La motivación de la fe y la efectividad: la experiencia católica

La capacidad de la Agencia Católica para el Desarrollo de Ultramar (CAFOD, por sus siglas en inglés) de asociarse con otras organizaciones confesionales y comunidades religiosas les supone importantes ventajas en su trabajo con personas desplazadas y con otras comunidades afectadas por el conflicto. Sin embargo, el humanitarismo actual no siempre está cómodo con algunas de las prácticas y enfoques de las principales religiones.

La profesionalización del sector humanitario a partir del genocidio de Ruanda de 1994 ha tendido a ocultar los orígenes religiosos de gran parte del pensamiento y las prácticas humanitarias. El trabajo en este sector de la ONG internacional con sede en Reino Unido CAFOD[i] se basa en la enseñanza social católica que enfatiza la intrínseca dignidad de cada persona y nuestra responsabilidad de proteger la vida humana, especialmente la de las personas más vulnerables. Eso nos ofrece un sólido marco ético para nuestro trabajo y los principios que compartimos con unos 500 socios locales y con la red de 165 agencias católicas de Caritas Internationalis.

El valioso papel psicosocial de la espiritualidad y las redes de apoyo religiosas a menudo pasa desapercibido a ojos de la comunidad humanitaria en general pero refuerza la capacidad de las personas de lidiar con sus problemas. Esto prueba que la asistencia material no es suficiente y que la gente obtiene un gran confort emocional y apoyo de su fe y de su comunidad religiosa en tiempos de grandes dificultades.

Por ejemplo, en la República Democrática del Congo una de las iglesias asociadas a CAFOD dirige un proyecto en 34 parroquias para ofrecer apoyo a los supervivientes de violaciones o de la violencia sexual, incluidas mujeres desplazadas. La iniciativa surgió cuando un párroco local observó que muchas mujeres acudían a la parroquia a contar sus experiencias; la iglesia era el único lugar en el que sentían que las acogerían y encontrarían apoyo. “Dios puede ayudarte a olvidar lo que pasó. Cuando estoy sola en casa pienso en las cosas malas pero cuando estoy con el grupo, se me olvidan.

A menudo también constituye un factor crucial para los propios miembros del personal asociado, que quizás trabajen sobre cuestiones muy absorbentes a nivel emocional y se motiven y beneficien por tener apoyo espiritual.

Imparcialidad e independencia

El principio de imparcialidad humanitaria exige que las organizaciones basadas en la fe proporcionen asistencia a los más necesitados, y no a aquellos que pertenecen a la misma confesión religiosa. Esto resulta especialmente importante en los conflictos donde se considera que existe una dimensión religiosa, y Siria ejemplifica lo complejo que resulta adherirse a este principio.

CAFOD apoya a sus iglesias socias en Siria que están bien posicionadas para prestar asistencia humanitaria a todas las comunidades afectadas por la guerra civil. Pero resulta complicado supervisar las intervenciones y existe una agobiante preocupación por que la presión entre las comunidades cristianas y las jerarquías eclesiásticas (no sólo católicas) diera lugar a que la asistencia se proporcionara sólo a los miembros de una misma comunidad religiosa. Si esto fuera así, no sólo comprometería la independencia y la imparcialidad humanitaria sino que también alienaría a la minoritaria comunidad cristiana de sus vecinos musulmanes y, en la práctica, aumentarían en gran medida los riesgos que implica su trabajo. Para paliar esto, las iglesias asociadas con CAFOD en Homs no sólo emplean la información de las parroquias para identificar a las familias más necesitadas sino que también han establecido un proceso centralizado para comprobar los listados y garantizar que se mide la vulnerabilidad con independencia de la filiación religiosa, de acuerdo con un listado de criterios: personas con discapacidades, desplazadas, ancianos, hogares monoparentales, etc.

