Europa no necesita renunciar a su libertad de circulación sino desarrollar un régimen de movilidad con un mayor control. Así controlaría sus fronteras mucho mejor.
Hay mucho material sobre otras crisis migratorias anteriores que los legisladores europeos actuales podrían recuperar y aprovechar.
Aunque existen numerosos mitos en torno a la protección de los refugiados que pueden desorientarnos y dificultar la búsqueda de soluciones, también tenemos la posibilidad certera de modificar el cuerpo legislativo de la UE para mejorar sus resultados para los Estados y para los refugiados.
Hay un argumento de peso sobre el que hay que insistir para simplificar la determinación de la condición de refugiado en la Unión Europea en la actual coyuntura.
Lesbos, cuya población es de 85 000 habitantes, había recibido a más de 85 000 refugiados y migrantes a finales de agosto de 2015.
El fallo de Europa ha sido permitir la creación de un mercado para los contrabandistas y no haber proporcionado asistencia humanitaria. Abrir rutas legales hacia Europa podría ser la solución a ambos problemas.
Aunque el elevado número de migrantes y refugiados que llegaron a Europa en 2015 ha hecho que la tensión y las presiones se incrementen, esta crisis no supera la capacidad de Europa de gestionarla de forma conjunta como Unión. Necesitamos un pensamiento y una acción que sean osados y colectivos para desarrollar un enfoque verdaderamente global.
Aunque los campamentos provisionales como los que han proliferado por toda Europa pueden constituir espacios de iniciativa y capacidad de autogestión que no podrían darse en campos de internamiento estatales, ni unos ni otros son una solución definitiva.
Lo que ocurre en la frontera entre Italia y Austria forma parte de las cuestionables prácticas que emplean los Estados miembro de la UE y que hacen que tanto el Acuerdo de Schengen como el Reglamento Dublín parezcan irrelevantes.
Los refugiados y migrantes han tenido que ver una y otra vez cómo sus derechos eran violados ampliamente por miembros de cuerpos policiales en algunas fronteras europeas. La UE necesita abrir más vías legales para que la gente que busca protección llegue a salvo a Europa.
No parece haber consenso entre quienes llegan a Melilla sobre si se consideran ya en Europa o aún en África.
Aunque la gente es consciente de los riesgos que conlleva cruzar el mar, no hay nada que pueda prepararles realmente para la experiencia.
Para cumplir con sus propios valores, la UE debería reforzar las operaciones de búsqueda y salvamento en el Mediterráneo y establecer accesos legales a la protección en Europa con el fin de evitar la necesidad de emprender peligrosos viajes cruzándolo.
La mirada del sector político y los medios de comunicación se centra en el número de llegadas y muertes de migrantes. Existen problemas con los datos en ambas categorías.
La migración irregular por mar no es un fenómeno exclusivo del Mediterráneo.
Hay detonantes de la migración de los afganos y somalíes a Europa que no están suficientemente reconocidos, provocados por décadas de conflicto. Aunque oficialmente se catalogan como “posconflicto”, la realidad es muy diferente.
¿Por qué los eritreos arriesgan su vida en peligrosos viajes a Europa? ¿Por qué no se quedan en los países vecinos donde podrían encontrar seguridad y protección?
Las historias de los solicitantes de asilo señalan lo necesario de una protección efectiva para los refugiados y cómo es de importante darles opciones de acceder a ella, tanto en Europa como más allá.
Para los refugiados iraquíes en Jordania la decisión de partir hacia Europa se ve muy influida por su experiencia mientras esperan en esta región.
A medida que Europa lidia con los retos inherentes a la hora de responder a la llegada de grandes cifras de migrantes, resulta vital tener en mente que las personas implicadas han abandonado sus hogares y sus países por alguna razón. Muchas de ellas preferirían haberse quedado en casa. De alguna manera, fueron forzadas a migrar.
A pesar de haber “externalizado” su programa de inmigración, la UE ha fracasado en el desarrollo de una estrategia global coherente y efectiva, para perjuicio de migrantes y posibles solicitantes de asilo.
El fenómeno de los desplazamientos secundarios supone tremendos retos para los Estados, los solicitantes de asilo y los refugiados, y para el sistema de protección internacional en su totalidad.
El uso de acuerdos de readmisión ha impulsado el debate sobre si cumplen con el Derecho internacional, en especial las disposiciones relativas a la protección de los refugiados y solicitantes de asilo.
No siempre podremos rescatar a los refugiados o a los migrantes económicos que se juegan la vida en las fronteras marítimas de la UE, por lo que es necesario que se refuercen los canales legales para la migración a Europa para evitar que los refugiados y migrantes sean explotados por las mafias.
Se vuelve a pedir la creación de centros de tramitación de las solicitudes de asilo fuera de la UE. Pero aún hay objeciones y obstáculos.
La impaciencia de los refugiados y migrantes por salir de Grecia y viajar a otros países europeos es bastante evidente.
Más de 450 000 personas pasaron a través de Serbia desde que comenzó 2015 hasta mediados de noviembre. Sin embargo, en 2014 las cifras fueron ya elevadas e iban en aumento.
