR) inició en 2013 un proyecto de aprendizaje enfocado a los refugiados sirios que vivían fuera de los campos en el Kurdistán iraquí. Se concibió para ayudarles a integrarse mejor, a valerse por sí mismos y a contribuir al crecimiento económico de la región. El proyecto ayudó a un 70% de la población siria y al 30% de la comunidad de acogida. Se les colocó en empresas privadas en el sector hostelero y en comercios de venta al por menor durante dos meses para que se formaran mediante la realización de prácticas y para que se exhibieran de cara al mercado laboral. La mayoría de los empleadores proporcionaron a los aprendices salarios en efectivo o en forma de comida y transporte gratuitos.

El proyecto tuvo una enorme respuesta, dado que los sirios ocupaban puestos que los autóctonos no querían, como camareros, personal de limpieza y otros trabajos con salarios bajos o con una baja consideración por parte de los trabajadores locales. Los refugiados se ganaban la vida con dignidad, sacaban adelante a sus familias y al mismo tiempo estaban siendo productivos en el país de acogida. Dos meses después de haber dejado de recibir el apoyo financiero del proyecto, los beneficiarios seguían trabajando en las empresas en las que se les había colocado pero esta vez como personal habitual de la empresa. Los que dejaron el trabajo fue porque encontraron otro o porque se mudaron a otra zona. Los empleos con mejores tasas de retención fueron los del sector servicios (restaurantes, pequeños comercios y empleo en centros comerciales). El Consejo Danés para los Refugiados observó también que las mujeres jóvenes que se beneficiaban de la colocación en grupo en puestos de trabajo en grandes tiendas de venta al por menor se quedaban después de que el proyecto hubiera finalizado. En su caso, parece que el apoyo del resto de las integrantes del grupo y el relativo prestigio del puesto, así como unos ingresos constantes, eran factores decisivos para que las chicas se quedaran.

La política del Gobierno kurdo de permitir trabajar a los refugiados también fue un factor que facilitó en gran medida las cosas. A los sirios que disponen de un permiso de residencia (válido para 6-12 meses) les está permitido trabajar, aunque varía en las distintas provincias. Actualmente, el Gobierno no está renovando los permisos de residencia pero a los sirios que alguna vez lo hayan tenido se les permite trabajar aunque se les haya caducado. El Gobierno tampoco ha adoptado una postura clara sobre si aprobar o no oficialmente el derecho al trabajo de los refugiados sirios para impedir una gran afluencia de mano de obra en el mercado laboral, especialmente ahora que hay un gran influjo de desplazados internos procedentes del centro de Irak. Los desplazados internos del centro de Irak no disponen del mismo permiso para trabajar que los kurdos sirios, aunque algunos han conseguido encontrar empleos temporales (principalmente como obreros sin cualificación y en el sector de la construcción). Es demasiado pronto para decir si la asistencia prestada a los sirios y la falta de asistencia a los desplazados internos que se encuentran fuera de los campos provocarán tensiones entre las dos comunidades.

El proyecto del Consejo Danés para los Refugiados ha tenido éxito en gran parte debido a dos factores principales: el vacío en el mercado laboral que pudo llenarse de inmediato con trabajadores sirios sin saturarlo o sin suscitar tensiones con las comunidades de acogida, y el capital social y la integración entre los kurdos sirios y las comunidades kurdas locales. Dado que la inmensa mayoría de los refugiados sirios que se encuentran en el Kurdistán iraquí son kurdos, hubo pocas barreras lingüísticas (diferentes dialectos kurdos por contraposición a las importantes barreras a las que los sirios se enfrentan en Turquía) y, lo que es más importante, los refugiados sirios en Kurdistán tenían acceso a unas redes sociales que crearon un entorno que les permitió acceder a empleos o montar negocios.

La posibilidades de crear programas de empleo en Kurdistán están, por tanto, más desarrolladas y son más flexibles que en otros países que albergan a un gran número de refugiados sirios, especialmente en aquellos en los que las políticas gubernamentales son más estrictas con respecto al derecho al trabajo o a abrir negocios para los refugiados. Otros proyectos similares de colocación en puestos de trabajo o de creación de negocios llevados a cabo por el Consejo Danés para los Refugiados y otras ONG en el Líbano o Jordania han tenido un éxito y un alcance limitados en comparación con el del Kurdistán iraquí. Fuera de las comunidades kurdas, los refugiados sirios y las comunidades de acogida tienen menos lazos sociales que resistan la enorme presión que la presencia de refugiados ejerce sobre los recursos y el mercado laboral. La saturación de los mercados laborales, especialmente para los trabajadores no cualificados, significa que hay menos oportunidades o que los trabajos disponibles hacen que los refugiados sirios entren en competición con la mano de obra autóctona. Los sirios, al estar dispuestos a trabajar por menos que la comunidad de acogida, a menudo copan el mercado laboral. Esto ocurre especialmente en sectores como la construcción, los trabajos agrícolas, el trabajo temporal o por obra y servicio y el sector servicios. Por ejemplo, en algunas zonas del sur de Turquía los restaurantes suelen contratar a jóvenes sirios desde aproximadamente los diez años de edad para limpiar mesas, fregar platos y traducir para los clientes que hablan árabe.