La creciente fragmentación del panorama religioso y étnico en Siria a veces puede hacer que para las ONG confesionales resulte duro trabajar con otros colectivos religiosos. Por otro lado, las pruebas de que los colectivos religiosos de cualquier creencia puedan estar trabajando para mediar en los acuerdos de alto el fuego son anecdóticas, así como los pactos de cooperación o incluso los acuerdos de paz, aunque esto en sí podría hacer que se convirtieran en objetivos. En los lugares en que se produce dicha cooperación, las organizaciones confesionales están bien situadas para ofrecer asistencia a los desplazados de cualquier confesión religiosa. El delicado balance de las necesidades y las percepciones en un entorno tan tenso, complejo y peligroso a menudo no sólo depende de la ética de la organización sino también de la calidad y la actitud del personal y los líderes de estos socios locales.

Los basados en la fe frente a los basados en derechos humanos

Además de servirnos de enseñanza social católica, nuestras respuestas tienen que estar bien fundadas por estudios científicos y por una práctica adecuada. Nuestra experiencia demuestra que la promoción del diálogo entre los enfoques laicos y los confesionales puede servir para destacar las grandes similitudes de sus objetivos y enfoques así como sus posibilidades de complementarse más que las diferencias que suelen emborronar el discurso. El humanitarismo actual no siempre se encuentra cómodo junto a algunas de las enseñanzas y prácticas de las principales religiones, y a veces parece que se produce un choque entre los enfoques basados en la fe y los basados en los derechos.

Las organizaciones confesionales deberían poner en práctica con mayor determinación la ética, la enseñanza social y la posición doctrinal de sus respectivas fes en la aplicación de los estándares humanitarios, técnicos y de rendición de cuentas. De hecho, estos debates no deberían impedir que las organizaciones basadas en la fe aportaran programas humanitarios efectivos y seguros. Conciliar la interpretación de las escrituras, las posturas doctrinales y las realidades cotidianas de la vida no es un camino sencillo, como demuestran las dificultades a las que se han enfrentado las autoridades religiosas de diversas confesiones al lidiar con cuestiones como la planificación familiar; la prevención del VIH y del SIDA; y los respectivos roles y estatus de los hombres y las mujeres. Sin embargo, del mismo modo que los líderes religiosos pueden parecer obstructores e inflexibles en su aproximación a las organizaciones externas, los donantes occidentales pueden parecer igual de intolerantes hacia los líderes religiosos del Sur en cuanto a que el cumplimiento de sus principios y enfoques sea una condición para recibir la ayuda. Los efectos colaterales derivados de estas cuestiones han reverberado a lo largo y ancho de la red de Caritas y de nuestras iglesias asociadas locales, y han influido en el modo en que trabajamos con los desplazados en todos los contextos.

 

Lenguaje profesionalizado

Las diferencias entre las ONG laicas y las confesionales pueden destacar más a simple vista porque a medida que el sector de la protección humanitaria se ha ido profesionalizando también se ha tendido al empleo de un lenguaje más técnico y normalizado. Aunque esa terminología está actualmente muy extendida en el sector humanitario, a las organizaciones confesionales puede parecerles extraña y muy diferente del enfoque basado en la fe. Como consecuencia de no poder utilizar este lenguaje las organizaciones confesionales locales tienen dificultades para representar sus esfuerzos en las reuniones de coordinación, por ejemplo, y pueden ser excluidas de las actividades de respuesta o minusvaloradas en ellas.

Aunque el lenguaje de las organizaciones confesionales y el de las laicas sobre cuestiones de derechos humanos y de desplazamiento puedan diferir, en esencia todas las organizaciones suelen lidiar con retos similares y sus objetivos están relacionados. El hecho de que algunas redes católicas puedan basar su trabajo en la enseñanza social católica por encima de conceptos más técnicos propios de las agencias laicas puede incluso ser más apropiado en determinados contextos en los que un discurso sobre los derechos humanos podría obtener una respuesta negativa.