Bulgaria ha tenido problemas para hacer frente adecuadamente a la migración irregular masiva. También ha fallado a la hora de abordar la integración.
Cuando se da un gran número de llegadas, los Estados podrían introducir medidas generalizadas destinadas a prevenir la migración irregular que podrían restringir los derechos de los solicitantes de asilo.
Es necesario un enfoque más valiente si la Unión Europea quiere superar la fragmentación y gestionar los traslados de los refugiados eficientemente y de acuerdo con sus obligaciones internacionales. Innovar en esta dirección permitiría que el régimen global de protección de los refugiados progresara.
La búsqueda de una solución al asilo para toda la UE podría estar bloqueando que se encontrasen soluciones a nivel nacional o bilateral.
Aunque el número de solicitantes de asilo y refugiados en Europa y América Latina es muy diferente, Brasil y Ecuador están implementando una solución que podría marcar la pauta a la Unión Europea sobre cómo repartir la responsabilidad dentro de un mismo bloque regional.
El ciclo de desconfianza entre los Estados miembro de la UE que evita la solidaridad sólo puede romperse si la responsabilidad se evalúa de forma ecuánime y basándose en indicadores objetivos.
La gente de las comunidades donde han llegado solicitantes de asilo y refugiados les ofrece diversas formas de apoyo ya que los Estados no les han provisto ni siquiera de lo esencial.
Los países del este de Europa parecen estar menos dispuestos a aceptar a los refugiados que otros países europeos. Su experiencia con respecto a la diversidad étnica y cultural es poco profunda y todavía hay que desarrollar una acogida sincera.
No emplear la terminología correcta tiene otras consecuencias más allá de las semánticas. Hay que esforzarse más en educar a las personas ‒especialmente a aquellas cuyas palabras van a tener una gran repercusión‒ en el uso correcto de la terminología relacionada con la migración.
La tasa de reconocimiento de solicitantes de asilo ucranianos en Polonia sigue estando en un nivel extremadamente bajo. El concepto de “alternativa de huida interna” es la base jurídica para rechazar muchas solicitudes de asilo.
Cada vez hay más leyes, políticas y medidas prácticas europeas que abordan la situación de los menores no acompañados y separados de sus familias que llegan a la UE. Sin embargo, en medio del delicado clima político actual hay peligro de que se desvíen la atención y los recursos de aquello en lo que ya se está trabajando.
La legislación y política de la UE sobre inmigrantes irregulares no expulsables ‒como los solicitantes de asilo rechazados y que no pueden ser repatriados a su país de origen‒ tienen consecuencias políticas y humanitarias.
Es un error alabar la política de Australia de rechazar a los solicitantes de asilo.
Hay una nueva forma de pensar –que los nuevos líderes europeos deberían adoptar– sobre cómo promover unas respuestas a largo plazo para la crisis de los refugiados sirios que protejan y defiendan la dignidad humana, y que supongan soluciones más sostenibles y beneficiosas en los Estados receptores en la región de Asia Occidental y del norte de África.
Proponemos un “sistema de emparejamiento” que da al mismo tiempo a los refugiados alguna opción sobre dónde buscar protección y respeta las prioridades de los estados sobre los refugiados que pueden aceptar
Los movimientos de población son un fenómeno con el que debemos aprender a vivir y que debemos gestionar lo mejor que podamos por el interés de todos. Entre otras cuestiones, esto exige que el trato entre Estados se base en la equidad y la igualdad, más que sobre unas expectativas desfasadas y surrealistas de derecho soberano.
Brasil se ha abierto a los sirios precisamente por las dificultades con las que se encontraban para entrar en la UE.
Desde principios del año 2000, la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial ha estado implementando programas de recuperación económica para los retornados en algunos países que salen de conflictos. Sin embargo, sigue siendo incierto en qué medida estos programas de capacitación han sido fundamentales para la reintegración económica de los retornados.
Para acelerar el proceso de reducción de la pobreza en las regiones más pobres, China decidió en 2001 poner en práctica un programa nacional de desplazamiento de las poblaciones que viven en áreas que se consideran medioambientalmente frágiles. Pero estos programas apenas eran una novedad para China, y el registro de tales intentos anteriores distan mucho de ser positivos.
Un estudio de las decisiones de determinación de la condición de refugiado en Albania –un país europeo de destino relativamente nuevo– revela algunas deficiencias, a pesar de los esfuerzos del país para desarrollar sus procedimientos en consonancia con las normas internacionales.
El contacto personal con los refugiados nos ayuda no sólo a ver a las personas que hay detrás la necesidad, sino también a comprender mejor los obstáculos a los que se enfrentan.
El derecho al trabajo es importante para los refugiados y los solicitantes de asilopara el apoyo de sí mismos, facilitar la integración local y contribuir en la sociedad de acogida. Sin embargo, con frecuencia esta población enfrenta obstáculos para acceder al trabajo en las sociedades de acogida y su experiencia suele caracterizarse por condiciones de trabajo precarias y prácticas discriminatorias.