La participación de los adolescentes en la protección: beneficios para todos

Con el fin de mantener a los niños y adolescentes a salvo, y mejorar sus posibilidades de vivir una vida plena, tenemos que escuchar y responder a sus puntos de vista y opiniones sobre los asuntos que les afectan.

Según la información disponible actualmente, se estima que alrededor del 47% de los casos atendidos por el ACNUR son niños y adolescentes menores de 18 años. En algunos campos de refugiados, en particular en el Este y el Cuerno de África, los niños y adolescentes constituyen la mayoría. Esta realidad no siempre se refleja en la ‘forma de hacer las cosas’ en términos de protección; se están probando nuevos métodos para comunicarse con los niños y garantizar su participación efectiva con el fin de contribuir a su protección.

El derecho a la participación se ha descrito como un derecho "instrumental" dentro de la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN): es decir, la vía para acceder a todos los demás derechos, incluyendo la protección. Mientras que las organizaciones humanitarias están ofreciendo respuestas en materia de protección en situaciones de desplazamiento en todo el mundo, la medida en que estas respuestas permiten o incluyen la participación de niños y adolescentes es poco clara. Sin embargo, los adolescentes ven, experimentan y se comunican acerca de sus problemas de protección de manera diferente a los adultos. A menudo carecen de acceso a los procesos de decisión adultos y se enfrentan a barreras para su participación. Son necesarios métodos alternativos de participación dirigidos específicamente a ellos y que traten de abordar la diferencia de poder entre los adolescentes y los adultos.

Las evaluaciones participativas son una parte importante de la política sobre edad, género y diversidad del ACNUR  –  reflejando la idea de que en las intervenciones de protección para atender a las poblaciones en toda su diversidad, tenemos que entender y buscar los puntos de vista de todos, incluidos los niños y adolescentes. En una reciente consulta del ACNUR sobre protección de los niños en la que participaron más de 250 adolescentes de cuatro países, se usaron métodos participativos más apropiados para la edad como una alternativa al tradicional 'grupo de discusión'.

Algunos problemas surgían una y otra vez, incluyendo: sensación de soledad y depresión, la falta y necesidad de un adulto y/o apoyo de los compañeros, la frustración por la calidad de la educación o el acceso a la misma, y la falta de aprendizaje, de espacio de recreo o de oportunidades –  "Ven y enséñanos algo!". Juntarse con 'malas compañías' o 'mala conducta' y sentirse inseguro eran también las principales áreas de preocupación. En los contextos urbanos en particular, la discriminación, la xenofobia, el racismo y el aislamiento destacaron como importantes problemas para los adolescentes con necesidad del apoyo de sus iguales.

Los procesos de participación creativa e interactiva parecieron crear un entorno positivo y propicio que fortaleció la capacidad de los adolescentes de pensar en los mecanismos de adaptación y ver posibilidades en vez de sólo los riesgos y problemas. Los adolescentes a menudo fueron capaces de encontrar soluciones a los problemas que habían planteado. Hicieron sugerencias sobre cómo podrían protegerse unos a otros (yendo a pie a la escuela en grupos para mantenerse a salvo; enseñando a los jóvenes refugiados recién llegados el dialecto local), cómo la comunidad podría protegerlos (formación para padres sobre el tratamiento positivo de los jóvenes; reuniones con la conunidad del campamento sobre problemas a los que se enfrentan los adolescentes) y qué más podrían hacer ACNUR y sus socios (clases nocturnas de refuerzo y de inglés; luchar contra la discriminación a través de la sensibilización de la policía y los profesores).

Además de los problemas de protección planteados y las soluciones sugeridas, estaban claros otros beneficios del uso con los adolescentes de un enfoque más participativo. En primer lugar, lo que surgió en términos de información sobre protección era diferente de lo que hubiera surgido con enfoques más tradicionales. Para parte de los adolescentes, algunas de sus preocupaciones de protección no se pueden expresar verbalmente – se necesitan diferentes métodos para extraerlas. Los adolescentes pueden dibujar, anotar y mostrar carteles sobre la soledad y sus sentimientos de depresión, pero no quieren hablar estos temas. Para las agencias de respuesta a emergencias, diseñar páginas de dibujos diferentes, mostrando los mismos problemas de protección una y otra vez, puede producir un mayor impacto que simplemente resumir lo que han dicho los adolescentes.

