Los académicos sirios desplazados: voces inaudibles en el mundo académico

Para que puedan participar en el mundo académico y se les tenga en cuenta como académicos por derecho propio, y no solo en su calidad de académicos desplazados, es necesario que reciban apoyo a varios niveles.

Siria lleva casi 11 años soportando un conflicto que ha dado lugar a que 6,8 millones de personas resulten desplazadas. Esta situación ha dado pie a una enorme cantidad de estudios —y de financiación para llevarlos a cabo— sobre casi todos los aspectos de la vida de estas personas. Sin embargo, un área que apenas ha recibido atención es la de las experiencias de los académicos sirios desplazados en todo el mundo. Así, aunque en los estudios se analiza la vida de las personas refugiadas sirias, estos no necesariamente son llevados a cabo o cuentan con la colaboración de quienes están en mejor posición para entender sus disyuntivas.

Las historias compartidas por académicos sirios desplazados en Europa y Oriente Medio ilustran cómo el hecho de ocupar una posición subordinada en los países de acogida afecta a su participación y su voz dentro y fuera del mundo académico. Este artículo se basa en una serie de entrevistas narrativas en profundidad realizadas entre octubre de 2021 y enero de 2022 a cuatro académicos sirios desplazados en diferentes contextos.

El mundo académico en el exilio

Los académicos sirios desplazados nos han ofrecido diversos relatos acerca de su marginación y aislamiento de las comunidades académicas. Muchos aseguraron que no se reconocen ni sus competencias ni su experiencia (como se observa normalmente con las poblaciones desplazadas), pero lo más doloroso es que también se infravalora su nivel de cualificación. Sentían que, en general, en los países de acogida se les consideraba menos cualificados que a los “académicos locales”, lo que hacía que ocuparan puestos inferiores y disfrutaran de menor estatus que en su país de origen. Amina, que reside en Alemania, contó que no la aceptaron para trabajar allí a pesar de su cualificación como profesora universitaria con gran experiencia en Siria: “Me afecta psicológicamente porque para cualquier puesto que solicito, se adapte o no a mis cualificaciones, ¡todo lo que recibo es un rechazo!”.

Otros decían que se habían visto excluidos de las comunidades académicas por no ser capaces de hablar en la lengua correspondiente, lo que a su vez guarda relación con otras formas de discriminación racista. Adam, que reside en Turquía, explica que: “Aquí se oye con frecuencia la frase ‘¡Tú, extranjero!’ Incluso ahora, con mi ciudadanía turca, eso me afecta. Siempre he sido admirado por mis alumnos y por mis compañeros de profesión, pero ya no es el caso”. Del mismo modo, Sami cuenta que no pudo publicar su manuscrito en Turquía debido a que le exigían que utilizara el inglés para divulgar su estudio: “La principal razón por la que no presento publicaciones ni se me publica nada es mi inglés, que no es perfecto; y lo mismo le ocurre a la mayoría de los académicos sirios”. Como la lengua predominante en el mundo de las publicaciones es el inglés, los académicos sirios desplazados pueden verse privados de la oportunidad de divulgar sus estudios a menos que se les dedique tiempo y se les brinde apoyo para que aprendan inglés.

Los académicos sirios desplazados también sacaron a colación que habían vivido casos de alienación y exclusión del mundo académico en lo que a producción y divulgación de conocimientos se refiere. Hablaron de cómo las teorías y los conocimientos predominantes producidos en los países del Norte Global parecen ser la norma y conseguir más atención en el mundo académico que los conocimientos producidos en el contexto sirio. Bazikh, que vive en Francia, declaró que: “Todos los artículos que he publicado hasta ahora han sido aceptados por revistas universitarias de Siria, ya que a las revistas internacionales a las que los envié no les gustó ni el contenido ni la calidad de mi trabajo”. Las revistas locales o del Sur Global tienen inevitablemente un número de lectores mucho menor.