Las políticas del Gobierno sobre el derecho de los refugiados sirios a trabajar también han sido más estrictas en otros países, más parecidas a la postura del Gobierno kurdo sobre los desplazados internos procedentes del centro de Irak. Esto a su vez ha vuelto a los Gobiernos reacios a permitir que las ONG implanten programas de ocupación laboral, ya que no desean animar a los sirios a que le “roben” el trabajo a las comunidades de acogida, quienes sufren de pobreza a largo plazo y carecen de acceso a un trabajo estable. La asistencia en especie que se ofrece a los refugiados es, por lo general, una forma de asistencia humanitaria aceptada en la región pero algunas autoridades consideran que el dinero en efectivo y los empleos para los refugiados constituyen una amenaza para el bienestar de sus comunidades. Es delicado conseguir un equilibrio para promover la autosuficiencia de los refugiados sin menoscabar las formas de sustento de las comunidades de acogida.

Conclusiones sobre los programas de integración laboral

Una argumentación sólida a favor de los programas de integración laboral para los refugiados debería empezar por abordar las prioridades socioeconómicas de los países de acogida y cómo el dar apoyo a los refugiados puede aliviar la carga que supone acogerles y, a la vez, reforzar los sistemas y mercados de estos países. Por tanto, las ONG y el Consejo Danés para los Refugiados están trabajando para encontrar mercados en los que los sirios y las comunidades de acogida pasen a colaborar más que a competir por los puestos de trabajo o por la creación de empleo. Los programas de integración laboral pueden también aprovecharse del conocimiento especial de los sirios en determinados sectores para que éstos lo transfieran a las comunidades locales que no disponen de las mismas habilidades, o puede centrarse en mercados de transición o temporales que sólo sean necesarios para los sirios y que reducirían parte de las cargas sobre las infraestructuras del país de acogida.

Existen tres retos principales para los programas de integración laboral que apoyan a los refugiados sirios en Oriente Medio. En primer lugar, las organizaciones deberán marcarse como objetivo el integrar estos programas en los mercados locales o regionales, lo que determinará su éxito a largo plazo. El éxito de los proyectos de integración laboral del Consejo Danés para los Refugiados en el Kurdistán iraquí se debió en gran parte al hecho de que a los refugiados y a los autóctonos se les colocaba en las mismas empresas y, cuando el proyecto finalizaba, los beneficiarios estaban integrados en el sector servicios y disponían de la experiencia y los contactos necesarios. En segundo lugar, resulta complicado implementar los programas de integración laboral a una escala que realmente beneficie a los refugiados y a las comunidades de acogidas vulnerables. La mayoría de los proyectos propuestos se encuentran en nichos de mercado que son difíciles de ampliar y sólo pueden beneficiar a un número limitado de personas. Por último, es mucho más difícil influir o respaldar soluciones laborables sostenibles para los refugiados en contextos urbanos en los que el mercado laboral o las tendencias de la oferta y la demanda tienen un efecto mucho mayor que los proyectos de integración laboral sobre la capacidad de la gente de conseguir unos ingresos fiables. El reto sigue siendo ser capaces también de demostrar el impacto de los programas de integración laboral en dichos sistemas de mercado urbanos, donde los proyectos humanitarios son sólo una parte de las complejas circunstancias que determinan los resultados laborales de los refugiados sirios.

 

Anubha Sood anubha.sood@drciraq.dk es la directora del Programa de Integración Laboral para Irak. Louisa Seferis louisa.seferis@drclebanon.dk es asesora regional de empleos y ayuda en efectivo del Consejo Danés para los Refugiados – Oriente Medio y Norte de África. www.drc.dk



[1] REACH y ACNUR (2014) Economic Survey of Syrian Refugees, Refugee Camps, Kurdistan Region of Iraq, Thematic Assessment Report (Estudio económico sobre los refugiados sirios, los campos de refugiados, Kurdistán iraquí , Informe de evaluación temática).

http://tinyurl.com/UNHCR-REACH-2014-KRIeconomic

 

 

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