Jóvenes refugiados, desempleo y extremismo: luchar contra el mito

El desempleo en los jóvenes refugiados se ha vinculado con un mayor riesgo al extremismo y/o la explotación. Sin embargo, la investigación indica que el desempleo es solo uno de los numerosos factores que desencadenan frustración entre los jóvenes refugiados.

El desempleo en los jóvenes refugiados suele tratarse como un hecho relacionado con el extremismo; los reclutadores ven un objetivo fácil en los jóvenes refugiados desempleados porque es más probable que respondan ante incentivos financieros, un sentido de propósito o identidad social. Sin embargo, nuestra investigación indica que no existe ninguna causalidad directa entre el desempleo en los jóvenes refugiados y el extremismo y que el desempleo es solo uno de los muchos factores que pueden conducir al extremismo[1].

Las oportunidades de conseguir un empleo significativo para los jóvenes refugiados son ciertamente limitadas. En el Líbano, por ejemplo, solo aproximadamente la mitad de los refugiados sirios es económicamente activa y solo un tercio tiene acceso a un empleo, abrumadoramente, en puestos informales y de baja cualificación[2]. Sin embargo, los retos de movilidad y empleo que enfrentan los jóvenes refugiados reflejan la problemática de la población de Oriente Medio y Norte de África en general y la juventud de esta región en particular. En el Líbano, por ejemplo, el desempleo ha aumentado aproximadamente un 20%, mientras que la desocupación juvenil se estima en un 34%, con cifras similares en Jordania[3]. Además, en ambos países se calcula que el desempleo femenino equivale al menos al doble del masculino. En situaciones de desempleo general, los grupos con menos influencia y menos capital social (como los jóvenes refugiados) tienden a verse afectados en un grado aún mayor.

En nuestros grupos focales, sin embargo, los participantes consideraron que los jóvenes refugiados eran más susceptibles cuando interactuaban varios factores —incluido, pero no solo, el desempleo— que daban lugar a una sensación de aislamiento o exclusión, tal como el resultado de la privación relativa, la marginación social o la exclusión política.

Según nuestros participantes, tanto los Estados como las organizaciones internacionales tienden a ignorar el elemento de la exclusión política en sus esfuerzos por prevenir el extremismo. Una vez más, la exclusión política no se limita a los refugiados, sino que incluye a la juventud de Oriente Medio y Norte de África e, incluso, a ciudadanos en general, aunque los refugiados sentían mayor marginación política. Los elementos de exclusión política más mencionados por los participantes incluyen: corrupción estatal, programas juveniles que solo privilegian al sector urbano y a los pudientes; políticas de vigilancia que consideran a jóvenes y/o refugiados como amenazas; y falta de espacio para la disidencia política. Estas políticas contribuyen a la desilusión general con las instituciones estatales y pueden llevar a los jóvenes a explorar otros caminos de inclusión o validación.

Respuestas y recomendaciones

Una respuesta aparentemente lógica a este problema es participar en programas de desarrollo que proporcionen formación práctica para los jóvenes refugiados con el fin de aumentar su empleabilidad. Sin embargo, estas intervenciones pueden considerarse poco acertadas por varias razones. En primer lugar, las intervenciones que proporcionan formación en ausencia de puestos de trabajo, en realidad, pueden agravar el problema al incidir en una población ya demasiado capacitada que muy probablemente se frustrará cuando sus habilidades recién adquiridas no se traduzcan en empleos significativos. En segundo lugar, las intervenciones que privilegian a las poblaciones de refugiados sin ocuparse de manera simultánea del objetivo de mejorar las oportunidades para las poblaciones locales pueden contribuir a la creación de tensiones entre comunidades y alimentar las sospechas de que los refugiados están “robando” puestos de trabajo. En tercer lugar, dichas intervenciones no abordan por sí mismas los problemas estructurales que contribuyen a la falta de puestos de trabajo, incluida la corrupción y lo que se conoce como wasta (mecenazgo) dentro de instituciones estatales y otros sectores.

