Las activistas congoleñas en la República Democrática del Congo y Bélgica

Las mujeres congoleñas están firmemente comprometidas con el establecimiento de la paz desde la República Democrática del Congo y el extranjero. Sus palabras -inspiradas por diferentes experiencias y desde distintas perspectivas- merecen una gran atención.

La República Democrática del Congo (RDC) posee una de las mayores cifras de organizaciones de mujeres de toda África. La crisis económica, política y social de las recientes décadas ha inspirado a la población local a movilizarse para suplir la ausencia y defectos del Estado en determinados sectores como la salud, las infraestructuras y la educación. El sistema de educación en lo que era Zaire en la década de los setenta y a principio de los ochenta dio lugar a licenciados con preparación y pocas posibilidades de conseguir empleo que, en un intento de hacer uso de sus habilidades y de cambiar la sociedad congoleña, creaban ONG activistas locales.

Las mujeres congoleñas han llegado a estar fuertemente movilizadas. Un llamativo ejemplo es la creación del Congolese Women's Caucus (Grupo de Mujeres Congoleñas) que reunió a un grupo de representantes de mujeres durante el Diálogo Inter-congoleño de 2002 con el fin de elaborar una declaración oficial y crear un plan de acción que contribuyera a implementar la Resolución 1325 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Su trabajo ayudó a incrementar la concienciación sobre el mayor papel que las congoleñas podrían desempeñar en beneficio de la sociedad, animando a muchas mujeres a movilizarse. En concreto,  cuatro organizaciones reflejan el compromiso de las congoleñas con el trabajo para mejorar sus condiciones de vida: CAFCO (Cadre de Concertation de la Femme Congolaise/Marco de Concertación de la Mujer Congoleña), CONAFED (Comité national des femmes pour le développement/Comité nacional de mujeres para el desarrollo), Cause Commune RDC (Causa Común RDC) y Caucus de Femmes (RDC-Bukavu/Grupo de Mujeres RDC-Bukavu).

El activismo en Bélgica

La contribución de la diáspora congoleña al proceso de paz en la RDC está recibiendo cada vez un mayor reconocimiento por parte de las instituciones internacionales. La RDC fue una colonia belga y muchos congoleños que huyen de su país eligen Bélgica como destino. Los primeros ciudadanos congoleños en llegar a Bélgica -antes de la década de los noventa- pertenecían por lo general a la élite y venían a estudiar para luego regresar a las posiciones  de poder en su país de origen. Dentro de este movimiento, las mujeres venían como estudiantes o miembros de las familias de los estudiantes. La mayoría de ellas tenía estudios y muchas crearon organizaciones en Bélgica. Con el empeoramiento de las condiciones económicas y políticas de la RDC fueron pocos los que regresaron, mientras que la mayoría salía del país en busca de seguridad y mejores oportunidades. En la actualidad la cifra de solicitantes de asilo de la RDC sigue siendo bastante elevada y la proporción de mujeres es más o menos igual a la de hombres. La migración de estudiantes congoleños sigue siendo elevada, con una gran representación de mujeres en comparación con los ciudadanos de otros países africanos.

Al igual que en la RDC, la movilización política de las congoleñas en Bélgica parece estar muy desvinculada de la de los hombres. La violencia sexual contra las mujeres en su país ha constituido un importante aliciente para el activismo de las mujeres congoleñas; entre los varios cientos de organizaciones congoleñas que hay en Bélgica, las de mujeres tienden a ser más activas y numerosas que las de sus homólogos masculinos. Entre ellas se encuentran AMUKA ("despierta" en suajili) y AFEDE 1 (Action des femmes pour le développement/Acción de las mujeres para el desarrollo), cuya misión principal es dar apoyo a las mujeres y concienciar a la sociedad sobre el hecho de que muchas son víctimas de violencia sexual y otras formas de discriminación en la RDC. FIREFEC 2 (Forum interrégional des femmes congolaises/Foro interregional de mujeres congoleñas) es otra activa organización compuesta por mujeres procedentes de todos los rincones de la RDC y que igualmente apoyan a muchas otras compatriotas para que mejoren su condición social, económica y política. Por último, aunque no menos importante, CPPS (Caravane pour la paix et la solidarité/Caravana por la paz y la solidaridad) se centra principalmente en la integración de las congoleñas de la diáspora en la sociedad belga y en la construcción de lazos sociales transnacionales con las mujeres de la RDC. Algunas iniciativas son más individualistas, como el proyecto fotográfico "Stand up, my mother!" fundado por la ONG Impact Sud.