Los actuales retos a los que se enfrentan los académicos desplazados en todo el mundo, entre ellos los sirios, radican en diversos factores, como la interrupción de sus carreras académicas, la falta de reconocimiento de sus cualificaciones y documentos, la descalificación, el estrés psicológico, las dificultades para adaptarse a una nueva sociedad, el limitado empleo con salarios bajos, las barreras para aprender el idioma, las trabas burocráticas y el aislamiento de la comunidad académica. Amina, al comparar su precario empleo en el ámbito no académico con su anterior puesto de profesora de universidad en Siria, afirmó que: “Es un trabajo muy incierto y no me da ninguna seguridad. [...] Al mismo tiempo, es la única vía que tengo para ganar algo de dinero”. Sami relata los retos que plantean las políticas que se ocupan de las personas refugiadas y las extranjeras: “Como no hay una equivalencia de calificaciones aquí en Turquía, muchos académicos sirios desplazados no realizan estudios de investigación, o se limitan a enseñar, lo que puede acabar afectando a sus competencias con el paso del tiempo”. Además de estas dificultades, los académicos sirios desplazados ocupan puestos precarios debido a dos grandes limitaciones: no poder moverse libremente y la falta de financiación y apoyo.

La capacidad de moverse

La imposibilidad de moverse libremente es una de las principales limitaciones a las que se enfrentan los académicos sirios desplazados, ya que sus oportunidades y necesidades de desarrollo se ven afectadas por unas restricciones de movilidad que difieren de las de los académicos internacionales, que a menudo pueden trasladarse de un lado a otro con mayor libertad. Las políticas gubernamentales sobre la movilidad de las personas desplazadas son una gran preocupación para los académicos sirios desplazados; su capacidad de participar en congresos y otros eventos académicos puede depender de que se les conceda un visado, que puede ser difícil de obtener. Algunos países, como Qatar y los EAU, ni siquiera permiten la entrada a quienes llevan la etiqueta de “refugiado”. Cabe destacar que la capacidad de los académicos para conseguir puestos académicos o ascensos, o para obtener reconocimiento dentro de su campo de estudio, pasa por su participación en charlas internacionales y el establecimiento de contactos en congresos y eventos, y la capacidad de asegurarse estas oportunidades se considera un marcador de prestigio académico. Los académicos desplazados pueden acabar con currículums donde falten dichas actividades, lo que les perjudicaría a la hora de optar a un puesto académico fijo. Hoy en día, debido a la pandemia de COVID-19, el cambio a sus versiones en línea ha facilitado la asistencia a diferentes eventos y actividades, y ha proporcionado un entorno inclusivo para la participación. Sin embargo, se desconoce durante cuánto tiempo será así. Quienes estén comprometidos con el apoyo a los académicos desplazados deberían considerar tener siempre la opción de que se pueda participar en línea.

Por otro lado, algunas actividades y proyectos académicos requieren de estancias más largas en un país diferente (como ocupar un puesto posdoctoral o unirse a un equipo de investigación para un proyecto) y esto puede ser complicado y arriesgado para los académicos sirios desplazados. Los académicos desplazados pueden perder su permiso de residencia y otras ventajas en su actual país de acogida si pasan un determinado número de días en el extranjero. Bazikh explicó que la ciudadanía francesa le permitiría aprovechar las oportunidades académicas sin preocuparse por cuestiones de residencia y movilidad. Según dice: “He estado esperando la ciudadanía francesa para poder desplazarme con libertad a diferentes países. Llevar este pasaporte [sirio] ahora no me llevaría literalmente a ninguna parte”.