 

Dado que existen numerosos factores de susceptibilidad juvenil al extremismo, se han emprendido varias intervenciones a nivel comunitario para abordar estos problemas de una forma más eficaz. Algunas organizaciones y líderes proponen desafiar al extremismo violento de manera directa trabajando en iniciativas de construcción de paz y resolución de conflictos con jóvenes excombatientes y en riesgo principalmente, pero la mayoría aborda el extremismo de una forma menos directa ofreciendo alternativas para el empoderamiento y la participación de los jóvenes.

Las intervenciones que han dado resultados positivos incluyen intervenciones psicosociales y la promoción de la esperanza, así como la creación de oportunidades para el desarrollo socioeconómico y el compromiso cívico. Los líderes de la comunidad local, incluidos maestros, trabajadores sociales y trabajadores comunitarios, desempeñaron un papel clave en todas las intervenciones exitosas que observamos y las relaciones personales —mediante las que se estableció un vínculo con la comunidad de refugiados— fueron cruciales para prevenir el reclutamiento de jóvenes en riesgo de ser el blanco de los extremistas.

Basándonos en nuestros resultados, llegamos a la conclusión de que el desempleo no se relaciona directamente con el extremismo entre los jóvenes refugiados o de Estados de Oriente Medio y Norte de África y que prevenir el extremismo violento requiere repensar las políticas actuales de las siguientes maneras:

La educación y la capacitación laboral no son suficientes. Asegurar que los jóvenes refugiados tengan acceso a la educación es vital para la emancipación y la movilidad; sin embargo, la demanda de puestos de trabajo actualmente supera la oferta en los Estados de Oriente Medio y Norte de África.

Las intervenciones basadas en el empleo deben combinar la formación laboral con la creación de empleo, tanto para hombres como para mujeres, para jóvenes refugiados y no refugiados. Los grupos que a menudo quedan fuera de los planes de empleo, incluidas las comunidades rurales que no hablan inglés, deben poder acceder a estos puestos de trabajo.

 

Las intervenciones externas no son suficientes. Los Estados deben desafiar los sistemas de wasta para fortalecer las instituciones locales y subnacionales y así aumentar la confianza de los ciudadanos. La comunidad internacional puede proporcionar apoyo a los programas gubernamentales locales mediante el establecimiento de mecanismos de transparencia sólidos.

Se necesita más apoyo para las ONG locales y los trabajadores sociales que ofrecen oportunidades alternativas para el desarrollo de los jóvenes refugiados a través de programas de liderazgo, intervenciones de arte, programas deportivos y de compromiso cívico que buscan contrarrestar los esfuerzos de reclutamiento extremista y la explotación.

El discurso sobre “los peligrosos jóvenes refugiados” precriminaliza a la juventud en nombre de la seguridad, aumenta la marginación y alienta al extremismo; además, limita las libertades de las mujeres, ya que sus movimientos pueden verse restringidos debido a preocupaciones de seguridad. El discurso en torno a la juventud debe replantearse para abordar los problemas de los jóvenes refugiados en el contexto más amplio de los desafíos sociales y políticos a los que se enfrentan todos los jóvenes en Oriente Medio y Norte de África, mientras se busca identificar oportunidades para el empoderamiento y el liderazgo juvenil en sus contextos locales y nacionales.

 

Drew Mikhael drewmikhael@gmail.com @DrewMikhael31

 

Julie Norman j.norman@qub.ac.uk @DrJulieNorman2

 

Investigadores adjuntos, Senator George J Mitchell Institute for Global Peace, Security and Justice, Queen’s University Belfast www.qub.ac.uk/Research/GRI/mitchell-institute

 

[1] Resultados basados en datos de grupos focales desarrollados en el Líbano, Túnez y Jordania para el proyecto Power2Youth de la UE (www.power2youth.eu), la mensajería de medios del Club de Madrid para el proyecto CVE (http://bit.ly/ClubMadrid-preventing-extremism) y la iniciativa “Youth Perspectives on Community Cohesiveness” de ActionAid, además de investigaciones adicionales.

 

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