La defensa de la causa

Es probable que los enfoques que tengan en cuenta la perspectiva de la religión local y se adapten a ella tengan un efecto más profundo y amplio ya que los socios podrían tratar las cuestiones de un modo que las comunidades locales pudieran entender con facilidad y que tuvieran resonancia dentro de ellas. A través de sus redes, la Agencia Católica para el Desarrollo de Ultramar puede invitar a los sacerdotes locales, obispos y miembros de las comunidades a las que sirven (incluidas las de refugiados y desplazados internos cuando corresponda) para que hablen en los foros internacionales y para defender un cambio político. Como ejemplo tenemos el del arzobispo de Bangui y presidente de Caritas República Centroafricana Dieudonné Nzapalainga, quien ha trabajado de cerca con otros líderes religiosos como el imán Omar Kabine Layama como parte de la Plataforma Interreligiosa establecida allí. Han hecho un fuerte llamamiento para que el conflicto en la República Centroafricana se enmarque dentro de los factores políticos, sociales y económicos que subyacen a las tensiones más que a las diferencias religiosas. Dado el poder y la influencia potencial de los líderes religiosos, tanto las organizaciones confesionales como las laicas necesitan apoyarles para asegurarse de que sus enfoques disponen de base empírica y no implican ningún tipo de estigmatización.

El acceso a los individuos y a las comunidades

Las ONG confesionales se enorgullecen de acceder a individuos y comunidades fuera del alcance de la mayoría de las demás ONG a través de las redes de trabajadores y voluntarios de su iglesia en las estructuras diocesanas y parroquiales. Además, la presencia prolongada de la Iglesia, su aceptación por parte de las comunidades y su conocimiento del contexto les permite cubrir un área geográfica más amplia y acceder a una muestra representativa de la sociedad.

Las organizaciones confesionales también podrían estar mejor posicionadas para actuar como interlocutoras con los gobiernos que se muestran indiferentes o con los actores no estatales. Por ejemplo, la CAFOD ha trabajado a través de la Iglesia en Sudán, República Democrática del Congo y Eritrea para llegar hasta una muestra representativa de comunidades religiosas que no recibían ayuda de las ONG laicas. En Colombia solo la Iglesia podía acceder a ciertas zonas en las que el conflicto y la falta de presencia estatal dificultaban el acceso de las agencias humanitarias. Por poner un ejemplo, la Iglesia socia local de CAFOD, FUNVIPAS, trabaja con el bastión tradicional de las FARC[ii] y es una de las pocas estructuras organizadas que trabaja en la región. Este acceso les permitió realizar formación en Derecho internacional humanitario y en leyes de los derechos humanos, y ofrecer apoyo psicosocial a las víctimas del conflicto.

Respuesta sostenible y a largo plazo

Cuando el desplazamiento se convierte en algo crónico y empieza a agotarse la financiación y el interés de los medios de comunicación, las organizaciones confesionales pueden tener la ventaja de una presencia sostenible aunque esto pueda no apreciarse adecuadamente por el enfoque más amplio de las instituciones religiosas en su trabajo pastoral y social en las comunidades a las que sirven. Esto también podría saturar la capacidad de una organización confesional y dejarla injustamente con la lacra de estar debilitando la eficiencia y la efectividad de su respuesta humanitaria (es decir, de no actuar como una organización “humanitaria profesional”). Por último, el empleo de un enfoque más amplio por una organización confesional y su conocimiento más profundo de las comunidades podría reforzar mucho más las respuestas humanitarias, siempre que exista un entendimiento y un compromiso en común con los principios humanitarios y su coordinación.

CAFOD ha iniciado un programa para reforzar las respuestas humanitarias de sus socios: diseñar sus planes de emergencia y sus sistemas de respuesta, y reforzar sus conocimientos técnicos, y sus competencias de gestión de programas y de liderazgo. Con este apoyo, CAFOD espera que sus socios puedan integrarse de manera más efectiva en el rápidamente cambiante mundo de la respuesta humanitaria y que puedan ofrecer unas respuestas al desplazamiento más efectivas y consistentes.

 

Robert Cruickshank rcruickshank@cafod.org.uk es coordinador regional de emergencias y Cat Cowley ccowley@cafod.org.uk es oficial de respuesta de emergencia, ambos en la Agencia Católica para el Desarrollo de Ultramar (CAFOD), Reino U



[i] CAFOD es la agencia oficial de ayuda de la Iglesia Católica de Inglaterra y Gales, y forma parte de Caritas Internationalis.

[ii] FARC: Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia

 

 

 

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