Además grupos de adolescentes de los cuatro países expresaron de manera independiente, casi con las mismas palabras, la importancia de poder ‘explorar sus talentos’ y las barreras a las que se enfrentan los jóvenes refugiados en este sentido. No se había previsto en modo alguno que esto fuera un problema común para los adolescentes refugiados.

En segundo lugar, estas técnicas más participativas fomentaron mayores oportunidades para el desarrollo personal y social de los adolescentes. También parecieron contribuir a sus sentimientos de autoestima y de control sobre sus propias vidas, ambas cosas fundamentales para su bienestar psicosocial. Esto es porque la creación deliberada de un ambiente amistoso, solidario y cómodo que facilite las cosas a los adolescentes, les permite interactuar con sus compañeros de forma segura. Estas metodologías menos formales, basadas en el juego pueden dar a los adolescentes una oportunidad de ‘jugar’, y un aumento gradual de las actividades y el reconocimiento de las competencias adquiridas – por ejemplo a través de comentarios o entregas de diplomas – puede aumentar la confianza de los adolescentes y su autoestima .

En tercer lugar, la elección de los métodos reflejó una conciencia del desequilibrio de poder entre los adolescentes y adultos, y ayudó a establecer relaciones entre ellos. Mantener la presencia de adultos a un mínimo (sin padres, profesores u otras personas 'a cargo’) y la ausencia de ‘observadores’ ayuda a que los adolescentes se sientan cómodos y con más control. Los adolescentes pueden hacer preguntas, obtener respuestas y acceder a información que sea pertinente para ellos y sus vidas en un entorno comprensivo.  El personal de las agencias puede escuchar acerca de las necesidades específicas de protección de los adolescentes y construir una relación con ellos, lo que aumenta la motivación del personal y sus habilidades para trabajar con los adolescentes a largo plazo.

También se argumenta que un enfoque más participativo es inherentemente más ético – se permite a los jóvenes hablar por sí mismos en lugar de que se hable por ellos y se respeta sus derechos. Un enfoque ético es también garantizar, por ejemplo, la información adecuada y accesible, el consentimiento informado, la elección, el respeto y la retroalimentación como parte del proceso de participación. También abarca el imperativo de ‘no hacer daño’ – gestión cercana y soporte para el debate sobre cuestiones de protección y la conciencia del aumento del riesgo de juntar a adolescentes vulnerables – y la intención de trabajar por un cambio positivo.

La participación de los adolescentes en la protección puede afectar a la forma en que son vistos por los padres, el personal y otros miembros de la comunidad. El reconocimiento de los adolescentes como poseedores de conocimientos, habilidades e ideas para compartir contradice los estereotipos de este grupo de edad, que a menudo son considerados problemáticos o un desafío. Además, los padres y otros adultos comentaron el cambio de estado de ánimo y el sentimiento de realización de los adolescentes a la salida de los talleres.

 

Listen and Learn: Participatory Assessment with Children and Adolescents  (Escuchar y aprender: Evaluación participativa con niños y  adolescentes) se puede consultar en www.unhcr.org/refworld/docid/4fffe4af2.html

Las opiniones y puntos de vista de los niños durante estas consultas se incluyen en un nuevo Marco para la Protección de Niños de ACNUR disponible en:  www.unhcr.org/refworld/docid/4fe875682.html

 

Anna Skeels annaskeelsie@gmail.com es consultora independiente de participación infantil y autora de UNHCR’s Participatory Assessment with Children and Adolescents (Evaluación participativa con niños y adolescentes del ACNUR). Monika Sandvik-Nylund sandvikn@unhcr.org es asesora principal del ACNUR (niños).

 

 

 

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