Salud mental y apoyo psicosocial

Publicación prevista para febrero de 2021

Plazo de entrega: 19 de octubre de 2020

A lo largo de los años se ha escrito en RMF acerca de cuestiones relacionadas con la salud mental y el apoyo psicosocial (SMAPS). Pero esta es la primera vez que le dedicamos un número entero, lo que refleja su relevancia en todas las situaciones relativas al desplazamiento y el nivel de interés que nuestros lectores han mostrado por la materia.

Es posible que las personas que viven en situación de desplazamiento ya tuvieran previamente necesidades específicas relacionadas con la salud mental. Estar desplazado puede conllevar una interrupción del tratamiento de cualquier trastorno que ya se padeciera, o nuevos retos para obtener el tratamiento mientras uno se encuentra en tránsito o en la comunidad de acogida. Otros experimentan síntomas de mala de salud mental como consecuencia de su desplazamiento o de los acontecimientos que lo precipitaron. Éstos tendrían que ver, por ejemplo, con los efectos del conflicto y la pérdida, o con las consecuencias de la exclusión social o financiera en el desplazamiento. La incertidumbre en torno a su situación legal y a la duración de su estancia, las experiencias derivadas del proceso de asilo y las implicaciones psicológicas del desplazamiento prolongado también pueden afectar negativamente al bienestar mental. Algunas necesidades de SMAPS pueden ser muy relevantes en cuanto a los tiempos y al desarrollo para ciertos grupos de personas desplazadas, incluidos los niños y las personas jóvenes.

Los refugiados y los desplazados internos pueden recurrir a diversas fuentes de apoyo social extraoficiales y no clínicas. Pero cuando las dificultades sobrepasan a los propios mecanismos de las personas desplazadas para lidiar con la situación y el apoyo extraoficial, puede que sean necesarios otros tipos de atención más específicos. En situaciones de emergencia humanitaria y en entornos de escasos recursos, la prestación de esa atención puede ser muy limitada y adoptará diferentes formas en las distintas situaciones de desplazamiento: en el campamento, fuera del campamento, en contextos de reasentamiento o asilo, y para los que regresan después de haber sido desplazados. Las repercusiones de los conflictos y de los desastres sobre los centros de formación, las clínicas y el desplazamiento del personal pueden contribuir a que la demanda de estos servicios supere con creces la oferta.

Aun donde hay disponibilidad, las personas desplazadas pueden encontrarse con dificultades para acceder a los servicios, como el desconocimiento de que el tratamiento está disponible y de su derecho a acceder a él, las barreras lingüísticas, la falta de preparación en materia de salud mental, las dificultades que presentan las formas culturalmente específicas de expresar los problemas de salud mental, las preocupaciones en torno al estigma; y las dudas sobre la confidencialidad.

La prestación de servicios de SMAPS puede integrarse en servicios que ya existen, como la atención primaria en la sanidad, la educación y la protección. Convendría prestar por otros medios aquellos servicios que sean altamente especializados, como los destinados a quienes han sufrido torturas, trata o detenciones, o a quienes se encuentran detenidos. Sea cual sea la forma en que se les preste dicha asistencia, esta dependerá de la cooperación entre múltiples sistemas. También se les podría facilitar otras formas de ayuda por canales no especializados y mediante el refuerzo del apoyo por parte de la comunidad y la familia. Se podrían incluir en otras intervenciones programas que tuvieran que ver con la práctica de ejercicio, la participación en comunidades religiosas o espirituales y el apoyo psicológico mutuo para atender necesidades específicas y promover el bienestar mental en general.

Es necesario que quienes trabajan con personas desplazadas integren en su programación actividades de concienciación en torno a la SMAPS. Al mismo tiempo, los que prestan servicios de SMAPS a la población general deben ser conscientes de los factores específicos que pueden afectar a los que han experimentado un desplazamiento. Por último, se debe prestar suficiente atención a los efectos psicológicos en los encargados de las respuestas humanitarias y quienes trabajan con personas que han vivido sucesos traumáticos. Este tipo de programación sensible de cara a los traumas contribuiría a mejorar el reconocimiento y el tratamiento de las enfermedades mentales y ayudaría al bienestar psicosocial de las personas desplazadas, de las comunidades de acogida y de quienes trabajan entre ellas.

Este número de RMF ofrecerá un foro para que las comunidades afectadas, los profesionales, los defensores de causas, los encargados de la formulación de políticas y los investigadores compartan experiencias y buenas prácticas, debatan acerca de las perspectivas y ofrezcan recomendaciones. El equipo editorial de RMF busca en particular artículos que se centren en la práctica, que reflejen un amplio abanico de experiencias y opiniones, y que aborden cuestiones como las siguientes:

  • ¿Qué se sabe sobre la prevalencia y la naturaleza de las necesidades de SMAPS de los desplazados, y de sus respuestas? ¿Cuáles son los retos particulares para la realización de estudios de investigación en algunas áreas y las principales lagunas de conocimiento?
  • ¿Cómo se puede evaluar adecuadamente la efectividad de la ayuda en contextos de desplazamiento?
  • ¿Hay algún tipo de enfoque que haya demostrado ser más efectivo que otros a la hora de prestar la ayuda más adecuada en aquellas situaciones en las que no existan recursos suficientes (de infraestructuras, de personal o financieros) para satisfacer las necesidades de SMAPS a gran escala o a largo plazo?
  • ¿Qué obstáculos existen a la hora de integrar la asistencia básica en salud mental en los puntos de atención primaria sanitaria en contextos de emergencia donde la prestación de servicios de SMAPS es de otro modo limitada o inexistente, y de qué buenas prácticas se dispone para hacer frente a esos obstáculos?
  • ¿Existen retos específicos a la hora de proporcionar servicios de SMAPS a las personas desplazadas que todavía están en tránsito? ¿Qué ejemplos de buenas prácticas existen en el ámbito de la cooperación a través de fronteras regionales o nacionales?
  • ¿Cómo pueden la experiencia y los conocimientos especializados acumulados por las comunidades locales en cuanto a prácticas en el área de la salud mental servir de base para los programas que se están ejecutando a una escala mucho mayor?
  • ¿Cómo difieren las necesidades de SMAPS de las personas desplazadas en los diferentes entornos: en los sistemas de asilo, en el reasentamiento, en la integración y en el retorno? ¿Qué medidas pueden adoptarse para promover la resiliencia y permitir a las personas desplazadas mantener su bienestar psicosocial, también cuando regresan tras el desplazamiento?
  • ¿Cuán eficaces son los medios de apoyo psicosocial basados en la comunidad, como los que proporcionan las comunidades religiosas? ¿Han demostrado los modelos basados en la comunidad ser más exitosos en determinados contextos, o satisfacer mejor que otros determinadas necesidades específicas?
  • ¿Cuál es el papel de los mediadores culturales en la asistencia a las personas desplazadas para que tengan acceso a la atención? ¿Pueden esos mediadores ser efectivos a la hora de hacer frente al estigma en torno a las enfermedades mentales, incluso entre los colectivos de difícil acceso?
  • Dado que los prejuicios culturales (entre los profesionales, los encargados de la formulación de políticas, los investigadores y las comunidades de acogida) pueden suponer trabas a la hora de llevar a cabo una identificación efectiva, adecuada y no discriminatoria de la necesidad y la prestación de servicios de SMAPS, ¿cómo se pueden reconocer y mitigar?
  • ¿Qué papel tendrían que desempeñar las nuevas tecnologías de la comunicación en la identificación de las necesidades y la prestación de la atención? ¿Cuáles son los entornos en los que esas tecnologías han demostrado ser efectivas y qué formas adoptan?
  • ¿Cómo se aplican en los diversos contextos las directrices e instrumentos existentes, tales como la Guía del IASC sobre Salud Mental y Apoyo Psicosocial en Emergencias Humanitarias y Catástrofes y la publicación de la OMS/ACNUR “Evaluación de las necesidades y recursos psicosociales y de salud mental. Guía de herramientas paras contextos humanitarios”, y de qué manera configuran la prestación de servicios?
  • ¿Qué requisitos deben tener en cuenta quienes diseñan las políticas y la programación en relación con la prestación de servicios de SMAPS para las personas desplazadas y las comunidades de acogida, y cuáles son los desafíos que surgen a raíz de la creación de estructuras paralelas?
  • ¿Qué opciones de diseño y prestación deben valorarse para que la programación de servicios de SMAPS tenga en cuenta las necesidades específicas de determinados grupos, como los niños y los jóvenes, las personas mayores, las personas con discapacidad y los miembros del colectivo LGTBIQ+?
  • ¿Existen ejemplos de una prestación de servicios efectiva por parte de las organizaciones humanitarias que respalden el bienestar psicosocial y las necesidades de SMAPS del personal que trabaja en situaciones de desplazamiento y con los supervivientes de los desplazamientos?
  • ¿De qué manera ha afectado la pandemia de COVID-19 a la provisión de servicios de SMAPS a las personas desplazadas, y cómo han podido adaptarse los encargados de proporcionar dichos servicios a los retos que plantea esta situación? ¿Qué ha resultado ser fundamental para la continuidad de la prestación eficaz de los servicios?

 

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Si bien buscamos ejemplos de buenas prácticas y experiencias que puedan ser replicadas, así como un análisis profundo de las cuestiones en juego, también instamos a los escritores a que debatan acerca de los fracasos y las dificultades: ¿qué es lo que funciona o lo que no funciona tan bien, y por qué?

Nos interesa especialmente reflejar las experiencias y conocimientos de las comunidades e individuos directamente afectados por estas cuestiones. Si desea recomendarnos a compañeros o a representantes de la comunidad que deseen contribuir, por favor, envíenos un correo electrónico; nos encanta trabajar con particulares para ayudarles a crear su artículo y estamos muy interesados en reflejar en la revista los puntos de vista de las personas desplazadas.

Fecha límite para la presentación de artículos: 19 de octubre de 2020

Extensión máxima: 2500 palabras.