Numerosas mujeres congoleñas están estrechamente vinculadas con la Marcha Mundial de las Mujeres.3 El acto de clausura de la Tercera Acción Internacional de la Marcha Mundial de las Mujeres tuvo lugar en Bukavu (Kivu del Sur) en la RDC, del 13 al 17 de octubre de 2010. Asistieron a la marcha un total de 42 delegaciones de todo el mundo, reuniendo a casi 20.000 personas. Las congoleñas establecidas en Bélgica viajaron a Bukavu como parte de la delegación nacional de la Marcha Mundial y otras asistieron a título individual (con el apoyo logístico de la CPPS), convirtiéndose en una de las delegaciones internacionales más numerosas.

Las mujeres se congregan en estos grupos, formales o informales, porque comparten afinidades relativas a su residencia (provincia de origen) y/o por otras afinidades, en este caso basadas en su preocupación por las mujeres víctimas de violencia sexual en la RDC. Criterios no mutuamente excluyentes que con frecuencia están relacionados entre sí. Otras acciones parten de iniciativas personales y tienen lugar a través de redes sociales entre Bélgica y la RDC. Las mujeres congoleñas movilizan en la RDC algunos de los recursos que tenían en su país de origen para poder actuar a nivel local y algunos colectivos de mujeres, o incluso a título individual, apoyan las numerosas acciones que los grupos locales emprenden. En ocasiones, éstas han sido miembros de dichas organizaciones antes de dejar el país. Mediante las visitas ocasionales entre los dos países se están estableciendo nuevos lazos transnacionales y se están construyendo nuevas estructuras locales diseñadas para poder ser respaldadas desde el extranjero.

Dificultades de la diáspora

Las congoleñas en Bélgica se encuentran con diversos obstáculos en sus esfuerzos para construir lazos civiles transnacionales y para contribuir a los procesos de paz de la RDC. Tienen que actuar de enlace con mujeres que ya están organizadas sobre el terreno pero que pueden tener distintas percepciones sobre la paz y el conflicto, el rol de las mujeres en la sociedad congoleña, de las acciones que son necesarias para responder ante los casos de violencia sexual, etc. Además, las mujeres de la RDC no siempre entienden el motivo de las congoleñas en el extranjero para hacerse activistas. Muchas declaran que si ellas tuvieran la oportunidad de migrar, preferirían empezar una nueva vida por completo, alejadas de todo lo que está ocurriendo en el este de la RDC.

Otras mujeres ven a las de la diáspora como competidoras. Hay muchas organizaciones y ONG internacionales que buscan personal para contratar; las mujeres locales sienten que las de la diáspora podrían tener más posibilidades de ser contratadas o que incluso podrían conseguir recursos financieros para sus organizaciones que de otra manera las locales tendrían asegurados. Por último, aunque no menos importante, parece persistir una visión clásica sobre lo que la solidaridad internacional significa. La ayuda y el apoyo extranjero han procedido durante décadas de "naciones blancas", por lo que nuevos actores, como las mujeres de la diáspora, son percibidos como "pequeños extraterrestres" (petits ovnis). Existe cierta desconfianza hacia la diáspora que tal vez surge de la falta de conocimiento y comprensión de sus intenciones reales.

Identidades diversas

El componente femenino de la diáspora congoleña no constituye una comunidad homogénea. Las activistas han abandonado la RDC por diversos motivos y no todas provienen de zonas en conflicto. Aquellas que sufrieron experiencias traumáticas relacionadas con la violencia pueden tener una percepción del conflicto distinta a la de quienes no han tenido una experiencia similar. Puede que algunas no deseen poner en riesgo su derecho a residir en Bélgica al implicarse en estos asuntos hasta tener confirmada la concesión de residencia permanente. Las perspectivas diversas y a veces conflictivas sobre cómo participar en los procesos de paz y desarrollo de su país de origen pueden hacerse especialmente evidentes en las tensiones entre las migrantes de primera y segunda generación. Y por último, para conseguir legitimidad en el contexto belga, así como en el congoleño, las mujeres deben saber cómo lidiar con múltiples identidades (como belgas de origen congoleño en Bélgica frente a las congoleñas de origen belga en la RDC y como mujeres).

El trabajo de las congoleñas locales y de las que viven en el extranjero está subestimado y su potencial suele ignorarse. Las voces de las mujeres no se oyen tanto como debería. Sin embargo, las congoleñas, aunque en la sombra, bien sea en la RDC o en países como Bélgica, participan activamente en la construcción de alianzas para promover y apoyar el establecimiento de la paz en la RDC.

Marie Godin (godinmarie@googlemail.com) es graduada del Máster en Migraciones Forzadas por el Centro de Estudios sobre Refugiados. En la actualidad trabaja como investigadora en GERME (Grupo de Estudio sobre Etnias, Racismo, Migración y Exclusión) en la Universidad Libre de Bruselas y es doctoranda en la Universidad de East London. Mado Chideka (mdosichid@gmail.com) es coordinadora del programa de Mujeres y Desarrollo de Impact Sud.

 

 

 

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