Financiación y apoyo

La precariedad del mercado laboral académico, incluidos los contratos de corta duración y mal pagados, es especialmente perjudicial para las carreras de los académicos desplazados por tres razones principales. En primer lugar, muchos académicos sirios desplazados lo están con sus familias y son su único o su principal sustentador, por lo que tener contratos de corta duración puede resultar insuficiente y arriesgado desde el punto de vista económico y profesional. En segundo lugar, su situación financiera es menos segura que la de los investigadores locales, que puede que estén más asentados económicamente o que tengan un mejor acceso a recursos que no están disponibles para los investigadores desplazados. Su situación también es menos segura que antes de ser desplazados, ya que muchos académicos salen de Siria sin ahorros e incurren en gastos considerables durante su viaje. La gente se queja de que poder vivir del mundo académico depende ahora de tener una pareja que gane más, de ser joven y de no tener personas a tu cargo, o incluso de que tu familia tenga algo de dinero. En tercer lugar, aceptar puestos temporales obliga a los académicos sirios desplazados a dedicar un tiempo valioso a la búsqueda de nuevas oportunidades, lo que puede repercutir en su productividad. Aunque esto afecta a muchos que no necesariamente son desplazados, los académicos sirios desplazados (y en especial los de mayor edad) necesitan más tiempo para compensar los años en que su carrera se ha visto perturbada, al igual que otros académicos desplazados debido a conflictos de naturaleza prolongada. Bazikh, que vive en Francia, asegura que: “Tuve que empezar de cero como si tuviera veinte años. Ahora siento que mi futuro es incierto. No creo que vaya a tener una pensión como otros [académicos locales] aquí, así que siento que no tendré seguridad más adelante...”

La financiación para los académicos desplazados, incluidos los sirios, suele centrarse en trabajos o proyectos concretos que giran en torno a cuestiones humanitarias o relacionadas con el desplazamiento. La lógica parece ser que todas las personas desplazadas querrán investigar acerca de las políticas o las implicaciones de su desplazamiento. Algunos académicos sirios desplazados denunciaron la falta de financiación para otros campos de estudio, como la física y la química.

ONG como Council for At-Risk Academics (CARA) y el Institute of International Education (IIE) ofrecen diferentes oportunidades y becas de investigación financiadas para académicos desplazados en diferentes partes del mundo. Aun así, es importante señalar que la mayoría de estas oportunidades son temporales.

Los académicos desplazados también necesitan apoyo para desenvolverse con éxito en sistemas de enseñanza superior con los que no están familiarizados. Muchos académicos sirios desplazados tienen lagunas en sus currículums debido a la falta de financiación, formación o apoyo para avanzar en su perfil académico, tanto en Siria como una vez desplazados. Bazikh afirmó que “nosotros, como académicos desplazados, quizá no estemos bien preparados para competir con los académicos locales”. La orientación profesional para los académicos a menudo se comparte de manera informal o durante los programas de doctorado y no es fácilmente accesible para los académicos desplazados, lo que entorpece sus oportunidades de promoción y éxito. Antes financiado por una ONG del Reino Unido, Hassan declaró que: “No contaba con los conocimientos adecuados acerca de cómo producir publicaciones con otros investigadores en la universidad. Siempre me siento como si estuviera de prestado”.

Conclusión

Se necesita un apoyo polifacético en muchos ámbitos para facilitar la integración de los investigadores desplazados en el mundo académico. No solo se debería recibir a los académicos desplazados para que aporten sus experiencias vitales a la investigación, sino también para que se unan a otras comunidades de intelectuales en su calidad de académicos que aportan una gran riqueza de conocimientos y experiencia alternativos que no necesariamente son eurocéntricos o de naturaleza occidental, ni están relacionados con el desplazamiento y el humanitarismo.

Las instituciones académicas, las ONG que ayudan a los investigadores desplazados e incluso los académicos a título particular pueden actuar como una fuerza que ofrezca apoyo a los académicos desplazados y les ayude a prosperar. Podrían crearse y ampliarse programas de apoyo o mentoría exitosos, como los desarrollados por el Centro Kaldor para el Derecho Internacional sobre Refugiados o por CARA. Estos actores pueden ofrecer programas de mentorías sostenibles para los académicos desplazados, que actuarían a su vez como futuros mentores de otros compañeros académicos. Estos programas podrían proporcionar un apoyo considerable a los académicos desplazados, tanto en lo profesional como en lo personal, y dotarles de las competencias necesarias para progresar.

 

Ahmad Akkad a.akkad@warwick.ac.uk @AhmadAkkad_

Investigador doctoral, Departamento de Educación, Universidad de Warwick

 

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