De la comunidad local al ciberespacio.

 

Las nuevas tecnologías de la comunicación permiten nuevas formas de acción y participación entre los movimientos sociales en Colombia y las ONG internacionales que los apoyan en la reivindicación de sus derechos o en la denuncia de su violación La cooperación internacional y su incidencia política han significado la visibilización del sufrimiento de las víctimas al resto del mundo lo que, a su vez, debería redundar en la justicia y la reparación. El crecimiento de los medios de comunicación globalizados permite el acompañamiento global a las comunidades afectadas por la violencia. Esto ha permitido, por ejemplo, visualizar a comunidades campesinas desplazadas por la violencia que estaban invisibilizadas en el espacio local y nacional. Las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) han convertido lo local en global.

Las posibilidades de emprender acciones colectivas basadas en la comunicación, sin el requerimiento de la presencia física y prescindiendo de la coincidencia espacio-temporal, a través de blogs, firmas para campañas on-line, etc., hacen evidentes las transformaciones de las formas convencionales de solidaridad, asistencia o cooperación. Las bases de datos online sobre denuncias de violaciones de los derechos humanos, o sobre el número de personas desplazadas por conflictos son recursos muy valiosos. Pero las tecnologías de la información no visibilizan automáticamente a los grupos excluidos, también se requiere de la existencia de redes sociales y de la capacidad de creación de las infraestructuras técnicas para que las organizaciones puedan participar en los espacios virtuales.

Las organizaciones de base en zonas remotas de Colombia, como en el Chocó, en el oeste de Colombia (el hogar de una gran población afrocolombiana), han creado y fortalecido canales de comunicación con sus homólogas españolas para que éstas reproduzcan denuncias o propuestas ante las instancias gubernamentales de ambos países. Este tipo de redes suele ser efectiva para evitar o denunciar las violaciones de los derechos humanos, aunque una de las consecuencias de su éxito es que los propios actores armados han empezado a atentar contra los equipos de comunicación que conectan a las organizaciones locales y comunidades con el exterior.

“[…] En Pereira no los dejaron entrar [a los manifestantes], vinieron los antidisturbios, dispararon, amenazaron, hubo un muerto, […] entonces llamé a la Embajada de Bélgica, a la de España, a todas las ONG en Zaragoza que conocía, diciendo que estaban agrediendo y atacando…, y que por favor manifestaran de alguna manera, enviando cartas al Gobernador de Risaralda. Las ONG y embajadas hicieron llamadas telefónicas, llegaron cartas, enviaron materiales a los gobernadores,… Al gobernador le impacta que le llamen desde la cooperación internacional” (Cooperante española).

De acuerdo con las ONG españolas y colombianas, el respaldo de ONG y activistas europeos tiene un efecto positivo para las poblaciones vulnerables y un alto impacto en las autoridades civiles y militares colombianas. Esta es una estrategia política de visibilización y denuncia externa de las violaciones de los derechos humanos, aún más importante en caso de conflicto armado, gracias a la movilidad, flexibilidad e inmediatez de los procesos locales, nacionales y globales a través de los espacios virtuales confeccionados por las TIC.

Juan David Gómez-Quintero (jdgomez@unizar.es) es profesor del Departamento de Psicología y Sociología de la Universidad de Zaragoza, España (www.unizar.es).

 

 

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